La guerra que viene, coletazo imperial
24/11/2010
- Opinión
“Sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción”: Isaac Asimov (1920-1992).
Maquiavélico el asunto, pero así es. La geopolítica es hija de la guerra; del fin que justifica los medios. Con ella se arman las peores jugadas para contener cualquier presunta amenaza; es decir, se hace uso de todas las posibles variables desde un punto de vista estratégico —la política de la ventaja, claro está—. Y cualquier país considerado “enemigo” puede ser visto como un buen objetivo para hacerle la guerra. Al fin que la movilización militar y la muerte representan un negocio.
Enemigo de todos porque sólo ve intereses, el imperio estadounidense se mueve con estrategias geopolíticas y geoeconómicas por el mundo, principalmente desde los tiempos de la llamada Guerra Fría para acá. Porque de la Segunda Guerra emergió como el país más poderoso, el hegemónico de la palestra mundial. Así hace diplomacia y se desplaza militarmente, a la vez que decide cuáles son sus objetivos mediatos e inmediatos.
Desde entonces EU ha emprendido más guerras que cualquier otro país del mundo. Y ha orquestado también golpes militares contra gobiernos “enemigos”. Por eso tiene el mayor número de bases militares repartidas en todo el planeta. Con el sofisticado armamento del Pentágono. Arremete también con órganos e instrumentos de inteligencia que sabe cómo utilizar. EU hace política exterior y aplica estrategias económicas, por las buenas o a la mala, en contra de cualquier país bajo la custodia de lo propio.
En estos momentos, para el imperio estadounidense la crisis económica representa un gran peligro. No lo dice pero lo es. Una terrible amenaza para su hegemonía. Y no importa que la devastadora crisis haya sido generada en su propia casa y luego propagada al resto del mundo. Eso no interesa. El problema es que la crisis desnuda su fragilidad. Exhibe su debilidad y amenaza con romper los tradicionales esquemas de dominio internacional y los mecanismos antes bajo su control.
Eso no le parece y por ello reacciona con virulencia tratando de que otros, todos los países ricos y pobres, hagan lo conducente con políticas económicas restrictivas para que le brinden el apoyo suficiente y así el impacto económico —los costos, mejor dicho— sea prorrateado. Tratando que el sacrificio no sea sólo de la economía estadounidense. Todo porque no puede salir de su propia crisis, y porque tampoco sabe cómo hacerlo. Por eso, EU no busca quién se la hizo sino quién se la pague. Obama es una víctima de las circunstancias, o un pelele en manos de la derecha que decide e impone hacia adentro y afuera. Lo quieran o no los demócratas, son los republicanos quienes dominan los escenarios.
Dicho de otra manera, como tal,la justificación de la guerra es parte de la geopolítica. Y ahora más, con la crisis y las amenazas que conlleva para la hegemonía. Porque el imperio no puede, mejor dicho no quiere, darse el lujo de una reestructuración geopolítica mundial. Eso sería como doblegarse o aceptar su inminente derrota. De ahí los coletazos de la fiera herida.
Peor tantito porque en el marco de cualquier posible reestructuración o redefinición del poder mundial se asoma ya la supremacía de China. El país que representa una amenaza real porque además de no estar en crisis, avanza poderosamente con los propios mecanismos del capitalimperialismo, conquistando el mercado global y derribando cualquier tipo de barreras tan sólo con el principio de la competencia en el contexto del mercado libre.
Por lo tanto, si no puedes con el enemigo hazle la guerra. A pesar de la crisis o por ella. La violencia como un buen pretexto imperialista. Más ahora, insisto, que es parte de su sobrevivencia. Por ello no hay movimiento de piezas en el ajedrez mundial, sin el apoyo de las armas y de las guerras.
Por eso EU con su maquinaria militar-industrial anda en busca de un conflicto. Y parece que ya lo encontró. Resulta que no es en Irán, país contra el cual se había creado un clima de inestabilidad desde la movilización de tropas por mar y tierra, en alianza con la fuerza militar israelí desde los primeros días del Mundial Sudáfrica 2010, bajo el pretexto que su poderío nuclear es amenaza para la región donde Israel domina como un brazo armado gringo.
No. Resulta que es Corea del Norte. Uno de los países del mal llamado “eje del mal”, desde el sospechoso atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York. Resulta que su vecino, Corea del Sur, es aliado de EU. País donde recién, espaldarazo vil, se realizó la cumbre del G-20.
Y el principal amigo de la Corea continental es precisamente China. Y ¡cuidado con el estallido del conflicto!, porque puede derivar en un problema mayor. En otras palabras, ¡cuidado con la guerra porque puede devenir en una conflagración nuclear! Y por ello, no sobra decirlo, muy peligroso.
Así, resulta que no fue siempre Irán el enemigo a vencer sino Corea del Norte. Resulta que en la geopolítica Irán es peligroso. Y hacerle la guerra sería muy costoso y sin grandes ventajas. No así en Corea del Norte, donde entran en juego otras variables como la misma China. EU necesita saber cómo reaccionará el dragón de oriente con una guerra en sus fronteras. Eso será un factor distractor para tratar de debilitar su economía. También, poniéndola en riesgo, medir su capacidad de reacción en todo lo demás. Lo referente a la geopolítica y la economía; como medir cuántos amigos o enemigos tiene. Y eso, como los amigos en la enfermedad, sólo se ve en el peligro. Ese es el escenario más probable con atizarle al conflicto entre las dos Coreas. Como parece que sucedió y más con todo el arsenal que tiene EU en las bases militares de Corea del Sur.
Pero de apostarle a la guerra, como parece ser, EU jugará con fuego. Porque, insisto, una siguiente guerra no sería convencional porque las armas atómicas asoman las ojivas. Víctima de sus propias debilidades, defectos y ambiciones imperiales, Estados Unidos está conduciendo al mundo hacia la destrucción. Tenemos que parar eso con llamados de atención desde todas partes del mundo. Las amenazas de guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur debe contenerse ya. El desbordamiento de un conflicto será como el principio del fin.
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