Elecciones en Ecuador y Colombia
- Análisis
Pese a que se producen en escenarios y circunstancias distintas, las elecciones llevadas a cabo este 31 de mayo en Colombia y Ecuador guardan algunas similitudes. En los dos casos, es evidente el desencanto de la población por un sistema de democracia formal que cumple con el ritual de convocar a elecciones periódicas, pero que se muestra incapaz de resolver los grandes y graves problemas de creciente pobreza y desempleo, inseguridad, corrupción y desigualdades sociales que se ahondan cada vez más.
El gobierno de Ernesto Samper como el de Fabián Alarcón terminan con bajísimos niveles de aceptación ciudadana, lo que se vio reflejado en el rechazo a las expresiones políticas oficiales. En Colombia, dos de cada tres ciudadanos votaron por la oposición en tanto que en Ecuador, las listas del oficialista Frente Radical Alfarista obtuvieron bajos porcentajes. Tanto en Ecuador como en Colombia, lo que predomina es la presencia de poderosas maquinarias electorales que hacen gala de un gran derroche de recursos, que es inversamente proporcional con las propuestas que exhiben los candidatos. En Ecuador, en menos de dos meses de campaña, se calcula que se gastaron 25 millones de dólares en tanto que en Colombia se superó esa cifra.
Para los grupos económicos y financieros que controlan la economía, las elecciones son concebidas como una inversión más: hoy reparten dinero a los candidatos más opcionados, mañana será la hora de recuperar con creces lo gastado. Por los demás, en los dos países, es notorio que la mujer gana terreno en la política, sin embargo, a la candidata presidencial colombiana Noemí Sanín, al ocupar el tercer puesto, le fue mejor que a las candidatas ecuatorianas Rosalía Arteaga y María Eugenia Lima que juntas no llegaron al 8% de la votación.
A continuación, una síntesis de los dos procesos electorales. Ecuador: Un multimillonario Vs. un tecnócrata En Ecuador, los electores se inclinaron por el demócratacristiano Jamil Mahuad, y el magnate Alvaro Noboa, quienes, según proyecciones de datos reales, obtuvieron el 34.93% y 26.60% de los votos válidos, respectivamente.
Los dos finalistas disputarán la Presidencia en una segunda ronda que se llevará a cabo el próximo 12 de julio. Mahuad y Noboa concentraron el 61.53 por ciento de los votantes, dejando atrás al ex-presidente socialdemócrata Rodrigo Borja (16.08%); al conductor de televisión Freddy Ehlers (14.70%) que fue apoyado por grupos ciudadanos y movimientos sociales, a la ex-vicepresidenta Rosalía Arteaga y a la izquierdista María Eugenia Lima, que alcanzaron porcentajes menores al 6%. Las elecciones se desarrollaron en medio de la indiferencia de los ciudadanos hacia la política y los políticos. Estos últimos, para tratar de despertar algún entusiasmo en la población incluyeron en sus listas de candidatos a conocidos animadores de televisión, periodistas, deportistas y empresarios.
En lo que respecta al Congreso y gobiernos seccionales aún no se conocen los resultados definitivos, pero es indudable que seguirán siendo controlados por la Democracia Popular (de Jamil Mahuad), el Partido Social Cristiano (PSC), el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) liderado desde su exilio en Panamá por el ex-presidente Abdala Bucaram, aunque se prevé una recuperación de Izquierda Democrática que dirige el ex- presidente Rodrigo Borja. Mahuad es un tecnócrata de centro-derecha que desde 1992 ejerce la Alcaldía de Quito.
Ha proyectado una imagen de buen administrador y constructor de obras. Apoyado por el gobierno central, ha construido el "trolebús", un sistema de transporte municipal que moviliza diariamente a 300.000 mil personas. Graduado en Harvard, se presenta como hombre de confianza de los organismos financieros internacionales como el BID y el Banco Mundial.
En su campaña ha puesto énfasis en la necesidad de la gobernabilidad, la educación, la salud y la reconstrucción de las carreteras de la Costa destruidas por el fenómeno El Niño. El triunfo de Mahuad, cuya carrera a la Presidencia data de 20 años, no llamó tanto la atención como el del empresario Alvaro Noboa Pontón, quien en 44 días de campaña, logró entrar a la segunda vuelta sin "más méritos que haber heredado una fortuna que no ha trabajado", según palabras el ex-presidente Borja. Dueño de más de un centenar de empresas, Noboa es apoyado por el PRE y otros partidos minúsculos. Sobre su rápido ascenso político, se han tejido varias interpretaciones. La primera es la del poder del dinero.
En su campaña, Noboa se gastó alrededor de 15 millones de dólares. Se jactó de ser el hombre más rico del Ecuador, pero se presentó como el benefactor de los pobres. Y en esta condición repartió víveres, ropa, electrodomésticos y medicinas, montó una impresionante caravana de 10 vehículos para atender consultas médicas y entregó cupos para planes de vivienda a los grupos sociales más necesitados. Sus prácticas paternalistas, al parecer, encontraron terreno fértil en regiones olvidadas en donde está ausente el Estado y la población se debate entre la pobreza, el desempleo y la desesperanza.
Un segundo elemento es que Noboa apeló al regionalismo. En un país histórica y políticamente divido entre Costa y Sierra, Noboa se presentó como el "único candidato de la Costa", región que congrega más de la mitad de la población, en circunstancias en que los otros cinco candidatos eran de la Sierra.
