Política económica en la transición al socialismo del Siglo XXI
03/03/2008
- Opinión
La coyuntura internacional para un cambio radical
Existe el falso e ingenuo supuesto que los gobernantes y la banca lograrán balancear la economía siempre. Es cierto que pueden intervenir y han intervenido para superar crisis, pero no pueden evitar las crisis ni evitar un agotamiento en la propia racionalidad económica. La amenaza de una nueva recesión mundial en una era de globalización podrá ser tan profunda que habrá una crisis generalizada de pago. Las deudas privadas y públicas ascienden sin cesar a nivel internacional y al interior de muchas naciones. La sola deuda privada y pública de EEUU alcanza hoy en día la mitad de la deuda mundial y, al ser el dólar moneda de reserva internacional y moneda de pago internacional, una crisis de pago pone en peligro la estabilidad financiera a nivel mundial.
Con un tipo de cambio entre euro y dólar de manera estable por encima de 1.30, hay motivos de considerar que la fase para sentir el impacto de una crisis sistémica global ha comenzado. Desde marzo de 2006 ya no se publican datos sobre M3, es decir ya no se sabe cuantos dólares se imprimen ni se publican datos sobre la posesión mundial de dólares. Desde principios de octubre de 2006 hasta mediados de diciembre, la Reserva Federal aumentó en 320 billones de dólares el stock monetario, lo que es cinco veces más de lo que hizo durante el mismo período en 2005. Lo anterior implica la devaluación del dólar. Gracias a esa devaluación del dólar, el gobierno de EEUU transfiere un monto creciente del déficit a sus acreedores y socios comerciales. Esto a su vez subvierte la confianza mundial en las finanzas internacionales. A esto podemos agregar las pocas reserves bancarias, la crisis cada vez más eminente en el mercado mobiliario y la esperada recession de la economía de EEUU para 2007. (“Finantial crisis: systemic crisis in 2007, another bubble close to bursting”; Global Europe Anticipation Bulletin No 10, diciembre 2006)
En años recientes EEUU ha impreso billetes bancarios de dólares sin límite y ha emitido masivamente bonos de tesoro del estado. No es posible averiguar exactamente la magnitud del dinero impreso ya que no son datos públicos, pero se estimaba hace un tiempo que es aproximadamente de cuatro a ocho veces la circulación monetaria que guarda relación con el tamaño de la economía de EEUU (con un PIB de más o menos 13 trillones de dólares en 2004) (Adrian Salbuchi, “Death and resurrection of the US dollar”, en www.globalresearch.ca). Desde 2001 existió la amenaza de una caída brusca del dólar. El dólar estaba a salvo mientras los países continuaban vendiendo el petróleo en dólares y los bancos centrales continuaban invirtiendo sus reservas internacionales en dólares ya que la demanda de esta moneda se mantendría elevada y no precisaría una devaluación aguda de la misma.
Desde 2001 había amenazas. En ese año Saddam Hussein vendió el petróleo de Irak en Euros e invitó a los países de la OPEC hacer lo mismo. Lo anterior hubiera significado una venta masiva de dólares para adquirir Euros para así cancelar la compra de petróleo. La oferta masiva de dólares que implicaría causaría una caída brusca del dólar. De ahí se explica la guerra contra Irak y de ahí también se puede interpretar la amenaza de una ampliación de la guerra contra Irán. La guerra en Medio Oriente mantiene elevada a los precios de petróleo y con ello se sostiene la demanda de dólares. Los petrodólares que obtienen los países productores a su vez suelen invertirse mayoritariamente en bonos del tesoro de EEUU u otros papeles de valor en esa moneda. La amenaza de guerra a partir de la superioridad militar norteamericana ha de mantener a EEUU como el puerto más seguro para tales inversiones.
Es política expresa de EEUU promover la demanda de dólares por parte de las bancas centrales, en billetes de papel o bonos del tesoro. EEUU bloquea, sin embargo, invertir en grande en la economía real del país con dichas reservas. La adquisición de riqueza real implicaría la entrada masiva de dólares de papel (sin respaldo) para adquirir grandes empresas, complejos portuarios, u otra forma de riqueza real. En 2005, por ejemplo, China intentó comprar con sus reservas en dólares la compañía petrolera estadounidense UNOCAL, pero la oferta china fue rechazada por el Congreso. Cuando Dubai hizo una oferta de invertir en el manejo portuario de EEUU, recibieron la misma negativa del Congreso. El mensaje es claro: EEUU estimula la demanda de dólares sin respaldo en el exterior pero no su oferta masiva al interior del país. La inflación consecuente de la emisión descontrolada de dólares no se da en la economía real de EEUU, sino en el mercado donde se negocian bonos, acciones u otros papeles de valor.
Hoy en día la impresión de dólares y de dinero en papel ha pasado el punto de no retorno y el colapso monetario a nivel mundial es inevitable. El momento crítico es postergable pero inevitable. Mediante amenazas militares, EEUU hará también en 2007 lo posible para que la demanda de petróleo y entonces la demanda de dólares perdure lo más que pueda. El resultado negativo de las elecciones de noviembre 2006 no deja de ser un dilema para saber si EEUU irá a la guerra contra Irán antes del término de la administración Bush. Los malos resultados políticos y militares en la guerra en Irak constituyen un serio dilema. La comparación de Irak con Vietnam acepta hoy en día hasta la Casa Blanca. Un ataque eventual a Irán con el uso de armas nucleares resulta en este entorno como una “ventaja” para tomar la decisión interna al implicar menos muertos del lado norteamericano. Las consecuencias, sin embargo, pueden ser nefastas.
Irán contestará sin dudas a un eventual ataque nuclear y la guerra puede descontrolarse. Un ataque a Irán, con el uso de armas nucleares, unificará a China y Rusia y muy probablemente aislará la posición norteamericana más que nunca. El lado negativo del uso de armas de destrucción masiva en Irán, sin embargo, es la reacción en cadena que podrá generar con el riesgo de una Guerra Mundial. Un desenlace militar a escala internacional, pondrá en peligro toda la vida en este planeta. En el plano económico, la ampliación de la guerra implicaría una desarticulación comercial y la consecuente desconexión de muchos países del proceso de globalización. La desarticulación comercial y la desconexión resultante tienen consecuencias nefastas para las empresas transnacionales y por ende para la economía en los propios países centrales.
La coyuntura internacional revela una pérdida de hegemonía de EEUU no solo en el plano económico, sino también en el político y militar. El hecho que Corea del Norte se unió en la actual coyuntura al “club de poseedores” de armas atómicas, la administración Bush sin duda lo empleará para prevenir la llegada de Irán a dicho “club”. Debe de estar claro que la administración Bush no tiene necesidad de solicitar previamente autorización para ir a la guerra, ya que el Congreso ya pasó una ley (H.R.6198) para hacerlo. Sin embargo, el Congreso, pueda usar el artículo 1, sect.8, cláusula 14, de la Constitución. Eso le permite bloquear la autoridad del presidente de dar órdenes para el uso de armas nucleares. Tal decisión implicaría, en la práctica incluso el bloqueo de un ataque convencional a Irán (Prof. Jorge Hirsch, “Voting against nuclear war with Iran”, tomado de www.globalresearch.ca, , 18 de octubre de 2006).
Al complicarse, eventualmente, la perspectiva de una aventura bélica, la amenaza de un colapso del dólar se hará más real que nunca ya que la demanda de dólares (con la demanda de petróleo) tendería a la baja. La amenaza de la guerra continuará por este motivo ser política probable durante todo el segundo período de la actual administración Bush. La predicción de David Chapman director del “Millennium Bullion Fund” (“Forecast 2007”) es que a partir de abril de 2007 podamos esperar un período de dos años donde se de el colapso del dólar cuyo resultado será una profunda crisis bursátil y recesión de años, donde el oro se disparará a niveles superiores a $1000
Conforme se hace más patente la amenaza de un colapso del dólar durante el segundo período de la actual administración Bush, EEUU tiene todavía el recurso de introducir un Nuevo Dólar convertible en oro. Los dólares antiguos podrán ser convertidos en Nuevos Dólares por un cambio de uno a uno para una minoría: las corporaciones norteamericanas y las instituciones financieras de EEUU así como para ciertas naciones aliadas como Israel y Gran Bretaña. El resto del mundo tendrá que cambiar la excesiva cantidad de antiguos dólares en circulación contra una limitada cantidad de Nuevos Dólares. El mercado libre de Dólares Nuevos puede revelar que hay que pagar 4 hasta incluso 10 dólares antiguos para poder comprar uno nuevo. Tratase de un “mega corralito” a nivel global. Sería la estafa mundial más gigantesca de toda la historia. La consecuencia será también nefasta. No solo generará una crisis financiera internacional sino la radicalización de la política en contra del imperio en el mundo entero (Adrian Salbuchi, “Death and resurrection of the US dollar”, en www.globalresearch.ca).
El aislamiento del imperio con tal mega estafa se hará patético. Japón y China, que manejan las reservas internacionales más grandes en dólares y sufrirían enormes consecuencias para su economía. También lo sufrirían los países productores de petróleo, así como países como India, Brasil y los tigres asiáticos. Los países periféricos reúnen hoy en día el 70% de las reservas internacionales en dólares (The Economist, 16 de setiembre de 2006) y recibirán por lo tanto el impacto más directo. En los últimos años, sin embargo, China se está preparando de alguna forma para esta mega estafa mundial y está transfiriendo los dólares sin respaldo hacia terceras naciones, para obtener inversiones reales. China está comprando empresas y materias primas en África y América Latina. El colapso financiero internacional se internacionaliza así y afectaría al mundo entero. Una desarticulación del sistema financiero internacional implicará la Gran Crisis Global con la credibilidad del imperio de pique. Lo anterior cambiará la estructura de poder a nivel mundial y nos indica que podremos estar presenciando en 2007 una fase donde se manifiesta de manera visible una crisis profunda del propio sistema económico.
¿Que hacer?
1. Ante la amenaza de una guerra global:
a. En el corto plazo:
1. Crear una red antiimperialista mundial que coordinaría el conjunto de las movilizaciones contra la (amenaza de) guerra en el planeta y particularmente contra las guerras preventivas.
-Exigir para ello el desmantelamiento de todas las bases militares y cárceles fuera de sus territorios nacionales y rechazar las políticas basadas en la doctrina de seguridad.
2. Fortalecer el movimiento de contestación a la guerra y a las ocupaciones militares, y la solidaridad con los pueblos que luchan en los puntos calientes del planeta.
-Construir para ese efecto bases de datos actualizadas y exhaustivas sobre las bases militares de los Estados Unidos y la OTAN que permitiría aumentar la eficacia de las campañas a favor de su desmantelamiento.
-Exigir terminar con la represión, la criminalización y judicalización de la protesta social.
b. A mediano plazo
1. Regular la interdicción del uso, la fabricación de armas nucleares y la destrucción de todos los arsenales existentes.
2. Regular el control de armas y minimizar el gasto de defensa, con la finalidad de un desarme mundial paulatino y la instauración de sanciones ante su incumplimiento.
3. Transferir el ahorro en el gasto de defensa a nivel internacional a un fondo de desarrollo de los países periféricos,
2. Ante la amenaza de una crisis financiera a nivel internacional.
a. A corto plazo
-La abolición de las imposiciones realizadas por las organizaciones internacionales como el FMI o el BM, la instauración de auditorías que permitan identificar las deudas odiosas particularmente en el Sur y la cancelación de la deuda de los países periféricos.
-La instauración de auditorías que permiten identificar la deuda social, histórica, ecológica e económica que tienen los países centrales con los países periféricos.
-La instauración de controles sobre flujos de capitales (en particular especulativos) y la supresión de los paraísos fiscales,
b. A mediano plazo:
-Implentar un sistema de impuestos a nivel internacional que fomente y establece la transferencia ingresos monetarios de los países centrales a los periféricos a fin de cancelar la deuda histórica, social ecológica y económica del Norte al Sur.
-Implementar un sistema de cambios a nivel mundial cuyo principio regulador será la solidaridad y complementariedad entre naciones y no más la competitividad
-Instaurar un sistema monetario que se estructure con una canasta de monedas respaldadas y que define beneficios sistemáticos para las naciones periféricas según su necesidad establecida internacionalmente y que define asimismo las obligaciones de los países centrales según su responsabilidad histórica definida internacionalmente. La meta mínima es un crecimiento cero a nivel mundial en términos de valor.
-Las decisiones, las obligaciones y los beneficios destinados a favorecer la solidaridad entre los países, se fundan a partir de entonces sobre principios políticos y no más en base de las leyes del mercado.
De la lucha social a la lucha política: hacia la quinta internacional
En la coyuntura desdibujada quedará claro que el capitalismo constituye un “horizonte superable” y no insuperable como hoy en día piensan muchos ideólogos e incluso dirigentes de movimientos populares. La izquierda se tornará radicalmente anti-neoliberal, anti-hegemónico y anti-imperialista y a la vez democrática de avanzada. En la actualidad y en lo inmediato, sin embargo, las luchas no pueden ser dirigidas más que contra el neoliberalismo y la arrogancia de la hegemonía norteamericana. La tarea es anticipar a la construcción de una alternativa de izquierda con estrategias y tácticas que cohesionan las diferentes corrientes ideológicas y los movimientos comprometidos en la lucha contra el neoliberalismo y la arrogancia de la hegemonía norteamericana. La construcción de la convergencia puede ser formulado en términos políticos de diferentes maneras complementarias: “A favor de un frente unido a favor de la justicia social e internacional acompañado de una conciencia anti-imperialista. El Estado democrático de transición larga más allá del capitalismo salvaje demanda un estado que impone una regulación ciudadana y social, o mejor aún la socialización mediante la democracia ciudadana que integra y no a través del mercado total que excluye, Samir Amin, “Pour la cinquième internationale”, Les Temps des Crises 2006, página 110.
La izquierda tiene hoy el reto de ir más allá de la crítica y autocrítica de la historia del comunismo en el siglo XX para iniciar de manera abierta e intensiva el debate sobre las estrategias alternativas constructivas para el Siglo XXI. Politizar el debate constituye la condición de la convergencia en medio de diversidad de las fuerzas progresistas. Reconstruir la unidad implica la organización de amplias mayorías capaces de exigir el derecho a la inclusión. La estrategia ofensiva necesaria de reconstitución del frente popular del Sur requiere de la radicalización de las resistencias sociales frente a la ofensiva del capitalismo imperial. Exige su politización, es decir su capacidad de hacer convergir las luchas campesinas, las de las mujeres, de los obreros, de los desempleados, los informales y de los intelectuales y asignar al movimiento popular en su conjunto objetivos de democratización y de progreso social posibles en el corto y mediano plazo.
La mundialización neoliberal constituye un desafío para los trabajadores y ciudadanos del mundo entero y el capitalismo mundializado no puede ser confrontado únicamente desde la lucha a nivel nacional. Para politizar al movimiento social, la tarea es doble: reforzar el nivel nacional y simultáneamente mundializar la y organizar el movimiento social a nivel mundial. Solo un movimiento global mundial donde actúen conjuntamente los movimientos sociales, podrá transformar el mundo actual y crear un orden mundial fundado en la solidaridad antes que en la competencia. Existen perspectivas de construir juntos, con base en vínculos horizontales y de respeto mutuo lazos entre los movimientos sociales. En este sentido una nueva internacional se inscribe más en el espíritu de la primera. Lo anterior implica velar por la democracia en el conjunto de las condiciones que caracterizan los movimientos de emancipación y de liberación, en sus dimensiones individuales y colectivas y promover sin subordinaciones a una estructura única, jerárquica y piramidal o a un solo partido, sino más bien como un frente común basada en una variedad de diferentes tipos de organizaciones con una estructura en red en el mundo entero, capaz de enfrentar eficazmente el capitalismo mundializado.
Lo anterior exige que los valores que dan legitimidad al movimiento sean de porte universal (que se inscriban en otras palabras en una perspectiva socialista) y de ahí permitiendo sobreponer los obstáculos que oponen los pueblos del Sur entre sí. Lo anterior implica la necesidad de formular estrategias con una perspectiva de larga duración de la transición del capitalismo mundial al socialismo mundial. Una estrategia eficaz de acción debe ser capaz de avanzar en tres direcciones simultáneamente: el progreso social, la democratización radical y la construcción de un sistema mundial pluricéntrico. En el transcurso de esta larga transición se combinarán en la realidad elementos de reproducción de la sociedad capitalista y contradictoriamente elementos de desarrollo de relaciones sociales socialistas. Es necesario y posible un progreso en esa dirección en todas las regiones del sistema capitalista mundial, tanto en los centros imperiales como en las periferias. Las políticas necesariamente implican tomar medidas muy concretas sobre todo en materia de relaciones centro periferia (Samir Amin, “Pour la cinquième internationale”, 2006).
¿Que hacer?
En América Latina los años noventa empezaron con pequeñas manifestaciones de resistencia popular, pero que tuvieron una simbología de rebeldía y de unidad continental muy grande, como la revuelta popular en Chiapas (1994). Al no caber en este mundo neoliberal, las comunidades indígenas de Chiapas reivindican un mundo donde también ellos tengan lugar. Con el fracaso del Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) en 1998, las movilizaciones contra el OMC en Seattle en 1999 y el inicio de las ediciones del Foro Social Mundial en 2001 se marcó un proceso de unidad de las fuerzas populares más allá del continente frente al neoliberalismo (Joao Pedro Stedile “Los desafíos de los movimientos sociales latinoamericanos”).
En el nuevo milenio el pueblo, entendiendo que todavía el movimiento de masas estaba en descenso y en desventaja respecto a la correlación de fuerzas, aceptó la salida de concentrar sus energías en la vía institucional. Se desencadenó un proceso en el que los pueblos latinoamericanos, las fuerzas populares y, sobre todo, las fuerzas políticas que hegemonizaron estos procesos, priorizaron la lucha electoral como campo de lucha y derrota del neoliberalismo. En este periodo histórico, que tiene como prioridad la vía institucional, se registran tres tipos de gobernantes que caracterizan el proceso de cambio. La definición de los gobiernos está en relación con el avance del proceso de desconexión:
-En un primer bloque, tenemos a los gobiernos conservadores que se suman aún a los intereses de anexión del capital neoliberal y del imperio en el Continente, representados por los gobiernos de Chile, Paraguay y Colombia, y en el norte, capitaneados por México y prácticamente todos los gobiernos de Centroamérica que dependen en gran medida del mercado norteamericano. Sin embargo, aquí se dan también rupturas posibles como el caso de Nicaragua y las crecientes luchas sociales por un cambio en la mayoría de los países. Está el caso reciente de la dudosa y estrecha victoria electoral del conservadurismo en Perú y México y la actual lucha social y resistencia en Oaxaca. Los movimientos sociales van bien adelante de las políticas gubernamentales y las luchas contra las políticas neoliberales reivindicando la desconexión, son cada vez más generalizadas.
