El prisionero y el kayakero

29/10/2012
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Un acto político inusual y muy original. Un hito atlético. Una hazaña de resistencia humana ante los elementos. Un viaje riesgoso. Estas y muchas otras expresiones han sido usadas para describir el viaje marítimo del puertorriqueño ambientalista y defensor de los derechos humanos Alberto De Jesús “Tito Kayak” a través de las antillas caribeñas el pasado verano. En el amanecer del 21 de junio, día del solsticio, De Jesús partió en kayak desde la península de Paria en Venezuela hacia la isla de Granada, comenzando así una travesía de sobre mil millas náuticas hacia Puerto Rico.

De Jesús, quien no aparenta los 54 años de edad que tiene, no hizo este viaje extraordinario para impresionar la gente- aunque ciertamente lo logró. Estaba en una misión política, una cruzada marina por la libertad. El ha señalado esto en toda oportunidad que ha tenido, ya sea en entrevista de prensa o conversación personal. De Jesús kayakeó el Caribe para llamar atención y recabar apoyo internacional para la causa de la liberación de Oscar López Rivera, un boricua que lleva 31 años encarcelado en Estados Unidos.

El prisionero

Quienes anhelan la libertad para Oscar se refieren a él de maneras distintas. Algunos le llaman prisionero político, otros le llaman prisionero de guerra, o patriota encarcelado o guerrero anti-colonial. Fue convicto en 1981 por “conspiración sediciosa”. Específicamente, fue acusado de pertenecer a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), un grupo independentista clandestino que llevó a cabo una lucha armada en las áreas de Chicago y Nueva York en la década de 1970. Sin embargo, no fue convicto por ningún acto realizado por la organización. Oscar, sin haber sido convicto o siquiera acusado por acto violento alguno, está cumpliendo una cadena perpetua de facto, una sentencia mucho más severa que las que reciben violadores y asesinos convictos. Su próxima vista de libertad bajo palabra será dentro de 15 años, y él tiene ya 69 años de edad. Tito Kayak le hace un llamado a todos los pueblos y gobiernos del Caribe y América Latina a que se unan al llamado por la libertad de Oscar. Libertad ya.

Desde que Estados Unidos invadió a Puerto Rico en 1898, la represión y persecución contra puertorriqueños en base a sus creencias políticas ha sido constante e incesante. Esta acción represora ha abarcado desde espionaje, infiltración y desestabilización contra organizaciones y campañas independentistas pacíficas y perfectamente legales por parte del FBI y la policía local, hasta asesinatos a sangre fría. Para dar dos de los más escandalosos ejemplos de lo último: En el Domingo de Ramos de 1937 la policía local bajo órdenes del gobernador Blanton Winship- un mandatario no electo sino impuesto por EEUU-, masacró una manifestación pacífica del Partido Nacionalista en las calles de la ciudad de Ponce, matando a 19 e hiriendo alrededor de 150.

 

Y en septiembre de 2005, agentes del FBI, con la ayuda de la policía local, asesinaron al líder independentista Filiberto Ojeda Ríos, dirigente del grupo clandestino Los Macheteros, en su casa en el pueblo de Hormigueros. La autopsia determinó que murió por falta de atención médica. La imagen de rufianes del gobierno de Estados Unidos con chalecos antibalas y metralletas en mano, regodeándose sobre Ojeda Ríos mientras daba su último respiro causa furor en el corazón de todo puertorriqueño patriótico. Para añadir insulto a la injuria, el FBI escogió realizar el asesinato el 23 de septiembre, una fecha sagrada en el calendario nacional de Puerto Rico pues es el aniversario del Grito de Lares, la primera revuelta de la nación en pro de su libertad e independencia, en el año 1868. Ningún puertorriqueño cree que la fecha del asesinato fue una casualidad.

