Meca de experimentos con transgénicos
15/09/2004
- Opinión
El Departamento de Agricultura Federal (USDA) lo confirma,
mientras que el Departamento de Agricultura de Puerto Rico lo
niega: Puerto Rico es uno de los sitios predilectos de la
industria de biotecnología para realizar sus experimentos con
cultivos transgénicos (alterados mediante ingeniería genética).
Según datos del propio USDA, en la isla se realizaron 2,957
experimentos entre 1987 y 2002. Esta cifra la superan solamente
los estados de Iowa (3,831), Illinois (4,104) y Hawaii (4,566).
Consideren la enorme diferencia de tamaño: Illinois e Iowa
tienen cada uno sobre 50 mil millas cuadradas mientras que
Puerto Rico tiene menos de 4 mil. Evidentemente Puerto Rico
tiene más experimentos con cultivos transgénicos por milla
cuadrada que cualquier estado de Estados Unidos, con la posible
excepción de Hawaii. Puerto Rico supera a California, que lleva
1,709 experimentos, aunque es 40 veces mayor que Puerto Rico y
tiene una producción agrícola vastísimamente mayor.
Según la documentación obtenida del USDA, la mayoría de estos
experimentos están dirigidos a perfeccionar los dos rasgos
transgénicos más comunes, que son la resistencia a herbicidas
(como el muy popular Roundup de la empresa Monsanto) y a
insectos (como el maíz insecticida Bt). Pero también incluyen
cultivos biofarmacéuticos- plantas que producen fármacos y
químicos industriales en sus tejidos- y las controversiales
plantas "terminator", que rinden semilla estéril.
Los experimentos en cuestión no se llevan a cabo en invernaderos
sellados o en tanques de fermentación. "Estos son experimentos
al aire libre y sin control", afirmó Bill Freese, del grupo
ambientalista Amigos de la Tierra, comentando sobre la situación
en Puerto Rico. "Estos rasgos transgénicos experimentales están
casi sin duda contaminando los cultivos convencionales al igual
que ya lo están haciendo los rasgos transgénicos ya
comercializados. Y los cultivos transgénicos experimentales ni
siquiera son sujetos al proceso superficial de sello de goma por
el cual pasan los que son comerciales. Por eso es que pienso que
la alta concentración de pruebas experimentales con cultivos
genéticamente alterados en Puerto Rico es definitivamente causa
de preocupación."
(Aparte de los cultivos transgénicos experimentales, una buena
parte de la semilla sembrada comercialmente en Estados Unidos,
transgénica o no, viene de Puerto Rico. Estos semilleros
comerciales, ubicados mayormente en el sur de la isla, son
principalmente de algodón, maíz, soya, girasol y arroz.)
¿Por qué Puerto Rico? Varias respuestas a esta pregunta se
ofrecieron en un simposio sobre biotecnología realizado en San
Germán en 2002, organizado por el Servicio de Extensión
Agrícola. En primer lugar, dijeron varios presentadores que el
amistoso clima tropical de la isla permite hasta cuatro cosechas
al año, lo cual la hace ideal para agrónomos y corporaciones de
biotecnología como Dow, Syngenta, Pioneer y Monsanto. Estas
cuatro empresas se unieron en 1996 para formar la Asociación de
Investigación de Semillas de Puerto Rico (AISPR).
Uno de los presentadores dio una razón mucho más interesante:
dijo que Puerto Rico tiene "buen clima político". ¿Fue eso un
endoso al sistema colonial? Supongo que quiso decir que aquí no
hay protestones organizando campañas contra los transgénicos,
que aquí no hay ni la más mínima crítica. La población general
aquí es felizmente ignorante de estos asuntos, y eso
definitivamente abona al "buen clima político".
El Departamento de Agricultura no sabe
Francisco Aponte, subsecretario de agricultura de Puerto Rico,
confirmó a CLARIDAD que en nuestro país hay semilleros
transgénicos comerciales pero negó que aquí se realizara
experimentación alguna con tales cultivos.
Pero sin embargo, nuestros datos provienen del USDA mismo. Craig
Roseland, oficial a cargo de biotecnología del Servicio de
Inspección de Plantas y Animales (APHIS) del USDA, contestó
personalmente nuestro pedido de información. Nos informó que
entre enero y julio del corriente año el Departamento aprobó 59
pruebas a campo abierto en Puerto Rico. La información puede ser
verificada en la siguiente página web:
http://www.aphis.usda.gov/brs/index.html Según Roseland, parte
de la información sobre estos experimentos es confidencial
("confidential business information").
El señor Roseland ciertamente fue más cooperador que las
oficinas locales del Departamento. La llamada telefónica que le
hicimos a sus oficinas locales hace dos años nos dejó
preguntándonos si los empleados del Departamento son simplemente
ineptos o si estaban intencionalmente tratando de estorbar
nuestra labor investigativa. La señora que nos atendió no
parecía saber ni siquiera qué era un transgénico y parecía no
saber quién estaba a cargo de las funciones del USDA en Puerto
Rico. Tras un exasperante e infructuoso intercambio, nos dio un
número telefónico en Wáshington DC, que resultó ser el del
Servicio de Inspección de Carnes y Aves.
En esa ocasión también llamamos a la Junta de Calidad Ambiental
y la oficina local de la Agencia Federal de Protección Ambiental
(EPA), quienes no proveyeron ninguna información útil.
El PIP toma acción
La única institución en Puerto Rico que ha asumido una postura
crítica es el Partido Independentista, que radicó una resolución
en la Cámara y un proyecto de ley en el Senado en cuanto a este
tema. Este último espera la firma de la gobernadora. El año
pasado el representante Víctor García San Inocencio presentó la
Resolución de la Cámara #7308, la cual solicita una
investigación sobre el alcance, riesgos, ventajas y
consecuencias ecológicas y económicas y sociales de los
experimentos agrícolas transgénicos en Puerto Rico, los mismos
que el Departamento de Agricultura niega que estén tomando
lugar.
"La Legislatura de Puerto Rico debe propiciar una discusión
amplia sobre las implicaciones de este tipo de experimentación
en los seres humanos que consumen productos manipulados
genéticamente y en el medio ambiente", sostuvo el legislador,
quien además dijo que las agencias del gobierno de Puerto Rico
promueven el establecimiento de empresas de biotecnología
agrícola sin analizar de manera adecuada los impactos sobre la
salud y la ecología. La resolución fue al olvido. Pero García
San Inocencio dijo a CLARIDAD que no murió sino que la mataron
los grandes intereses corporativos.
El proyecto de ley del Senado #621, radicado por Fernando Martín
en 2001 y ya debidamente aprobado por la Legislatura, espera la
aprobación de la gobernadora, reclama el etiquetado de productos
que se vendan en Puerto Rico que sean transgénicos o tengan
contenido transgénico. Esta legislación es esencialmente
idéntica a la vigente en la Unión Europea, donde el etiquetado
de transgénicos es ley.
Jorge Fernández Porto, asesor ambiental los legisladores del
PIP, recibió dos llamadas de bufetes en Nueva York interesados
en saber del proyecto. Preguntaron insistentemente los abogados
de qué se trataba la resolución y cuál era su alcance. En la
segunda llamada admitieron que uno de sus clientes era Pepsico,
empresa dueña de las marcas KFC, Taco Bell y Pepsi.
Quizás estos intereses están preocupados de que vaya a cambiar
el "buen clima político".
(Publicado en el semanario puertorriqueño Claridad, 16 de
septiembre 2004)
https://www.alainet.org/de/node/110607
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