-En segundo lugar, tenemos a los gobiernos progresistas, pero moderados, representados por Brasil, Argentina, Uruguay. Estos gobiernos mantienen una política ambigüa en relación al imperialismo y al capital neoliberal; En tanto que enfrentan al ALCA para defender el MERCOSUR promueven la desconexión. En tanto que no renuncian al principio de la competencia reafirman la economía de mercado. Es probable que conforme pase el tiempo y la crisis del propio neoliberalismo se agudice que las políticas de desconexión se radicalicen. Esto bien puede ser el caso con el segundo mandato de Lula en Brasil
-En tercer lugar, tenemos a los gobiernos progresistas y de izquierda, representados por Cuba, Venezuela, Bolivia y recientemente Ecuador que se enfrentan directamente a los intereses del imperialismo y del capital neoliberal reafirmando un proceso de desconexión del proceso de globalización para lograr conjuntamente y a partir de principios de solidaridad un proceso de desarrollo endógeno.
Como la política de desconexión se desarrolla en un ambiente internacional hostil del lado de las principales potencias, sus economías no pueden desarrollarse sino en conflicto con su entorno. En esta fase de lucha donde la unidad del pueblo está dictada por la lucha antiimperialista, ambos aspectos - la lucha de clases y la lucha por la liberación nacional - coexisten. Concretamente, una vez identificado el imperialismo bajo liderazgo norteamericano como enemigo principal, de acuerdo con Pol de Vos (“Antiimperialismo y Socialismo” en Rebelión del 28 de diciembre de 2006), se requiere:
1. Hacer una alianza antiimperialista la más amplia posible debe de incluir a todos estos sectores en contra del imperialismo y sus aliados internos, la clase de la burguesía compradora, las fuerzas feudales, y los elementos fascistas y reaccionarios dentro del aparato estatal y el ejército. En Venezuela, la política de desarrollo de la revolución bolivariana incluye una alianza con partes de los sectores empresariales. Este sector, que se llame 'burguesía nacional' o 'nacionalista' o de otra forma, tiene importancia, ya que puede ser un factor de apoyo en el desarrollo de una economía endógena, donde todas las potencialidades del país se vayan desarrollando, en un momento en que ni el Estado, ni las fuerzas proletarias y populares están ya en la capacidad de tomar en manos toda la economía.
2. Hacer énfasis en la necesidad de una dirección revolucionaria ya que una política de alianza donde se deja el liderazgo en manos de sectores de la burguesía nacional, solo producirá una política reformista, dicha neo- desarrollista. A la vez es necesario alertar contra la variante ultra- izquierdista, en la cual se opta por una política de alianza popular demasiado 'pura' que ve a estos sectores como 'enemigos'. Inevitablemente, crecerán nuevas contradicciones entre la clase trabajadora y popular y ciertas partes de la nueva clase de burguesía nacional que se puede estar desarrollando.
3. La lucha de clase dentro de la sociedad demanda una misma lucha dentro del aparato estatal ya que las contradicciones que se observan en la sociedad se dan también dentro del aparato estatal, que sigue siendo una continuación (parcial) del viejo estado. Ello implica la necesidad de una revolucionarización del Estado, de un aseguramiento de los intereses populares, de una lucha en contra de la corrupción y otros obstáculos. En esta dialéctica de la lucha concreta se debe evitar la vía reformista y la vía de ultra-izquierda. Se trata no solamente de evitar un reformismo que puede ser mortal para la revolución, pero también de evitar un izquierdismo suicida que quiere avanzar hacía el socialismo antes de tiempo, sin que exista la maduración necesaria de la situación tanto objetiva como subjetiva.
4. Se impone la necesidad de una organización política que logra mantener clara la estrategia, que logra unir e unificar organizando la democracia dentro de la organización, que logra organizar y dirigir las acciones ideológicas, políticas y tácticas de manera unificada, tomando en cuenta la correlación de fuerzas en cada momento dado.
5. El elemento clave en este debate es: cual es la fuerza que dirige el proceso, y es capaz de asegurar una unidad de dirección de todas las fuerzas populares y de partido? La unificación de las fuerzas bolivarianas en una sola organización política que Hugo Chavez está proponiendo, va en esta dirección. De antemano se sabe que este proceso tomará tiempo, y se deberá luchar contra líneas políticas reformistas y ultra-izquierdistas, y a posiciones organizativas antidemocráticas o oponiendo se a una unidad conciente.
En resumidas cuentas, mientras el imperialismo constituye una amenaza real no hay libre opción de un socialismo a partir de una democracia radical. Ante la amenaza externa e interna han de buscar la soberanía agrícola. Ante un boicot de la oligarquía se requiere la política de seguridad alimentaria. Es decir que el propio pueblo controle los procesos de producción agrícola. Ante las amenazas concretas, han de garantizar la satisfacción de las necesidades básicas en los servicios (educación y salud, pero también los servicios de telecomunicación, electricidad, agua, transporte, etc) y asegurar la producción y distribución de productos industriales básicos. Ante la amenaza de una invasión han de lograr la seguridad nacional y ante un eventual golpe interno se requiere controlar la seguridad interna.
Todo lo anterior requiere un elevado grado de poder central, lo que a su vez demanda obtener fondos para consolidar el poder central. La cadena sigue con un mayor control sobre las materias primas estratégicas que a su vez implica una confrontación directa con los intereses de las transnacionales y las principales potencias. En lo interno gobernar con funcionarios de gobierno de la oposición se torna una amenaza. De ahí la tendencia hacía la formación de un partido único. Con ello la posibilidad de crear un socialismo en el siglo XXI basado en la radicalización de la democracia en un país se complica como señala Edgardo Lander (Venezuela: creación de partido único, ¿Se aborta el debate sobre el socialismo del siglo XXI). Parece que el verdadero socialismo del siglo XXI solo es posible con una crisis sistémica del capitalismo como tal. De ahí también la necesidad de trabajar para una quinta internacional.
De acuerdo con Joao Pedro Stedile (op. cit.) hay que construir nuevas formas de lucha masiva que enfrenten al capital. Sabemos que las formas clásicas como huelgas, paralizaciones o marchas, son insuficientes, y por ello necesitamos ser creativos. Se requiere desarrollar nuevos instrumentos de lucha que motiven a la gente, aglutinar a la juventud y dar un sentido de esperanza a nuestras luchas. ¿Cuáles son esos instrumentos que pueden combinarse con sindicatos, movimientos y partidos? ¡Nadie lo sabe! Pero deben ser creados; necesitamos organizaciones políticas y sociales de nuevo tipo, adecuadas a nuestra realidad, como en el pasado otros las impulsaron acorde con el tiempo que les tocó vivir. Se requiere aprovechar todos los espacios colectivos y de unidad popular, en nuestros países a nivel continental e internacional, como son las redes, las cumbres sociales, los FSM, la quinta internacional para ampliar el debate, reflexionar, intercambiar y encontrar colectivamente las verdaderas salidas que puedan conducirnos a vencer los intereses del capital no solo a nivel local sino también internacionalmente.
El péndulo de la historia y la vía hacia el Socialismo del siglo XXI
¿Cómo logramos una regulación ciudadana y social, o mejor aún la socialización mediante la democracia ciudadana que integra? El (neo)liberalismo da prioridad absoluta a la eficiencia de la empresa privada lo que desemboca en la totalización del mercado. El único y último mecanismo regulador tiende a ser el mercado. La intervención del Estado consiste en promover ese libre juego de mercado que opera a favor de las grandes transnacionales y el capital financiero a nivel internacional. El polo opuesto al liberalismo histórica ha sido el socialismo realmente existente. Este polo opuesto da prioridad absoluta a la vitalidad a partir de la totalidad. Esta respuesta del socialismo realmente existente llevó a la planificación centralizada. El plan total es la respuesta dialéctica al mercado total. En el plan totalizado no hay posibilidad de una interpelación estructural y democrática de la ciudadanía. Entre los dos polos opuestos del mercado totalizado y el plan total, el péndulo de la historia se mueve. Seguir ese movimiento nos puede dar perspectivas donde buscar una alternativa futura no solo al neoliberalismo sino también al capitalismo.
Al suprimir en la raíz la economía de mercado, en el socialismo real se tendió a un plan central y absoluto. Al rechazar en la raíz el interés particular, se acaba en el otro extremo del péndulo de la historia: el plan centralizado. El plan central lo decide todo y no deja espacio estructural para la interpelación ciudadana. El Estado se transforma, de este modo, en un aparato centralizado para formular y llevar a cabo el plan, sin interpelación democrática de la ciudadanía. La voz única del mercado se sustituye por la de un partido único que desarrolla y ejecuta el plan. Apunta al crecimiento económico en nombre de la ciudadanía pero sin participación o interpelación estructural de ella. El crecimiento económico y la competencia en esta materia ha sido el Norte tanto para la economía de mercado como para el socialismo realmente existente. La vida humana y natural estaba al servicio de la economía y no al revés. La economía no estaba, en otras palabras, en función de la vida misma.
La intervención del Estado keynesiano representa históricamente la tercera vía en el péndulo de la historia con su papel regulador entre la eficiencia y la vitalidad. Para Keynes era claro que sin crecimiento de la economía en su conjunto, o sea sin vitalidad, no había posibilidad de acumulación a largo plazo. El Estado tenía que intervenir en que se garantizara la vitalidad de la economía nacional con la finalidad de poder lograr de manera permanente una ganancia privada. Sólo la vitalidad puede salvar la lógica de acumulación del capital a largo plazo. Para ello habría que sostener la demanda. Sostener una demanda creciente implicaba, entre otras cosas, intervenir en la estabilidad de los ingresos y la seguridad social de los ciudadanos. Esta interpelación estatal desarrolla una mayor aproximación al bien común e implica una mayor legitimación ciudadana mientras dure el modelo keynesiano.
Acorde con la propia lógica del péndulo de la historia se puede imaginar y en un futuro no lejano, una cuarta vía que pone la economía en función de la vida y no al revés. El rumbo al bien común se definiría no desde arriba en forma centralizada sino a partir de una participación democrática ciudadana. Este camino podríamos definir como el socialismo del Siglo XXI. Ello implica sustituir un Estado Intervencionista Social por un Estado Solidario y la democracia representativa por una participativa. La transición se presenta en un contexto de creciente agotamiento de la racionalidad económica vigente.
La democracia no se decreta desde arriba. Sin la transformación de las personas en actores protagonistas de su propia historia, no será posible resolver los problemas de los pueblos. En efecto, si se quieren resolver estos problemas, es necesario que el pueblo se convierta en el sujeto del poder. Para eso es entonces necesario luchar por un nuevo tipo de democracia, construido desde abajo, para los de abajo, a través de los gobiernos locales y las comunidades de ciudadanos Es un proceso de transformación cultural porque las personas se transforman a través de sus propias prácticas. Resulta entonces indispensable que los actores de los movimientos populares así como los gobiernos de izquierda o progresistas entiendan la necesidad de crear espacios de participación real, tanto en los sitios de trabajo, como en los espacios de la vida. La lucha por la democracia debe también ser vinculada con la lucha para la erradicación de la pobreza y de todas las formas de exclusión. Lo anterior implica luchar contra la lógica del beneficio del capital y pone en marcha, en los espacios que se pueden conquistar, una lógica diferente, humanista y solidaria. En efecto, la afirmación por si sola de la necesidad de una sociedad alternativa no es suficiente, sino que se requiere proponer iniciativas populares alternativas al capitalismo que buscan quebrar la lógica mercantil y las relaciones que dicha dinámica impone.
¿Qué hacer?
- La democracia no puede ser definida como la aceptación de las reglas del mercado y la subordinación al mercado mundial mediante elecciones pluralistas controladas desde el exterior y una ideología reductora de los derechos humanos.
1. Supuesto primero es rechazar la concepción dominante de la democracia propuesta por las potencias occidentales. Este tipo de democracia consiste en imponer la expansión de la mercantilización, vinculándola de manera arbitraria a la importancia reconocida de las elecciones libres y del respeto de los derechos. De esta manera, se está restringiendo la democracia, dejándola vacías y pervierte su sentido.
2. Toda posibilidad de formular como proyecto de futuro la construcción de una nueva sociedad democrática alternativa al orden capitalista como Socialismo del Siglo XXI supone en segundo lugar un debate profundo sobre la experiencia histórica del socialismo del siglo XX. De no abrirse este debate se corre el riesgo de que la idea del socialismo del siglo XXI se convierta en una consigna hueca
3. Un tercer supuesto es que existe una fuerte dialéctica entre democracia política y democracia social, porque una democracia política es incompleta y no puede permanecer si persisten las desigualdades, la explotación y la injusticia social. Una democracia social no puede progresar sin luchar contra la opresión y las discriminaciones, recordando a la vez que ninguna política social puede justificar la ausencia de libertades y la falta de respeto de los derechos fundamentales.
4. La lucha por la democracia, por lo tanto, supone tomar en cuenta los diferentes niveles de intervención según los espacios: la empresa, la democracia local, la democracia nacional, las grandes regiones, la democracia mundial. La elección de las prioridades será el resultado de un debate estratégico.
5. Afirmar que la democracia necesita una participación efectiva y creciente de la población, supone una transparencia dentro de los procesos de decisiones y de las responsabilidades. La democracia representativa a niveles más agregados completa y profundiza a la democracia participativa siempre y cuando existan mecanismos efectivos de consulta y formas de fiscalizar la toma de decisiones.
6. Promover democracia supone emprender la lucha contra las desigualdades, las injusticias y las discriminaciones y supone un espacio estratégico para aquellos que se sienten afectados y supone entonces espacio estructural para sus luchas y sus movimientos.
Los límites de la racionalidad económica vigente
Todo modelo económico tiene su límite. El keynesianismo ha generado su propio límite al fomentar la demanda efectiva primordialmente a partir de una vida media cada vez más corta de las mercancías en general y así también la de la tecnología empresarial. Para el keynesianismo riqueza no es la existencia y permanencia de las cosas que tenemos y que nos rodeen sino volver a producir casi lo mismo a velocidad creciente. Solo así se mantiene el crecimiento económico en términos monetarios y por ende la acumulación. El resultado es una economía de cosas cada vez más desechables. Todo lo que se hace resulta desechable. La consecuencia es una reproducción material de la economía más veloz de lo que pueda acompañar la reproducción natural. El resultado es una amenaza de la economía para la naturaleza y el medio ambiente. Esta amenaza a su vez limitarán las posibilidades de reproducción de capital a mediano plazo.
El keynesianismo nunca funcionó en beneficio de los países del Sur. La llamada elasticidad de la demanda de los productos de la periferia fue muy inferior a la de los países centrales. La razón se basa esencialmente en la vida media de los productos. La vida media de los productos agrícolas y de las materias primas no puede acortarse con la misma facilidad a como puede se abreviar la vida de los bienes de consumo duradero o de la tecnología. La demanda de los productos que exportan los países periféricos no evoluciona, en otras palabras, con la misma velocidad de la demanda de los productos que importan. Para poder importar productos con una vida media cada vez más corta, los países periféricos han de exportar más de sus productos cuya vida media se acorta difícilmente. Su demanda por tanto no asciende tan fácilmente, o sea, es poca elástica. El resultado es una caída generalizada de los precios de los productos agropecuarios y de las materias primas procedentes del Sur. Los términos de referencia entre Norte y Sur se empeoran así con el tiempo.
La economía de derroche en el ámbito de consumo tiene su límite en la amenaza de la reproducción natural. La economía de derroche, sin embargo, también se da al interior de las empresas. Ahí se encuentra el límite interno a la racionalidad capitalista. Es una contradicción interna al propio sistema que tiende a agotar su propia racionalidad. La competitividad inter-empresarial requería una depreciación tecnológica cada vez más acelerada. La elasticidad en el alza del coste de la innovación supera, sin embargo, la elasticidad en la baja salarial. El movimiento social de los obreros y los excluidos constituye aquí un freno abierto y manifiesto. La consecuencia es la tendencia a la reducción de la tasa de ganancia en el ámbito productivo y el agotamiento del modelo keynesiano. Lo anterior conllevó a la economía neoliberal.
El neoliberalismo abandona de hecho la importancia temporal de la vitalidad de la economía. En vez de concentrar la inversión en el crecimiento de la economía en su totalidad enfoca la inversión en el reparto del mercado mundial existente. Con ello la atención se dirige del lado de la demanda global a la de la oferta transnacional. En esencia es un modelo apuntado a la demanda efectiva del producto transnacional. Este modelo brinde una salida temporal a la tasa de ganancia de las transnacionales y del capital financiero a nivel internacional. El límite, sin embargo se presenta cuando el mercado mundial se encuentre repartido. Con la globalización de la economía de mercado fue cuestión de décadas para que surgiera dicho límite al modelo neoliberal.
Al finalizarse el reparto del mundo, el dilema para el capital vuelve a ser la vitalidad o crecimiento a nivel de la totalidad. Sin crecimiento sostenible no hay posibilidad de acumulación a largo plazo. Apuntar a la vitalidad, sin embargo, implica volver a invertir más en el crecimiento económico y menos en el reparto del mercado mundial existente. El keynesianismo logró aumentar la demanda efectiva sobre todo al acortar la vida media de todo lo que se produce. El resultado fue una crisis medio ambiental. Acortar la vida media de la tecnología en las propias empresas, provocó además una baja en la tasa de ganancia. Después del neoliberalismo, no hay manera de seguir acortando la vida media de la tecnología empresarial. Alargar la vida media de esa tecnología, sin embargo, implica ventas menores y entonces ganancias menores para el sector que produce dichos medios de producción.
En el sector de los medios de producción no parece haber en la actualidad una vía para salvar la tasa de ganancia. Alargando o acortando la vida media de la tecnología resulta en una baja de la tasa de ganancia. No hay vía hacia adelante ni hacia atrás en materia de la vida media de la tecnología. De ahí el refugio actual en los patentes y los derechos de propiedad intelectual en general. Se puede alargar la vida media de la tecnología ganando cuando se obtiene una renta a partir de los derechos de propiedad intelectual sobre la misma tecnología. Lo anterior significa que el capital en el sector de los medios de producción comienza a vivir como rentista del monopolio sobre los derechos de propiedad intelectual. Lo anterior transforma a la clase capitalista en una clase parasitaria como lo fueron los señores feudales hacia finales del feudalismo.
La pregunta siguiente entonces es como pagar la renta. Si los derechos de propiedad intelectual constituyen una renta, la economía en su conjunto habrá de pagarlo. En tanto que la economía en su conjunto al alargar la vida media de la tecnología frene el crecimiento económico en términos monetarios, la renta solo puede generarse a partir de la concentración de los ingresos o transferencias entre sectores de la economía. Lo anterior implica una lucha social por los derechos de propiedad intelectual como patrimonio de la humanidad. Anticipar a ello es tarea del movimiento social y sobre todo de la intelectualidad comprometida con ese movimiento. La misma regulación económica en torno a los derechos de propiedad intelectual tiende a entrometerse en el corazón mismo de la lógica del capital, controlando la velocidad de la depreciación. Una regulación económica que intervenga en reducir la depreciación, promueve la des-acumulación en vez de la acumulación en términos de valor. Tal regulación promueve inevitablemente la transición al postcapitalismo. La política de alargar la vida media de los productos en general constituye una estrategia central para fomentar la transición al socialismo.
