Y, ahora, ¿quién podrá defendernos?
20/06/2011
- Opinión
Con un tufillo de amenaza, el diario sipiano (de la SIP-CIA) El Comercio, de Quito, titula, en primera página (edición del sábado 18 de junio/2011) “Asamblea oirá la voz de Carolina Botero” Y, analizando la información (pag. 4 del cuaderno 1) nos encontramos con la novedad, como diría un clase militar, que lo que el periódico da como una amenaza no es sino una petición de 5 legisladores de oposición, que ha sido respaldada, como opinión, por tres asambleístas de gobierno; pero, quien debe tomar la decisión final es el Presidente de la Asamblea Nacional (Congreso) el Arq. Fernando Cordero.
Pero, ¿quién es Catalina Botero? Y ¿por qué los asambleístas de oposición quieren que el Presidente de la Asamblea le invite a que exponga sus puntos de vista ante el pleno de la propia Asamblea?
La segunda razón del curioso pedido es porque los asambleístas (todos) están muy preocupados porque en corto plazo tienen que aprobar la discutida Ley de Comunicación, que, de acuerdo a la Constitución en vigencia, debió haber sido aprobada hace dos años. Pero, como vivimos en el tercer mundo, los asambleístas sipianos (que son, en algunas cosas, más papistas que el Papa) lograron, mediante el apoyo directo e incondicional de la gran prensa ecuatoriana, parar semejante “dislate” De acuerdo a la tramitología de leyes, la Asamblea pasó a segundo y definitivo debate el proyecto de ley. Inclusive, la oposición logró hacerle la vida imposible a la primera Presidenta de la Comisión Ocasional (la asambleísta Betty Carrillo) que tramitaba este proyecto de ley; pero, el Presidente Cordero, tuvo buen cuidado de encargar la Presidencia de la Comisión, al diputado Mauro Andino, que se pertenece a la bancada oficial.
El problema surge porque, según la consigna de la vieja SIP (el sindicado empresarial de los medios) en comunicación social, la mejor ley es la que no existe. Pero como el pueblo ecuatoriano, en el referéndum del 7 de mayo/2011, dijo SI, a los asambleístas sipianos no les queda más remedio que dar paso a la Ley. De lo contrario, corren varios riesgos: el más probable: que la Corte Constitucional les declare cesantes a los legisladores que sigan oponiéndose a esta orden de la Constitución y del pueblo ecuatoriano.
Ahora, el papel de los sipianos es alargar lo más que puedan la aprobación de la ley; y si tienen que votar, que sea por un texto que en realidad no imponga nada a los medios, privados o comerciales. En palabras sencillas, lo que la gran prensa mediática (impresa, radial, televisada y digital) quiere es seguir mintiendo, manipulando, tergiversando, a su placer y sin responsabilidad posterior alguna; y que tampoco se pueda tocar a la televisión basura o redistribuir las frecuencias radiales, conforme lo manda la constitución, entre otras regulaciones.
La segunda pregunta: ¿y quién es esta señora Catalina Botero, con quién nos amenazan los medios sipianos? Hasta hace poco, el término RASTACUERISMO identificaba a quienes siempre estaban pensando que cualquier problema doméstico, tenía que ser solucionado por algún experto o supuestamente experto internacional. En lo cotidiano, esto se ha dado, al extremo que en todos los niveles sociales se acepta que “lo extranjero es mejor” y que cualquier persona, por ser extranjera, tiene la última palabra o la razón. Eso es rastacuerismo. Por suerte, el Presidente de la legislatura no comparte esta opinión y ha manifestado que la señora Botero puede seguir la discusión de la ley pero por televisión; mas no participar en las discusiones, como pretendían los asambleístas sipianos.
De lo poco que se ha logrado saber, doña Catalina Botero es una colombiana (no sé si guapa o no, como son las colombianas) Tampoco he podido averiguar si esta señora ha hecho estudios académicos sobre comunicación social; o por lo menos, ha trabajado o ha colaborado con alguno de los medios sipianos de Colombia. Doña Catalina, desde hace algunos años, actúa como la relatora para la libertad de expresión de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA. Es decir, es una burócrata internacional de este organismo continental (debe ganar una buena mesada) que, según el Presidente (Rafael) Correa, debe prescindir de los Estados Unidos y de Canadá, para ser realmente un organismo al servicio de los países latinoamericanos.
