Factor estratégico que cambió el rumbo de América Latina
31/07/2009
- Opinión
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 447: América Latina en Movimiento No 447 06/02/2014 |
El golpe de Estado detonado en Honduras el 28 de junio de 2009 fue la fisura y apertura de la ventana para observar tres coordenadas enfiladas hacia el destino latinoamericano cuyas finalidades son detener todo asomo de reestatización, evitar cualquier alternativa de bloqueo al mercado de las empresas transnacionales, contener el avance de los gobiernos nacionalistas de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, y El Salvador en actual proceso de estructuración, además de sembrar el temor en los mandatarios latinoamericanos con el recordatorio de cómo los intereses extra nacionales imperan sobre la gobernabilidad aun cuando la legitimidad puede estar avalada por los votos.
La ruptura institucional en el país hondureño también reveló que en la región existen cerca de un centenar de hidroeléctricas, ríos represados, proyectos para abrir un canal conector entre los dos océanos y la habilitación de puertos secos. El cierre del círculo coincide precisamente en Honduras con la ola privatizadora de todas las fuentes de energía. Es un volcán activo, donde la política depende de factores internos para conciliar y facilitar las maniobras del capital transnacional interesado en saquear de manera inmisericorde las riquezas de la biodiversidad y recursos naturales estratégicos, y del aval externo por parte de los agentes económicos y militares de los Estados Unidos otorgado a cambio de inversión, custodia con bases y operativos que legitiman la depredación absoluta de los países del área.
Narcotráfico, pandillas y empresarios: La verdad escondida tras la noticia
Con la consulta popular que impulsaba el presidente Zelaya mediante una acción participativa ciudadana, cuyo objetivo era, en caso de ser aprobada, la posibilidad de incluir una “cuarta urna” en las elecciones generales de noviembre próximo, los ciudadanos podrían decidir sobre la convocatoria para reformar la Constitución. La convocatoria despertó la ira y los intereses velados de la clase oligarca-burguesa de los principales agremiados en la Cámara de Empresarios, aliados con sectores militares, vinculados a los negocios ilícitos de tráfico de drogas y robo de autos pero leales a las pretensiones castrenses que los Estados Unidos imponen en el país y en la región. Éstos, con la ayuda de las bases de operaciones militares de EE.UU. instrumentaron el primer golpe de Estado del siglo XXI en América Latina.
El pretexto para la ruptura institucional fue el mismo esgrimido por el sector neoconservador norteamericano relacionado a los intereses del Pentágono: la reelección y subsistencia en el poder de Zelaya, la fortaleza en los vínculos con el gobierno venezolano, la intencionalidad de imponer el socialismo y la cercanía cada día más persistente con el bloque de gobiernos alternativos o terroristas (Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua).
El hilar noticioso oculto en el rompecabezas de actos encadenados es visibilizado al reordenarse los hechos y datos que explican los factores que motivaron la interrupción del gobierno Zelayista.
Desde el año 2004 arreció la antimara en la región y las pandillas de El Salvador, Honduras y Guatemala entraron en una etapa de negociación con los sectores del narcotráfico y el gobierno, a propósito de crear una alianza estratégica, donde a los pandilleros les corresponde a un rol de bisagra: por un lado, distribuir la droga al menudeo, y por otro, realizar labores de profilaxis social para evitar la señalización de los agentes policiales y militares como autores de la represión propia del Estado policial en proceso de instauración regional desde los inicios del Plan Puebla Panamá (1), hoy Iniciativa Mérida.
El crimen organizado, principalmente el eje del narcotráfico, aprovechó la estructura orgánica de las pandillas (maras) de Centroamérica y el sur de México para enrolarlas en el negocio de la distribución de la droga, especialmente en el mundo del narcomenudeo. De esta manera fueron habilitadas dos estrategias, la primera enfocada al trabajo de redes propio de la era de la globalización y la desterritorialización que facilita el traslado y comercio de la droga; y la segunda dedicada a aprovechar la estructura redificada de las maras, abriendo un zaguán que lo colocara en mejor posicionamiento para presionar autoridades, habilitar rutas, incursionar en sectores populares, abrir nuevos mercados y evitar las afectaciones en los decomisos.