Hoy en día solo 15 o 20% de la población mundial que más consume amenaza la sobrevivencia del planeta. Mientras las economías centrales luchan por el reparto del mercado mundial a favor de sus transnacionales, las economías emergentes son las responsables del crecimiento actual en el mundo. Las economías emergentes ya son responsables de más del 50% del consumo de energía. Desde el año 2000 son responsables del 85% del aumento en la demanda de energía. China por si solo ya absorbió un tercio del incremento de la energía en los últimos cinco años; 50% del incremento en el consumo de cobre y aluminio y el 100% del incremento de la demanda de nicle, estaño y zinc. De las 20 ciudades más contaminadas en el mundo 16 se encuentran en China. Aunque EEUU todavía es el principal contaminador del mundo, la emisión de carbono en China e India duplicará en unos diez años. El globo no lo soportará. Lo anterior demanda con urgencia otro estilo de vida y primero que todo en el Norte (Vea The Economist, 16 de setiembre de 2006: pagina 17). Sin alargar la vida media de todo lo que producimos y cuidar lo que tenemos en el Norte no hay expectativa de mejorar la vida para las inmensas mayorías necesitadas en el Sur.
¿Qué hacer?
Una economía alternativa postcapitalista parte del principio vital de subordinar la economía a la vida y no de una simple gestión de los recursos naturales para continuar dar vida en forma perpetua a la economía, es decir, a la acumulación de capital.
-El derecho a la vida de las mayorías excluidas y su reivindcación justa de una mayor igualdad pone restricciones severas al uso de recursos naturales que son limitados. Su uso debe ser subordinado a la vida en general y con ello su uso debe evitar también la devastación y depredación del planeta.
- Los recursos no pueden ser utilizados más allá de sus capacidades de renovación, ajustadas según cada país. - Los criterios para su utilización requieren una definición que garantice la satisfacción de las necesidades básicas y de desarrollo de las mayorías excluidas y en forma simultánea la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas.
a. En el corto plazo
-Enfrentar el agronegocio (agrobusiness) que destruye toda cultura de la subsistencia de centenares de millones de campesinos, al mismo tiempo que impone modalidades técnicas que producen dependencias y destrucción del medioambiente.
- Enfrentar la privatización de recursos vitales como el agua, garantizar el derecho al agua por persona y para ajustar el uso de agua en el ámbito de la producción al ritmo de renovación de las capas freáticas;
-Enfrentar la apropiación privada de los recursos naturales y las materias primas por las transnacionales y fomentar su nacionalización.
-Enfrentar la mercantilización de la vida (commodification of life) que se traduce en consumismo que desembocan en guerras por el petróleo, el agua, etc.
Enfrentar los “derechos a contaminar” (pollution rights) y su mercado, y obligar a los países ricos a disminuir la tasa de producción de dióxido de carbono con el fin de permitir a los países pobres industrializarse
b. A mediano plazo
-Establecer acuerdos de solidaridad entre países periféricos y reglas en torno a la implementación de cuotas restringidas de las materias primas para las naciones más desarrolladas.
-Alentara nivel mundial nuevas formas de producción que demandan menos recursos naturales y promover productos con mayor duración de vida y buscar sustitutos a los recursos no renovables.
-Enfrentar los derechos de propiedad intelectual en el ámbito productivo y de servicios que privilegia la cultura parasitaria de la renta de una minoría improductiva y frena y obstaculiza la industrialización y el desarrollo de los países periféricos.
-Declarar el conocimiento patrimonio cultural de toda la humanidad levantando toda clase de patentes y derechos de propiedad intelectual.
La transición de una economía de mercado hacia una economía del cuidado
A partir de la propia contradicción en el desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones de producción existentes, brotan y se reivindican las nuevas relaciones de producción donde se generan condiciones para supeditar la economía a las necesidades de la vida humana y natural. Esta transición sin lugar a dudas no va ser gradual ni mecánica sino implicará un período de fuertes tensiones sociales que ya presenciamos. Antes de enfocar la propia transición veamos el rumbo posible del cambio. El punto de partida de una economía alternativa deja de ser el crecimiento económico y la ganancia como Norte. Con ello se acaba el desarrollo desenfrenado de realizar valores y ganancias basadas en necesidades artificiales de unas minorías que pone en riesgo toda vida humana y natural. También se agota la era del crecimiento económico a partir de la planificación central del Estado. A partir de una economía que no enfoca el crecimiento deja de existir la base estructural de la acumulación. En tales circunstancias, se presenta la posibilidad histórica y el proyecto político enfocar la transición de la economía en función de la propia vida.
Una economía en función de la vida requiere no solo una nueva vinculación de la economía formal con la sustantiva, sino también la supeditación de la forma al contenido. Este punto de vista implica enfocar las políticas económicas desde la óptica de la reproducción de la vida concreta en vez de enfocar la reproducción en términos monetarios. La contabilidad actual no hace diferencia entre actividades productivas e improductivas o incluso destructivas, ni entre las sostenibles e insostenibles. La actual economía no resta de la riqueza social la pérdida de bosques o la contaminación de ríos, pero suma a la riqueza nacional la labor de limpieza a medias de los ríos contaminados. Se llega al colmo de ver como productivo la destrucción de riqueza mediante la guerra para poder reconstruir nueva riqueza. La contabilidad social funciona como una máquina calculadora que solo sabe sumar lo nuevo expresado en términos monetarios, aunque destruya sin cesar la existente riqueza material, natural y humana. Al ver las cosas exclusivamente por la forma, la contabilidad actual opera como un instrumento incapaz de restar los costos materiales, sociales y naturales. No es capaz, en consecuencia, de orientar la economía en función de la vida misma ni hacia el Bienestar Genuino. Opera como si todo lo que hace dinero satisface necesidades.
El Bienestar Social Genuino (BSG) se contrapone al Producto Interno Bruto (PIB). El Bienestar Social Genuino mide toda la riqueza presente. El PIB mide exclusivamente la riqueza desechable producida año tras año. A partir de ésta nueva racionalidad, la conservación de la vida media de los productos y de la tecnología reemplaza buena parte de la (re)producción cada vez más acelerada de productos desechables. Al contabilizar en un año determinado la riqueza material presente, la conservación de la misma a través de los años aumentaría el bienestar para un período más prolongado. Esta tendencia fomentaría no solo la calidad de los productos y servicios, sino también el cuidado y conservación de todo lo que hacemos. Solo a través de esta racionalidad de cuidar la vida de las cosas hechas es posible ajustar la velocidad de reproducción de la riqueza material generada por los seres humanos, a la velocidad de reproducción de la naturaleza. En otras palabras, solo así es posible hablar de desarrollo sostenible en el sentido de la vida misma.
La economía del cuidado no enfoca el aumenta de la riqueza en términos de dinero, sino en términos de valores de uso que están en función de la vida. Vista en función de la vida, los seres humanos realizan trabajo (el doméstico, el voluntario, el pastoral, etc.) que genera riqueza. Aunque esta riqueza no adquiere expresión monetaria, tratase de riqueza visto por su contenido. La conservación de la riqueza existente es aumentar el stock presente de riqueza visto por el contenido. La riqueza mejor conservada permite que los valores de uso conservados nos acompañen durante más tiempo. Con ello aumenta el stock de riqueza presente. La mejor conservación o cuidado de las cosas que nos rodeen no genera riqueza nueva, sino permite que la riqueza presente permanezca.
La acumulación del capital se torna incompatible con el concepto mismo de una economía sostenible. El carácter sostenible de la acumulación de capital más bien depende del sacrificio perpetuo de la vida natural y humana. Con el colapso de la propia naturaleza, la misma vida humana está en juego. A partir de ahí se desarrolla la resistencia social que revindica la conservación de la naturaleza. Una política alternativa ha de declarar a la naturaleza amenazada patrimonio común de la humanidad. La economía alternativa sostenible supone y requiere una economía solidaria, es decir, solidaria con la naturaleza pero con ello también con las generaciones futuras. Una economía solidaria no toma una hipoteca sobre futuro de la vida natural y humana con la única finalidad de acumular más dinero en el corto plazo a costa de la vida de las generaciones presentes y futuras.
En una economía alternativa no se saque de la naturaleza más recursos de lo que la naturaleza es capaz de reponer a largo plazo. En una economía alternativa, la velocidad de la reproducción material tiene que disminuir básicamente en el Norte. El aumento de la vida media de todo lo que se produce permite ajustar la velocidad de la reproducción material a la velocidad de la reproducción de la propia naturaleza. El consumo de los recursos naturales renovables, en otras palabras, no puede ir más de prisa de lo que la naturaleza es capaz de reponerlas. El consumo de recursos no renovables muestra un límite aún mucho más dramático. La pérdida de vida natural es pérdida de riqueza no solo para las generaciones actuales, sino también para las próximas y constituye, por lo tanto una economía no solidaria. Esta pérdida de naturaleza no se contabiliza en una economía de mercado. Es más tales pérdidas no pueden ser contabilizados en términos de dinero. Si tuviéramos que dar un valor a los recursos no renovables, el exterminio de los mismos implicaría un costo infinito.
Lo anterior implica que en una economía sustentable la economía contable ha de subordinarse, entonces, a criterios no contables propios de la vida. Los recursos naturales han de ser patrimonio común de los pueblos y a menudo incluso patrimonio común de toda la humanidad. Para lograr una economía sustentable es supuesto orientar la regulación económica hacia un equilibrio entre la velocidad de la reproducción material de la economía con la reproducción de la naturaleza. La generación de riqueza por su forma se realiza a costa del contenido, es decir, la acumulación sostenida de capital, genera desequilibrios naturales cada vez mayores. Para una economía alternativa y sostenible, el punto de partida es el cuidado de la vida humana y natural y de todo lo que nos rodea a través del tiempo. Este enfoque es incompatible con la lógica del capital.
Una posición antropocéntrica demanda conectar los ciclos de vida de la naturaleza en general con aquellos de la vida de la especie humana misma a través del tiempo. El costo de la contaminación del agua y del aire a través de los años adquiere un carácter irreparable. Este daño no solo contempla los efectos para las generaciones futuras de la especie humana, sino también aquellas causadas a la propia naturaleza y así otra vez a la especie humana. El consumo de energía no renovable y el deterioro de la capa de ozono, a largo plazo, causan daños irreparables al medio ambiente. Son una amenaza para la vida en general. Este costo al cuantificarlo dentro del cálculo de la utilidad sería incalculable ya que tiende al infinito. Un costo incalculable transciende el ámbito cuantitativo y requiere subordinar la forma al contendido.
¿Qué hacer?
Para poner la economía en función de la vida precisa subordinar lo cuantitativo a lo cualitativo en la contabilidad nacional. El bienestar genuino no se deja medir exclusivamente a través de indicadores cuantitativos. Hay que buscar más bien indicadores cualitativos. Queremos aquí elaborar algunos puntos de partida para orientar una nueva contabilidad social en función de la plenitud de la vida y del bienestar genuino.
a. Que la economía de cuidado vela por la vida natural:
Para que una economía sea sostenible no se puede hipotecar el futuro de las próximas generaciones. Lo anterior implica que no se saque de la naturaleza más recursos de los que pueden ser reemplazados por la misma naturaleza en el largo plazo. En otras palabras, la velocidad de la reproducción material de la economía tiene que ajustarse a la velocidad de la reproducción de la propia naturaleza. Para este efecto se debe:
-Instaurar controles efectivos a nivel internacional para frenar el consumo y deterioro de los recursos naturales renovables y sobre todo los no renovables (como las tierras húmedas, las tierras agrícolas y los minerales, incluyendo el petróleo).
-Implementar controles a nivel internacional sobre la conservación de la biodiversidad que se encuentra en el corazón mismo de una economía alternativa orientada hacia la propia vida. La replantación de bosques útiles para la posterior explotación, no solo sacrifica la diversidad forestal, sino sacrifica a la vez la biodiversidad en general (flora y fauna que alberga).
b Que la economía de cuidado vela por el valor de uso de los productos humanos:
-La contabilidad alternativa ha de medir la riqueza presente (valores de uso) ya no a partir de la producción (de valor) en un año determinado.
-Al promover la conservación de la vida media de los productos y de la tecnología se sustituye buena parte de la reproducción cada vez más acelerada de productos desechables.
-Al contabilizar en un año determinado la riqueza material existente, la conservación de la misma a través de los años aumentaría el Bienestar Genuino en años futuros.
-Hay que generar no solo productos de calidad, sino también fomentar el cuidado y la conservación de todo lo que hacemos.
-A través de la racionalidad de cuidar la vida de las cosas hechas es posible ajustar la velocidad de reproducción de la riqueza material generada por los seres humanos, a la velocidad de reproducción de la naturaleza.
¿Cómo suprimir la economía de derroche?
-hay que regular y ejercer controles efectivos sobre las empresas para que prolonguen drásticamente la vida media de todo lo que se produce.
-hay que establecer prioridades en los productos en función de la propia vida humana.
-hay reducir el impacto negativo que tiene la producción y/o uso de los productos para la naturaleza y el medio ambiente.
-hay que suprimir la publicidad que fomenta el derroche y lo obsoleto.
-hay que generar una nueva cultura de información que fomenta la economía de cuidado.
¿Cómo definir la economía de lo necesario y de lo suficiente?
La definición de tales prioridades no puede estar en manos de las propias empresas como sucede en la actualidad ni ser definido por un Estado centralizado (como en el caso del socialismo realmente existente).
-Es preciso un proceso que fomente la participación e interpelación permanente de la propia ciudadanía.
-Esta interpelación, en principio, va desde lo local y particular hacia los niveles más generales y agregados.
-El interés común de una comunidad aparece en este contexto como interés particular a un nivel más agregado y así sucesivamente.
c .Que la economía de cuidado vela por la vida de todo lo que nos rodea:
-La contabilidad alternativa mide la riqueza por su contenido (valores de uso), o sea, la riqueza presente y no la riqueza nueva generada bajo forma valor.
-El Bienestar Genuino mide no solo la durabilidad de la vida sino sobre todo la calidad de la misma. Esta definición es válida no solo para los seres humanos sino también para la riqueza material que nos rodea.
-Desde la óptica de una economía de cuidado, la seguridad preventiva ha de gozar mayor prioridad que la reparación de las pérdidas sufridas. El seguro alternativo se basa en otras palabras, en el principio de la solidaridad.
-Es un principio solidario asegurarse entre todos para reparar los daños ocasionados a los conciudadanos. Más solidario, sin embargo es el principio de evitar entre todos que un desastre sea ocasionado a esos conciudadanos. La mejor preservación de la riqueza presente requiere menos gastos de reparación por daños ocasionados. Lo anterior implica las siguientes políticas concretas:
-Fomentar el principio de la prevención por encima del de la reparación de daños ocasionados.
-Fomentar el principio de la reparación por encima de la re-producción
-Fomentar la salud preventiva por encima de la curativa.
-Fomentar la preservación de bienes de consumo duradero para evitar la reparación o más aún la sustitución de los mismos.
-Fomentar la cultura que la preservación de la riqueza que nos rodea goza de una mayor prioridad que su reparación y la reparación una prioridad mayor que su sustitución.
e. Que la economía de cuidado vela por una vida humana en paz:
El gasto de defensa constituye un derroche de recursos naturales y monetarios que restan un enorme potencial a la creación de riqueza futura. El gasto de defensa no aumenta directa ni indirectamente el bienestar material de la humanidad, más bien el uso de productos bélicos conlleva a la destrucción de vida humana, natural y material. El gasto mundial militar en 2005 alcanzaba $162 per cápita.
-Hay que fomentar la reducción máxima del gasto de defensa a nivel mundial y transferirlo a los países periféricos como fondo mundial de desarrollo.
Al lograr la transferencia de este gasto de defensa al fondo de desarrollo para el 50% más pobre del planeta implicaría un fondo anual para el desarrollo per cápita equivalente a $324.
Al lograrlo, EEUU estaría obligado a aportar la mitad a este fondo de desarrollo ya que gasta la mitad del gasto militar a nivel planetario.
La necesaria transición simultánea en Norte y Sur
Cuando los productos de consumo y los medios de producción en existencia suelen tener una vida más prolongada, y cuando, como consecuencia, la producción anual de riqueza material tienda a disminuir, la riqueza presente puede aumentar debido a la mayor durabilidad y mejor calidad de los productos finales. Bajo estas circunstancias aumenta la “productividad genuina” del trabajo ya que se logra un mayor bienestar con menos trabajo. Con el incremento de la “productividad genuina”, aumenta el bienestar genuino. Su medición sintética se obtiene a partir del aumento del tiempo libre. Más tiempo libre implica un mayor bienestar genuino y su reducción más bien una pérdida del mismo. Las inversiones poscapitalistas son, entonces, liberadoras. La racionalidad económica poscapitalista requiere entonces otro cálculo económico y otra contabilidad social. El enfoque sobre la contribución de las partes a partir de la vida misma no se deja medir en términos cuantitativos. La vida misma y el bienestar, en esencia, son una realidad cualitativa y no cuantitativa. Al disminuir la producción anual de riqueza nueva, la masa de dinero anualmente presente pierde relación con la nueva riqueza producida. Un mayor bienestar social genuino se logra entonces con cada vez menos dinero. El proceso de desacumulación monetaria que ello implica se dará sobre todo en el Norte. Si ese dinero sobrante permanece en el Norte se desvaloriza.
De esta forma se vislumbra la oportunidad de impulsar, mediante impuestos u otras formas de transferencia (los términos de intercambio se tornan por ejemplo más favorables para el Sur), una redistribución más igualitaria del ingreso a nivel mundial. Un sistema tributario internacional con flujos monetarios (sin compromisos ni intereses) de Norte a Sur estimulará el descenso del crecimiento económico en el Norte sin pérdida de Bienestar Genuino, generando a la vez recursos necesarios para acelerar el crecimiento económico en el Sur. De esta forma aumentaría el bienestar material en el Sur para así lograr un mayor Bienestar Social Genuino sin afectar siquiera al Norte en ese aspecto. En tanto que el proceso de transferencia en el Norte guarda relación con el desarrolle el Sur, habrá a nivel mundial un crecimiento monetario cero con un fuerte crecimiento del Bienestar Social Genuino a nivel mundial. Con tasas de crecimiento cero las tasas de interés tienden a cero.
La política económica de una economía en transición, entonces, ha de apuntar a suprimir las tasas de interés a nivel internacional alrededor de cero. Al ser estructuralmente negativa el crecimiento monetario en el Norte las tasas de interés tienden a valores negativos en el Norte y positivos en el Sur. Lo anterior conllevaría a invertir en el Sur. Para permitir que la reproducción material a nivel global se nivele con las posibilidades de la reproducción natural, debería haber un crecimiento monetario negativo a nivel global. Lo anterior implica una política económica de un crecimiento monetario más lento en el Sur de lo que decrece el Norte en esos términos. Globalmente habría crecimiento negativo, pero no así en el Sur. Enfocar la política económica en el Sur a la producción en función de las necesidades más inmediatas y enfocar la política en el Norte a suprimir el consumismo, este resultado es más que viable en la transición. La contabilidad social poscapitalista partirá así de la contribución de las partes a la reproducción de la vida desde la óptica del contenido y ya no desde el punto de vista de la forma o el dinero.
¿Que hacer?
Trabajemos para una “economía de lo suficiente” en combinación con una “economía de lo necesario”.
-Hay que fomentar la mayor durabilidad y mejor calidad de los productos finales, aumenta la “productividad genuina”, aunque disminuye la producción anual de riqueza material. Al fomentar que de esta forma disminuye la riqueza nueva, aumenta así la riqueza presente.