Los actos criminales del gobierno de Estados Unidos contra la autodeterminación de Puerto Rico y la libertad de expresión de su gente son demasiados para ser enumerados en este artículo. Pero sepan que ninguno de estos ha sido castigado por las cortes de EEUU, el imperio no juzga sus propias acciones. Ningún empleado del gobierno estadounidense fue a la cárcel por la masacre de Ponce o por el asesinato de Ojeda Ríos, o por la misteriosa muerte de Angel Rodríguez Cristóbal en 1979 en el presidio federal de Tallahassee en Estados Unidos. Rodríguez Cristóbal, militante de la Liga Socialista, oriundo del pueblo de Ciales, se encontraba encarcelado por su participación en una protesta pacífica en las playas de Vieques contra la presencia de la fuerza naval de EEUU en esa isla municipio. Alegadamente se suicidó justo antes del fin de su condena. Mientras que los independentistas son severamente castigados por las cortes estadounidenses por actos reales o imaginarios, los bribones y sicarios de las agencias del cumplimiento de la ley de EEUU y locales, y sus agentes de inteligencia, andan libres, seguramente muriéndose de la risa.

Pero esta nación caribeña no es ninguna víctima pasiva. Puerto Rico tiene una tradición de siglos de lucha- pacífica al igual que no tan pacífica- contra el colonialismo, que se remonta a la resistencia indígena contra la conquista española, y continúa por el Grito de Lares en el siglo XIX, siguiendo por la resistencia de los partidos nacionalista y comunista a mediados del siglo pasado, hasta las acciones armadas de las FALN y los Macheteros y la importante participación independentista en luchas comunitarias, sindicales y ambientalistas.

La mayoría de los estadounidenses que saben algo de Puerto Rico conocen acerca del atentado contra el presidente Harry Truman en 1950 y el ataque armado contra el Congreso en Washington cuatro años después, ambos actos cometidos por miembros del Partido Nacionalista de Puerto Rico. Por más de 110 años de coloniaje yanqui no ha habido un momento en que el invasor no haya encontrado resistencia. En su resolución 1514 las Naciones Unidas reconocen el derecho absoluto de los pueblos colonizados a pelear contra el colonialismo y por su independencia y autodeterminación.

Los estadounidenses que saben algo de las FALN lo saben por el bombazo de Fraunces Tavern en el sur de Manhattan el 24 de enero de 1975. Fraunces era, y sigue siendo, una barra y lugar de reunión de la alta sociedad neoyorkina- lo que ahora llaman el uno porciento- donde en 1783 el general Jorge Washington se despidió de sus tropas al final de la guerra de independencia. La bomba que explotó ese día mató a cuatro e hirió a decenas de personas. No es fácil hablar en un tono neutral acerca de un bombazo mortal que tomó lugar a unas pocas cuadras del World Trade Center. Pero si no lo hacemos, los habladores de la derecha lo harán, y le darán al suceso su giro ideológico. Cada vez que Oscar es elegible para probatoria, activistas de derecha vinculados a agencias policiales llevan parientes de las víctimas del bombazo a la junta de libertad bajo palabra y a los medios noticiosos para que hablen en contra de su liberación. Pero tienden a no mencionar un hecho significativo: que él no está en prisión por Fraunces Tavern. De hecho, nadie fue a la cárcel por ese bombazo. Nadie fue convicto o siquiera procesado por Fraunces Tavern.

Otro hecho ignorado es que, según un comunicado de las FALN, el ataque a Fraunces Tavern fue respuesta a un bombazo que tomó lugar en Puerto Rico unas semanas antes. El día once de ese mes, una bomba estalló en una actividad pública del movimiento independentista en la plaza pública de la ciudad de Mayagüez. Murieron dos personas: el militante socialista Angel Luis Charbonier, y Eddie Román, un transeúnte. Hasta el día de hoy nadie ha sido encarcelado o procesado por ese acto, a pesar de que el movimiento independentista tiene buenas pistas acerca de las identidades de quienes colocaron la bomba. Estas pistas han sido presentadas al Departamento de Justicia de Puerto Rico, el cual no ha hecho nada con ellas.

No es mi intención justificar o repudiar lo ocurrido en Fraunces Tavern, sino darle un contexto apropiado para entender lo ahí sucedido en ese día de enero de 1975. Pero como dice Noam Chomsky, si tratas de entablar una discusión racional y seria sobre el tema del terrorismo entonces te acusan de ser apologista y simpatizante de los terroristas, o peor. Uno debe preguntarse, ¿Cuántos estadounidenses que saben de Fraunces Tavern han escuchado del bombazo en Mayagüez? Los actos de violencia cometidos contra el movimiento independentista no son parte de la historia oficial. Son olvidados y enviados al hoyo de memoria Orwelliano. El bombazo en Mayagüez no fue ningún acto anómalo aislado, Fue parte de una violenta estampida de bombazos, incendios provocados y asesinatos contra el independentismo que duró a lo largo de toda la década de los setenta, minuciosamente documentada por la prensa local pero ignorada en los medios estadounidenses. Inclusive los medios progresistas en Estados Unidos han tendido a ignorar esta historia sangrienta.

