Al ministro de Trabajo

31/05/2012
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Hasta hace poco, hablar de cocineras era referirse a nosotras, pero si la palabra era chef, entonces eran los hombres quienes daban ese toque, sazón y elegancia a exquisitos platos. Esto se ha venido reforzando con la moda de la alta cocina, la cocina gurmé y los populares programas televisivos, ahora tan en boga. Pero en numerosos hogares guatemaltecos esta exquisitez la viven de otra manera las empleadas de casa particular, que en realidad, en muchos casos, son verdaderas esclavas sin consideraciones ni prestaciones de ninguna naturaleza, salvo honrosas excepciones.

De acuerdo con los expertos, nuestra prejuiciosa sociedad de antaño fue la que determinó que cuando se promulgó el Código de Trabajo, muy reconocido por sus avances para la época, no contempló para las trabajadoras “domésticas” ni siquiera un horario laboral. Era impensable “afectar” las economías de los hogares que las contrataban, situación que ha llevado a la violación flagrante de garantías individuales contempladas en la Constitución.

Es repudiable que en pleno siglo XXI todavía se mantengan los mismos criterios y que se considere a una persona prácticamente propiedad de los “señores de la casa”, al grado de hacerla trabajar hasta 12 horas diarias y limitarle sus días de descanso, además de obviar todas las prestaciones laborales a las que debería tener derecho si el Código las hubiera tomado en cuenta como personas y como trabajadoras.

Ah, pero como esto afecta a la mayoría de sectores que tienen el privilegio de contar con alguien que se encarga de hacer lo que cuesta, lo que uno no quiere o no puede hacer, entonces el tema es tabú. En junio del año pasado la OIT adoptó, por primera vez en la historia, normas laborales internacionales para mejorar las condiciones de vida de decenas de millones de trabajadoras y trabajadores domésticos en el mundo. Los delegados de gobiernos, empleadores y trabajadores que asistieron a la 100 Conferencia de la entidad aprobaron el Convenio 189 sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras(es) Domésticas, un tratado internacional vinculante para los Estados miembros que lo ratifiquen.

Las nuevas normas establecen que los y las laborantes de casa particular podrán tener los mismos derechos básicos que otros trabajadores, incluyendo horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie y la información clara sobre los términos y las condiciones de empleo.

Está próxima la Asamblea 101 de la OIT, adonde asistirá el Gobierno, con participación del sector sindical. Esperamos que el ministro de Trabajo firme la opinión correspondiente para que se proceda a la ratificación, lo que honrará su cargo y favorecerá a más de 173 mil trabajadoras de casa particular en Guatemala.

De igual manera, los y las diputadas, quienes seguramente disfrutan de los privilegios que otorga tener a una persona en casa haciéndose cargo de todo para que cuando retornen agotados puedan entregarse a su merecido descanso, deben ratificar ese Convenio 189 de la OIT, porque se trata de derechos, no de favores.

Guatemala, 30 de mayo de 2012

- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA - http://cerigua.info/portal/

https://www.alainet.org/de/node/158330
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