Hay que fomentar igual o mayor bienestar con menos trabajo. Lo anterior se logra con una regulación económica mundial que fomenta incrementar la “productividad genuina” del trabajo.
Ello se logra:
-A través de la prolongación de la vida media de los productos y de la tecnología a partir de la calidad de los mismos en los países centrales.
-Al establecer prioridades en lo que se produce a partir de la combinación de la “economía de lo suficiente” con la “economía de lo necesario”.
-La combinación de la “economía de lo suficiente” con la “economía de lo necesario” apunta a satisfacer necesidades genuinas en vez de deseos fabricados.
El resultado es un aumento en el índice sintético de la “productividad genuina” que se mide a partir del aumento del tiempo libre. Un aumento en el tiempo libre es ganancia de bienestar genuino y su reducción una pérdida.
Al disminuir la producción anual de riqueza nueva, la masa de dinero anualmente presente pierde relación con la nueva riqueza producida. Si el dinero permanece en esas naciones se desvaloriza. Esto es el caso futuro de los países centrales. Por ello:
-Hay que fomentar flujos de dinero, en forma de impuesto solidario, de las “economías de lo suficiente” hacía”economías de lo necesario”. De esta forma se estimula el nivel de vida y el bienestar genuino en la periferia sin que se pierda bienestar genuino en el centro.
-Hay que promover que el ritmo con que baja la creación de riqueza nueva en los países centrales guarde al menos relación con el ritmo con que el dinero se transfiere hacia el Sur.
-Hay que establecer como meta mínima lograr un crecimiento de valor global igual a cero. Con ello se logra una tasa de interés internacional que tiende a ser cero, en el entendido que habrá crecimiento positivo en términos de valor en el Sur y por lo tanto una tasa de interés positiva en el Sur y crecimiento negativo en el Norte que implica una tasa de interés negativa. De esta forma se promoverá el flujo de dinero norte sur..
Hay que promover al máximo que se alargue la vida media de los productos en países centrales para promover la máxima transferencia de recursos naturales y de dinero hacia la periferia. Al mimo tiempo hay promover la producción de productos con larga vida media en el Sur.
Al lograrlo se promoverá al máximo una redistribución igualitaria del ingreso y del trabajo a nivel mundial.
La historia de dominación de los países periféricos en general de América latina e especial y el actual modelo de desarrollo ha puesto a nuestros pueblos y comunidades en situación de pobreza, exclusión, y despojo de nuestras riquezas, nuestras tradiciones y la base de nuestra vida: nuestro medio ambiente y nuestros territorios para el beneficio de un 15% de la población mundial que consume el 80% de los recursos naturales.
-Para que los pueblos del Sur puedan aspirar al desarrollo genuino, es un supuesto revertir esta situación subordinando los intereses comerciales de las transnacionales al interés superior de los pueblos.
Después de años de experimentos neoliberales, no solo las privaciones de los pueblos excluidos son cada vez mayores, sino los Estados han perdido el control sobre la gestión de sus recursos estratégicos debido a la imposición de la lógica del mercado que favorece los grandes oligopolios de las empresas transnacionales.
- Frente a la agresión transnacional de las industrias extractivas y como respuesta, nuestras comunidades tienen derecho a su lucha por la recuperación de sus territorios y la gestión plena de sus recursos naturales.
-Para lograrlo,hay que combatir primero que nada la criminalización de esta lucha de los pueblos por parte de los gobiernos ante el poder transnacional.
-Luego se reivindica el cambio del paradigma del desarrollo extractivista por el de un desarrollo humano sustentable.
En este contexto, los pueblos de Latinoamérica, reunidos en el marco de la Cumbre Social de Integración en Cochabamba en 2006, exigieron a los mandatarios presentes y sus representantes considerar los siguientes planteamientos:
a. En el corto plazo
-Fortalecer los procesos de recuperación de la propiedad y control de los recursos naturales y gestión de las industrias extractivas, como un avance real hacia una futura integración continental, respetando, a los pueblos y el medio ambiente, bajo la dirección, el control y ejecución total de los Estados sudamericanos, sin la
participación del capital transnacional y rompiendo con el monopolio privado.
-Avanzar en la abrogación de los tratados bilaterales de protección de inversiones reestableciendo la soberanía de los pueblos.
-Garantizar el ejercicio de los derechos sobre el territorio y los recursos naturales de los pueblos mediante la consulta vinculante, veto, etc.
-Garantizar el derecho de las comunidades a la denuncia del accionar negativo de las industrias extractivas y la responsabilidad de los Gobiernos de investigar, esclarecer y sancionar estos casos.
-Incluir dentro de los marcos jurídicos internacionales los delitos ambientales y los delitos económicos.
b. A mediano plazo
-Priorizar la actividad económica de los países, en función de los intereses de la mayoría de la población, respetando sus actividades productivas tradicionales.
-Dirigir los ingresos generados por las industrias extractivas a garantizar la soberanía y seguridad alimentaria de los pueblos, así como al potenciamiento de actividades productivas que favorezcan la conservación del medio ambiente y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.
-Romper e invertir la subordinación de los precios internos de los productos generados por las industrias extractivas, al mercado internacional y al nivel económico de las metrópolis del norte.
-Exigir la indemnización y compensación, así como también la reparación por daños activos y pasivos ambientales.
-Hacer prevalecer la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos en la gestión de sus territorios en su integralidad.
Hacia una participación democrática en el propio proceso económico
Establecer prioridades en los productos para la propia vida humana y establecer el costo simultáneo que tiene para la naturaleza y el medio ambiente no puede estar más en manos de empresas transnacionales que fomentan el consumismo como sucede actualmente. En una economía poscapitalista la definición de las necesidades demanda la interpelación permanente de la propia ciudadanía. Para lograr llegar al bien común, esta interpelación va desde lo local y particular hacia los niveles más generales, o sea tiene un carácter eminentemente participativo y democrático. En esta interpelación el bien común a nivel local aparece como interés particular a un nivel más general. Lo anterior implica una política económica radicalmente diferente. Hay que promover producir localmente lo que se puede producir localmente. Actualmente es al revés: se produce a escala global a partir de unas pocas y cada vez menos transnacionales. Estará obvio que este cambio es imposible sin que se produzca una crisis profunda en las propias transnacionales y que el movimiento social tome manos en el asunto.
El proceso de interpelación se encadena en otras palabras como un proceso de democrático participativo en lo que se produce y donde se produce, interpelación que no está exento de conflictos. Es aquí donde aparece la figura de un nuevo Estado: El Estado Solidario. Este proceso de interpelación democrática no puede terminar donde se encuentran las fronteras nacionales. En el postcapitalismo, la definición del Bienestar Social Genuino ya no se puede limitar a nivel nacional, sino está sujeta a interpelaciones internacionales con cambios permanentes en el tiempo y acorde con las particularidades sociales de las poblaciones. Lo anterior implica una reestructuración completa, por ejemplo, de las Naciones Unidas eliminando el veto de las potencias actuales, estableciendo derechos preferenciales de los países del Sur y obligaciones de las naciones actualmente más ricas para con el Sur y para con la naturaleza estructurando la solidaridad a nivel internacional.
Ciudadanía en una economía poscapitalista significa obligación de los otros hacía mí y mí obligación hacía los otros en función de una mayor plenitud de la vida de todos. Esta nueva relación social no es posible lograr a partir de las relaciones de mercado que tienden a excluir y a generar injusticias enormes. Estas obligaciones solidarias se dan a partir de las relaciones democráticas en el campo económico, político y social. A nivel macro se este proceso se da entre naciones, fomentando una mayor redistribución del poder del Norte hacia el Sur para así lograr un mayor Bienestar Social Genuino para todos como acabamos de ver. Estas obligaciones también se dan a nivel nacional con estructuras políticas en beneficio de zonas y grupos sociales desfavorecidos e incluso se da a nivel más local.
Para poder desarrollar mayores grados de libertad en una economía alternativa del mecanismo de mercado se requiere la separación del ingreso del vínculo con el mercado de trabajo. Solo así se dará una emancipación verdadera entre el trabajo pagado y el no pagado. Solo al introducir un ingreso ciudadano sin vínculo necesario con el mercado de trabajo se comienza a concebir la economía por su contenido en función de la reproducción de la vida misma. Con la introducción de un ingreso ciudadano, el trabajo no pagado (trabajo doméstico, trabajo voluntario) deja de subordinarse al trabajo relacionado con el mercado. Con la introducción de un ingreso ciudadano, el pleno empleo deja de ser condición imprescindible como política garante de la vida. Al borrarse la diferencia entre trabajo pagado y no pagado, los derechos y deberes de los ciudadanos ya no se derivan de su vinculación o no con el mercado laboral. Los derechos y deberes se derivan a partir de entonces de mi vínculo democrático participativo con mi comunidad, con mi nación y por ende a nivel internacional.
¿Que hacer?
Por una economía en función de una vida más plena:
Para poder desarrollar mayores grados de libertad personal en una economía alternativa, se requiere la instauración de un ingreso ciudadano.
La introducción de un ingreso ciudadano, no puede estar supeditado a la política (neo)keynesiana de pleno empleo como único garante de vida.
Ello supone la independencia del ingreso de una vinculación con el mercado de trabajo.
Solo con la instauración de un ingreso ciudadano independiente del mercado de trabajo se dan verdaderas valoraciones cualitativas entre el trabajo pagado y el no pagado (realizado en el hogar o la comunidad).
Solo con el ingreso ciudadano las actividades de estudio y actividades culturales o recreativas aparecen como opciones de realización personal.
-Para la reproducción de la vida concreta el trabajo no pagado resulta igual o más relevante que el pagado. Por lo tanto, solo al concebir las cosas por su contenido, el trabajo actualmente pagado puede supeditarse al trabajo relacionado con la reproducción de la vida misma.
-Con el ingreso ciudadano los derechos y deberes de los ciudadanos ya no se derivan de su vinculación o no con el mercado laboral.
-Los derechos y deberes han de derivarse de las obligaciones y los derechos que tengo con mi comunidad y al comunidad mía con la gran sociedad..
-Los derechos económicos y sociales como ciudadano dependen de entonces la vinculación con la sociedad y no más con el mercado.
-Ciudadanía ya no significa mi mayor o menor vinculación con el mercado y los derechos que implica. -Ciudadanía implica la obligación de los otros hacia mí y mi obligación hacía los otros en función de una mayor plenitud de la vida de todos.
-El tiempo libre, como expresión de la plenitud de vida, no puede supeditarse a la cantidad y calidad del tiempo de trabajo pagado, sino ha de ser a la inversa.
-Precisa romper la cadena perpetua del capitalismo que no brinda posibilidades de disfrutar la vida a plenitud, ni genera mayores opciones de realización personal.
-Hay que romper esta cadena perpetúa al trabajo pagado, lo que supone romper con la lógica de acumulación por la acumulación, es decir, supone invertir la racionalidad económica reafirmando la vida misma.
La discusión de fondo del ingreso ciudadano no es tanto su factibilidad, sino el cambio de racionalidad económica que supone. La nueva racionalidad, sin embargo, no elimina la discusión en torno a la factibilidad financiera del ingreso ciudadano. Esta depende, evidentemente, de lo que se entiende por ingreso suficiente para adquirir los productos y servicios necesarios.
-Hay que promover el ingreso ciudadano a nivel mundial. Esta posibilidad concreta supone y requiere la redistribución del ingreso no solo a nivel nacional sino también a nivel mundial.
Por el manejo democrático de la economía.
Con la nueva racionalidad económica, la democracia no puede ser definida como la aceptación de las reglas del mercado y la subordinación al mercado mundial mediante elecciones pluralistas controladas desde el exterior y una ideología reductora de los derechos humanos. Este tipo de democracia consiste en imponer la expansión de la mercantilización, vinculándola de manera arbitraria a la importancia reconocida de las elecciones libres y del respeto de los derechos. Una democracia política es incompleta y no puede permanecer si persisten las desigualdades, la explotación y la injusticia social. Una democracia bajo la racionalidad alternativa atraviesa todos los ámbitos de la vida, incluyendo la propia vida económica.
Dentro de la empresa en general y sobre todo en las actuales transnacionales, la instauración de la democracia constituye una reivindicación mayor.
-Instaurar la democracia en la economía empresarial implica el reconocimiento del poder de los trabajadores en el proceso de trabajo, así como de los usuarios y de las colectividades públicas, territoriales y nacionales en la definición de las necesidades y prioridades en la producción.
-Instaurar la democracia empresarial implica la abolición de la dictadura de los accionistas y de la lógica destructora del capital financiero.
-Instaurar la democracia empresarial implica que el control de las decisiones se traslada de los accionistas (shareholders) a los destinatarios (stakeholders), democratizando el proceso productivo.
La transición al postcapitalismo: ¿utopía o posibilidad real?
Hablar del socialismo del Siglo XXI, es hablar de una utopía. Esto no significa soñar, sino anticipar como lograr una sociedad de seres humanos libres e iguales que como sujeto construyen su futuro. Democratizar la economía y subordinar las actuales empresas transnacionales a esa lógica parece u sueño imposible. No se trata, sin embargo, de una mera ilusión sino de un proyecto movilizador. Poner la economía en función de la vida misma implica acabar con la racionalidad que sacrifica la vida para que funcione el mercado. Lo anterior implica una lucha social por el cambio. Una crisis en el propio sistema brinda oportunidades únicas al movimiento social por otro mundo posible. Está crisis está mucho más cerca de lo que nos atrevemos a soñar.
La propia economía de mercado y su funcionamiento constituyen actualmente la finalidad del sistema. La vida humana y natural apenas aparece como un medio o un recurso para lograr esta meta. Desde el punto de vista de los seres humanos afectados, sin embargo, la totalización de la economía de mercado aparece como una creciente distorsión de la vida humana y natural. Lo experimentamos como una vulnerabilidad cada vez más insoportable. Este sufrimiento y esta vulnerabilidad cada vez más generalizada que experimentan las mayorías indican que para ellos sistema del mercado va cada vez más en contra de su bien. La ética del bien común se deriva entonces de ese sufrimiento y el grito de rebelión que fomenta ya que cada vez más personas experimentan distorsiones crecientes.
La relación mercantil totalizadora propio al neoliberalismo desemboca en la ética del “salvase quien pueda” que sin embargo finalmente no salvará a nadie. El reparto del mercado mundial en beneficio de las transnacionales y el capital financiero a nivel internacional destruye la producción local y genera una creciente concentración de ingresos dentro de los países y a nivel internacional. Esta ética constituye una amenaza creciente para toda la vida humana y natural. La conciencia que nadie puede vivir si no puede vivir el “otro” (la otra persona, la otra raza, el otro sexo, la otra nación, la otra cultura, la naturaleza fuera de mí), esta ética solidaria no se produce en abstracto, sino al interior de esta realidad excluyente.
En la batalla económica por el reparto del mercado mundial no cabe ni siquiera todo el gran capital. Con ello, la batalla por el reparto del mercado mundial sobrepasa el ámbito económico y tiende a alcanzar dimensiones militares. La ética de salvarse una nación, una cultura o una raza a costa de todo y todos, a la larga no salvará a nadie. Lo que si generará es un sufrimiento cada vez más insoportable para amplias mayorías. En medio de este dolor se desarrolla la resistencia mundial contra la globalización y contra la guerra. Esta resistencia generará una ética alternativa: la ética solidaria que deslegitima al propio sistema. La ética solidaria nace a partir de la conciencia que sin salvar al “otro” no habrá salvación para nadie. Esta ética nace y se desarrolla primero entre los excluidos como estrategia de sobre vivencia, pero conforme se radicalice ese salvase quien pueda alcanzará a capas cada vez más amplias de la población. Este momento se nos acerca a pasos agigantados y con ello se vislumbra la necesidad y posibilidad del salto del movimiento social al proyecto político radical.
El neoliberalismo se caracteriza por el re-reparto del mundo que adquiere un carácter cada vez más bélico. Este episodio se anuncia a partir de los sucesos del 11 de setiembre de 2001. El reparto del mundo a partir del 11 de setiembre se da básicamente a partir de la guerra. A nivel internacional significa un reparto agresivo a costa de no importa quien. Cuando el reparto del mercado y la riqueza existentes se agotan, queda aún la posibilidad de sostener la demanda efectiva al comprometer la riqueza futura. Vivir a partir de una deuda creciente significa salvar la demanda efectiva de hoy a costa de un compromiso de pago a futuro. Al poseer la moneda internacional y al tener la moneda en la cual se invierten la gran mayoría de las reservas internacionales, EEUU es el país que más se puede endeudarse a nivel mundial. EEUU debe ese dinero básicamente a sus principales contrincantes económicos como China y Japón. La sola deuda pública y privada de EEUU representaba actualmente más del 50% de toda la deuda mundial. En estas circunstancias, cualquier otro país hubiese tenido que devaluar y que aplicar políticas de ajuste estructural muy severas.
EEUU tienen hoy en día una capacidad armamentista bastante superior a la del resto del mundo y, en vez de reducirse, la brecha más bien tiende a aumentar. Un gasto militar en ascenso basado en una base económica en declive no puede ser sostenido, Al poseer la moneda universal, EEUU podrá sostener el gasto militar durante un tiempo a puro crédito. Sin embargo, un país que vive cada vez más del crédito, depende también cada vez más de la riqueza de otros. Por lo anterior EEUU ya no logra imponer su criterio a sus acreedores, es decir, pierde hegemonía. Al perder la hegemonía en lo económico, el imperio suele recurrir a la fuerza y, eventualmente, contra sus acreedores. Una hegemonía basada en la economía de guerra pero sostenida a puro crédito de sus contrincantes no tiene futuro y menos aún cuando el crédito encarece. Una depresión económica está entonces a la vista.
Un colapso en el comercio internacional significa el colapso de muchas transnacionales. Ello significa una caída brusca de la bolsa de valores en el mundo entero. Una caída brusca del comercio internacional no solo brinda la oportunidad de volcarse al mercado local, sino se impone como necesidad absoluta al contraerse drásticamente la capacidad de importación de productos transnacionales. En medio de este entorno es posible y necesario a la vez orientar la economía al desarrollo endógeno y a la desconexión. Anticiparse a esta coyuntura y desarrollar conciencia al respecto es precisamente tarea política de la izquierda.
El movimiento social mundial por una alternativa al neoliberalismo, es decir, el llamado “movimiento altermundialista” nace y se desarrolla precisamente en medio de estas contradicciones internas del gran capital en torno a la disputa por el reparto del mundo. La lucha social por una alternativa reivindica la desconexión del proceso de globalización. Esta desconexión se da a nivel local por la misma lucha de sobrevivencia de los excluidos. También se da a nivel nacional e internacional como se plantea, por ejemplo, en la Alternativa Bolivariana para América Latina (ALBA). El proceso de desconexión puede darse a nivel mundial y el lugar para este paso es al interior del Foro Social Mundial (FSM). Luchar por una política de desconexión adquiere perspectivas claras en medio de una crisis de hegemonía y más aún en medio de una depresión internacional. Esta crisis de hegemonía y esta depresión están a la vista. Con la desconexión se subraya la soberanía nacional, el desarrollo endógeno y por ende la multipolaridad.
