La empresa mediática paga mal a sus devotos
05/09/2010
- Opinión
Acaba de repetirse: Teleamazonas (un canal de señal abierta que se identifica como el canal 4 Quito) ha resuelto aceptar la “renuncia voluntaria” de su periodista estrella (Jorge Ortiz) quien, en los últimos tres años, se ha caracterizado por una oposición sin tregua contra el Presidente Rafael Correa Delgado.
Desde luego, esa salida “voluntaria” de alguien que capitaneaba, desde la pantalla chica, una oposición sin tregua y sin cuartel al gobierno de la “revolución ciudadana” era inesperada e inexplicable.
Inesperada porque ¿a quién se le ocurre el cambio de uno de los tenientes que está en el campo de batalla cuando más se lo necesita? Porque el pequeño (de cuerpo) Ortiz era la cabeza de playa de un movimiento opositor que trata de articularse, de hacerse fuerte, frente a un líder que cada día se afianza más y que promete seguir adelante con la “revolución ciudadana” que, de todas maneras, incomoda a la gran burguesía local y a unos cuantos sectores populares a quienes Correa les ha negado “su derecho” a hacer la revolución, pero a su manera y sin rendirle cuentas a nadie.
Inexplicable, porque a nadie se le ocurre (salvado algún caso de fuerza mayor) prescindir de quien ha estado librando día a día la batalla contra el “dictador” desde la tribuna mediática y “bajarle del caballo” justo cuando “está ganando la batalla” (bueno, es un decir).
Pero don Jorge Ortiz tuvo que despedirse de su audiencia en unos minutos que su excanal le ofreció el viernes 27 de agosto/2010, en su acostumbrado programa informativo “24 horas”. Dijo que había tenido que renunciar ante su patrón, el banquero Fidel Egas (dueño del canal y del Banco Pichincha) porque no quería convertirse en un obstáculo para la venta de esta empresa ya que, de acuerdo con la nueva Constitución, un banquero como él no puede seguir siendo ni dueño, ni accionista, ni director de este medio televisivo. Además, tiene hasta el 30 de octubre /2010 para hacerlo. E insinuó que, como el gobierno debe autorizar la compra-venta, exigía la salida previa de Ortiz y su equipo informativo. Aseguró que él (Ortiz) no quería ser un inconveniente para esa transacción.
En palabras más directas, el Presidente Rafael Correa, mediante esta presión, había logrado deshacerse de un rabioso opositor, que todos los días, a las horas de su espacio informativo, denunciaba todo contra Correa, entrevistaba y repetía a placer a los voceros oposicionistas mientras que con los gobiernistas era “implacable”. El mismo Correa, en unas cuantas ocasiones, en sus informes sabatinos, ha tenido que desmentir a los medios y se ha referido en términos irónicos a Ortiz y Cia.
Como es habitual en la prensa sipiana (de la SIP-CIA) esta desvinculación de Teleamazonas de su periodista estrella y oposicionista, dio margen para la consabida avalancha de protestas y críticas contra el “tirano” el “autócrata” que no había sido capaz de resistir una voz oposicionista y había logrado “acallar una voz honesta e inclaudicable”.
Ninguna de esas expresiones, sin embargo, siquiera insinuó que si los propietarios del Canal 4 habrían querido y deseado, Ortiz estuviera en su programa informativo y de opinión, sin problema alguno, como lo ha venido haciendo desde hace tres años. Es más, si en el sector de la gran empresa hubiera algo de eso que se llama consecuencia, solidaridad, para quien ha venido “dando la cara” por los sectores oligárquicos, hasta se habría justificado que el banquero le “venda” a su empleado la empresa, vía acciones u otra forma transaccional.
El asunto es que (todo el mundo lo sabe) la empresa (grande o mediana) no tiene ningún rasgo de solidaridad. Sus personeros suelen argumentar que “la empresa no es una casa de beneficencia” y que no puede perdonar a nadie un solo centavo que pretenda no pagarle. Y es frecuente la anécdota del campesino que, muy emocionado, le dice al Gerente del Banco “Diosolopay” por el empréstito que acaba de concederle; y este, entre preocupado y serio, le aclara: “Ningún dios se lo pague. Usted señor me tiene que pagar”.
Decía al principio que el episodio de Jorge Ortiz vuelve a repetirse; y lo decía porque hace un par de años, Carlos Vera, el gran productor y conductor de la televisión comercial, también tuvo que “renunciar” a su espacio informativo y de opinión que lo tenía en el Canal 8 Quito (Canal 2 Guayaquil) y desde el cual desafiaba y descalificaba a Correa y su Gobierno. Hasta que, al parecer, la presencia de Vera en esta empresa mediática resultó incómoda para sus intereses publicitarios, por lo que Vera “tuvo que renunciar” a su estrellato e irse a tratar de hacer su futuro en la política reaccionaria, ya que él se ha identificado con ese sector desde hace años. Este personaje, alineado con lo que Correa suele identificar como el mundo de los pelucones, ahora es el promotor de un recurso de revocatoria del mandato presidencial; un recurso que consta en la última Constitución Política del Estado.