La mayoría de los hombres y mujeres que fueron arrestados junto con Oscar fueron liberados en 1999. El es el único del grupo que aun sigue en prisión. Oscar ha pasado más tiempo tras barrotes que cualquier otro independentista puertorriqueño en la historia, más años que Nelson Mandela y casi tantos como Leonard Peltier.

Ningún conflicto entre naciones o guerra civil termina sin un intercambio de prisioneros entre las partes beligerantes. En el caso colonial de Puerto Rico, solo un bando tiene prisioneros. La excarcelación de Oscar, al igual que la de los otros dos prisioneros políticos puertorriqueños, los hermanos González Claudio, es por lo tanto requisito esencial para la libertad y plena autodeterminación de esta nación caribeña y latinoamericana.

El kayakero

La primera vez que ví en la tele local las protestas temerarias de Alberto De Jesús, me recordé de Turk 182, un filme estadounidense de 1985 en el que Timothy Hutton interpreta a un vengador grafitero que repetidamente pone en ridículo al alcalde de Nueva York y evade todos los intentos de la policía por capturarlo. De Jesús, nativo del pueblo de Vega Baja, a quien llamamos con cariño “Tito Kayak”, representa una nueva cepa de activista, que combina originalidad, estilo y valentía extraordinaria. El podría enseñarle a la gente de Greenpeace un par de cosas acerca de penetrar perímetros de seguridad, colgar banderines de lugares inusuales, y realizar escapes increíbles.

En 1999 Tito Kayak se ganó su lugar en los libros de historia al acampar solo en la zona de práctica de tiro de la fuerza naval de Estados Unidos en Vieques, con el propósito de ponerle fin de una vez y por todas al uso de la isla para prácticas de tiro y juegos de guerra que habían tomado lugar sin cesar desde la segunda guerra mundial. Al principio de su protesta la gente llamaba loco, pero su locura fue contagiosa. Días después, media docena de personas se le unieron y juntos establecieron un campamento. Con el pasar de las semanas se sumaron docenas de activistas. La protesta se extendió por meses. Más campamentos fueron establecidos por partidos políticos, sindicatos, iglesias y organizaciones independentistas y de izquierda. La protesta avanzó como una avalancha que puso la sociedad puertorriqueña patas arriba y obtuvo el apoyo de personalidades internacionales como el ambientalista Robert Kennedy, hijo, y Rigoberta Menchú, para nombrar sólo dos. En mayo de 2000 las autoridades estadounidenses entraron con gran fuerza policial y militar a la zona de tiro, desmantelando los campamentos y arrestando a cientos de manifestantes. Pero tras ser brevemente detenidos, volvieron derecho a la zona de tiro. Ya la protesta era imposible de parar, el pueblo había perdido el miedo.

En noviembre de ese año Tito y un grupo de colaboradores se subieron a la Estatua de la Libertad en Nueva York y de su cabeza colgaron un banderín que decía “PAZ PARA VIEQUES”. No era la primera vez que puertorriqueños revoltosos se presentaban en ese preciso lugar para enviarle un mensaje al mundo. En octubre de 1977 unos boricuas pusieron una bandera de Puerto Rico en la frente de la estatua a la vez que le hicieron un llamado al presidente Carter para que libere los prisioneros nacionalistas encarcelados en EEUU desde los años 50. La campaña eventualmente tuvo éxito; en 1979 los últimos prisioneros nacionalistas recibieron un perdón presidencial y una apoteósica bienvenida al regresar a Puerto Rico. El neoyorkino panameño Vicente Alba, amigo de la nación puertorriqueña, participó de ambas acciones en la Estatua de la Libertad y además formó parte del equipo de apoyo de la kayakada de Tito.

Cuando vieron a Tito Kayak encima de la Estatua de la Libertad en 2000, las autoridades yanquis vieron la oportunidad de darle un castigo ejemplar a este Turk 182 de la vida real. Pasó un año encarcelado en Manhattan por violar una probatoria que se le había impuesto tras haber sido arrestado repetidas veces en Vieques. Por un año, De Jesús y Oscar fueron ambos prisioneros de Estados Unidos.