- Trabajo preparado para el FSM en Nairobi 2007 a partir del “Llamamiento de Bamako” del FMA en 2006
Existe el falso e ingenuo supuesto que los gobernantes y la banca lograrán balancear la economía siempre. Es cierto que pueden intervenir y han intervenido para superar crisis, pero no pueden evitar las crisis ni evitar un agotamiento en la propia racionalidad económica. La amenaza de una nueva recesión mundial en una era de globalización podrá ser tan profunda que habrá una crisis generalizada de pago. Las deudas privadas y públicas ascienden sin cesar a nivel internacional y al interior de muchas naciones. La sola deuda privada y pública de EEUU alcanza hoy en día la mitad de la deuda mundial y, al ser el dólar moneda de reserva internacional y moneda de pago internacional, una crisis de pago pone en peligro la estabilidad financiera a nivel mundial.
Con un tipo de cambio entre euro y dólar de manera estable por encima de 1.30, hay motivos de considerar que la fase para sentir el impacto de una crisis sistémica global ha comenzado. Desde marzo de 2006 ya no se publican datos sobre M3, es decir ya no se sabe cuantos dólares se imprimen ni se publican datos sobre la posesión mundial de dólares. Desde principios de octubre de 2006 hasta mediados de diciembre, la Reserva Federal aumentó en 320 billones de dólares el stock monetario, lo que es cinco veces más de lo que hizo durante el mismo período en 2005. Lo anterior implica la devaluación del dólar. Gracias a esa devaluación del dólar, el gobierno de EEUU transfiere un monto creciente del déficit a sus acreedores y socios comerciales. Esto a su vez subvierte la confianza mundial en las finanzas internacionales. A esto podemos agregar las pocas reserves bancarias, la crisis cada vez más eminente en el mercado mobiliario y la esperada recession de la economía de EEUU para 2007. (“Finantial crisis: systemic crisis in 2007, another bubble close to bursting”; Global Europe Anticipation Bulletin No 10, diciembre 2006)
En años recientes EEUU ha impreso billetes bancarios de dólares sin límite y ha emitido masivamente bonos de tesoro del estado. No es posible averiguar exactamente la magnitud del dinero impreso ya que no son datos públicos, pero se estimaba hace un tiempo que es aproximadamente de cuatro a ocho veces la circulación monetaria que guarda relación con el tamaño de la economía de EEUU (con un PIB de más o menos 13 trillones de dólares en 2004) (Adrian Salbuchi, “Death and resurrection of the US dollar”, en www.globalresearch.ca). Desde 2001 existió la amenaza de una caída brusca del dólar. El dólar estaba a salvo mientras los países continuaban vendiendo el petróleo en dólares y los bancos centrales continuaban invirtiendo sus reservas internacionales en dólares ya que la demanda de esta moneda se mantendría elevada y no precisaría una devaluación aguda de la misma.
Desde 2001 había amenazas. En ese año Saddam Hussein vendió el petróleo de Irak en Euros e invitó a los países de la OPEC hacer lo mismo. Lo anterior hubiera significado una venta masiva de dólares para adquirir Euros para así cancelar la compra de petróleo. La oferta masiva de dólares que implicaría causaría una caída brusca del dólar. De ahí se explica la guerra contra Irak y de ahí también se puede interpretar la amenaza de una ampliación de la guerra contra Irán. La guerra en Medio Oriente mantiene elevada a los precios de petróleo y con ello se sostiene la demanda de dólares. Los petrodólares que obtienen los países productores a su vez suelen invertirse mayoritariamente en bonos del tesoro de EEUU u otros papeles de valor en esa moneda. La amenaza de guerra a partir de la superioridad militar norteamericana ha de mantener a EEUU como el puerto más seguro para tales inversiones.
Es política expresa de EEUU promover la demanda de dólares por parte de las bancas centrales, en billetes de papel o bonos del tesoro. EEUU bloquea, sin embargo, invertir en grande en la economía real del país con dichas reservas. La adquisición de riqueza real implicaría la entrada masiva de dólares de papel (sin respaldo) para adquirir grandes empresas, complejos portuarios, u otra forma de riqueza real. En 2005, por ejemplo, China intentó comprar con sus reservas en dólares la compañía petrolera estadounidense UNOCAL, pero la oferta china fue rechazada por el Congreso. Cuando Dubai hizo una oferta de invertir en el manejo portuario de EEUU, recibieron la misma negativa del Congreso. El mensaje es claro: EEUU estimula la demanda de dólares sin respaldo en el exterior pero no su oferta masiva al interior del país. La inflación consecuente de la emisión descontrolada de dólares no se da en la economía real de EEUU, sino en el mercado donde se negocian bonos, acciones u otros papeles de valor.
Hoy en día la impresión de dólares y de dinero en papel ha pasado el punto de no retorno y el colapso monetario a nivel mundial es inevitable. El momento crítico es postergable pero inevitable. Mediante amenazas militares, EEUU hará también en 2007 lo posible para que la demanda de petróleo y entonces la demanda de dólares perdure lo más que pueda. El resultado negativo de las elecciones de noviembre 2006 no deja de ser un dilema para saber si EEUU irá a la guerra contra Irán antes del término de la administración Bush. Los malos resultados políticos y militares en la guerra en Irak constituyen un serio dilema. La comparación de Irak con Vietnam acepta hoy en día hasta la Casa Blanca. Un ataque eventual a Irán con el uso de armas nucleares resulta en este entorno como una “ventaja” para tomar la decisión interna al implicar menos muertos del lado norteamericano. Las consecuencias, sin embargo, pueden ser nefastas.
Irán contestará sin dudas a un eventual ataque nuclear y la guerra puede descontrolarse. Un ataque a Irán, con el uso de armas nucleares, unificará a China y Rusia y muy probablemente aislará la posición norteamericana más que nunca. El lado negativo del uso de armas de destrucción masiva en Irán, sin embargo, es la reacción en cadena que podrá generar con el riesgo de una Guerra Mundial. Un desenlace militar a escala internacional, pondrá en peligro toda la vida en este planeta. En el plano económico, la ampliación de la guerra implicaría una desarticulación comercial y la consecuente desconexión de muchos países del proceso de globalización. La desarticulación comercial y la desconexión resultante tienen consecuencias nefastas para las empresas transnacionales y por ende para la economía en los propios países centrales.
La coyuntura internacional revela una pérdida de hegemonía de EEUU no solo en el plano económico, sino también en el político y militar. El hecho que Corea del Norte se unió en la actual coyuntura al “club de poseedores” de armas atómicas, la administración Bush sin duda lo empleará para prevenir la llegada de Irán a dicho “club”. Debe de estar claro que la administración Bush no tiene necesidad de solicitar previamente autorización para ir a la guerra, ya que el Congreso ya pasó una ley (H.R.6198) para hacerlo. Sin embargo, el Congreso, pueda usar el artículo 1, sect.8, cláusula 14, de la Constitución. Eso le permite bloquear la autoridad del presidente de dar órdenes para el uso de armas nucleares. Tal decisión implicaría, en la práctica incluso el bloqueo de un ataque convencional a Irán (Prof. Jorge Hirsch, “Voting against nuclear war with Iran”, tomado de www.globalresearch.ca, , 18 de octubre de 2006).
Al complicarse, eventualmente, la perspectiva de una aventura bélica, la amenaza de un colapso del dólar se hará más real que nunca ya que la demanda de dólares (con la demanda de petróleo) tendería a la baja. La amenaza de la guerra continuará por este motivo ser política probable durante todo el segundo período de la actual administración Bush. La predicción de David Chapman director del “Millennium Bullion Fund” (“Forecast 2007”) es que a partir de abril de 2007 podamos esperar un período de dos años donde se de el colapso del dólar cuyo resultado será una profunda crisis bursátil y recesión de años, donde el oro se disparará a niveles superiores a $1000
Conforme se hace más patente la amenaza de un colapso del dólar durante el segundo período de la actual administración Bush, EEUU tiene todavía el recurso de introducir un Nuevo Dólar convertible en oro. Los dólares antiguos podrán ser convertidos en Nuevos Dólares por un cambio de uno a uno para una minoría: las corporaciones norteamericanas y las instituciones financieras de EEUU así como para ciertas naciones aliadas como Israel y Gran Bretaña. El resto del mundo tendrá que cambiar la excesiva cantidad de antiguos dólares en circulación contra una limitada cantidad de Nuevos Dólares. El mercado libre de Dólares Nuevos puede revelar que hay que pagar 4 hasta incluso 10 dólares antiguos para poder comprar uno nuevo. Tratase de un “mega corralito” a nivel global. Sería la estafa mundial más gigantesca de toda la historia. La consecuencia será también nefasta. No solo generará una crisis financiera internacional sino la radicalización de la política en contra del imperio en el mundo entero (Adrian Salbuchi, “Death and resurrection of the US dollar”, en www.globalresearch.ca).
El aislamiento del imperio con tal mega estafa se hará patético. Japón y China, que manejan las reservas internacionales más grandes en dólares y sufrirían enormes consecuencias para su economía. También lo sufrirían los países productores de petróleo, así como países como India, Brasil y los tigres asiáticos. Los países periféricos reúnen hoy en día el 70% de las reservas internacionales en dólares (The Economist, 16 de setiembre de 2006) y recibirán por lo tanto el impacto más directo. En los últimos años, sin embargo, China se está preparando de alguna forma para esta mega estafa mundial y está transfiriendo los dólares sin respaldo hacia terceras naciones, para obtener inversiones reales. China está comprando empresas y materias primas en África y América Latina. El colapso financiero internacional se internacionaliza así y afectaría al mundo entero. Una desarticulación del sistema financiero internacional implicará la Gran Crisis Global con la credibilidad del imperio de pique. Lo anterior cambiará la estructura de poder a nivel mundial y nos indica que podremos estar presenciando en 2007 una fase donde se manifiesta de manera visible una crisis profunda del propio sistema económico.
¿Que hacer?
1. Ante la amenaza de una guerra global:
a. En el corto plazo:
1. Crear una red antiimperialista mundial que coordinaría el conjunto de las movilizaciones contra la (amenaza de) guerra en el planeta y particularmente contra las guerras preventivas.
-Exigir para ello el desmantelamiento de todas las bases militares y cárceles fuera de sus territorios nacionales y rechazar las políticas basadas en la doctrina de seguridad.
2. Fortalecer el movimiento de contestación a la guerra y a las ocupaciones militares, y la solidaridad con los pueblos que luchan en los puntos calientes del planeta.
-Construir para ese efecto bases de datos actualizadas y exhaustivas sobre las bases militares de los Estados Unidos y la OTAN que permitiría aumentar la eficacia de las campañas a favor de su desmantelamiento.
-Exigir terminar con la represión, la criminalización y judicalización de la protesta social.
b. A mediano plazo
1. Regular la interdicción del uso, la fabricación de armas nucleares y la destrucción de todos los arsenales existentes.
2. Regular el control de armas y minimizar el gasto de defensa, con la finalidad de un desarme mundial paulatino y la instauración de sanciones ante su incumplimiento.
3. Transferir el ahorro en el gasto de defensa a nivel internacional a un fondo de desarrollo de los países periféricos,
2. Ante la amenaza de una crisis financiera a nivel internacional.
a. A corto plazo
-La abolición de las imposiciones realizadas por las organizaciones internacionales como el FMI o el BM, la instauración de auditorías que permitan identificar las deudas odiosas particularmente en el Sur y la cancelación de la deuda de los países periféricos.
-La instauración de auditorías que permiten identificar la deuda social, histórica, ecológica e económica que tienen los países centrales con los países periféricos.
-La instauración de controles sobre flujos de capitales (en particular especulativos) y la supresión de los paraísos fiscales,
b. A mediano plazo:
-Implentar un sistema de impuestos a nivel internacional que fomente y establece la transferencia ingresos monetarios de los países centrales a los periféricos a fin de cancelar la deuda histórica, social ecológica y económica del Norte al Sur.
-Implementar un sistema de cambios a nivel mundial cuyo principio regulador será la solidaridad y complementariedad entre naciones y no más la competitividad
-Instaurar un sistema monetario que se estructure con una canasta de monedas respaldadas y que define beneficios sistemáticos para las naciones periféricas según su necesidad establecida internacionalmente y que define asimismo las obligaciones de los países centrales según su responsabilidad histórica definida internacionalmente. La meta mínima es un crecimiento cero a nivel mundial en términos de valor.
-Las decisiones, las obligaciones y los beneficios destinados a favorecer la solidaridad entre los países, se fundan a partir de entonces sobre principios políticos y no más en base de las leyes del mercado.
De la lucha social a la lucha política: hacia la quinta internacional
En la coyuntura desdibujada quedará claro que el capitalismo constituye un “horizonte superable” y no insuperable como hoy en día piensan muchos ideólogos e incluso dirigentes de movimientos populares. La izquierda se tornará radicalmente anti-neoliberal, anti-hegemónico y anti-imperialista y a la vez democrática de avanzada. En la actualidad y en lo inmediato, sin embargo, las luchas no pueden ser dirigidas más que contra el neoliberalismo y la arrogancia de la hegemonía norteamericana. La tarea es anticipar a la construcción de una alternativa de izquierda con estrategias y tácticas que cohesionan las diferentes corrientes ideológicas y los movimientos comprometidos en la lucha contra el neoliberalismo y la arrogancia de la hegemonía norteamericana. La construcción de la convergencia puede ser formulado en términos políticos de diferentes maneras complementarias: “A favor de un frente unido a favor de la justicia social e internacional acompañado de una conciencia anti-imperialista. El Estado democrático de transición larga más allá del capitalismo salvaje demanda un estado que impone una regulación ciudadana y social, o mejor aún la socialización mediante la democracia ciudadana que integra y no a través del mercado total que excluye, Samir Amin, “Pour la cinquième internationale”, Les Temps des Crises 2006, página 110.
La izquierda tiene hoy el reto de ir más allá de la crítica y autocrítica de la historia del comunismo en el siglo XX para iniciar de manera abierta e intensiva el debate sobre las estrategias alternativas constructivas para el Siglo XXI. Politizar el debate constituye la condición de la convergencia en medio de diversidad de las fuerzas progresistas. Reconstruir la unidad implica la organización de amplias mayorías capaces de exigir el derecho a la inclusión. La estrategia ofensiva necesaria de reconstitución del frente popular del Sur requiere de la radicalización de las resistencias sociales frente a la ofensiva del capitalismo imperial. Exige su politización, es decir su capacidad de hacer convergir las luchas campesinas, las de las mujeres, de los obreros, de los desempleados, los informales y de los intelectuales y asignar al movimiento popular en su conjunto objetivos de democratización y de progreso social posibles en el corto y mediano plazo.
La mundialización neoliberal constituye un desafío para los trabajadores y ciudadanos del mundo entero y el capitalismo mundializado no puede ser confrontado únicamente desde la lucha a nivel nacional. Para politizar al movimiento social, la tarea es doble: reforzar el nivel nacional y simultáneamente mundializar la y organizar el movimiento social a nivel mundial. Solo un movimiento global mundial donde actúen conjuntamente los movimientos sociales, podrá transformar el mundo actual y crear un orden mundial fundado en la solidaridad antes que en la competencia. Existen perspectivas de construir juntos, con base en vínculos horizontales y de respeto mutuo lazos entre los movimientos sociales. En este sentido una nueva internacional se inscribe más en el espíritu de la primera. Lo anterior implica velar por la democracia en el conjunto de las condiciones que caracterizan los movimientos de emancipación y de liberación, en sus dimensiones individuales y colectivas y promover sin subordinaciones a una estructura única, jerárquica y piramidal o a un solo partido, sino más bien como un frente común basada en una variedad de diferentes tipos de organizaciones con una estructura en red en el mundo entero, capaz de enfrentar eficazmente el capitalismo mundializado.
Lo anterior exige que los valores que dan legitimidad al movimiento sean de porte universal (que se inscriban en otras palabras en una perspectiva socialista) y de ahí permitiendo sobreponer los obstáculos que oponen los pueblos del Sur entre sí. Lo anterior implica la necesidad de formular estrategias con una perspectiva de larga duración de la transición del capitalismo mundial al socialismo mundial. Una estrategia eficaz de acción debe ser capaz de avanzar en tres direcciones simultáneamente: el progreso social, la democratización radical y la construcción de un sistema mundial pluricéntrico. En el transcurso de esta larga transición se combinarán en la realidad elementos de reproducción de la sociedad capitalista y contradictoriamente elementos de desarrollo de relaciones sociales socialistas. Es necesario y posible un progreso en esa dirección en todas las regiones del sistema capitalista mundial, tanto en los centros imperiales como en las periferias. Las políticas necesariamente implican tomar medidas muy concretas sobre todo en materia de relaciones centro periferia (Samir Amin, “Pour la cinquième internationale”, 2006).
¿Que hacer?
En América Latina los años noventa empezaron con pequeñas manifestaciones de resistencia popular, pero que tuvieron una simbología de rebeldía y de unidad continental muy grande, como la revuelta popular en Chiapas (1994). Al no caber en este mundo neoliberal, las comunidades indígenas de Chiapas reivindican un mundo donde también ellos tengan lugar. Con el fracaso del Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) en 1998, las movilizaciones contra el OMC en Seattle en 1999 y el inicio de las ediciones del Foro Social Mundial en 2001 se marcó un proceso de unidad de las fuerzas populares más allá del continente frente al neoliberalismo (Joao Pedro Stedile “Los desafíos de los movimientos sociales latinoamericanos”).
En el nuevo milenio el pueblo, entendiendo que todavía el movimiento de masas estaba en descenso y en desventaja respecto a la correlación de fuerzas, aceptó la salida de concentrar sus energías en la vía institucional. Se desencadenó un proceso en el que los pueblos latinoamericanos, las fuerzas populares y, sobre todo, las fuerzas políticas que hegemonizaron estos procesos, priorizaron la lucha electoral como campo de lucha y derrota del neoliberalismo. En este periodo histórico, que tiene como prioridad la vía institucional, se registran tres tipos de gobernantes que caracterizan el proceso de cambio. La definición de los gobiernos está en relación con el avance del proceso de desconexión:
-En un primer bloque, tenemos a los gobiernos conservadores que se suman aún a los intereses de anexión del capital neoliberal y del imperio en el Continente, representados por los gobiernos de Chile, Paraguay y Colombia, y en el norte, capitaneados por México y prácticamente todos los gobiernos de Centroamérica que dependen en gran medida del mercado norteamericano. Sin embargo, aquí se dan también rupturas posibles como el caso de Nicaragua y las crecientes luchas sociales por un cambio en la mayoría de los países. Está el caso reciente de la dudosa y estrecha victoria electoral del conservadurismo en Perú y México y la actual lucha social y resistencia en Oaxaca. Los movimientos sociales van bien adelante de las políticas gubernamentales y las luchas contra las políticas neoliberales reivindicando la desconexión, son cada vez más generalizadas.