El problema de Vera y sus auspiciantes (que debe tenerlo, en la derecha recalcitrante) es que gentes de varios sectores políticos, inclusive entre dirigentes conservadores, ven muy difícil que logre reunir el millón seiscientos mil firmas que requiere para que el Consejo Electoral dé paso al referéndum que debe convocarse a fin de que los y las ecuatorianas digamos en las urnas si el Gobierno Correa se va o se queda. Y muy pocos auguran un resultado favorable a esa convocatoria aunque advierten que, si ello se diera, el Vicepresidente de la República (Lenin Moreno) un hombre de Alianza País, tendría que hacerse cargo del Gobierno hasta la terminación del período (en 2013).
Hay quienes piensan que Carlos Vera tiene en Jorge Ortiz un aliado “natural” y que los dos, más la vieja y rancia oligarquía criolla, más los resentidos de izquierda y unos cuantos despistados más, bien podrían unir fuerzas y tratar de que por lo menos los convocantes puedan cumplir con el primer requisito: reunir el 1.600.000 de firmas de respaldo para que se dé la convocatoria a referéndum, cuando ni los mismos promotores piensan que podrían ir a esa revocatoria. Al contrario; se da por descontado que ese podría ser un triunfo arrollador de Correa en el mando de la república y el anuncio que Ecuador encontró -¡al fin!- una estabilidad política para largo rato. Lo cual da ictericia a la dispersa oposición política y sipiana.
Mientras, la empresa mediática ha comenzado a ensayar otro tipo de periodista opositor. Ya no es el comunicador que trata de encontrar en todo “el lado flaco de la noticia” siempre en contra del Presidente y su gobierno. Ahora, el estilo es más edulcorado, al más puro estilo de la CNN en español.
¿Han visto los informativos de este canal internacional? En apariencia, guardan las distancias con una actitud puramente hostil al gobernante que pretende, en cualquiera de nuestros países, seguir socabando y pretendiendo enterrar a la sociedad de consumo, a la democracia y la libertad, según libreto que lo repiten a cada rato.
Y para ello, qué mejor que comunicadoras mujeres, mejor si son guapas, bien entrenadas y de buena presencia. Sin temor, hasta pueden requerir una entrevista con el mismísimo diablo si ello les facilita la tarea de desprestigiar un gobierno, de alimentar mentiras en su contra, de cuestionar su legitimidad.
Este doble discurso se lo advierte inclusive entre los “expertos analistas” que siempre tienen a mano, para tratar de hacer ver que el día es la noche y viceversa. Según investigadores que estudian estas variaciones mediáticas y de lenguaje, ahora, la consigna sipiana es parecer de izquierda, decir que promueven cambios y transformaciones pero siempre respetando “la libertad y la democracia” Y es en esta afirmación que meten el condumio del discurso que actualmente ensayan los medios sipianos en el continente. Todo, con el afán de contrarrestar ese movimiento continental que avanza: el derecho de los pueblos a una vida mejor; el derecho al empleo pleno, el derecho a la educación y la salud. Es decir, todos esos derechos que el neoliberalismo no ha sido capaz de solucionarlos (al contrario, de agravarlos) y que ahora trata de reconocerlos pero bajo ciertas condiciones: que el imperio, la sociedad de consumo y más, sigan tal cual.
Y en esa escuela, los medios sipianos del continente, con sus matrices publicitarias a la cabeza, son maestros de la tergiversación, de la manipulación, de la mentira.
Tomemos el caso de los 33 mineros atrapados en la mina chilena que se taponó y que por puro milagro siguen vivos, a la espera de su rescate. La CNN ha tomado el caso como distracción diaria. Y “ha descubierto” (como en esas telenovelas baratas) que uno de los mineros atrapados vivía con dos mujeres que esperan que le rescaten para “tomarle cuentas” de tal manera que el hombre a lo mejor está considerando en quedarse bajo tierra. En cambio, dicen nada o muy poco de las condiciones en que la empresa minera explotaba la mina y de las pocas medidas que ofreció a sus mineros para garantizarles un mínimo de seguridad en esas profundidades.
Otro caso: el calificativo de “irresponsable” que le endilgó el que las oficia de canciller del gobierno hondureño del señor Lobo al Presidente Correa, por haber rebelado que en la masacre de Tamaulipas (México) hubo otro sobreviviente, de nacionalidad hondureña; y no solo el ecuatoriano Lala que fue el que avisó de ese asesinato colectivo a la policía mexicana. Y lo casi chistoso es que ese canciller de un gobierno ilegítimo adjetivó al Presidente de Ecuador que a la vez es de UNASUR, solo por haber dicho que había otro sobreviviente de la matanza, de nacionalidad hondureña, pero sin indicar su nombre, o sus señas particulares o su actual ubicación.
Pero la prensa sipiana dio rienda suelta a sus críticas contra el Presidente de Ecuador sin siquiera tomar en cuenta que el sobreviviente ecuatoriano, a quien el gobierno le rescató de México, ahora está protegido en su país. Y ha sido entrevistado en el avión presidencial que lo trajo de vuelta a su patria pero guardando su identidad u otros datos que pudieran ponerle en alto riesgo. Y aquello ha causado indignación en la prensa sipiana nacional –pienso yo- porque esa fue una “primicia” que bien se lo merecía un medio privado y no uno que está en manos del Estado, porque era una de las empresas de dos prófugos de la justicia, los hermanos Isaías, que “naturalmente” están muy bien en Miami, Estados Unidos.
Quito, septiembre 4/2010
- Alberto Maldonado S. es Periodista – Ecuador
https://www.alainet.org/de/node/143889?language=en
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