Un tiempo liberado
31/05/2007
- Opinión
Nuestra ajetreada vida cotidiana parece un sumidero de tiempo. Por ese agujero se nos escapan las horas y los días que nos van robando los atascos, los transportes o la burocracia.
La socióloga María Ángeles Durán, de 64 años, una de las primeras figuras de la investigación social española, en su libro El valor del tiempo. ¿Cuántas horas te faltan al día?, trata de favorecer un movimiento ciudadano de reflexión sobre la posibilidad de organizar el tiempo de otra forma.
Una de las primeras lecciones la recibió de su madre. Ella se levantaba a las seis de la mañana para trabajar en la almazara familiar y gracias a su esfuerzo pudieron estudiar sus hijos.
Como tantas mujeres de su generación, esta socióloga hizo compatible su carrera profesional con la maternidad. Decidió terminar su tesis doctoral antes de tener a sus hijos porque no le era posible pagar la casa, cuidar niños y hacer su investigación.
El trabajo le supuso dormir poco, no tener vacaciones durante años, y ver poco a los amigos. Le sirvió para aprender a gestionar muy bien el tiempo. “Siempre faltan horas, pero es bueno tener sentido del medio y largo plazo. Podemos mejorar individualmente y sobre todo de forma estructural y organizativa”, afirma Durán.
Con su experiencia, al padecer un cáncer comenzó a valorar el tiempo de otra forma. Observaba los tiempos perdidos en las esperas y en los tratamientos, grababa sus propias impresiones. “Es un tiempo concentrado en la única aspiración de curarte. Las terapias, las revisiones, todo eso nos cambia el sentido del tiempo”. Cuando sucede algo así, uno aprende a valorar y a disfrutar más la afectividad, las amistades y los pequeños detalles cotidianos. Cuando se curó, María Ángeles plasmó aquellas impresiones en otro de sus libros, Diario de batalla. Mi lucha contra el cáncer.
Según afirma Durán, “el uso del tiempo en España ha evolucionado con cambios de signo contradictorio. Uno es la mayor incorporación de las mujeres a la vida pública, a los estudios y al trabajo, y eso significa que muchas horas que antes tenían para los demás ahora no están disponibles. Y otro, de signo contrario, es que vivimos más años y hay cantidad de personas jubiladas que tienen mucho tiempo”. Es decir, que muchos mayores quedan fuera de la vida activa sin desearlo; y las mujeres, con un gran estrés teniendo que atender empleo e hijos pequeños.
Aunque el mercado y los avances tecnológicos parecen definir la sociedad moderna, en España o Italia dos tercios del trabajo se producen y se consumen dentro de la familia. Nos referimos a tareas como planchar, lavar, bañar a los niños, cambiar pañales, atender a los ancianos o a los enfermos. Del tiempo que dedicamos a cuidar la salud, por cada 12 horas que ponen los profesionales hay que añadir 88 del sector privado, sean familias o cuidadores.
Tan sólo con los impuestos no sería posible pagar las facturas del cuidado de millones de personas mayores. Será preciso que además de igualar a mujeres y hombres en esta tarea, los jóvenes y el movimiento voluntario participen y se reparta mejor la carga intergeneracional.
En un futuro próximo viviremos muchos más años como viejos que como jóvenes. Pero vivir por vivir no puede ser un objetivo. La OMS dice que no se trata de añadir años a la vida sino vida a los años. Con 65 años puedes estudiar, divertirte, casarte o jugar al golf pues la vida sigue. Necesitamos aprender una estética adecuada, no empeñarnos en parecer y actuar como jóvenes. No es preciso camuflar las canas si tenemos una madurez espléndida.
No confundamos lo importante con lo urgente. Más que estar vigilando nuestro reloj o hacer tareas en el menor tiempo posible, lo esencial es tener claro que nuestras acciones y metas a corto plazo están en relación con nuestros sueños, valores y propósitos. De poco sirve ser eficientes si acabamos sintiéndonos frustrados. Porque ayer es historia y mañana es misterio. El presente tiene nombre de regalo y una buena forma de disfrutarlo es compartirlo con los otros. Dicen que ya no queda tiempo libre, pero está en nosotros hacer ‘tiempo liberado’.