-En segundo lugar, tenemos a los gobiernos progresistas, pero moderados, representados por Brasil, Argentina, Uruguay. Estos gobiernos mantienen una política ambigüa en relación al imperialismo y al capital neoliberal; En tanto que enfrentan al ALCA para defender el MERCOSUR promueven la desconexión. En tanto que no renuncian al principio de la competencia reafirman la economía de mercado. Es probable que conforme pase el tiempo y la crisis del propio neoliberalismo se agudice que las políticas de desconexión se radicalicen. Esto bien puede ser el caso con el segundo mandato de Lula en Brasil
-En tercer lugar, tenemos a los gobiernos progresistas y de izquierda, representados por Cuba, Venezuela, Bolivia y recientemente Ecuador que se enfrentan directamente a los intereses del imperialismo y del capital neoliberal reafirmando un proceso de desconexión del proceso de globalización para lograr conjuntamente y a partir de principios de solidaridad un proceso de desarrollo endógeno.
Como la política de desconexión se desarrolla en un ambiente internacional hostil del lado de las principales potencias, sus economías no pueden desarrollarse sino en conflicto con su entorno. En esta fase de lucha donde la unidad del pueblo está dictada por la lucha antiimperialista, ambos aspectos - la lucha de clases y la lucha por la liberación nacional - coexisten. Concretamente, una vez identificado el imperialismo bajo liderazgo norteamericano como enemigo principal, de acuerdo con Pol de Vos (“Antiimperialismo y Socialismo” en Rebelión del 28 de diciembre de 2006), se requiere:
1. Hacer una alianza antiimperialista la más amplia posible debe de incluir a todos estos sectores en contra del imperialismo y sus aliados internos, la clase de la burguesía compradora, las fuerzas feudales, y los elementos fascistas y reaccionarios dentro del aparato estatal y el ejército. En Venezuela, la política de desarrollo de la revolución bolivariana incluye una alianza con partes de los sectores empresariales. Este sector, que se llame 'burguesía nacional' o 'nacionalista' o de otra forma, tiene importancia, ya que puede ser un factor de apoyo en el desarrollo de una economía endógena, donde todas las potencialidades del país se vayan desarrollando, en un momento en que ni el Estado, ni las fuerzas proletarias y populares están ya en la capacidad de tomar en manos toda la economía.
2. Hacer énfasis en la necesidad de una dirección revolucionaria ya que una política de alianza donde se deja el liderazgo en manos de sectores de la burguesía nacional, solo producirá una política reformista, dicha neo- desarrollista. A la vez es necesario alertar contra la variante ultra- izquierdista, en la cual se opta por una política de alianza popular demasiado 'pura' que ve a estos sectores como 'enemigos'. Inevitablemente, crecerán nuevas contradicciones entre la clase trabajadora y popular y ciertas partes de la nueva clase de burguesía nacional que se puede estar desarrollando.
3. La lucha de clase dentro de la sociedad demanda una misma lucha dentro del aparato estatal ya que las contradicciones que se observan en la sociedad se dan también dentro del aparato estatal, que sigue siendo una continuación (parcial) del viejo estado. Ello implica la necesidad de una revolucionarización del Estado, de un aseguramiento de los intereses populares, de una lucha en contra de la corrupción y otros obstáculos. En esta dialéctica de la lucha concreta se debe evitar la vía reformista y la vía de ultra-izquierda. Se trata no solamente de evitar un reformismo que puede ser mortal para la revolución, pero también de evitar un izquierdismo suicida que quiere avanzar hacía el socialismo antes de tiempo, sin que exista la maduración necesaria de la situación tanto objetiva como subjetiva.
4. Se impone la necesidad de una organización política que logra mantener clara la estrategia, que logra unir e unificar organizando la democracia dentro de la organización, que logra organizar y dirigir las acciones ideológicas, políticas y tácticas de manera unificada, tomando en cuenta la correlación de fuerzas en cada momento dado.
5. El elemento clave en este debate es: cual es la fuerza que dirige el proceso, y es capaz de asegurar una unidad de dirección de todas las fuerzas populares y de partido? La unificación de las fuerzas bolivarianas en una sola organización política que Hugo Chavez está proponiendo, va en esta dirección. De antemano se sabe que este proceso tomará tiempo, y se deberá luchar contra líneas políticas reformistas y ultra-izquierdistas, y a posiciones organizativas antidemocráticas o oponiendo se a una unidad conciente.
En resumidas cuentas, mientras el imperialismo constituye una amenaza real no hay libre opción de un socialismo a partir de una democracia radical. Ante la amenaza externa e interna han de buscar la soberanía agrícola. Ante un boicot de la oligarquía se requiere la política de seguridad alimentaria. Es decir que el propio pueblo controle los procesos de producción agrícola. Ante las amenazas concretas, han de garantizar la satisfacción de las necesidades básicas en los servicios (educación y salud, pero también los servicios de telecomunicación, electricidad, agua, transporte, etc) y asegurar la producción y distribución de productos industriales básicos. Ante la amenaza de una invasión han de lograr la seguridad nacional y ante un eventual golpe interno se requiere controlar la seguridad interna.
Todo lo anterior requiere un elevado grado de poder central, lo que a su vez demanda obtener fondos para consolidar el poder central. La cadena sigue con un mayor control sobre las materias primas estratégicas que a su vez implica una confrontación directa con los intereses de las transnacionales y las principales potencias. En lo interno gobernar con funcionarios de gobierno de la oposición se torna una amenaza. De ahí la tendencia hacía la formación de un partido único. Con ello la posibilidad de crear un socialismo en el siglo XXI basado en la radicalización de la democracia en un país se complica como señala Edgardo Lander (Venezuela: creación de partido único, ¿Se aborta el debate sobre el socialismo del siglo XXI). Parece que el verdadero socialismo del siglo XXI solo es posible con una crisis sistémica del capitalismo como tal. De ahí también la necesidad de trabajar para una quinta internacional.
De acuerdo con Joao Pedro Stedile (op. cit.) hay que construir nuevas formas de lucha masiva que enfrenten al capital. Sabemos que las formas clásicas como huelgas, paralizaciones o marchas, son insuficientes, y por ello necesitamos ser creativos. Se requiere desarrollar nuevos instrumentos de lucha que motiven a la gente, aglutinar a la juventud y dar un sentido de esperanza a nuestras luchas. ¿Cuáles son esos instrumentos que pueden combinarse con sindicatos, movimientos y partidos? ¡Nadie lo sabe! Pero deben ser creados; necesitamos organizaciones políticas y sociales de nuevo tipo, adecuadas a nuestra realidad, como en el pasado otros las impulsaron acorde con el tiempo que les tocó vivir. Se requiere aprovechar todos los espacios colectivos y de unidad popular, en nuestros países a nivel continental e internacional, como son las redes, las cumbres sociales, los FSM, la quinta internacional para ampliar el debate, reflexionar, intercambiar y encontrar colectivamente las verdaderas salidas que puedan conducirnos a vencer los intereses del capital no solo a nivel local sino también internacionalmente.
El péndulo de la historia y la vía hacia el Socialismo del siglo XXI
¿Cómo logramos una regulación ciudadana y social, o mejor aún la socialización mediante la democracia ciudadana que integra? El (neo)liberalismo da prioridad absoluta a la eficiencia de la empresa privada lo que desemboca en la totalización del mercado. El único y último mecanismo regulador tiende a ser el mercado. La intervención del Estado consiste en promover ese libre juego de mercado que opera a favor de las grandes transnacionales y el capital financiero a nivel internacional. El polo opuesto al liberalismo histórica ha sido el socialismo realmente existente. Este polo opuesto da prioridad absoluta a la vitalidad a partir de la totalidad. Esta respuesta del socialismo realmente existente llevó a la planificación centralizada. El plan total es la respuesta dialéctica al mercado total. En el plan totalizado no hay posibilidad de una interpelación estructural y democrática de la ciudadanía. Entre los dos polos opuestos del mercado totalizado y el plan total, el péndulo de la historia se mueve. Seguir ese movimiento nos puede dar perspectivas donde buscar una alternativa futura no solo al neoliberalismo sino también al capitalismo.
Al suprimir en la raíz la economía de mercado, en el socialismo real se tendió a un plan central y absoluto. Al rechazar en la raíz el interés particular, se acaba en el otro extremo del péndulo de la historia: el plan centralizado. El plan central lo decide todo y no deja espacio estructural para la interpelación ciudadana. El Estado se transforma, de este modo, en un aparato centralizado para formular y llevar a cabo el plan, sin interpelación democrática de la ciudadanía. La voz única del mercado se sustituye por la de un partido único que desarrolla y ejecuta el plan. Apunta al crecimiento económico en nombre de la ciudadanía pero sin participación o interpelación estructural de ella. El crecimiento económico y la competencia en esta materia ha sido el Norte tanto para la economía de mercado como para el socialismo realmente existente. La vida humana y natural estaba al servicio de la economía y no al revés. La economía no estaba, en otras palabras, en función de la vida misma.
La intervención del Estado keynesiano representa históricamente la tercera vía en el péndulo de la historia con su papel regulador entre la eficiencia y la vitalidad. Para Keynes era claro que sin crecimiento de la economía en su conjunto, o sea sin vitalidad, no había posibilidad de acumulación a largo plazo. El Estado tenía que intervenir en que se garantizara la vitalidad de la economía nacional con la finalidad de poder lograr de manera permanente una ganancia privada. Sólo la vitalidad puede salvar la lógica de acumulación del capital a largo plazo. Para ello habría que sostener la demanda. Sostener una demanda creciente implicaba, entre otras cosas, intervenir en la estabilidad de los ingresos y la seguridad social de los ciudadanos. Esta interpelación estatal desarrolla una mayor aproximación al bien común e implica una mayor legitimación ciudadana mientras dure el modelo keynesiano.
Acorde con la propia lógica del péndulo de la historia se puede imaginar y en un futuro no lejano, una cuarta vía que pone la economía en función de la vida y no al revés. El rumbo al bien común se definiría no desde arriba en forma centralizada sino a partir de una participación democrática ciudadana. Este camino podríamos definir como el socialismo del Siglo XXI. Ello implica sustituir un Estado Intervencionista Social por un Estado Solidario y la democracia representativa por una participativa. La transición se presenta en un contexto de creciente agotamiento de la racionalidad económica vigente.
La democracia no se decreta desde arriba. Sin la transformación de las personas en actores protagonistas de su propia historia, no será posible resolver los problemas de los pueblos. En efecto, si se quieren resolver estos problemas, es necesario que el pueblo se convierta en el sujeto del poder. Para eso es entonces necesario luchar por un nuevo tipo de democracia, construido desde abajo, para los de abajo, a través de los gobiernos locales y las comunidades de ciudadanos Es un proceso de transformación cultural porque las personas se transforman a través de sus propias prácticas. Resulta entonces indispensable que los actores de los movimientos populares así como los gobiernos de izquierda o progresistas entiendan la necesidad de crear espacios de participación real, tanto en los sitios de trabajo, como en los espacios de la vida. La lucha por la democracia debe también ser vinculada con la lucha para la erradicación de la pobreza y de todas las formas de exclusión. Lo anterior implica luchar contra la lógica del beneficio del capital y pone en marcha, en los espacios que se pueden conquistar, una lógica diferente, humanista y solidaria. En efecto, la afirmación por si sola de la necesidad de una sociedad alternativa no es suficiente, sino que se requiere proponer iniciativas populares alternativas al capitalismo que buscan quebrar la lógica mercantil y las relaciones que dicha dinámica impone.
¿Qué hacer?
- La democracia no puede ser definida como la aceptación de las reglas del mercado y la subordinación al mercado mundial mediante elecciones pluralistas controladas desde el exterior y una ideología reductora de los derechos humanos.
1. Supuesto primero es rechazar la concepción dominante de la democracia propuesta por las potencias occidentales. Este tipo de democracia consiste en imponer la expansión de la mercantilización, vinculándola de manera arbitraria a la importancia reconocida de las elecciones libres y del respeto de los derechos. De esta manera, se está restringiendo la democracia, dejándola vacías y pervierte su sentido.
2. Toda posibilidad de formular como proyecto de futuro la construcción de una nueva sociedad democrática alternativa al orden capitalista como Socialismo del Siglo XXI supone en segundo lugar un debate profundo sobre la experiencia histórica del socialismo del siglo XX. De no abrirse este debate se corre el riesgo de que la idea del socialismo del siglo XXI se convierta en una consigna hueca
3. Un tercer supuesto es que existe una fuerte dialéctica entre democracia política y democracia social, porque una democracia política es incompleta y no puede permanecer si persisten las desigualdades, la explotación y la injusticia social. Una democracia social no puede progresar sin luchar contra la opresión y las discriminaciones, recordando a la vez que ninguna política social puede justificar la ausencia de libertades y la falta de respeto de los derechos fundamentales.
4. La lucha por la democracia, por lo tanto, supone tomar en cuenta los diferentes niveles de intervención según los espacios: la empresa, la democracia local, la democracia nacional, las grandes regiones, la democracia mundial. La elección de las prioridades será el resultado de un debate estratégico.
5. Afirmar que la democracia necesita una participación efectiva y creciente de la población, supone una transparencia dentro de los procesos de decisiones y de las responsabilidades. La democracia representativa a niveles más agregados completa y profundiza a la democracia participativa siempre y cuando existan mecanismos efectivos de consulta y formas de fiscalizar la toma de decisiones.
6. Promover democracia supone emprender la lucha contra las desigualdades, las injusticias y las discriminaciones y supone un espacio estratégico para aquellos que se sienten afectados y supone entonces espacio estructural para sus luchas y sus movimientos.
Los límites de la racionalidad económica vigente
Todo modelo económico tiene su límite. El keynesianismo ha generado su propio límite al fomentar la demanda efectiva primordialmente a partir de una vida media cada vez más corta de las mercancías en general y así también la de la tecnología empresarial. Para el keynesianismo riqueza no es la existencia y permanencia de las cosas que tenemos y que nos rodeen sino volver a producir casi lo mismo a velocidad creciente. Solo así se mantiene el crecimiento económico en términos monetarios y por ende la acumulación. El resultado es una economía de cosas cada vez más desechables. Todo lo que se hace resulta desechable. La consecuencia es una reproducción material de la economía más veloz de lo que pueda acompañar la reproducción natural. El resultado es una amenaza de la economía para la naturaleza y el medio ambiente. Esta amenaza a su vez limitarán las posibilidades de reproducción de capital a mediano plazo.
El keynesianismo nunca funcionó en beneficio de los países del Sur. La llamada elasticidad de la demanda de los productos de la periferia fue muy inferior a la de los países centrales. La razón se basa esencialmente en la vida media de los productos. La vida media de los productos agrícolas y de las materias primas no puede acortarse con la misma facilidad a como puede se abreviar la vida de los bienes de consumo duradero o de la tecnología. La demanda de los productos que exportan los países periféricos no evoluciona, en otras palabras, con la misma velocidad de la demanda de los productos que importan. Para poder importar productos con una vida media cada vez más corta, los países periféricos han de exportar más de sus productos cuya vida media se acorta difícilmente. Su demanda por tanto no asciende tan fácilmente, o sea, es poca elástica. El resultado es una caída generalizada de los precios de los productos agropecuarios y de las materias primas procedentes del Sur. Los términos de referencia entre Norte y Sur se empeoran así con el tiempo.
La economía de derroche en el ámbito de consumo tiene su límite en la amenaza de la reproducción natural. La economía de derroche, sin embargo, también se da al interior de las empresas. Ahí se encuentra el límite interno a la racionalidad capitalista. Es una contradicción interna al propio sistema que tiende a agotar su propia racionalidad. La competitividad inter-empresarial requería una depreciación tecnológica cada vez más acelerada. La elasticidad en el alza del coste de la innovación supera, sin embargo, la elasticidad en la baja salarial. El movimiento social de los obreros y los excluidos constituye aquí un freno abierto y manifiesto. La consecuencia es la tendencia a la reducción de la tasa de ganancia en el ámbito productivo y el agotamiento del modelo keynesiano. Lo anterior conllevó a la economía neoliberal.
El neoliberalismo abandona de hecho la importancia temporal de la vitalidad de la economía. En vez de concentrar la inversión en el crecimiento de la economía en su totalidad enfoca la inversión en el reparto del mercado mundial existente. Con ello la atención se dirige del lado de la demanda global a la de la oferta transnacional. En esencia es un modelo apuntado a la demanda efectiva del producto transnacional. Este modelo brinde una salida temporal a la tasa de ganancia de las transnacionales y del capital financiero a nivel internacional. El límite, sin embargo se presenta cuando el mercado mundial se encuentre repartido. Con la globalización de la economía de mercado fue cuestión de décadas para que surgiera dicho límite al modelo neoliberal.
Al finalizarse el reparto del mundo, el dilema para el capital vuelve a ser la vitalidad o crecimiento a nivel de la totalidad. Sin crecimiento sostenible no hay posibilidad de acumulación a largo plazo. Apuntar a la vitalidad, sin embargo, implica volver a invertir más en el crecimiento económico y menos en el reparto del mercado mundial existente. El keynesianismo logró aumentar la demanda efectiva sobre todo al acortar la vida media de todo lo que se produce. El resultado fue una crisis medio ambiental. Acortar la vida media de la tecnología en las propias empresas, provocó además una baja en la tasa de ganancia. Después del neoliberalismo, no hay manera de seguir acortando la vida media de la tecnología empresarial. Alargar la vida media de esa tecnología, sin embargo, implica ventas menores y entonces ganancias menores para el sector que produce dichos medios de producción.
En el sector de los medios de producción no parece haber en la actualidad una vía para salvar la tasa de ganancia. Alargando o acortando la vida media de la tecnología resulta en una baja de la tasa de ganancia. No hay vía hacia adelante ni hacia atrás en materia de la vida media de la tecnología. De ahí el refugio actual en los patentes y los derechos de propiedad intelectual en general. Se puede alargar la vida media de la tecnología ganando cuando se obtiene una renta a partir de los derechos de propiedad intelectual sobre la misma tecnología. Lo anterior significa que el capital en el sector de los medios de producción comienza a vivir como rentista del monopolio sobre los derechos de propiedad intelectual. Lo anterior transforma a la clase capitalista en una clase parasitaria como lo fueron los señores feudales hacia finales del feudalismo.
La pregunta siguiente entonces es como pagar la renta. Si los derechos de propiedad intelectual constituyen una renta, la economía en su conjunto habrá de pagarlo. En tanto que la economía en su conjunto al alargar la vida media de la tecnología frene el crecimiento económico en términos monetarios, la renta solo puede generarse a partir de la concentración de los ingresos o transferencias entre sectores de la economía. Lo anterior implica una lucha social por los derechos de propiedad intelectual como patrimonio de la humanidad. Anticipar a ello es tarea del movimiento social y sobre todo de la intelectualidad comprometida con ese movimiento. La misma regulación económica en torno a los derechos de propiedad intelectual tiende a entrometerse en el corazón mismo de la lógica del capital, controlando la velocidad de la depreciación. Una regulación económica que intervenga en reducir la depreciación, promueve la des-acumulación en vez de la acumulación en términos de valor. Tal regulación promueve inevitablemente la transición al postcapitalismo. La política de alargar la vida media de los productos en general constituye una estrategia central para fomentar la transición al socialismo.