En septiembre del año siguiente, dos aviones de pasajeros se estrellaron contra las torres gemelas del World Trade Center, a sólo tres o cuatro cuadras de donde Tito estaba preso. Muchos activistas temieron que los ataques del 9-11, con su inevitable secuela de represión y guerra, darían fin a la protesta en Vieques. Pero resultó no ser así. Después del horror y shock inicial, los manifestantes se reagruparon y recuperaron la iniciativa. Cuatro años después de esa heroica noche en que Tito acampó solo en la zona de tiro de Vieques, ocurrió lo imposible: el Pentágono se cansó de las protestas interminables y se fue. Una protesta pacífica había humillado y derrotado a la mayor fuerza naval del mundo. Fue una gigantesca victoria para fuerzas anti-coloniales y amantes de la paz en el planeta entero. Es una enorme deuda que el pueblo puertorriqueño tiene con Tito Kayak.

Pero él no descansó después de ese triunfo. De Jesús continúa su labor por la ecología y los derechos humanos a nivel local e internacional. Se hizo figura pública por primera vez en la década de los 90 por sus acciones directas en contra del paso de barcos con desperdicios nucleares entre Francia y Japón por aguas caribeñas. En 2000 dio breve pausa a su campaña por Vieques y viajó a Japón, donde fue recibido por activistas anti-nucleares y tuvo la oportunidad de expresarle sus preocupaciones a las autoridades japonesas, las cuales por supuesto no le hicieron caso. Luego en 2007 Tito colgó una gran bandera con un mensaje anti-nuclear del Puente de Las Américas, que cruza sobre el Canal de Panamá, para protestar contra el tráfico interoceánico de materiales nucleares. El horror nuclear de Fukushima demostró que él tenía la razón.

También en 2007, De Jesús fue a Cisjordania para expresar su solidaridad con el pueblo palestino. Durante su visita se trepó en el muro de la infamia que el estado israelí construía, y puso sobre él una bandera palestina, frente a la mirada de francotiradores israelíes estupefactos y atónitos. Tito sabía muy bien el peligro que corría, y no tenía ilusiones de que su ciudadanía estadounidense sería amuleto o talismán contra el criminal ejército sionista. El asesinato a sangre fría de la activista estadounidense Rachel Corrie por las fuerzas de defensa israelíes cuatro años antes estaba fresco en las mentes de Tito y de todos los que le acompañaron ese día.

Tito Kayak ha hecho todo eso y mucho más. Tantos actos de desprendimiento de toda clase, como por ejemplo protestas temerarias y espectaculares contra las políticas neoliberales de privatización de sucesivos gobiernos puertorriqueños, desafiar la brutalidad policial durante la huelga de estudiantes universitarios de 2010-2011, hablarle a los niños de escuela acerca de la importancia de la protección ambiental y exhortándoles a tirar la basura al zafacón, y uniéndose a brigadas que recogen basura de las playas. Todas estas acciones y muchísimas más, grandes y pequeñas, le han ganado gran estima y respeto por parte del pueblo de Puerto Rico. Pero en el país hay elementos lumpen que no tienen más que desprecio por él, algunos de los cuales le desearon la muerte abiertamente por Twitter, expresando de manera jocosa y burlona que deseaban que se hundiera en su travesía caribeña y se lo comieran los tiburones.

 

Hay una mística irresistible alrededor de la figura de De Jesús/Tito Kayak que fascina a sus admiradores/as y enfurece a sus enemigos. ¿Quién es Tito Kayak? Periódicos locales de derecha, como el diario El Vocero y el semanario Caribbean Business han alegado que sus finanzas son un misterio y hasta han insinuado que Hugo Chávez lo dirige y financia. Pero la vida de Tito Kayak es un misterio sólo para aspirantes a periodista que no se toman la molestia de hacer investigación básica. Alberto De Jesús es un hombre de clase trabajadora, un obrero de capacete que se gana la vida como electricista. No es un hombre de discursos largos; cuando habla en público es breve y va derecho al punto. No es escritor ni intelectual libresco, aunque es un voraz lector. Mucha gente al conocerlo por primera vez se asombran al ver con sus propios ojos que ese cuco izquerdista, ese forajido internacional, es en realidad un tipo común y corriente, un Juan del Pueblo carente de pretensión alguna, que gusta de la cerveza y la fiesta como cualquier amante de los buenos ratos.

