Una Guerra Intima

26/10/2004
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The Carlyle Group Naomi Klein ha sacado un artículo en the Nation de Nueva York advirtiendo el claro conflicto de intereses que tiene James Baker en su calidad de miembro del directorio del Carlyle Group, casa de inversión, y su función como intermediario de la Casa Blanca con el gobierno de Kuwait para un esquema de reducción de deuda de Irak. Al mismo tiempo ha salido en el New York Times la noticia que hay 208 muertos civiles semanales en Irak lo que en 18 meses desde la invasión suma al menos 15,000 civiles muertos hasta ahora. El Carlyle Group es una casa de inversión que tiene presencia en diversos sectores de la actividad económica como inversionista activo, miembro de los directorios y equipo gerencial de algunas empresas. El tipo de empresas varia desde periódicos como El Fígaro de Paris, que lograron ingresar por la puerta falsa con 4% de las acciones hasta la industria de defensa. En la industria de Defensa tienen inversiones importantes en United Defense, empresa que hace tanques y vehículos blindados todo terreno (que se usan en las guerras del desierto); Bofors, una empresa sueca que hace municiones inteligentes, desde mísiles hasta sistemas de navegación para mísiles, como los Patriot usados contra Irak, ambas veces; Genoyer, empresas francesa que hace equipos industriales para empresas de petróleo y gas, (para la reconstrucción de Irak), La Farge Materis, materiales de construcción especiales; Vinell Corp., organiza ejércitos paramilitares y tiene un contrato en Arabia Saudita por 77 millones de dólares para proteger las bases militares y las instalaciones petroleras; Avio Spa, empresa italiana que hace sistemas de propulsión para aviones de guerra; Índigo que hace tecnología infrarroja para guerra nocturna; Qinetiq, empresa del ministerio de defensa ingles asociada a Carlyle en su parte privatizada; Aerostructures, fabrica estructuras de aviones comerciales y de guerra y US Marine Repair, moderniza, convierte y mantiene naves de superficie y otras naves del gobierno y comerciales. Es decir, en esta rama, Carlyle depende íntegramente de la demanda por equipos de guerra que tenga el ejecutivo de los Estados Unidos. En el directorio de este grupo está John Major, ex primer ministro conservador inglés, James Baker, ex jefe de gabinete en la Casa Blanca de Reagan, ex secretario del Tesoro de Reagan, ex secretario de Estado de Bush, ex jefe de gabinete de la Casa Blanca de Bush papá y desde entonces, 1993, miembro del Carlyle Group; Frank Carlucci, ex secretario de Defensa, ex subdirector de la CIA cuando Bush padre era director de la CIA en los años de Reagan, ex presidente de Carlyle y actualmente cabeza de la junta directiva del Centro Rand en Políticas Publicas para Medio Oriente, entidad que hace inteligencia sobre Medio Oriente financiada por el gobierno de los Estados Unidos. Ellos saben donde va a estar la acción y el presupuesto militar del gobierno para esa región. Accionistas del Grupo Carlyle son los Bin Laden que estaban reunidos con Bush padre en Washington en el Hotel Ritz Carlton el 11 de septiembre del 2001 y fueron retirados del país en un avión privado cuando se había suspendido todos los vuelos sobre el espacio aéreo estadounidense. Baker en Kuwait Hasta este momento, dice Klein, "no ha habido evidencia concreta de que las lealtades de Baker están partidas, o de que su energía como Enviado presidencial especial - posición ad honorem- sea utilizada para beneficiar a cualesquiera de sus clientes o patrones corporativos. Pero según los documentos obtenidos por The Nation de Nueva York, eso es exactamente lo qué ha sucedido. Carlyle ha intentado asegurar una inversión extraordinaria de $1 mil millones del gobierno kuwaití, utilizando la influencia de Baker como enviado especial para el tema de la deuda de Irak con dicho país". La operación financiera, dice Klein, "implica una transacción compleja para transferir propiedad de tanto como $57 mil millones en deudas iraquíes sin pagar. Las deudas, ahora debidas al gobierno de Kuwait, serían asignadas a una fundación creada y controlada por un consorcio en el cual los jugadores dominantes son el grupo Carlyle, el grupo Albright (dirigido por la ex secretaria de Estado del gobierno anterior, Madeleine Albright) y varias otras firmas bien-conectadas. Bajo el reparto, el gobierno de Kuwait también daría a consorcio $2 mil millones adelantados para invertir en un fondo privado de inversiones ideado por el consorcio". La mitad de ese montón iría directamente a las arcas de Carlyle. Dice Klein que The Nation "ha obtenido una copia de las sesentaicinco páginas confidenciales tituladas "Propuesta para asesorar al gobierno de Kuwait en la protección y demandas contra Iraq", que fueran enviadas en enero del 2004 por el consorcio al ministerio de Relaciones Exteriores de Kuwait". Afirma Klein que, en una carta del 6 de agosto de 2004, el consorcio informó al ministerio Kuwaití que las deudas impagas de Iraq están en peligro inminente; porque la opinión alrededor del mundo está girando en favor del perdón de la deuda". Baker le advierte que no sólo es poco probable que Kuwait reciba los $30 mil millones de USD de Iraq en deuda soberana, sino que encima, los $27 mil millones en reparaciones de la guerra que Iraq le debe a Kuwait desde la invasión de 1990 de Saddam Hussein tampoco sean cubiertas. Frente a esta amenaza, el consorcio ofrece sus servicios. Si Kuwait acuerda transferir las deudas de Irak a la fundación del consorcio presidido por Carlyle, con Baker y Albright a la cabeza, el consorcio utilizará sus conexiones personales para persuadir a los líderes del mundo que Irak debe maximizar sus pagos de la deuda a Kuwait, y que podría recuperar su dinero en la próxima década a quince años. El consorcio cobrará 5% por esta recuperación. La meta de maximizar pagos de la deuda de Irak contradice directamente el fin de la política extranjera de los EE.UU. que es una drástica reducción de la deuda de Irak al mundo. Baker está claramente en los dos lados de esta transacción: representa los intereses de los Estados Unidos en su política sobre Irak y su deuda, y es también consejero mayor en Carlyle que desea ser pagado por ayudar a Kuwait a recuperar sus deudas de Irak. Irak, la nueva oportunidad de negocios con conexiones Desde que Michael Moore nos mostrara en su película Fahrenheit 9/11 los intereses de Halliburton en la Casa Blanca y en Iraq, se fue desvelando que habían conflictos de intereses entre los hacedores de políticas en la Casa Blanca y los empresarios que tenían la información adelantada para hacer negocios con dicha política. Sin embargo, the Carlyle Group ha resultado ser mucho mas íntimo en la medida en que el padre del presidente de los Estados Unidos y miembros del equipo asesor del presidente están tomando asesorando las decisiones que de otra parte les permite enriquecerse en la industria de defensa. Lo peculiar es que en esta sociedad, según atribuyen analistas internacionales, estarían asociados a los Bin Laden y a la familia real Saudí. Todo quedaría en familia. El negocio de la guerra estaría asegurado para la familia real Saudí, para los Bin Laden socio en The Carlyle Group y para el entorno inmediato de la Casa Blanca. Lima, 27 de octubre de 2004
https://www.alainet.org/de/node/110768?language=es
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