Seis precisiones sobre las conversaciones de La Habana

17/11/2012
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Ante el inicio la próxima semana de las conversaciones entre las delegaciones de Gobierno y FARC, acerca de los puntos de la agenda acordada, es pertinente precisar algunos aspectos que ayuden a una mejor comprensión de las mismas.
 
1. No es real decir, ni pensar, que los grupos guerrilleros están derrotados y que por lo tanto “están que se negocian”; esa puede ser una apreciación equivocada. Una realidad es que estas organizaciones están golpeadas militarmente y que la hipótesis de un eventual triunfo militar de ellos no existe, pero otra es desconocer que son organizaciones que tienen todavía una gran capacidad de producir daño y que en una estrategia de resistencia, en una geografía como la nuestra, podrían mantenerse durante  mucho tiempo y por supuesto no es tan claro que todos los miembros de estas guerrillas estén convencidos que la mejor solución es la salida negociada.
 
2. Si el Gobierno no deja claro ante el país cuál es la agenda del Gobierno Nacional para este período y la lidera, inevitablemente el desarrollo de la Mesa de La Habana va a terminar marcando la agenda nacional y por lo tanto no va a ser tan sencillo aquello que si no funcionan las conversaciones con las FARC el país no va a perder nada. Claro que si el Gobierno Nacional no coloca toda su capacidad y empeño en que esas Mesas avancen positivamente, los costos políticos para el Gobierno, ante un eventual fracaso, pueden ser muy grandes.
 
3. La Mesa de Conversaciones en La Habana tiene unos alcances propios, pero ésta no es un sustituto del Congreso, ni es un ente con capacidad decisoria, ni un organismo para recibir solicitudes de demandas particulares, ni va a ser una sustitución o duplicación del INCODER o de la institucionalidad agraria del Estado, es decir, la Mesa no se va a poner,  por ejemplo,  a clarificar la titulación y propiedad de la tierra, esa es una tarea de la institucionalidad del Estado. La Mesa de Conversaciones va a ser un espacio en el cual se llegará fundamentalmente a ACUERDOS POLÍTICOS.
 
4. Por ello en el documento firmado entre Gobierno y FARC no se habla de negociación en ninguna parte, porque de lo que se trata es de debatir, analizar y construir puntos de acuerdos políticos que luego, en la fase de implementación se vayan a traducir en decisiones legales y/o en políticas públicas.
 
5. Esos Acuerdos Políticos, van a requerir en la tercera fase, la de la implementación de los Acuerdos, que éstos se traduzcan en decisiones legales, vía Congreso de la República si se trata de cambios legales y allí podría acordarse un mecanismo de presencia transitoria de delegados de las FARC en el Congreso, previa dejación de armas, para que junto con los voceros del Gobierno, impulsen esas iniciativas legislativas; también se podrían estudiar otros mecanismos de refrendación democrática como serían un referendo o eventualmente una Asamblea Constituyente. Pero todo ello va a ser parte de las conversaciones relacionadas con la fase de implementación de los Acuerdos Políticos.
 
6. Las dos delegaciones deben tener el máximo de tranquilidad para analizar, debatir, consultar especialistas o escuchar líderes sociales si lo consideran y eventualmente construir consensos sobre los puntos de la agenda y para esta tarea requieren un clima de tranquilidad. Por ello ni presiones de la sociedad civil, ni de los medios de comunicación en la búsqueda de la chiva o de construir controversias es lo que más contribuye al desarrollo de estas conversaciones; lo mejor es dejarlos trabajar tranquilamente.
 
- Alejo Vargas Velásquez es profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia y
coordinador del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa.
https://www.alainet.org/de/node/162708
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