Lima.- Mujeres de diversas razas, nacionalidades, culturas y actividades están reunidas para definir un plan de acción para los próximos años. Los que pudieran imaginarse una torre de babel se equivocan, y lo demuestran cada día el centenar de delegadas que participan en el VI Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres. Comunicándose en inglés, francés y castellano con el apoyo de un sistema de traducción simultáneo durante las exposiciones y talleres, pero apelando a gestos y retazos de frases conocidas, las mujeres comparten sus experiencias y emociones, y debaten sus diferencias. Reunidas desde el domingo último en el céntrico Hotel Bolívar, ellas definirán un nuevo plan estratégico hacia el 2010 así como el cambio de sede de su Secretariado Internacional (SI), el mismo que funcionó en Québec desde el nacimiento de la MMM hace 10 años, y que por acuerdo de las delegadas pasará a Brasil. “Estamos muy contentas del desarrollo del encuentro y de la participación de las mujeres de todas las regiones del mundo. Estamos trabajando fuerte para profundizar nuestro análisis feminista de la coyuntura y adoptar un plan estratégico de acciones para los próximos años”, sostiene Nancy Burrows, integrante del SI. Ella asume la diversidad que caracteriza la composición de la MMM como una fortaleza principal, que contribuye a tejer una serie de iniciativas articuladas en los objetivos fundamentales de este movimiento que articula a cinco mil grupos de mujeres en el planeta, identificadas con el anhelo común de alcanzar un mundo sin pobreza ni violencia. “Una de las riquezas de la marcha es la diversidad cultural, pero tenemos la capacidad de alcanzar consensos para nuestro trabajo internacional”, manifiesta Burrows. Utilizamos -agrega- diferentes modos de hablar y hacemos acciones diversas en nuestros países con autonomía y según nuestras prioridades. Por eso el desafío del encuentro es ver cuáles son los puntos y acciones comunes que podemos impulsar juntas, como Marcha Mundial. La representante del Secretariado Internacional reconoce que el proceso no es fácil, pero tiene la convicción de que alcanzarán una plataforma consensuada, como fue la Carta de las Mujeres para la Humanidad, un documento trabajado por las integrantes de este movimiento y que recorrió el planeta de Brasil a Burkina Faso el año pasado. El Plan de acción a aprobarse tendrá cuatro enfoques: paz y desmilitarización, violencia hacia la mujer, empleo, y soberanía alimentaria y acceso a recursos. En la dimensión de violencia las delegadas están abordando problemas como la mercantilización del cuerpo de las mujeres, y la violación sexual como arma de guerra e instrumento de control de la sexualidad de las mujeres. Incluyen también la homofobia y la imposición de la heterosexualidad en las sociedades. Son evidentes los puentes de encuentro y diálogo construidos por las mujeres. La delegada africana compartiendo con la de Filipinas, la de Brasil con la de Turquía, la de Perú con la de Canadá, la de España con la de Cuba, la de Guatemala con la de Jordania, y así, en un fluir inacabable de palabras y emociones que dan sustento a esta Marcha de mujeres en movimiento que quieren cambiar el mundo.