La pifia tributaria

20/11/2006
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Al leer el proyecto de ley de reforma tributaria radicada por el gobierno en el mes de julio, y la ponencia que radicaron la semana pasada el gobierno junto con sus bancadas (excepto Cambio Radical y un sector menor del partido conservador) queda la certeza de que Reforma Estructural no hay por ninguna parte, y que por el contrario esta propuesta, trabajada a las carreras y aprobada a unas velocidades mucho mayores en las comisiones económicas conjuntas el pasado miércoles es simplemente un fiasco, una verdadera burla al país, y la muestra más clara de la improvisación en materia tributaria de Álvaro Uribe y su equipo de gobierno.

En primer lugar es necesario recordar que la propuesta que había sonado era una reforma tributaria estructural, algo que suena a un cambio trascendental y radical del sistema tributario, en segundo lugar la propuesta original hablaba de simplificación. Pero la ponencia de las mayorías es todo lo contrario: acentúa la inequidad tributaria, en un país donde contrario a lo que sostiene el gobierno, casi del 70% del recaudo tributario lo ponen los trabajadores (por la vía de impuestos al salario o al consumo) y el resto las empresas y los capitalistas, de las cuales habría que ver cuanto ponen las empresas públicas en un esquema curioso que tiene el gobierno y es sacar de un bolsillo para meter en el otro.

Y además la propuesta de las mayorías mantiene la tradicional complejidad del sistema tributario con el factor negativo de aumentar las gabelas a grupos privilegiados a lo largo de los artículos de la reforma. Pero lo más increíble en este ex país del sagrado corazón es que en el IVA se aumentan las tarifas para alimentos (pasta, atún enlatado, arroz) mientras que se desgravan los vehículos de gama alta (con valor superior a los US 40.000) los barcos de recreo, las ventas de animales vivos y su faenamiento (entrenamiento, como el de los caballos de paso fino y los toros) y los aviones de recreo y entrenamiento, o sea precisamente los productos que consume la élite y los que adoran comprar los “traquetos” y paramilitares como señal de ostentación.

El problema de esta reforma es que no solamente es regresiva sino ofensiva con las clases populares a las que les cobrará más impuestos mientras los más adinerados tendrán menos que pagar, así se haya aprobado un impuesto al patrimonio para aquellos patrimonios superiores a los 3.000 millones, en un clásico esquema en donde los ricos ponen la plata para la guerra y los pobres ponen los muertos, hecho que algunos congresistas de Cambio Radical y el Partido de la U consideran injusto pues: …los pobres también deberían poner plata para la guerra, no solo los muertos, porque al fin y al cabo la seguridad es para todos.

Argumentos sin sentido, cosas ocultas, negocios que prosperan al calor de las exenciones y el pago de favores políticos del gobierno y los congresistas aliados de Uribe son los puntos centrales de esta reforma de la que el mismo Ministro de Hacienda dijo sentirse decepcionado frente a la que se había presentado la cual es ahora un “Periódico de Ayer”, pero lo que no será un periódico de ayer son los mayores impuestos que tendrán a cargo las clases medias asalariadas o no, y obviamente los más pobres del país.

No valía la pena tanta alharaca para hacer lo mismo de siempre: más impuestos para la guerra mientras el país se revuelca en su miseria material y moral… y no se olviden que a los paramilitares, dueños de grandes extensiones de tierra no se les quiso tocar con impuestos, razones tendrán el gobierno y los congresistas de su bancada, razones poderosas.

Jairo Bautista
Asistente Legislativo Cámara de Representantes

Fuente: Corporación Viva la Ciudadanía. Semanario Virtual Caja de Herramientas

www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/de/node/118324
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