El narcotráfico entró así en una nueva una etapa de expansión y diversificación dada la abundancia de las drogas sintéticas, para construir nuevos núcleos de poder diseminados, desembarazarse de los carteles de Colombia, agregar un plus valor a los aperturistas de nuevas rutas y mercados emergentes, encarecer el valor de la droga pero asimismo distribuir de manera ampliada los ingresos por medio del uso de dos campos: las pandillas y la estructura institucional del Estado, por lo que corrompió y vinculó a sectores empresariales, banqueros, militares, policiales y aduaneros.
Este fenómeno hasta hace unos meses (finales del año 2008 y principios de 2009), produjo, bajo la complicidad de policías y militares, conatos y conflictos en cárceles en busca de eliminar obstáculos, armar redes y vincular a cómplices que gozaban de libertad para ejercitar la limpieza social en El Salvador, Guatemala y Honduras.
El neo paramilitarismo creó nuevas líneas de investigación en los especialistas en seguridad y violencia. Su nuevo comportamiento en varias ciudades de los países dominados por la derecha no es producto de confrontaciones políticas ni por disputa de espacios como aconteció en Colombia. Hoy goza de una base re-articulada de redes orgánicas algunas ilícitas y otras que forman parte del entramado institucional. La imbricación está dada por la presencia de redes e complicidades y colaborativas que tienen distintos fines pero enfrentan los mismos obstáculos para obtener el éxito de su acción. La acción ilícita está fundamentada en la obtención de dinero, lucrar con el producto y a la vez el reconocimiento del espacio de poder ejercido.
El fortalecimiento del Estado, la recuperación del control de la policía y los militares por parte del gobierno y el cierre de los grifos de fuga de la urdimbre institucional eran materia de preocupación en los agentes involucrados en el narcotráfico, lavado de dinero y trafico de armas desplazados por la Mosquitia hondureña, el Golfo Fonseca y la frontera con México, razón por la cual la operación concertada entre empresarios, militares y narcotraficantes fue eficaz para deponer a Manuel Zelaya.
Más de un millón de armas circulan en Honduras, nación poblada por 7 millones y medio de habitantes, y se comercializan desde 500 lempiras en el mercado legal e ilegal (mercado negro).
A lo anterior agregamos la creación de “pequeñas milicias” o células armadas en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua por los cárteles de la droga mexicanos desde hace 4 años; además, en zonas del sur y del sureste de México, surten de armamento sofisticado superior a los efectivos policiales, para proteger y dominar el transporte y almacenamiento de cocaína enviada desde Colombia a Estados Unidos, indican informes oficiales. Y por el zaguán centroamericano introducen alrededor de 300 toneladas de cocaína, por 12 puntos fronterizos marítimos y territoriales de Honduras que facilitan el tránsito ilegal de drogas.
La estructura paramilitar cuenta con el apoyo de Billy Joya Amándola, “ministro consejero” del Presidente golpista hondureño Roberto Micheletti. Joya Améndola fue uno de los agentes protagonistas del Batallón de Inteligencia 3-36, encargado del secuestro y desaparición de opositores políticos, y fundador de los escuadrones de la muerte “Lince” y “Cobra”. Ocupando esta función se convirtió en uno de los principales ejecutores de secuestros, torturas y asesinatos en Honduras, y se le acusó con certeza de al menos once ejecuciones bajo el pseudónimo de “Doctor Arranzola”. Entre 1984 y 1991 sirvió como enlace entre el ejército hondureño, los represores argentinos y los estadounidenses durante la guerra sucia (2).