- María José Atiénzar es periodista.
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España. www.solidarios.org.es
La socióloga María Ángeles Durán, de 64 años, una de las primeras figuras de la investigación social española, en su libro El valor del tiempo. ¿Cuántas horas te faltan al día?, trata de favorecer un movimiento ciudadano de reflexión sobre la posibilidad de organizar el tiempo de otra forma.
Una de las primeras lecciones la recibió de su madre. Ella se levantaba a las seis de la mañana para trabajar en la almazara familiar y gracias a su esfuerzo pudieron estudiar sus hijos.
Como tantas mujeres de su generación, esta socióloga hizo compatible su carrera profesional con la maternidad. Decidió terminar su tesis doctoral antes de tener a sus hijos porque no le era posible pagar la casa, cuidar niños y hacer su investigación.
El trabajo le supuso dormir poco, no tener vacaciones durante años, y ver poco a los amigos. Le sirvió para aprender a gestionar muy bien el tiempo. “Siempre faltan horas, pero es bueno tener sentido del medio y largo plazo. Podemos mejorar individualmente y sobre todo de forma estructural y organizativa”, afirma Durán.
Con su experiencia, al padecer un cáncer comenzó a valorar el tiempo de otra forma. Observaba los tiempos perdidos en las esperas y en los tratamientos, grababa sus propias impresiones. “Es un tiempo concentrado en la única aspiración de curarte. Las terapias, las revisiones, todo eso nos cambia el sentido del tiempo”. Cuando sucede algo así, uno aprende a valorar y a disfrutar más la afectividad, las amistades y los pequeños detalles cotidianos. Cuando se curó, María Ángeles plasmó aquellas impresiones en otro de sus libros, Diario de batalla. Mi lucha contra el cáncer.
Según afirma Durán, “el uso del tiempo en España ha evolucionado con cambios de signo contradictorio. Uno es la mayor incorporación de las mujeres a la vida pública, a los estudios y al trabajo, y eso significa que muchas horas que antes tenían para los demás ahora no están disponibles. Y otro, de signo contrario, es que vivimos más años y hay cantidad de personas jubiladas que tienen mucho tiempo”. Es decir, que muchos mayores quedan fuera de la vida activa sin desearlo; y las mujeres, con un gran estrés teniendo que atender empleo e hijos pequeños.
Aunque el mercado y los avances tecnológicos parecen definir la sociedad moderna, en España o Italia dos tercios del trabajo se producen y se consumen dentro de la familia. Nos referimos a tareas como planchar, lavar, bañar a los niños, cambiar pañales, atender a los ancianos o a los enfermos. Del tiempo que dedicamos a cuidar la salud, por cada 12 horas que ponen los profesionales hay que añadir 88 del sector privado, sean familias o cuidadores.
Tan sólo con los impuestos no sería posible pagar las facturas del cuidado de millones de personas mayores. Será preciso que además de igualar a mujeres y hombres en esta tarea, los jóvenes y el movimiento voluntario participen y se reparta mejor la carga intergeneracional.
En un futuro próximo viviremos muchos más años como viejos que como jóvenes. Pero vivir por vivir no puede ser un objetivo. La OMS dice que no se trata de añadir años a la vida sino vida a los años. Con 65 años puedes estudiar, divertirte, casarte o jugar al golf pues la vida sigue. Necesitamos aprender una estética adecuada, no empeñarnos en parecer y actuar como jóvenes. No es preciso camuflar las canas si tenemos una madurez espléndida.
No confundamos lo importante con lo urgente. Más que estar vigilando nuestro reloj o hacer tareas en el menor tiempo posible, lo esencial es tener claro que nuestras acciones y metas a corto plazo están en relación con nuestros sueños, valores y propósitos. De poco sirve ser eficientes si acabamos sintiéndonos frustrados. Porque ayer es historia y mañana es misterio. El presente tiene nombre de regalo y una buena forma de disfrutarlo es compartirlo con los otros. Dicen que ya no queda tiempo libre, pero está en nosotros hacer ‘tiempo liberado’.
- María José Atiénzar es periodista.
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España. www.solidarios.org.es
https://www.alainet.org/de/node/121487
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