Departamentos y mujeres
09/11/2007
- Opinión
Entre las múltiples deudas que tendrá que afrontar la administración de Álvaro Colom hay dos que no podrá evadir ni dejar de pagar, que son la voluntad expresada por la población del área rural y por las mujeres, actores (as) que con su voto coronaron su triunfo en las pasadas elecciones. Por primera vez en la historia los departamentos deciden la Presidencia, actitud que demanda retribución.
Los financistas estarán muy complacidos discutiendo las estrategias de recuperación de la inversión, mientras que aquellos dos sectores mayoritarios de la población, que le pusieron un traje verde al mapa de Guatemala, tienen la expectativa de encontrar cauces de salida a su desesperada situación, que lleva siglos haciendo cola en las prioridades gubernamentales.
Los departamentos son objeto de atención usualmente cuando hay calamidades, cuando ocurren desgracias, accidentes o sucesos; entonces surgen ofrecimientos, golpes de pecho, lamentos y promesas que duran lo que una noticia se mantiene en los medios.
En el área rural coinciden diversos fenómenos: es el lugar de asiento de las mayoría de la población, concentra toda clase de dificultades y atrasos en el desarrollo, la niñez presenta altos índices de desnutrición y deficiencia en atención de salud y educación, hay carencia de empleo y de satisfactores, los servicios son escasos y deficientes, el empleo es precario y la vivienda, por lo general, no es digna de llamarse como tal.
Estas mayorías seguramente fueron cautivadas por el discurso que prometió combatir la pobreza y sacarlos del inframundo en el que se les ha sumido por siglos. Probablemente su entusiasmo no fue por la mano dura que ofreció combatir la delincuencia, porque en esas zonas no se resiente con tanta intensidad la inseguridad que agobia a las y los capitalinos, aunque muchos departamentos que gozaban de la añorada tranquilidad para vivir, ahora sus pobladores deben tener precauciones por la presencia de maras que se han replegado a las comunidades.
Por su parte, las mujeres han exigido al Estado la atención a sus reivindicaciones, recogidas en varios documentos, entre ellos, la Agenda Estratégica, que busca garantizar que los logros alcanzados que favorecen el avance de sus derechos humanos y la plena ciudadanía de las mujeres no se vean interrumpidos con cada nueva administración.
Prioritario es el reclamo por la permanencia, estabilidad, autonomía y neutralidad política partidaria, técnica, administrativa y financiera de la Secretaria Presidencial de la Mujer.
Así que desarrollo rural con visión de género es una primacía nacional, sustentada ahora en el verde que cercó la capital.
Guatemala, noviembre de 2007
Ileana Alamilla, colaboradora de ALAI.
Los financistas estarán muy complacidos discutiendo las estrategias de recuperación de la inversión, mientras que aquellos dos sectores mayoritarios de la población, que le pusieron un traje verde al mapa de Guatemala, tienen la expectativa de encontrar cauces de salida a su desesperada situación, que lleva siglos haciendo cola en las prioridades gubernamentales.
Los departamentos son objeto de atención usualmente cuando hay calamidades, cuando ocurren desgracias, accidentes o sucesos; entonces surgen ofrecimientos, golpes de pecho, lamentos y promesas que duran lo que una noticia se mantiene en los medios.
En el área rural coinciden diversos fenómenos: es el lugar de asiento de las mayoría de la población, concentra toda clase de dificultades y atrasos en el desarrollo, la niñez presenta altos índices de desnutrición y deficiencia en atención de salud y educación, hay carencia de empleo y de satisfactores, los servicios son escasos y deficientes, el empleo es precario y la vivienda, por lo general, no es digna de llamarse como tal.
Estas mayorías seguramente fueron cautivadas por el discurso que prometió combatir la pobreza y sacarlos del inframundo en el que se les ha sumido por siglos. Probablemente su entusiasmo no fue por la mano dura que ofreció combatir la delincuencia, porque en esas zonas no se resiente con tanta intensidad la inseguridad que agobia a las y los capitalinos, aunque muchos departamentos que gozaban de la añorada tranquilidad para vivir, ahora sus pobladores deben tener precauciones por la presencia de maras que se han replegado a las comunidades.
Por su parte, las mujeres han exigido al Estado la atención a sus reivindicaciones, recogidas en varios documentos, entre ellos, la Agenda Estratégica, que busca garantizar que los logros alcanzados que favorecen el avance de sus derechos humanos y la plena ciudadanía de las mujeres no se vean interrumpidos con cada nueva administración.
Prioritario es el reclamo por la permanencia, estabilidad, autonomía y neutralidad política partidaria, técnica, administrativa y financiera de la Secretaria Presidencial de la Mujer.
Así que desarrollo rural con visión de género es una primacía nacional, sustentada ahora en el verde que cercó la capital.
Guatemala, noviembre de 2007
Ileana Alamilla, colaboradora de ALAI.
https://www.alainet.org/de/node/124143?language=es
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