Campaña ciudadana contra el NAFTA
08/07/2001
- Opinión
Campaña Ciudadana contra la imposición del "NAFTA en las Américas"
Durante la última década, empresas transnacionales han utilizado los acuerdos
comerciales internacionales para aumentar sus márgenes de ganancia a costa del
interés público. La implementación del Tratado de Libre Comercio de América
Norte (NAFTA) en 1994 y el establecimiento de la Organización Mundial de
Comercio (OMC) en 1995, como resultado de la Ronda Uruguay del GATT, fueron
presentados como una forma de generar prosperidad mundial. Sin embargo, los
resultados han demostrado que este modelo comercial, conducido por el sector
empresarial, ha provocado un deterioro de los derechos laborales y las normas
ambientales, un debilitamiento de la salud, y de la seguridad pública; una
creciente explotación del ambiente y de los recursos naturales; una pérdida de
seguridad alimentaria, caída de los salarios, reducción del empleo
sindicalizado, flexibilidad laboral y una creciente pobreza y desigualdad
económica. A ello se ha sumado una proliferación de crisis financieras - como
la del peso mexicano -; una tendencia a la privatización y, como consecuencia,
falta de acceso, por razones financieras, de muchos ciudadanos a servicios
sociales esenciales, como la atención médica, la educación, el agua potable; y
una pérdida de espacios democráticos y de responsabilidad en la toma de
decisiones.
Ahora, a través del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), 34 jefes de
estado y ministros de comercio de todas las naciones del Hemisferio (excepto
Cuba), están considerando expandir este modelo fracasado, de creciente
privatización y desregulación, hasta cubrir todo el Hemisferio. La propuesta
actual del ALCA contiene los aspectos más problemáticos del NAFTA, la OMC, y el
fracasado Acuerdo Multilateral de Inversión (AMI), lo que reducirá la
posibilidad de los Estados para implementar una política de interés público, y
aumentará el control empresarial sobre los procesos supuestamente democráticos -
a costa de los ciudadanos de las Américas y el Caribe. La propuesta pretende:
Establecer reglas de libre inversión, que darían a las empresas el derecho para
demandar a los gobiernos por pérdida de ganancias empresariales generadas como
resultado de decisiones democráticas en favor de la población. Estas demandas
pueden resultar en multas de millones de dólares que tendrán que pagar los
ciudadanos a dichas empresas a través de sus impuestos.
Limitar a los países el derecho a proteger su economía del flujo de inversiones
de capitales especulativos para evitar crisis financieras.
Establecer un proceso de resolución de conflictos conducido por tribunales
secretos de comercio internacional, por encima de las jurisdicciones nacionales,
permitiendo que gobiernos y empresas extranjeras queden fuera de las cortes y el
sistema legal nacional.
Otorgar a las empresas multinacionales nuevos derechos y herramientas para
ignorar las normas gubernamentales de salud, seguridad alimentaria, seguridad
pública, y de protección laboral y ambiental y desafiar las leyes que impiden a
las empresas contaminar a las comunidades en las que operan.
Imponer en las negociaciones la desregulación y privatización del sector de
servicios, lo que puede presionar a los gobiernos a desregular servicios
públicos esenciales para el bienestar de la población.
Las negociaciones del ALCA se han llevado a cabo secretamente. Con excepción de
los grupos empresariales y algunos grupos laborales y ambientales seleccionados
por el gobierno estadounidense, que han actuado en reuniones extraoficiales
sirviendo como juntas consultivas empresariales para el Comité de Negociaciones
Comerciales, pocas personas fuera de los grupos de negociación han visto el
texto borrador y los documentos relacionados con las negociaciones. Hasta
ahora, solamente un gobierno de los 34 ha publicado el texto que contiene sus
propias recomendaciones a ser incluidas en el acuerdo final. Aun a los
parlamentarios se les ha negado el acceso a la información crítica.
