Apertura de sesiones en el Parlamento

03/03/2012
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Empezó marzo con las 130º sesión del Congreso en Argentina y como ocurre siempre se escuchó el mensaje presidencial. El primero de este segundo mandato y tercero de la era kirchnerista. No es menor el dato de tercer turno gubernamental continuo, nunca ocurrido en la historia constitucional del país. El discurso presidencial asumió como propio el desarrollo del accionar de gobierno desde el 2003.
 
Se trató de un discurso de balance de la gestión, legitimada en la elección de octubre pasado y sustentado en tasas de crecimiento económico en todo el periodo, salvo el 2009, año de la recesión de la economía mundial. No se discute el sentido del crecimiento y se apuesta a la continuidad de las líneas estratégicas, denominadas “modelo”.
 
Hubo compromiso para “asegurar el abastecimiento de combustible” (los encomillados que siguen surgen de la versión del discurso en la página de la Presidencia de la Nación)[1], y llamados de atención sobre la cuestión energética, aunque sin anuncios concretos de modificación estructural: nacionalización o socialización de YPF, por ejemplo. Ese hecho generó la suba de la cotización de Repsol en mercados bursátiles del exterior. Los inversores globales festejaron la continuidad del estatus jurídico de la empresa nº1 de la Argentina. Es verdad que había expectativas referidas a la re estatización, y que muchos sostenemos la necesidad de la socialización, lo que supone la participación del Estado en sus distintos niveles, nacional, provincial y municipal, pero también de usuarios y trabajadores.
 
También se realizaron críticas a los trabajadores docentes, acusados de quedarse en la reivindicación de la “carpa blanca”. Sus dichos fueron cuestionados por propios adherentes del movimiento sindical, incluso manifestando desde la titular de Ctera que el ministro de educación mal informa a la titular del poder ejecutivo sobre la actividad laboral de los maestros.
 
Sobre los ferrocarriles había expectativa de anuncios, pero junto a las condolencias, se reiteró la conocida espera del accionar gubernamental hasta el pronunciamiento de la Justicia. Llama la atención la comparación de los pagos por deuda pública asociada a la salida de la crisis del 2001 con la insuficiencia de fondos para el ferrocarril. En todo caso pone en evidencia que los pagos de deuda pública restringen la posibilidad de usos alternativos.
 
La mega minería a cielo abierto fue enfáticamente defendida desde la lógica similar que encaran otros países mineros en el ámbito mundial, y señaló que “Debemos exigir que las empresas dejen parte de sus inversiones en la Argentina”.
 
Lo que si se anunció fue el fin de la convertibilidad y la reforma a la Carta Orgánica del BCRA. Puede pensarse así en el fin del vínculo de la moneda local circulante y el dólar, con lo que se termina la restricción de las Reservas de libre disponibilidad, que expresaban la fracción excedente de las divisas necesarias para cubrir la circulación monetaria de pesos. Sorprendió el rechazo a modificar la legislación financiera, especialmente cuando existen legisladores afines que impulsan reformas a la Ley de Entidades Financieras vigente desde 1977, y que fuera principal instrumento de subordinación y dependencia para la concentración y extranjerización de la banca, promovida y destacada por Martínez de Hoz y la dictadura genocida. Al respecto, la presidenta se pronunció explícitamente en contra al señalar: “No creo que sea necesario. Lo que hace falta es reformar la carta orgánica del Banco Central, que es el que regula a las entidades financieras. Porque si no se hace mucho ruido y con pocas nueces”. Confirmó que en el proyecto remitido a tratamiento “se mantiene la independencia de cualquier orden que pueda provenir del poder central”, no afectando por lo tanto la autonomía, que era uno de los ejes sostenidos por la ex Diputada Marcó del Pont, ahora Presidente en ejercicio del BCRA.
 
En fin, un discurso con reiteración de datos de evolución de la economía, los que sustentaron el amplio triunfo electoral de octubre del 2011, y ausencias notorias sobre el necesario desarme de la institucionalidad neoliberal sustentada en años previos. La incógnita en términos políticos apunta a considerar si es suficiente para el mantenimiento del consenso la reiteración de datos del crecimiento manteniendo un modelo productivo erigido sobre la base de la dominación extranjera en los principales rubros que explican la evolución de la economía en la Argentina: la producción y exportación agraria y minera, junto a la industria vanguardizada por el automotor, todo lo cual se sostiene en un clima social de época que se aleja del consenso privatista.
 
- Julio C. Gambina es Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP www.juliogambina.blogspot.com
https://www.alainet.org/de/node/156237
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