La travesía por kayak a lo largo de las Antillas, con todos sus peligros y vicisitudes, fue toda por Oscar. A pesar de estar cautivo en Estados Unidos, su presencia era muy tangible y real en las aguas caribeñas. El fue el verdadero protagonista de esa gesta. En solidaridad con la autodeterminación de Puerto Rico y en el espíritu de la unidad anti-imperialista, el gobierno venezolano se unió a la campaña internacional por la libertad de Oscar y le dio apoyo concreto a Tito Kayak en su viaje. La fuerza naval venezolana, el cuerpo diplomático y los medios noticiosos bolivarianos- en especial Telesur, La Radio del Sur, el diario CCS Caracas y el periodista Roso De Luna Grimau- dieron valioso acompañamiento al kayakero.

A principios de julio, Venezuela fue anfitriona del 18vo encuentro del Foro de Sao Paulo, organización sombrilla que reúne gran parte de la izquierda latinoamericana. La delegación puertorriqueña, compuesta por el Partido Nacionalista, el Frente Socialista y el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, hizo su esfuerzo para generar apoyo internacional para las luchas anti-coloniales de la nación. La gestión fue exitosa, pues el caso colonial de Puerto Rico fue mencionado en la sección 26 del documento final del encuentro, la Declaración de Caracas:

“Los partidos y movimientos agrupados en el Foro y otros movimientos sociales tenemos la tarea de desplegar todas las iniciativas posibles para que el tema de la independencia de Puerto Rico se convierta en un punto esencial de la agenda de las Naciones Unidas. Es inconcebible que en el siglo XXI persistan enclaves coloniales en nuestra región y en el mundo. Nos unimos al reclamo por la excarcelación del prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera, que ha estado encarcelado en prisiones de Estados Unidos por más de 31 años, por el solo “delito” de luchar por la independencia de su patria.”

No dudamos que las actividades de cabildeo de Tito Kayak en Venezuela previo a su partida el mes anterior, su trabajo mediático y su rapport con el pueblo venezolando abonaron mucho a nuestro éxito en lograr la mención de Oscar en la Declaración de Caracas.

A mediados de septiembre Tito finalmente llegó a Puerto Rico, terminando su trayecto épico desembarcando en un campamento de protesta establecido en la playa de Isla Verde, cerca del aeropuerto internacional. El campamento fue fundado en 2005 for Tito y otros ciudadanos preocupados, organizados como Playas Pal Pueblo, para físicamente obstruir la invasión ilegal de la playa por hoteles de lujo, y para llamar la atención a la preocupante tendencia hacia la construcción ilegal de hoteles y otros desarrollos privados en las playas de Puerto Rico, las cuales son un bien público. La historia de este campamento, continuamente ocupado por siete años, donde activistas han sembrado huertos orgánicos e instalado paneles solares, bajo la constante amenaza de desalojo por la policía, es uno de los grandes relatos poco conocidos de esta nación caribeña.

Rememorando esos tres meses de peligro y resistencia extrema, con obstáculos que iban desde el sol inmisericorde y corrientes traicioneras hasta retos logísticos y financieros aparentemente infranqueables, Tito hace como una mueca involuntaria de dolor y describe toda esa aventura como una pesadilla. Pero la pesadilla real es la que ha estado viviendo Oscar por los últimos 31 años. Libertad para Oscar. Libertad ahora.

- Carmelo Ruiz Marrero es un autor y periodista puertorriqueño

Para más información: http://libertadparaoscar.org/ http://amigosdelmarpr.com/

En Twitter: @amigosdelmarpr

VIDEOS:

Manifestación por la libertad de Oscar

http://www.youtube.com/watch?v=P-s25V_0zwg

Jóvenes boricuas pintan mural de Oscar http://www.youtube.com/watch?v=IQCizAxqTjM

Una versión en inglés de este artículo fue publicada en Counterpunch: http://www.counterpunch.org/2012/10/19/the-prisoner-and-the-kayaker/

https://www.alainet.org/de/node/162240
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