Noboa, de esta manera, obtuvo un respaldo del 45% del electorado de la Costa, mientras en la Sierra se ubicó en un cuarto lugar (13.85%), atrás de Mahuad, Borja y Ehlers. Sin embargo, cabe anotar que Mahuad, alcanzó un gran respaldo en la Costa (35,28%), quizá favorecido por el implícito del Partido Social Cristiano, que pese a tener su principal base social en la Costa, no presentó candidato presidencial. Un tercer factor apunta a la ineptitud del gobierno de Alarcón para atender la tragedia de El Niño, a la corrupción y al fracaso de su gestión económica, que han contribuido a crear condiciones para que renazca el fenómeno populista y cobren fuerza las fórmulas paternalistas, milagrosas y salvadoras de los multimillonarios.
El punto más conflictivo del panorama político es que la figura del ex-presidente Abdalá Bucaram nuevamente está en primer plano, a menos de un año y medio de que fuera echado del poder por la más "grande movilización ciudadana de todos los tiempos".
Es indudable que entre Mahuad y Noboa existen diferencias de estilo político. No obstante, en el plano de las políticas económicas, los dos se enmarcan en el discurso neoliberal en boga y han hablado de atraer la inversión extranjera, privatizar, descentralizar, estabilizar, concesionar carreteras y servicios. El electorado deberá escoger, como en 1996, entre una tendencia populista y una tendencia de derecha. Por Mahuad se han pronunciado el líder socialcristiano Jaime Nebot y el ex- presidente Rodrigo Borja y el periodista Freddy Ehlers.
Los dos finalistas afinan sus estrategias políticas. La segunda ronda promete ser muy dura, por lo que los electores nuevamente serán bombardeados por una arrolladora campaña publicitaria. Para ello, Noboa cuenta con la ventaja de una chequera ilimitada, mientras Mahuad tendrá que recurrir a sus ricos cotizantes, como ya lo hizo en la primera ronda. Colombia: Pierde terreno el bipartidismo Pese a que las encuestas no le favorecían, el candidato del Partido Liberal en el poder, Horacio Serpa, logró un apretada victoria (de apenas 26.000 votos) sobre el conservador Andrés Pastrana de la Gran Alianza por el Cambio. Serpa, que obtuvo el 34,61 del total de los sufragios y Pastrana que alcanzó el 34,32%, disputarán la Presidencia de la República el 21 de junio.
l resultado obtenido por Serpa es significtativo pues a lo largo de la campaña cargó con el pesado fardo de estar ligado a un gobierno enormemente desgastado e impopular como el de Ernesto Samper. Su triunfo demuestra que la maquinaria liberal todavía es fuerte y bien aceitada, aunque no deben subestimarse sus cualidades verbales y sus dotes histriónicas. En la filas de Andrés Pastara, existe pesimismo pues los datos reales demostraron que estaba muy lejos de alcanzar el triunfo arrollador que anunciaban las encuestas.
Para Pastrana, la disputa de la Presidencia no es pan comido y tendrá que pelear con su contendor palmo a palmo el electorado independiente. La alta votación obtenida por la ex-canciller Noemí Sanín del movimiento Opción Vida (27%) expresa el desencanto y la protesta hacia los partidos tradicionales, pues, aunque la candidata es de extracción conservadora su discurso de campaña tuvo un eje anti-partidista. Respaldada por el controvertido ex-alcalde de Bogotá Antanas Mokus,
Sanín no solo ganó ampliamente en esta ciudad sino que tuvo un buen desempeño en Medellín, Cali, Buacaramanga, Armenia y Villavicencio. Noemí Sanín representa una tendencia de voto de opinión que ya se expresó en las pasadas elecciones parlamentarias de marzo, que es el reflejo del acelerado proceso de urbanización, en el que predomina la población joven y la mujer gana nuevos espacios políticos en una sociedad típicamente machista. Uno de los grandes derrotados del proceso fue el general (r) Harold Bedoya, quien obtuvo menos del 2% de la votación. Su prédica ultraderechista que privilegia las salidas de fuerza para el conflicto armado definitivamente no caló entre los colombianos.
Las elecciones se produjeron en un contexto de recrudecimiento del conflicto armado, de polarización e incremento de la guerra sucia. Pese a que los candidatos más votados hablaron de abrir el diálogo con las guerrillas e incluso con los paramilitares, se pudo percibir la ausencia de proyectos políticos serios para enfrentar el problema de fondo de Colombia que, a criterio de analista político Jaime Zuluaga, es la existencia de múltiples violencias, "el desgarramiento del tejido social y la necesidad, en consecuencia, de reorientar tanto las propuestas de desarrollo económico y social, como de reformas en lo político" (Utopías, No 54).
El resultado de estas elecciones puede ser un gobierno más legítimo que el de Samper, lo cual tendría repercusiones positivas para eventuales negociaciones de paz, pero mientras los líderes no tengan un proyecto de nación "va a ser muy difícil encontrar una solución al conflicto armado, y una alternativa clara frente a los problemas centrales de la sociedad colombiana", señala por su parte Alejo Vargas, vicerrector de la Universidad Nacional de Colombia.
- Publicado en el Servicio Informativo Nº 274, ALAI, 10-06-1998, Quito.
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