¿Podrá doña Catalina darnos, en un abrir y cerrar de ojos, la piedra filosofal de la comunicación? Lo dudo; y mi duda tiene un asidero: la señora o señorita Botero, cuando se discutía en primera instancia el proyecto de ley, envió una carta al Presidente del Congreso, expresando sus puntos de vista sobre el proyecto. Y como no puede ser de otra manera, la señora o señorita Botero repetía las linduras que, según la Declaración de Chapultepec (de la SIP), debe tener cualquier ley de comunicación: que la mejor ley es la que no existe; que la profesionalización de los periodistas es un atentado contra la libertad de expresión; que, en cualquier caso, los únicos que tienen derecho a la libertad de expresión son los dueños de los medios y sus periodistas estrellas; y que ellos están por encima del bien y del mal y que nadie puede pretender coartarles tal privilegio; y que cualquier ley, por más tímida que sea, es una amenaza (un riesgo) para el llamado derecho internacional, al que se ha comprometido el Ecuador.
No queda la menor duda que los asambleístas sipianos, con el sociólogo César Montúfar, a la cabeza, han repetido hasta la saciedad estos “principios”; pero, según ellos, si viene a decir lo mismo la señora o señorita Botero, entonces los mestizos de Alianza País, “están obligados” a respetarlos. Los asambleístas sipianos y Fundamedios cumplen el papel que la USAID, a través de la NED, les ha asignado el imperio en nuestros países y sus actuaciones son parte esencial de la “Telaraña Imperial” que, según la Eva Golinger (abogada venezolana-norteamericana) actúa en todos los países latinoamericanos “díscolos”: Cuba, a la cabeza; Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y hasta Argentina. Ahora –a lo mejor-tienen que agregarle al Perú.
De todas maneras –y al parecer- doña Catalina (según el cable internacional está recuperándose de un desprendimiento de retina en uno de sus ojos) viene a darnos lecciones de lo que, según ella, hay que hacer o no hacer. Y como tiene a su disposición los medios sipianos, pues es muy posible que tenga primeras planas, lugares preferidos de la televisión y hasta transmisiones, en vivo y en directo.
Ante esa posibilidad, yo sugeriría a los compañeritos que todavía se precian de ser idóneos, que le pregunten, así, de pasada, a la señora o señorita Botero que, por favor, les diga y deje constancia de sus actuaciones y relatorías en torno a los asesinatos de periodistas y familias, en México; a las persecuciones y asesinatos de periodistas en su propia tierra, Colombia, cuando reinaba el señor Álvaro Uribe Vélez, el mismísimo de los “falsos positivos” y las “fosas comunes”; o, algo mucho más reciente, si a ella le pidieron que vaya a Honduras, cuando el golpe de Estado y los asesinatos de periodistas hondureños, a que deje constancia, por lo menos, en sus relatorías, de semejantes atrocidades.
Y, olvidaba, que la relatora de la OEA nos diga si ha relatado algo o mucho de lo que está pasando en el gran país del norte (USA) en torno a la libertad de expresión, ya que la OEA y la SIP (y todas sus ramificaciones) tienen mucho que ver con la “democracia y la libertad” Que le pregunten si cuando menos ha hojeado o por lo menos tiene alguna idea de las publicaciones que, anualmente, hacen académicos y estudiantes de la Universidad de Sonoma State (California) con el nombre en castellano de Proyecto Censurado.
Y si la señora o señorita Botero dice que ni siquiera ha oído de esa publicación y sus anuales denuncias (tan ocupada que debe estar en llevarle las cuentas, a través de la ONG de Fundamedios, de las veces que el “riesgoso” del Presidente Correa “insulta” a tan delicados y encumbrados insultadores) que le digan que ahí se recogen los sucesos, acontecimientos o hechos que la gran prensa sipiana norteamericana LOS IGNORA, todos los años. Por ejemplo, los y las ciudadanas norteamericanas ignoran los actos de corrupción que pululan en torno al Congreso Norteamericano; no saben ni cuántos han muerto (más de 5.000) “patriotas” (en especial, ingenuos latinoamericanos que aspiran que les den la residencia en EE.UU.) ni el número aproximado de “muertes colaterales” (más de un millón) de víctimas de que tropas USA, más invasores de la OTAN (Gran Bretaña, Francia, España) han llevado a Afganistán, a IRAK; y que se proponen hacerlo a Libia, para no citar sino algunos casos.
Quito, junio 21/2011
Alberto Maldonado S.
Periodista – Ecuador
https://www.alainet.org/de/node/150637
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