Hoy en día solo 15 o 20% de la población mundial que más consume amenaza la sobrevivencia del planeta. Mientras las economías centrales luchan por el reparto del mercado mundial a favor de sus transnacionales, las economías emergentes son las responsables del crecimiento actual en el mundo. Las economías emergentes ya son responsables de más del 50% del consumo de energía. Desde el año 2000 son responsables del 85% del aumento en la demanda de energía. China por si solo ya absorbió un tercio del incremento de la energía en los últimos cinco años; 50% del incremento en el consumo de cobre y aluminio y el 100% del incremento de la demanda de nicle, estaño y zinc. De las 20 ciudades más contaminadas en el mundo 16 se encuentran en China. Aunque EEUU todavía es el principal contaminador del mundo, la emisión de carbono en China e India duplicará en unos diez años. El globo no lo soportará. Lo anterior demanda con urgencia otro estilo de vida y primero que todo en el Norte (Vea The Economist, 16 de setiembre de 2006: pagina 17). Sin alargar la vida media de todo lo que producimos y cuidar lo que tenemos en el Norte no hay expectativa de mejorar la vida para las inmensas mayorías necesitadas en el Sur.
¿Qué hacer?
Una economía alternativa postcapitalista parte del principio vital de subordinar la economía a la vida y no de una simple gestión de los recursos naturales para continuar dar vida en forma perpetua a la economía, es decir, a la acumulación de capital.
-El derecho a la vida de las mayorías excluidas y su reivindcación justa de una mayor igualdad pone restricciones severas al uso de recursos naturales que son limitados. Su uso debe ser subordinado a la vida en general y con ello su uso debe evitar también la devastación y depredación del planeta.
- Los recursos no pueden ser utilizados más allá de sus capacidades de renovación, ajustadas según cada país. - Los criterios para su utilización requieren una definición que garantice la satisfacción de las necesidades básicas y de desarrollo de las mayorías excluidas y en forma simultánea la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas.
a. En el corto plazo
-Enfrentar el agronegocio (agrobusiness) que destruye toda cultura de la subsistencia de centenares de millones de campesinos, al mismo tiempo que impone modalidades técnicas que producen dependencias y destrucción del medioambiente.
- Enfrentar la privatización de recursos vitales como el agua, garantizar el derecho al agua por persona y para ajustar el uso de agua en el ámbito de la producción al ritmo de renovación de las capas freáticas;
-Enfrentar la apropiación privada de los recursos naturales y las materias primas por las transnacionales y fomentar su nacionalización.
-Enfrentar la mercantilización de la vida (commodification of life) que se traduce en consumismo que desembocan en guerras por el petróleo, el agua, etc.
Enfrentar los “derechos a contaminar” (pollution rights) y su mercado, y obligar a los países ricos a disminuir la tasa de producción de dióxido de carbono con el fin de permitir a los países pobres industrializarse
b. A mediano plazo
-Establecer acuerdos de solidaridad entre países periféricos y reglas en torno a la implementación de cuotas restringidas de las materias primas para las naciones más desarrolladas.
-Alentara nivel mundial nuevas formas de producción que demandan menos recursos naturales y promover productos con mayor duración de vida y buscar sustitutos a los recursos no renovables.
-Enfrentar los derechos de propiedad intelectual en el ámbito productivo y de servicios que privilegia la cultura parasitaria de la renta de una minoría improductiva y frena y obstaculiza la industrialización y el desarrollo de los países periféricos.
-Declarar el conocimiento patrimonio cultural de toda la humanidad levantando toda clase de patentes y derechos de propiedad intelectual.
La transición de una economía de mercado hacia una economía del cuidado
A partir de la propia contradicción en el desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones de producción existentes, brotan y se reivindican las nuevas relaciones de producción donde se generan condiciones para supeditar la economía a las necesidades de la vida humana y natural. Esta transición sin lugar a dudas no va ser gradual ni mecánica sino implicará un período de fuertes tensiones sociales que ya presenciamos. Antes de enfocar la propia transición veamos el rumbo posible del cambio. El punto de partida de una economía alternativa deja de ser el crecimiento económico y la ganancia como Norte. Con ello se acaba el desarrollo desenfrenado de realizar valores y ganancias basadas en necesidades artificiales de unas minorías que pone en riesgo toda vida humana y natural. También se agota la era del crecimiento económico a partir de la planificación central del Estado. A partir de una economía que no enfoca el crecimiento deja de existir la base estructural de la acumulación. En tales circunstancias, se presenta la posibilidad histórica y el proyecto político enfocar la transición de la economía en función de la propia vida.
Una economía en función de la vida requiere no solo una nueva vinculación de la economía formal con la sustantiva, sino también la supeditación de la forma al contenido. Este punto de vista implica enfocar las políticas económicas desde la óptica de la reproducción de la vida concreta en vez de enfocar la reproducción en términos monetarios. La contabilidad actual no hace diferencia entre actividades productivas e improductivas o incluso destructivas, ni entre las sostenibles e insostenibles. La actual economía no resta de la riqueza social la pérdida de bosques o la contaminación de ríos, pero suma a la riqueza nacional la labor de limpieza a medias de los ríos contaminados. Se llega al colmo de ver como productivo la destrucción de riqueza mediante la guerra para poder reconstruir nueva riqueza. La contabilidad social funciona como una máquina calculadora que solo sabe sumar lo nuevo expresado en términos monetarios, aunque destruya sin cesar la existente riqueza material, natural y humana. Al ver las cosas exclusivamente por la forma, la contabilidad actual opera como un instrumento incapaz de restar los costos materiales, sociales y naturales. No es capaz, en consecuencia, de orientar la economía en función de la vida misma ni hacia el Bienestar Genuino. Opera como si todo lo que hace dinero satisface necesidades.
El Bienestar Social Genuino (BSG) se contrapone al Producto Interno Bruto (PIB). El Bienestar Social Genuino mide toda la riqueza presente. El PIB mide exclusivamente la riqueza desechable producida año tras año. A partir de ésta nueva racionalidad, la conservación de la vida media de los productos y de la tecnología reemplaza buena parte de la (re)producción cada vez más acelerada de productos desechables. Al contabilizar en un año determinado la riqueza material presente, la conservación de la misma a través de los años aumentaría el bienestar para un período más prolongado. Esta tendencia fomentaría no solo la calidad de los productos y servicios, sino también el cuidado y conservación de todo lo que hacemos. Solo a través de esta racionalidad de cuidar la vida de las cosas hechas es posible ajustar la velocidad de reproducción de la riqueza material generada por los seres humanos, a la velocidad de reproducción de la naturaleza. En otras palabras, solo así es posible hablar de desarrollo sostenible en el sentido de la vida misma.
La economía del cuidado no enfoca el aumenta de la riqueza en términos de dinero, sino en términos de valores de uso que están en función de la vida. Vista en función de la vida, los seres humanos realizan trabajo (el doméstico, el voluntario, el pastoral, etc.) que genera riqueza. Aunque esta riqueza no adquiere expresión monetaria, tratase de riqueza visto por su contenido. La conservación de la riqueza existente es aumentar el stock presente de riqueza visto por el contenido. La riqueza mejor conservada permite que los valores de uso conservados nos acompañen durante más tiempo. Con ello aumenta el stock de riqueza presente. La mejor conservación o cuidado de las cosas que nos rodeen no genera riqueza nueva, sino permite que la riqueza presente permanezca.
La acumulación del capital se torna incompatible con el concepto mismo de una economía sostenible. El carácter sostenible de la acumulación de capital más bien depende del sacrificio perpetuo de la vida natural y humana. Con el colapso de la propia naturaleza, la misma vida humana está en juego. A partir de ahí se desarrolla la resistencia social que revindica la conservación de la naturaleza. Una política alternativa ha de declarar a la naturaleza amenazada patrimonio común de la humanidad. La economía alternativa sostenible supone y requiere una economía solidaria, es decir, solidaria con la naturaleza pero con ello también con las generaciones futuras. Una economía solidaria no toma una hipoteca sobre futuro de la vida natural y humana con la única finalidad de acumular más dinero en el corto plazo a costa de la vida de las generaciones presentes y futuras.
En una economía alternativa no se saque de la naturaleza más recursos de lo que la naturaleza es capaz de reponer a largo plazo. En una economía alternativa, la velocidad de la reproducción material tiene que disminuir básicamente en el Norte. El aumento de la vida media de todo lo que se produce permite ajustar la velocidad de la reproducción material a la velocidad de la reproducción de la propia naturaleza. El consumo de los recursos naturales renovables, en otras palabras, no puede ir más de prisa de lo que la naturaleza es capaz de reponerlas. El consumo de recursos no renovables muestra un límite aún mucho más dramático. La pérdida de vida natural es pérdida de riqueza no solo para las generaciones actuales, sino también para las próximas y constituye, por lo tanto una economía no solidaria. Esta pérdida de naturaleza no se contabiliza en una economía de mercado. Es más tales pérdidas no pueden ser contabilizados en términos de dinero. Si tuviéramos que dar un valor a los recursos no renovables, el exterminio de los mismos implicaría un costo infinito.
Lo anterior implica que en una economía sustentable la economía contable ha de subordinarse, entonces, a criterios no contables propios de la vida. Los recursos naturales han de ser patrimonio común de los pueblos y a menudo incluso patrimonio común de toda la humanidad. Para lograr una economía sustentable es supuesto orientar la regulación económica hacia un equilibrio entre la velocidad de la reproducción material de la economía con la reproducción de la naturaleza. La generación de riqueza por su forma se realiza a costa del contenido, es decir, la acumulación sostenida de capital, genera desequilibrios naturales cada vez mayores. Para una economía alternativa y sostenible, el punto de partida es el cuidado de la vida humana y natural y de todo lo que nos rodea a través del tiempo. Este enfoque es incompatible con la lógica del capital.
Una posición antropocéntrica demanda conectar los ciclos de vida de la naturaleza en general con aquellos de la vida de la especie humana misma a través del tiempo. El costo de la contaminación del agua y del aire a través de los años adquiere un carácter irreparable. Este daño no solo contempla los efectos para las generaciones futuras de la especie humana, sino también aquellas causadas a la propia naturaleza y así otra vez a la especie humana. El consumo de energía no renovable y el deterioro de la capa de ozono, a largo plazo, causan daños irreparables al medio ambiente. Son una amenaza para la vida en general. Este costo al cuantificarlo dentro del cálculo de la utilidad sería incalculable ya que tiende al infinito. Un costo incalculable transciende el ámbito cuantitativo y requiere subordinar la forma al contendido.
¿Qué hacer?
Para poner la economía en función de la vida precisa subordinar lo cuantitativo a lo cualitativo en la contabilidad nacional. El bienestar genuino no se deja medir exclusivamente a través de indicadores cuantitativos. Hay que buscar más bien indicadores cualitativos. Queremos aquí elaborar algunos puntos de partida para orientar una nueva contabilidad social en función de la plenitud de la vida y del bienestar genuino.
a. Que la economía de cuidado vela por la vida natural:
Para que una economía sea sostenible no se puede hipotecar el futuro de las próximas generaciones. Lo anterior implica que no se saque de la naturaleza más recursos de los que pueden ser reemplazados por la misma naturaleza en el largo plazo. En otras palabras, la velocidad de la reproducción material de la economía tiene que ajustarse a la velocidad de la reproducción de la propia naturaleza. Para este efecto se debe:
-Instaurar controles efectivos a nivel internacional para frenar el consumo y deterioro de los recursos naturales renovables y sobre todo los no renovables (como las tierras húmedas, las tierras agrícolas y los minerales, incluyendo el petróleo).
-Implementar controles a nivel internacional sobre la conservación de la biodiversidad que se encuentra en el corazón mismo de una economía alternativa orientada hacia la propia vida. La replantación de bosques útiles para la posterior explotación, no solo sacrifica la diversidad forestal, sino sacrifica a la vez la biodiversidad en general (flora y fauna que alberga).
b Que la economía de cuidado vela por el valor de uso de los productos humanos:
-La contabilidad alternativa ha de medir la riqueza presente (valores de uso) ya no a partir de la producción (de valor) en un año determinado.
-Al promover la conservación de la vida media de los productos y de la tecnología se sustituye buena parte de la reproducción cada vez más acelerada de productos desechables.
-Al contabilizar en un año determinado la riqueza material existente, la conservación de la misma a través de los años aumentaría el Bienestar Genuino en años futuros.
-Hay que generar no solo productos de calidad, sino también fomentar el cuidado y la conservación de todo lo que hacemos.
-A través de la racionalidad de cuidar la vida de las cosas hechas es posible ajustar la velocidad de reproducción de la riqueza material generada por los seres humanos, a la velocidad de reproducción de la naturaleza.
¿Cómo suprimir la economía de derroche?
-hay que regular y ejercer controles efectivos sobre las empresas para que prolonguen drásticamente la vida media de todo lo que se produce.
-hay que establecer prioridades en los productos en función de la propia vida humana.
-hay reducir el impacto negativo que tiene la producción y/o uso de los productos para la naturaleza y el medio ambiente.
-hay que suprimir la publicidad que fomenta el derroche y lo obsoleto.
-hay que generar una nueva cultura de información que fomenta la economía de cuidado.
¿Cómo definir la economía de lo necesario y de lo suficiente?
La definición de tales prioridades no puede estar en manos de las propias empresas como sucede en la actualidad ni ser definido por un Estado centralizado (como en el caso del socialismo realmente existente).
-Es preciso un proceso que fomente la participación e interpelación permanente de la propia ciudadanía.
-Esta interpelación, en principio, va desde lo local y particular hacia los niveles más generales y agregados.
-El interés común de una comunidad aparece en este contexto como interés particular a un nivel más agregado y así sucesivamente.
c .Que la economía de cuidado vela por la vida de todo lo que nos rodea:
-La contabilidad alternativa mide la riqueza por su contenido (valores de uso), o sea, la riqueza presente y no la riqueza nueva generada bajo forma valor.
-El Bienestar Genuino mide no solo la durabilidad de la vida sino sobre todo la calidad de la misma. Esta definición es válida no solo para los seres humanos sino también para la riqueza material que nos rodea.
-Desde la óptica de una economía de cuidado, la seguridad preventiva ha de gozar mayor prioridad que la reparación de las pérdidas sufridas. El seguro alternativo se basa en otras palabras, en el principio de la solidaridad.
-Es un principio solidario asegurarse entre todos para reparar los daños ocasionados a los conciudadanos. Más solidario, sin embargo es el principio de evitar entre todos que un desastre sea ocasionado a esos conciudadanos. La mejor preservación de la riqueza presente requiere menos gastos de reparación por daños ocasionados. Lo anterior implica las siguientes políticas concretas:
-Fomentar el principio de la prevención por encima del de la reparación de daños ocasionados.
-Fomentar el principio de la reparación por encima de la re-producción
-Fomentar la salud preventiva por encima de la curativa.
-Fomentar la preservación de bienes de consumo duradero para evitar la reparación o más aún la sustitución de los mismos.
-Fomentar la cultura que la preservación de la riqueza que nos rodea goza de una mayor prioridad que su reparación y la reparación una prioridad mayor que su sustitución.
e. Que la economía de cuidado vela por una vida humana en paz:
El gasto de defensa constituye un derroche de recursos naturales y monetarios que restan un enorme potencial a la creación de riqueza futura. El gasto de defensa no aumenta directa ni indirectamente el bienestar material de la humanidad, más bien el uso de productos bélicos conlleva a la destrucción de vida humana, natural y material. El gasto mundial militar en 2005 alcanzaba $162 per cápita.
-Hay que fomentar la reducción máxima del gasto de defensa a nivel mundial y transferirlo a los países periféricos como fondo mundial de desarrollo.
Al lograr la transferencia de este gasto de defensa al fondo de desarrollo para el 50% más pobre del planeta implicaría un fondo anual para el desarrollo per cápita equivalente a $324.
Al lograrlo, EEUU estaría obligado a aportar la mitad a este fondo de desarrollo ya que gasta la mitad del gasto militar a nivel planetario.
La necesaria transición simultánea en Norte y Sur
Cuando los productos de consumo y los medios de producción en existencia suelen tener una vida más prolongada, y cuando, como consecuencia, la producción anual de riqueza material tienda a disminuir, la riqueza presente puede aumentar debido a la mayor durabilidad y mejor calidad de los productos finales. Bajo estas circunstancias aumenta la “productividad genuina” del trabajo ya que se logra un mayor bienestar con menos trabajo. Con el incremento de la “productividad genuina”, aumenta el bienestar genuino. Su medición sintética se obtiene a partir del aumento del tiempo libre. Más tiempo libre implica un mayor bienestar genuino y su reducción más bien una pérdida del mismo. Las inversiones poscapitalistas son, entonces, liberadoras. La racionalidad económica poscapitalista requiere entonces otro cálculo económico y otra contabilidad social. El enfoque sobre la contribución de las partes a partir de la vida misma no se deja medir en términos cuantitativos. La vida misma y el bienestar, en esencia, son una realidad cualitativa y no cuantitativa. Al disminuir la producción anual de riqueza nueva, la masa de dinero anualmente presente pierde relación con la nueva riqueza producida. Un mayor bienestar social genuino se logra entonces con cada vez menos dinero. El proceso de desacumulación monetaria que ello implica se dará sobre todo en el Norte. Si ese dinero sobrante permanece en el Norte se desvaloriza.
De esta forma se vislumbra la oportunidad de impulsar, mediante impuestos u otras formas de transferencia (los términos de intercambio se tornan por ejemplo más favorables para el Sur), una redistribución más igualitaria del ingreso a nivel mundial. Un sistema tributario internacional con flujos monetarios (sin compromisos ni intereses) de Norte a Sur estimulará el descenso del crecimiento económico en el Norte sin pérdida de Bienestar Genuino, generando a la vez recursos necesarios para acelerar el crecimiento económico en el Sur. De esta forma aumentaría el bienestar material en el Sur para así lograr un mayor Bienestar Social Genuino sin afectar siquiera al Norte en ese aspecto. En tanto que el proceso de transferencia en el Norte guarda relación con el desarrolle el Sur, habrá a nivel mundial un crecimiento monetario cero con un fuerte crecimiento del Bienestar Social Genuino a nivel mundial. Con tasas de crecimiento cero las tasas de interés tienden a cero.
La política económica de una economía en transición, entonces, ha de apuntar a suprimir las tasas de interés a nivel internacional alrededor de cero. Al ser estructuralmente negativa el crecimiento monetario en el Norte las tasas de interés tienden a valores negativos en el Norte y positivos en el Sur. Lo anterior conllevaría a invertir en el Sur. Para permitir que la reproducción material a nivel global se nivele con las posibilidades de la reproducción natural, debería haber un crecimiento monetario negativo a nivel global. Lo anterior implica una política económica de un crecimiento monetario más lento en el Sur de lo que decrece el Norte en esos términos. Globalmente habría crecimiento negativo, pero no así en el Sur. Enfocar la política económica en el Sur a la producción en función de las necesidades más inmediatas y enfocar la política en el Norte a suprimir el consumismo, este resultado es más que viable en la transición. La contabilidad social poscapitalista partirá así de la contribución de las partes a la reproducción de la vida desde la óptica del contenido y ya no desde el punto de vista de la forma o el dinero.
¿Que hacer?
Trabajemos para una “economía de lo suficiente” en combinación con una “economía de lo necesario”.
-Hay que fomentar la mayor durabilidad y mejor calidad de los productos finales, aumenta la “productividad genuina”, aunque disminuye la producción anual de riqueza material. Al fomentar que de esta forma disminuye la riqueza nueva, aumenta así la riqueza presente.
