M-15: Entre la acción y la inacción
26/10/2011
- Opinión
El M-15 debe enfrentar un reto de importancia inmediata. La oligarquía financiera adelantó las elecciones para darle aire a su desgastada “democracia”. El principal objetivo de esa orden – asumida dócilmente por Zapatero – es impedir que siga creciendo la rebeldía de los “indignados”.
No hacer nada, no actuar, no presentar propuestas, significa dejarle todo el escenario a quienes utilizan la democracia representativa para engañar al pueblo.
La inacción política es mortal para el M-15. Una propuesta de rescate de la democracia española debería ya estar consensuada al interior del M-15. Debe contemplar la profundización de la democracia directa y participativa, la limitación, debilitamiento y control popular de la democracia representativa, y la organización de poderes locales y regionales para reconstruir la democracia – transformándola de abajo hacia arriba –.
Presentar esa propuesta a la Sociedad Española y a sus diversas Nacionalidades, al Estado Español en cabeza del Rey, al gobierno, a todos los partidos políticos, a todas las organizaciones e instancias sociales, económicas y gremiales, incluso a quienes representan a la oligarquía financiera – con todas las sustentaciones del caso –, es la tarea principal en el marco de las elecciones que están convocadas para el próximo 20 de noviembre de 2011.
Querer forzar una actitud colectiva y unificada frente a las elecciones, en cuanto a votar o no votar, escoger entre el voto en blanco o el nulo, o votar por un determinado partido político o un candidato, puede involucrar al movimiento de “Los Indignados” en dinámicas que lo pueden dividir. Además, podría deslegitimar ese trascendental proceso.
Cada participante del M-15 deberá tener clara esa propuesta y exigirle a quien le entregue su voto, el compromiso no sólo de debatir con toda la sociedad su contenido, sino de apoyar la realización de un Referendo o Consulta Popular para aprobar esa transformación político-institucional en toda España.
Impulsar la iniciativa de emitir el voto de “¡No nos representan!”[1] podría ser un complemento interesante, aunque allí debe primar el análisis concreto de la situación concreta, ya que un llamado general tipo “boicot electoral” puede encontrarse con una respuesta débil, lo cual sería muy contraproducente.
En Colombia en 1991 se promovió en muy corto tiempo la denominada “Séptima Papeleta” para respaldar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, y obtuvo un respaldo contundente. Dicha papeleta no se concibió como contrapuesta a los demás votos. Fue una buena estrategia.
¿Qué han pensado hacer los españoles? El mundo está pendiente de vuestra experiencia. Tenéis una gran responsabilidad.
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Mantener unido al movimiento es la tarea central. No forzar los hechos; sintonizarse con los intereses del conjunto; profundizar el debate sobre la estrategia para avanzar; estudiar, elaborar y precisar las propuestas económicas y productivas sin desechar las que ya están en marcha en muchas localidades y regiones de España (y del mundo); y consolidar nuevas formas de organización y de funcionamiento del movimiento, son las tareas hacia el inmediato futuro. Eso creo, modestamente desde la distancia.
Popayán, 27 de octubre de 2011
[1] Ver: Santi Ortiz. “El voto de la subversión”.
Fuente:
https://www.alainet.org/de/node/153595?language=en
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