El general Romeo Vásquez Velásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, fungió como puente entre el crimen organizado y la fuerzas militares, siendo detenido en 1993 por hurto de autos y pertenencia a la banda internacional conocida como “Banda de los trece” que habían sustraído más de 200 automóviles de Estados Unidos, México y países vecinos de Centroamérica. La pandilla se encontraba apadrinada por el Teniente Coronel Wilfredo Leva Cabrera y el Mayor Romeo Vásquez Velásquez, pero más tarde fueron liberados bajo los oficios del gobierno nacional y militares norteamericanos desplazados en las bases militares.
La cara formal del narcotráfico la prestó el sistema bancario y el comercio establecido que aprovechó la ocasión para blanquear millones de dólares provenientes del narcotráfico a través del flujo de remesas, que alcanzó más de los 2,600 millones de dólares que representa el 20 por ciento del Producto Interno Bruto en 2008, así como del contrabando de bienes generadores de fondos lavados a través del sistema bancario.
Empresarios, la derecha y militares confabulan
El derrocamiento de Manuel Zelaya reafirmó la confianza en los empresarios de ideología neoconservadora proclives a defenestrar todo vestigio de oposición al libre mercado y cercano al Estado.
La disposición de los empresarios de El Salvador, Guatemala y Nicaragua por mantener el comercio activo aun cuando el proceso golpista se curtía de conflictos y los gobiernos latinoamericanos habían cerrado filas en contra de la ruptura institucional, demostró que el mercado está divorciado de los asuntos públicos cuando sus intereses no son afectados. El comportamiento como esfera indeterminada de toda la estructura macrosocial ha sido el objetivo permanente desde la fundación del neoliberalismo, con el objeto de apuntalar gobiernos que lo favorezcan y confrontar a todo aquello opuesto a sus intereses económicos.
La mayor alianza se conformó al momento en que el gobierno de Manuel Zelaya se adhirió a la organización de Estados agrupados bajo la sigla de la ALBA (Alternativa Bolivariana para las América) cuya finalidad es comercializar bajo formas más equitativas, no depender del dólar, trabajar al interior bajo el principio de reciprocidad e incrementar la separación con los países que obligan a una dependencia alimentaria, farmacéutica, tecnológica y científica. Justo, bajo ese tenor, se habían dado paso a la compra, a bajo costo, de medicamentos de Cuba, y con reglas distintas a las establecidas por empresas monopólicas, venta de alimentos a Venezuela e intercambio de tecnología.
Laboratorios monopólicos multinacionales como Glaxo, Sanofi, Smiyh, Kline, Pfizer, Stein, Novartis, Bristol Myers y Aventis, que operan en Honduras, Costa Rica, Panamá, El Salvador y Guatemala, movieron sus influencias ante el riesgo de caída en sus ventas en un 80 por ciento, acordaron acciones, presionaron a empresarios, dialogaron con sus lobbies de la casa matriz y se conectaron mediante la red de influencias con senadores norteamericanos republicanos para promover el golpe del 28 de junio de 2009.
Los medios de comunicación hondureños que son un monopolio controlado por agentes relacionados con gobiernos represores, (4), empresarios con vínculos internacionales, principalmente con la derecha de España, Venezuela y México, magnificaron los acuerdos con la ALBA, distorsionaron la consulta de la “Cuarta Urna”, construyeron discursivamente el escenario del socialismo, la reestructuración del ejército, la presencia del equipo castrense venezolano en materia de seguridad y la vulneración de la soberanía nacional, entre otras calumnias, para sembrar el terror y el miedo entre los comerciantes y clase media. En esta labor divulgativa y en el trabajo ideológico destacan los diarios más importantes: El Heraldo, El Tiempo, La Prensa y La Tribuna, los cuales tocaron la misma melodía afín a la letra que compuso la canción “Fuera Zelaya”.