Hay que fomentar igual o mayor bienestar con menos trabajo. Lo anterior se logra con una regulación económica mundial que fomenta incrementar la “productividad genuina” del trabajo.
Ello se logra:
-A través de la prolongación de la vida media de los productos y de la tecnología a partir de la calidad de los mismos en los países centrales.
-Al establecer prioridades en lo que se produce a partir de la combinación de la “economía de lo suficiente” con la “economía de lo necesario”.
-La combinación de la “economía de lo suficiente” con la “economía de lo necesario” apunta a satisfacer necesidades genuinas en vez de deseos fabricados.
El resultado es un aumento en el índice sintético de la “productividad genuina” que se mide a partir del aumento del tiempo libre. Un aumento en el tiempo libre es ganancia de bienestar genuino y su reducción una pérdida.
Al disminuir la producción anual de riqueza nueva, la masa de dinero anualmente presente pierde relación con la nueva riqueza producida. Si el dinero permanece en esas naciones se desvaloriza. Esto es el caso futuro de los países centrales. Por ello:
-Hay que fomentar flujos de dinero, en forma de impuesto solidario, de las “economías de lo suficiente” hacía”economías de lo necesario”. De esta forma se estimula el nivel de vida y el bienestar genuino en la periferia sin que se pierda bienestar genuino en el centro.
-Hay que promover que el ritmo con que baja la creación de riqueza nueva en los países centrales guarde al menos relación con el ritmo con que el dinero se transfiere hacia el Sur.
-Hay que establecer como meta mínima lograr un crecimiento de valor global igual a cero. Con ello se logra una tasa de interés internacional que tiende a ser cero, en el entendido que habrá crecimiento positivo en términos de valor en el Sur y por lo tanto una tasa de interés positiva en el Sur y crecimiento negativo en el Norte que implica una tasa de interés negativa. De esta forma se promoverá el flujo de dinero norte sur..
Hay que promover al máximo que se alargue la vida media de los productos en países centrales para promover la máxima transferencia de recursos naturales y de dinero hacia la periferia. Al mimo tiempo hay promover la producción de productos con larga vida media en el Sur.
Al lograrlo se promoverá al máximo una redistribución igualitaria del ingreso y del trabajo a nivel mundial.
La historia de dominación de los países periféricos en general de América latina e especial y el actual modelo de desarrollo ha puesto a nuestros pueblos y comunidades en situación de pobreza, exclusión, y despojo de nuestras riquezas, nuestras tradiciones y la base de nuestra vida: nuestro medio ambiente y nuestros territorios para el beneficio de un 15% de la población mundial que consume el 80% de los recursos naturales.
-Para que los pueblos del Sur puedan aspirar al desarrollo genuino, es un supuesto revertir esta situación subordinando los intereses comerciales de las transnacionales al interés superior de los pueblos.
Después de años de experimentos neoliberales, no solo las privaciones de los pueblos excluidos son cada vez mayores, sino los Estados han perdido el control sobre la gestión de sus recursos estratégicos debido a la imposición de la lógica del mercado que favorece los grandes oligopolios de las empresas transnacionales.
- Frente a la agresión transnacional de las industrias extractivas y como respuesta, nuestras comunidades tienen derecho a su lucha por la recuperación de sus territorios y la gestión plena de sus recursos naturales.
-Para lograrlo,hay que combatir primero que nada la criminalización de esta lucha de los pueblos por parte de los gobiernos ante el poder transnacional.
-Luego se reivindica el cambio del paradigma del desarrollo extractivista por el de un desarrollo humano sustentable.
En este contexto, los pueblos de Latinoamérica, reunidos en el marco de la Cumbre Social de Integración en Cochabamba en 2006, exigieron a los mandatarios presentes y sus representantes considerar los siguientes planteamientos:
a. En el corto plazo
-Fortalecer los procesos de recuperación de la propiedad y control de los recursos naturales y gestión de las industrias extractivas, como un avance real hacia una futura integración continental, respetando, a los pueblos y el medio ambiente, bajo la dirección, el control y ejecución total de los Estados sudamericanos, sin la
participación del capital transnacional y rompiendo con el monopolio privado.
-Avanzar en la abrogación de los tratados bilaterales de protección de inversiones reestableciendo la soberanía de los pueblos.
-Garantizar el ejercicio de los derechos sobre el territorio y los recursos naturales de los pueblos mediante la consulta vinculante, veto, etc.
-Garantizar el derecho de las comunidades a la denuncia del accionar negativo de las industrias extractivas y la responsabilidad de los Gobiernos de investigar, esclarecer y sancionar estos casos.
-Incluir dentro de los marcos jurídicos internacionales los delitos ambientales y los delitos económicos.
b. A mediano plazo
-Priorizar la actividad económica de los países, en función de los intereses de la mayoría de la población, respetando sus actividades productivas tradicionales.
-Dirigir los ingresos generados por las industrias extractivas a garantizar la soberanía y seguridad alimentaria de los pueblos, así como al potenciamiento de actividades productivas que favorezcan la conservación del medio ambiente y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.
-Romper e invertir la subordinación de los precios internos de los productos generados por las industrias extractivas, al mercado internacional y al nivel económico de las metrópolis del norte.
-Exigir la indemnización y compensación, así como también la reparación por daños activos y pasivos ambientales.
-Hacer prevalecer la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos en la gestión de sus territorios en su integralidad.
Hacia una participación democrática en el propio proceso económico
Establecer prioridades en los productos para la propia vida humana y establecer el costo simultáneo que tiene para la naturaleza y el medio ambiente no puede estar más en manos de empresas transnacionales que fomentan el consumismo como sucede actualmente. En una economía poscapitalista la definición de las necesidades demanda la interpelación permanente de la propia ciudadanía. Para lograr llegar al bien común, esta interpelación va desde lo local y particular hacia los niveles más generales, o sea tiene un carácter eminentemente participativo y democrático. En esta interpelación el bien común a nivel local aparece como interés particular a un nivel más general. Lo anterior implica una política económica radicalmente diferente. Hay que promover producir localmente lo que se puede producir localmente. Actualmente es al revés: se produce a escala global a partir de unas pocas y cada vez menos transnacionales. Estará obvio que este cambio es imposible sin que se produzca una crisis profunda en las propias transnacionales y que el movimiento social tome manos en el asunto.
El proceso de interpelación se encadena en otras palabras como un proceso de democrático participativo en lo que se produce y donde se produce, interpelación que no está exento de conflictos. Es aquí donde aparece la figura de un nuevo Estado: El Estado Solidario. Este proceso de interpelación democrática no puede terminar donde se encuentran las fronteras nacionales. En el postcapitalismo, la definición del Bienestar Social Genuino ya no se puede limitar a nivel nacional, sino está sujeta a interpelaciones internacionales con cambios permanentes en el tiempo y acorde con las particularidades sociales de las poblaciones. Lo anterior implica una reestructuración completa, por ejemplo, de las Naciones Unidas eliminando el veto de las potencias actuales, estableciendo derechos preferenciales de los países del Sur y obligaciones de las naciones actualmente más ricas para con el Sur y para con la naturaleza estructurando la solidaridad a nivel internacional.
Ciudadanía en una economía poscapitalista significa obligación de los otros hacía mí y mí obligación hacía los otros en función de una mayor plenitud de la vida de todos. Esta nueva relación social no es posible lograr a partir de las relaciones de mercado que tienden a excluir y a generar injusticias enormes. Estas obligaciones solidarias se dan a partir de las relaciones democráticas en el campo económico, político y social. A nivel macro se este proceso se da entre naciones, fomentando una mayor redistribución del poder del Norte hacia el Sur para así lograr un mayor Bienestar Social Genuino para todos como acabamos de ver. Estas obligaciones también se dan a nivel nacional con estructuras políticas en beneficio de zonas y grupos sociales desfavorecidos e incluso se da a nivel más local.
Para poder desarrollar mayores grados de libertad en una economía alternativa del mecanismo de mercado se requiere la separación del ingreso del vínculo con el mercado de trabajo. Solo así se dará una emancipación verdadera entre el trabajo pagado y el no pagado. Solo al introducir un ingreso ciudadano sin vínculo necesario con el mercado de trabajo se comienza a concebir la economía por su contenido en función de la reproducción de la vida misma. Con la introducción de un ingreso ciudadano, el trabajo no pagado (trabajo doméstico, trabajo voluntario) deja de subordinarse al trabajo relacionado con el mercado. Con la introducción de un ingreso ciudadano, el pleno empleo deja de ser condición imprescindible como política garante de la vida. Al borrarse la diferencia entre trabajo pagado y no pagado, los derechos y deberes de los ciudadanos ya no se derivan de su vinculación o no con el mercado laboral. Los derechos y deberes se derivan a partir de entonces de mi vínculo democrático participativo con mi comunidad, con mi nación y por ende a nivel internacional.
¿Que hacer?
Por una economía en función de una vida más plena:
Para poder desarrollar mayores grados de libertad personal en una economía alternativa, se requiere la instauración de un ingreso ciudadano.
La introducción de un ingreso ciudadano, no puede estar supeditado a la política (neo)keynesiana de pleno empleo como único garante de vida.
Ello supone la independencia del ingreso de una vinculación con el mercado de trabajo.
Solo con la instauración de un ingreso ciudadano independiente del mercado de trabajo se dan verdaderas valoraciones cualitativas entre el trabajo pagado y el no pagado (realizado en el hogar o la comunidad).
Solo con el ingreso ciudadano las actividades de estudio y actividades culturales o recreativas aparecen como opciones de realización personal.
-Para la reproducción de la vida concreta el trabajo no pagado resulta igual o más relevante que el pagado. Por lo tanto, solo al concebir las cosas por su contenido, el trabajo actualmente pagado puede supeditarse al trabajo relacionado con la reproducción de la vida misma.
-Con el ingreso ciudadano los derechos y deberes de los ciudadanos ya no se derivan de su vinculación o no con el mercado laboral.
-Los derechos y deberes han de derivarse de las obligaciones y los derechos que tengo con mi comunidad y al comunidad mía con la gran sociedad..
-Los derechos económicos y sociales como ciudadano dependen de entonces la vinculación con la sociedad y no más con el mercado.
-Ciudadanía ya no significa mi mayor o menor vinculación con el mercado y los derechos que implica. -Ciudadanía implica la obligación de los otros hacia mí y mi obligación hacía los otros en función de una mayor plenitud de la vida de todos.
-El tiempo libre, como expresión de la plenitud de vida, no puede supeditarse a la cantidad y calidad del tiempo de trabajo pagado, sino ha de ser a la inversa.
-Precisa romper la cadena perpetua del capitalismo que no brinda posibilidades de disfrutar la vida a plenitud, ni genera mayores opciones de realización personal.
-Hay que romper esta cadena perpetúa al trabajo pagado, lo que supone romper con la lógica de acumulación por la acumulación, es decir, supone invertir la racionalidad económica reafirmando la vida misma.
La discusión de fondo del ingreso ciudadano no es tanto su factibilidad, sino el cambio de racionalidad económica que supone. La nueva racionalidad, sin embargo, no elimina la discusión en torno a la factibilidad financiera del ingreso ciudadano. Esta depende, evidentemente, de lo que se entiende por ingreso suficiente para adquirir los productos y servicios necesarios.
-Hay que promover el ingreso ciudadano a nivel mundial. Esta posibilidad concreta supone y requiere la redistribución del ingreso no solo a nivel nacional sino también a nivel mundial.
Por el manejo democrático de la economía.
Con la nueva racionalidad económica, la democracia no puede ser definida como la aceptación de las reglas del mercado y la subordinación al mercado mundial mediante elecciones pluralistas controladas desde el exterior y una ideología reductora de los derechos humanos. Este tipo de democracia consiste en imponer la expansión de la mercantilización, vinculándola de manera arbitraria a la importancia reconocida de las elecciones libres y del respeto de los derechos. Una democracia política es incompleta y no puede permanecer si persisten las desigualdades, la explotación y la injusticia social. Una democracia bajo la racionalidad alternativa atraviesa todos los ámbitos de la vida, incluyendo la propia vida económica.
Dentro de la empresa en general y sobre todo en las actuales transnacionales, la instauración de la democracia constituye una reivindicación mayor.
-Instaurar la democracia en la economía empresarial implica el reconocimiento del poder de los trabajadores en el proceso de trabajo, así como de los usuarios y de las colectividades públicas, territoriales y nacionales en la definición de las necesidades y prioridades en la producción.
-Instaurar la democracia empresarial implica la abolición de la dictadura de los accionistas y de la lógica destructora del capital financiero.
-Instaurar la democracia empresarial implica que el control de las decisiones se traslada de los accionistas (shareholders) a los destinatarios (stakeholders), democratizando el proceso productivo.
La transición al postcapitalismo: ¿utopía o posibilidad real?
Hablar del socialismo del Siglo XXI, es hablar de una utopía. Esto no significa soñar, sino anticipar como lograr una sociedad de seres humanos libres e iguales que como sujeto construyen su futuro. Democratizar la economía y subordinar las actuales empresas transnacionales a esa lógica parece u sueño imposible. No se trata, sin embargo, de una mera ilusión sino de un proyecto movilizador. Poner la economía en función de la vida misma implica acabar con la racionalidad que sacrifica la vida para que funcione el mercado. Lo anterior implica una lucha social por el cambio. Una crisis en el propio sistema brinda oportunidades únicas al movimiento social por otro mundo posible. Está crisis está mucho más cerca de lo que nos atrevemos a soñar.
La propia economía de mercado y su funcionamiento constituyen actualmente la finalidad del sistema. La vida humana y natural apenas aparece como un medio o un recurso para lograr esta meta. Desde el punto de vista de los seres humanos afectados, sin embargo, la totalización de la economía de mercado aparece como una creciente distorsión de la vida humana y natural. Lo experimentamos como una vulnerabilidad cada vez más insoportable. Este sufrimiento y esta vulnerabilidad cada vez más generalizada que experimentan las mayorías indican que para ellos sistema del mercado va cada vez más en contra de su bien. La ética del bien común se deriva entonces de ese sufrimiento y el grito de rebelión que fomenta ya que cada vez más personas experimentan distorsiones crecientes.
La relación mercantil totalizadora propio al neoliberalismo desemboca en la ética del “salvase quien pueda” que sin embargo finalmente no salvará a nadie. El reparto del mercado mundial en beneficio de las transnacionales y el capital financiero a nivel internacional destruye la producción local y genera una creciente concentración de ingresos dentro de los países y a nivel internacional. Esta ética constituye una amenaza creciente para toda la vida humana y natural. La conciencia que nadie puede vivir si no puede vivir el “otro” (la otra persona, la otra raza, el otro sexo, la otra nación, la otra cultura, la naturaleza fuera de mí), esta ética solidaria no se produce en abstracto, sino al interior de esta realidad excluyente.
En la batalla económica por el reparto del mercado mundial no cabe ni siquiera todo el gran capital. Con ello, la batalla por el reparto del mercado mundial sobrepasa el ámbito económico y tiende a alcanzar dimensiones militares. La ética de salvarse una nación, una cultura o una raza a costa de todo y todos, a la larga no salvará a nadie. Lo que si generará es un sufrimiento cada vez más insoportable para amplias mayorías. En medio de este dolor se desarrolla la resistencia mundial contra la globalización y contra la guerra. Esta resistencia generará una ética alternativa: la ética solidaria que deslegitima al propio sistema. La ética solidaria nace a partir de la conciencia que sin salvar al “otro” no habrá salvación para nadie. Esta ética nace y se desarrolla primero entre los excluidos como estrategia de sobre vivencia, pero conforme se radicalice ese salvase quien pueda alcanzará a capas cada vez más amplias de la población. Este momento se nos acerca a pasos agigantados y con ello se vislumbra la necesidad y posibilidad del salto del movimiento social al proyecto político radical.
El neoliberalismo se caracteriza por el re-reparto del mundo que adquiere un carácter cada vez más bélico. Este episodio se anuncia a partir de los sucesos del 11 de setiembre de 2001. El reparto del mundo a partir del 11 de setiembre se da básicamente a partir de la guerra. A nivel internacional significa un reparto agresivo a costa de no importa quien. Cuando el reparto del mercado y la riqueza existentes se agotan, queda aún la posibilidad de sostener la demanda efectiva al comprometer la riqueza futura. Vivir a partir de una deuda creciente significa salvar la demanda efectiva de hoy a costa de un compromiso de pago a futuro. Al poseer la moneda internacional y al tener la moneda en la cual se invierten la gran mayoría de las reservas internacionales, EEUU es el país que más se puede endeudarse a nivel mundial. EEUU debe ese dinero básicamente a sus principales contrincantes económicos como China y Japón. La sola deuda pública y privada de EEUU representaba actualmente más del 50% de toda la deuda mundial. En estas circunstancias, cualquier otro país hubiese tenido que devaluar y que aplicar políticas de ajuste estructural muy severas.
EEUU tienen hoy en día una capacidad armamentista bastante superior a la del resto del mundo y, en vez de reducirse, la brecha más bien tiende a aumentar. Un gasto militar en ascenso basado en una base económica en declive no puede ser sostenido, Al poseer la moneda universal, EEUU podrá sostener el gasto militar durante un tiempo a puro crédito. Sin embargo, un país que vive cada vez más del crédito, depende también cada vez más de la riqueza de otros. Por lo anterior EEUU ya no logra imponer su criterio a sus acreedores, es decir, pierde hegemonía. Al perder la hegemonía en lo económico, el imperio suele recurrir a la fuerza y, eventualmente, contra sus acreedores. Una hegemonía basada en la economía de guerra pero sostenida a puro crédito de sus contrincantes no tiene futuro y menos aún cuando el crédito encarece. Una depresión económica está entonces a la vista.
Un colapso en el comercio internacional significa el colapso de muchas transnacionales. Ello significa una caída brusca de la bolsa de valores en el mundo entero. Una caída brusca del comercio internacional no solo brinda la oportunidad de volcarse al mercado local, sino se impone como necesidad absoluta al contraerse drásticamente la capacidad de importación de productos transnacionales. En medio de este entorno es posible y necesario a la vez orientar la economía al desarrollo endógeno y a la desconexión. Anticiparse a esta coyuntura y desarrollar conciencia al respecto es precisamente tarea política de la izquierda.
El movimiento social mundial por una alternativa al neoliberalismo, es decir, el llamado “movimiento altermundialista” nace y se desarrolla precisamente en medio de estas contradicciones internas del gran capital en torno a la disputa por el reparto del mundo. La lucha social por una alternativa reivindica la desconexión del proceso de globalización. Esta desconexión se da a nivel local por la misma lucha de sobrevivencia de los excluidos. También se da a nivel nacional e internacional como se plantea, por ejemplo, en la Alternativa Bolivariana para América Latina (ALBA). El proceso de desconexión puede darse a nivel mundial y el lugar para este paso es al interior del Foro Social Mundial (FSM). Luchar por una política de desconexión adquiere perspectivas claras en medio de una crisis de hegemonía y más aún en medio de una depresión internacional. Esta crisis de hegemonía y esta depresión están a la vista. Con la desconexión se subraya la soberanía nacional, el desarrollo endógeno y por ende la multipolaridad.
- Trabajo preparado para el FSM en Nairobi 2007 a partir del “Llamamiento de Bamako” del FMA en 2006
https://www.alainet.org/de/node/126106
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