A pesar de la falta de transparencia y de procedimientos democráticos en las
negociaciones, los gobiernos continúan el proceso de negociaciones para firmar
el ALCA antes de finalizar el 2005, y están considerando autorizar que algunos
capítulos del acuerdo entren en vigor mucho antes de esa fecha - causando fuerte
rechazo en toda la región, pues esto obliga a los parlamentarios a cambiar leyes
y regulaciones nacionales originalmente implementadas en favor del interés
público para hacerlas funcionales a las prioridades comerciales de las empresas
-. Mientras la sociedad civil ha intentado expresar sus opiniones y
preocupaciones ante los equipos de negociación de diversos gobiernos, todavía no
hay pruebas que estas preocupaciones han sido escuchadas o incorporadas en las
negociaciones.
Los grupos abajo firmantes se han comprometido a monitorear estrictamente la
participación de sus gobiernos en este proceso, para asegurar que no continúen
las negociaciones del ALCA basadas en los modelos del NAFTA, del AMI y de la
OMC. Algunos indicadores específicos del sistema comercial inaceptable,
definido por las empresas sobre que vigilaremos, son los siguientes:
Ningún Nuevo Instrumento que Fortalezca el Poder de las Empresas: Nos oponemos a
todo lenguaje que contenga el estilo del Capítulo 11 sobre Inversión del NAFTA,
que permite iniciar casos judiciales contra los gobiernos por parte de empresas.
Este mecanismo del NAFTA permite que las empresas demanden los gobiernos en
tribunales comerciales, antidemocráticos y cerrados, por disminuir sus
expectativas de ganancias futuras, de acuerdo a las regulaciones nacionales.
Bajo las reglas del NAFTA, este mecanismo ya se ha utilizado para atacar
políticas nacionales importantes para la protección del medio ambiente, de la
salud, y de la seguridad de la población. De hecho, cada vez que las empresas
han recurrido a los tribunales utilizando este capítulo del NAFTA, estos han
resuelto en favor de las empresas y en contra del interés público. Como
resultado de los dictámenes de estos tribunales comerciales, los países han
tenido que pagar multas a las empresas utilizando dinero de los ciudadanos; y si
los gobiernos deciden mantener en vigencia esas leyes de interés público,
tendrán que seguir pagando a las empresas.
Proteger los Derechos y las Necesidades Sociales Básicas en las Américas: Nos
oponemos a que los derechos sociales y las necesidades básicas se subordinen a
las reglas definidas por el interés empresarial y presentes en las propuestas
actuales del ALCA. Promoviendo, respetando y realizando los derechos laborales
fundamentales y otros derechos humanos de cualquier modo relevante, incluyendo
la acción en las instituciones internacionales apropiadas. Temas críticos para
el bienestar humano y planetario, tales como los servicios sociales básicos, el
agua, la salud, la alimentación y la seguridad, no pueden subordinarse a los
acuerdos comerciales. El enfoque lucrativo comercial en estos temas, ya ha
generado una tendencia en favor de los organismos transgénicos, en contra de los
bosques antiguos, y ha aumentado el agresivo mercado del tabaco.
Los Servicios Necesarios para la Sobrevivencia: Los servicios necesarios para la
sobrevivencia, como la salud, la educación, la energía, y otros servicios
básicos no deben ser sujetos a las reglas comerciales. Las leyes nacionales
para la salud y seguridad del consumidor, el medio ambiente, el trabajo, y las
leyes que regulan el sector de los servicios, y que no diferencian proveedores
nacionales de extranjeros, tienen que quedar fuera de los acuerdos comerciales.
En las Américas y el Caribe, los programas de ajuste estructural que implicaron
privatización y desregulación de los servicios públicos esenciales, exigidos por
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ya han producido una grave
disminución del acceso de la población a la atención médica, a las escuelas, y
al agua potable. Las propuestas actuales del ALCA consolidarían este peligro
para siempre, impidiendo a los gobiernos revertir la privatización de los
servicios en el futuro, aunque se comprueben sus efectos negativos.
No al proteccionismo de las patentes. Las semillas y la medicina son
necesidades humanas y no mercaderías: No hay ningún fundamento para incluir la
protección de la propiedad intelectual en un acuerdo comercial y las políticas
de propiedad intelectual deben permitir a los gobiernos limitar la protección de
las patentes para defender la salud pública, especialmente las patentes sobre
formas de vida y medicamentos esenciales. El patentamiento de las formas de
vida, incluyendo los microorganismos, debe ser prohibido en todos los regímenes
nacionales e internacionales. Las actuales reglas de propiedad intelectual como
el acuerdo TRIPs de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y las reglas
incluidas en el Capítulo 17 del NAFTA, sobre Propiedad Intelectual, impiden el
acceso de la población a los medicamentos esenciales y a otros bienes, conducen
a la apropiación privada de formas de vida y del conocimiento tradicional;
afectan la biodiversidad, e impiden que los países más pobres aumenten sus
niveles de bienestar económico y social. No hay ninguna base de incluir tales
demandas de la propiedad intelectual en un acuerdo comercial.
