Deporte millonario

12/06/2010
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“La generosidad del espíritu humano puede superar todas las adversidades”: Nelson Mandela (1918- ).
 
Arrancó el mundial Sudáfrica 2010. Millones tienen puesta la mirada en ese país. Pero el fútbol es mero pretexto. Porque no es el balón. No son los equipos. No son los países. No son siquiera los jugadores. Como tampoco es el encuentro “solidario” de los pueblos “unidos” por el deporte. En el fondo, nada de eso importa, aunque entra en “juego” y todo a la vez aparece en las pantallas de televisión del mundo como la “fiesta” del fútbol.
 
Es el negocio millonario de los organizadores. La ganancia de la empresa controladora de este deporte a nivel mundial. Es el negocio de la Federación Internacional de fútbol Asociados, la FIFA. Y de sus socios inversionistas. Porque entre todos manejan una economía que está entre las primeras veinte más importantes del mundo. Y el mundial de fútbol, que ocurre cada cuatro años, es el evento más importante. El negocio, a expensas de los millones de espectadores que, directa o indirectamente se involucran.
 
La maquinaria para el engaño, el circo que aprovecha la ingenuidad de los espectadores que colocan sus emociones en el equipo de su preferencia, o en la “estrella” que busca anotar el gol. Los goles como el marcador para el triunfo. Claro. La cara del deporte es una, pero el fondo es otro. Donde la televisión representa el instrumento globalizador.
 
Fructífero negocio, lo es desde que en 1974, el brasileño Jean Marie Faustin de Godefroid Havelange, se presentó en la cumbre de FIFA con el siguiente anuncio: “He venido a vender un producto llamado fútbol”. La FIFA, con sede en Zurich, Suiza, había nacido en mayo de 1904 en París, y nadie supuso que con el paso de los años se convertiría en una empresa con los dividendos más lucrativos. Hoy (el presidente es Sepp Blatter), la FIFA reúne a unos 200 países, superando así a organismos como la ONU (con 187 países), la Unesco (con 150), Cruz Roja (164).
 
Es decir, “el fútbol dejó de ser un encuentro de amistad, confraternidad y sana competencia deportiva para transformarse en una gran empresa trasnacional. Jugar por amor a la camiseta, defender los colores de una institución o del barrio, o simplemente hacer una pichanguita con los panistas del barrio, por el placer lúdico de meterle un golazo al arto iris, es ya cosa del pasado”.
 
Es negocio millonario y de varios socios. En este momento es “la decimoséptima economía mundial, con un volumen de negocios que se estima en 500.000 millones de dólares anuales. Según un informe de consultora Deloitte & Touche Corporate Finance, hay en todo el mundo unos 240 millones de jugadores que pertenecen a 1.500.000 equipos afiliados en forma directa o indirecta a la FIFA. Para tomar una real dimensión del negocio, sólo 25 países producen anualmente un Producto Bruto mayor que la industria del fútbol en su conjunto”.
 
El miso Havelange, en 1994 en Nueva York, dijo: “Puedo afirmar que el movimiento financiero del fútbol en el mundo alcanza anualmente la suma de 225 mil millones de dólares”. Comparado con los 136 mil millones de dólares facturados en el mismo año por General Motors, que aparece a la cabeza de las corporaciones multinacionales.
 
Ya en 2009, de acuerdo con sus propias finanzas, al 31 de diciembre la FIFA tuvo un ingreso por 1.061 millones de dólares, de los cuales gastó 863 (18 por ciento menos), para un superávit de 196 millones de dólares. El 97 porcentual de esos ingresos procede de los derechos vendidos a la televisión (650 millones) y en mercadotecnia (277 millones).
 
Con tres categorías de inversionistas afiliados, la FIFA tiene el siguiente soporte: los que tienen la calidad de socios, como: Adidas, Coca Cola, Sony, Visa, Hyundai Kia Motors y Aerolineas Fly Emirates. Cada una de ellas aporta entre 100 y 200 millones de euros hasta 2014. Su permanencia les garantiza “el máximo nivel de asociación y derechos universales”, en las competencias ligadas con la federación. Por ejemplo, Coca Cola aportaría, hasta 2022 unos 97 millones de euros por periodo de cuatro años; en tanto Sony, hasta 2014 entregaría 118 millones de euros.
 
Los patrocinadores de Copa: Continental, McDonald´s, Budweiser, Castrol, Yingli Solar y Satyam, que invierten 50 millones de euros ligados hasta 2014. Los patrocinadores tienen presencia en todas las televisoras en la valla de anuncios publicitarios. Y los promotores locales, que invierten unos 30 millones, y licencias nacionales. Incluye la compra de licencias del Mundial a nivel local. Por Sudáfrica participan ahora: Ultimate, Fnb, Neo Africa, Prasa y Teljom, compañías y marcas comerciales.
 
No se lograría todo (cierto que la federación invierte en el apoyo a los equipos y, en el caso de los mundiales, desarrollando infraestructura) sin los socios. Dice Blatter: “La copa Mundial de la FIFA es una competición con una puesta en escena de proporciones descomunales, y está perfectamente claro que no se podría conseguir, y menos con un éxito tan clamoroso, sin el respaldo de nuestros socios comerciales. La misión expresa de la FIFA es desarrollar el fútbol, pero también abarcar el mundo entero para construir un futuro mejor con nuestros diversos programas de desarrollo e iniciativas humanitarias. Nuestros patrocinadores son esenciales para hacer de este compromiso una realidad”.
 
Pero los socios comerciales son los que multiplican sus ganancias con cada partido, dentro del mundial. El anuncio de las marcas luce en los estadios como el display indispensable de las canchas. Y en el caso de Sudáfrica 2010, el Firt National Bank (FNB), cerró contrato con la entidad como “esponsor”, patrocinador del Mundial, por 30 millones de dólares, que comprende la Copa Confederaciones 2009. Y los sudafricanos se adjudicaron los derechos de televisión. La emisora pública SABC es la “dueña” de ese privilegio hasta 2014. Es la que negocia ahora los derechos de transmisión, por cable, por aire y por radio, con las empresas de televisión de los países interesados.
 
Así, atrás del fervor por el fútbol y el ganador de la Copa Mundial, está el negocio multimillonario de la decimoséptima economía mundial que ocupa la FIFA. El Mundial Sudáfrica, ahora, es mérito de Nelson Mandela. Luchador incansable contra el apartheid y la miseria de su pueblo. Pero el Mundial no es más que una embarrada de publicidad, donde otros son los que se llevan la mayor tajada, así el país anfitrión sea la “cuna de la humanidad”.
 
https://www.alainet.org/de/node/142118
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