El escenario abigarrado de mensajes de miedo, angustia, terror, presencia militar de venezolanos y reelección para perpetuarse en el poder fue la estrategia mediática que lobbistas, empresarios, medios de comunicación, sector político y diputados de la derecha en espera de alcanzar el gobierno, pusieron en marcha para asestar el golpe de Estado, reeditando así las aspiraciones políticas de los militares, relegados en los últimos 20 años de las grandes decisiones pero cerca de los círculos poderosos de Estados Unidos en capacitación, asesoría y logística, siempre atentos a entrar en acción.
Que trajo de nuevo el golpe
La usurpación del poder visibilizó la nueva estrategia de los empresarios corruptos, militares ligados al negocio del tráfico de drogas y custodios de los intereses norteamericanos y de empresas transnacionales en el área, asimismo develó la política de Barack Obama quien arribó a la presidencia debilitado, sin equipo propio y apuntalado por el “roster” de Bill Clinton, el gestor de la guerra en Irak.
La nueva política operadora de los Estados Unidos hacia la región es la conjugación de acciones de tres actores que venían operando en el área y no habían encontrado la oportunidad de actuar conjuntamente para definir el rumbo de un país y la región: narcotráfico, pandillas y militares. Hillary Clinton afirmó que construir la arquitectura de cooperación global requiere de herramientas como el Poder Inteligente: “...El poder inteligente significa el uso de la inteligencia por todos los medios disponibles. Lo cual incluye nuestra habilidad para acordar y conectar; nuestra fuerza económica y militar; nuestra capacidad empresarial y de innovación; y la habilidad y credibilidad de nuestro nuevo presidente y su equipo. Y también la aplicación del antiguo sentido común para hacer política como una mezcla de principios y pragmatismo”. (4).
En conclusión, la defenestración de Zelaya cuenta con factores de la tradicional Guerra de Baja Intensidad adecuada a los adelantos tecnológicos comunicacionales del Siglo XXI, principalmente con la propaganda del miedo, terror y angustia devenida de la estrategia psicológica; aderezado con alianzas estratégicas con sectores del narcotráfico, empresarios y empresas transnacionales que cuentan con intereses e inversiones en el área, demostrando el poco interés del gobierno norteamericano hacia el combate del narcotráfico, antes por lo contrario, es un aliado en zonas donde hay intereses comunes y propaganda para rearmar Estados serviles para su guerra armamentista, custodios de inversores y amigos del libre mercado.
Finalmente es un mensaje abierto y expedito a los gobiernos de Ecuador, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y aún El Salvador, que para detener al enemigo y defender los intereses económicos no escatimará alianzas, esfuerzos ni recursos porque la nueva política no la define Barack Obama, sino la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro y su política aliancista con los grandes empresarios, senadores republicanos y demócratas y los cubanos de Miami; por otro lado, el sector del Pentágono con sus tentáculos en el Congreso y el Departamento de Estado que es una incrustación militar de Clinton que nunca cejó por rearmar a Colombia, Perú, Centroamérica y México.
- Robinson Salazar Pérez es Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa/ México. Director de www.insumisos.com
Bibliografia
1. Salazar, Robinson, 2002, Los avatares del Plan Colombia, Plan Dignidad y el Plan Puebla Panamá, http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/avatares.pdf
2. Carotenuto, Gennaro, 2009, El sicario de Roberto Micheletti: historia del torturador Joya Améndola, brazo derecho del Presidente "de facto". En Dossier especial sobre golpe de Estado en Honduras 2/ Lecturas semanales en www.insumisos.com
3. Carmona, Ernesto, 2009, Zelaya los enfrentó temprano: Los “dueños de Honduras” también poseen los medios, parte 1 y 2/ http://www.argenpress.info/2009/07/zelaya-los-enfrento-temprano-los-duenos.html
4. Hillary Clinton, discurso en el CFR (Council on Foreign Relations), 15 de Julio de 2009.
https://www.alainet.org/de/node/141410?language=en
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