La alimentación es un derecho humano y no una mercancía: Los regímenes
comerciales no deben amenazar el derecho de los países a establecer o mantener
políticas para salvaguardar a los pequeños productores agrícolas, las economías
rurales y la seguridad alimentaria.
El Control Sobre los Recursos Naturales: Los ciudadanos y los gobiernos - y no
las empresas transnacionales - deben tener el derecho a tomar decisiones sobre
el uso y la protección de sus recursos naturales. Las políticas sobre el uso de
los recursos naturales deben mantener un equilibrio entre los beneficios
sociales de su preservación, de la creación de empleos y del desarrollo
económico. Por lo tanto, son inaceptables aquellas reglas comerciales
internacionales como las del NAFTA, que permiten a las empresas transnacionales
sobrepasar el control o regulación de los países sobre sus tierras, reservas de
petróleo y gas, bosques, ríos y otros recursos naturales.
Parar los Daños Actuales: Tanto el NAFTA como la OMC contienen reglas que
subordinan las regulaciones y protecciones nacionales ambientales, agrícolas, de
la salud, y el empleo. Estas reglas son contrarias al interés público, y no
deben incluirse en los futuros acuerdos comerciales internacionales. Además, en
estos acuerdos comerciales, no se puede subordinar o amenazar la implementación
de los Acuerdos Multilaterales Ambientales, de Salud, de Desarrollo, de Derechos
Humanos, de Derechos Indígenas, de Seguridad Alimentaria; ni aquellos sobre los
Derechos de las Mujeres, de los Trabajadores y de Protección de los Animales.
Proteger a las Mujeres, las Minorías y los Pueblos Indígenas: En un acuerdo
internacional justo no deberían existir medidas que no permiten un trato
especial y diferencial a las mujeres, las minorías, y los pueblos indígenas.
Consideramos perjudicial y ofensivo amenazar el derecho soberano de los estados
para determinar sus propias prioridades sociales como, por ejemplo, la oferta de
condiciones de crédito preferencial a los sectores más postergados de sus
poblaciones. Tales medidas están en franca contradicción con los tratados
internacionales de Derechos Humanos, y las convenciones de la OIT, y en
particular la 169.
Promover el Desarrollo y Controlar el Poder Empresarial: Los acuerdos de
comercio internacional no deben limitar la capacidad de los gobiernos para
lograr que la inversión extranjera beneficie a los ciudadanos. El ALCA no debe
impedir que los gobiernos utilicen instrumentos de políticas para promover el
desarrollo equitativo y sustentable, tales como limitar los capitales
extranjeros en ciertos sectores, condicionar la inversión a la transferencia de
tecnología y la reinversión de las ganancias, o limitar la compra de tierras
agrícolas o bienes raíces.
Defendernos de la Especulación: Para prevenir la proliferación de crisis
financieras, los países tienen que mantener su autoridad para tomar medidas
contra las inversiones especulativas. Las reglas de inversión del NAFTA,
presentes en la propuesta para el ALCA, constituyen precisamente el camino
errado, ya que prohíben a los gobiernos establecer estas medidas elementales de
protección.
Cómo una organización puede agregarse a la declaración:
1) Esta declaración es solamente para organizaciones. Los individuos no se
pueden agregar.
2) Para agregar su organización, envíe un correo electrónico a
alesha@citizen.org con "declaración de ALCA" como asunto. En el correo
electrónico incluya el nombre de la organización y país (datos para contactarlos
como dirección, número de teléfono y fax). Los que quieran pueden mencionar el
número de personas que representa la organización.
Este documento ha sido firmado por 187 organizaciones de 15 países hasta el 9 de
Julio del 2001.
https://www.alainet.org/de/node/105519?language=es
Clasificado en
Libre Comercio
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