Desempleo y guerras monetarias
10/10/2010
- Opinión
En Estados Unidos el desempleo está volviéndose crónico. Andy Kroll, de la revista Mother Jones, escribió un excelente artículo (Unemployed, Stranded on the Sidelines of a Job Crisis), y cuando toca el tema de los jóvenes que estaban ingresando o quieren ingresar al mercado laboral se refiere a “una generación perdida”. Lo mismo puede decirse de la juventud en la mayoría de países industrializados, los de Europa y Asia, como Japón.
Kroll escribe que según los economistas las prospectivas del trabajador disminuyen cada día en una situación de desempleo a largo plazo, y cita lo que dijo al Congreso de Washington el economista Michael Reich, de la Universidad de California-Berkeley, de que “este tipo de coyuntura sugiere que quienes han estado cesantes durante largo tiempo serán los últimos a beneficiarse de una recuperación económica”. Esto también sugiere que la economía estadunidense, y de los demás países industriales, no lograrán generar la cantidad de empleos y niveles de vida como para garantizar la existencia de una clase media como la existente hasta hace pocos años. La causa es esta “generación perdida”, la que nunca se recuperará de la gran recesión del 2008.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), la mas antigua organización internacional, calcula que para retornar a los niveles de empleo (y desempleo) anterior a la crisis habrá que esperar hasta el 2015, y que esta coyuntura de “una recesión del mercado laboral” explica la “intranquilidad social”, las manifestaciones en unos 25 países. En España hubo la primera huelga general en ocho años. En Francia las manifestaciones de millones de personas están convirtiéndose en una actividad semanal, y como el gobierno de Nicolas Sarkozy no escucha el mensaje de los sindicatos y las bases es probable una huelga general en las próximas semanas. Refiriéndose al régimen de austeridad que adoptan casi todos los países el chileno Juan Somavia, director general de la OIT, dijo que la gente podrá entender y aceptar políticas difíciles, siempre que perciban que todos –en la sociedad- comparten el peso de las medidas. Y agregó que los gobiernos no deben escoger entre las demandas del mercado financiero y las necesidades de sus ciudadanos: “la estabilidad financiera y social deben venir juntas. De otra manera no solo estará en riesgo la economía global, sino también la cohesión social”.
Los gobiernos y el FMI están reconociendo ahora que la esperada recuperación económica no se dio, y en la mayoría de los casos a pesar de esta certitud persisten en las políticas de austeridad, enviando a los jóvenes el mensaje de que “no deben esperar un trabajo cuando terminen sus estudios”, y a los actuales cesante el mensaje de que no deben aspirar ni esperar un puesto de trabajo, como dice el columnista Thomas Walkom en el Toronto Star al referirse al gobierno canadiense de Stephen Harper. Y agrega que esta en “era de austeridad” los enfermos deben anticipar cortes en el gasto de salud, los pobres más pobreza, los jubilados deben comenzar a olvidar las pensiones por las cuales trabajaron. Hasta el FMI reconoce que las medidas de austeridad harán más daños que los admitidos hasta el momento por los gobiernos.
Y como la crisis de las economías reales está profundizándose muchos gobiernos que adoptaron medidas de austeridad recurren ahora a la devaluación monetaria y a medidas monetarias, como bajar la tasa de interés, para estimular las exportaciones y frenar las importaciones. Eso hizo Canadá de manera exitosa en la década de los 90, con la diferencia de que en ese momento la mayor parte del mundo estaba en plena expansión económica y Canadá pudo aumentar sus exportaciones y expandir su sector manufacturero, y crear millones de empleos. En la actualidad no todos los países pueden devaluar su moneda y al mismo tiempo aumentar sus exportaciones netas.
Dominique Straus-Kahn, el director general del FMI, admite que “circula” la idea de que “las monedas pueden ser usadas como armas políticas”. En realidad esa es desde hace tiempo la política de la Reserva Federal (Fed), como recuerda el economista y Nóbel Joseph Stiglitz, quien de paso observa que la política de la Fed ha tenido repercusiones globales negativas porque “esa inundación de liquidez está yendo al exterior y causando problemas por todo el mundo”, como los des-alineamientos monetarios y nuevos riesgos de burbujas financieras.
Desempleo, falta de crecimiento, deflación y guerras monetarias en el horizonte, y el proteccionismo comercial que no debe estar muy lejos, como dice Walkom, y todo esto en el contexto de los planes de austeridad adoptados por los gobiernos para servir a los intereses del sector financiero.
Aunque haya sido dicho anteriormente vale la pena recordar que estamos repitiendo, paso por paso, el guión de la Gran Depresión.
- Alberto Rabilotta, Toulon
https://www.alainet.org/de/node/144716?language=en
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