Habrá suficiente castigo posible para el asesino de Thomas Sankara?

05/11/2014
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El 31 de octubre del 2014 el pequeño país del África occidental experimentó una revuelta popular que reclamaba la salida del poder de Blaise Campoaré, antiguo compañero de movimiento durante la asonada revolucionaria de 1982, y posteriormente asesino del capitán Thomas Sankara líder de aquella revolución que cambió la esperanza de vida nacional; y el nombre al país, de Alto Volta por el de Burkina Faso (Tierra de los Hombres Íntegros).    
 
Rodeado por Mali, Níger, Costa de Marfil, Ghana, y Benín, Burkina Faso, antiguo Alto Volta es -como muchos países africanos-, víctima de la imposición de fronteras por parte del legado del colonialismo francés y sus intereses, a cambio de dejarlo "libre", pero sin acceso al mar, en la década del 60's del siglo veinte.
 
En un artículo anterior que rememora el aniversario de la muerte de Sankara a manos de su antiguo colega de luchas y posterior asesino a través de un golpe de estado en 1987, reflexionaba acerca de que se necesita con urgencia la asunción de un panafricanismo pertinente en una África "rota" y sometida a luchas fratricidas locales y guerras entre pueblos –impuestas a conveniencia de los intereses imperialistas-, que debían ser hermanos de lucha. E indagaba acerca de dónde quedaron los objetivos de la Conferencia de Bandung de abril de 1955, el legado de Fanon, Cheikh Anta Diop, N'Krumah, Cabral y Sankara; dónde el sacrificio del Che Guevara. Haciendo hincapié en la urgencia por la elevación de la conciencia social y política en la real situación de la hegemonía capitalista que, perdiendo su preeminencia económica, nos deleita con su mercado del entretenimiento, que intenta alimentar nuestra pobreza inducida por ellos mismos. Cada vez oímos más una palabra: AFRICOM –aún sin ubicación permanente de su comando en África; “la peste el último”, ningún país de la región lo quiere en su territorio-, que significa militarización del territorio africano, como garantía para el mantenimiento de la dominación imperialista.
 
El día anterior a la revuelta popular en Burkina Faso, Françoise Hollande presidente de Francia, desde París, en un conferencia de prensa compartida con Erdogan, a tenor de una visita del mandatario turco al país galo, advertía que todo lo que sucediese en las excolonias francesas de África entraba en los intereses geopolíticos de su gobierno; y que seguía con gran atención los eventos locales en Burkina Faso, si a menester aplicarle una intervención militar al “problema”; como en los casos de Mali o Sudán; cuando la exigencia del turco se refería a la pertinencia de concentrar los bombardeos de la susodicha “coalición” de la OTAN comandada por los EE.UU.  sobre la zona iraquí y su frontera con Siria dentro del espacio controlado por el EI, más para provocar la salida de Al Asad del poder, y dejar que el acoso del EI a la ciudad de Kobani, aniquilase a la resistencia kurda en la gestación de un genocidio contra ese pueblo-nación, que Erdogan tiene atravesado en el gaznate. 
 
Pero Hollande, que parecía haber recogido la indirecta del turco, en realidad tenía puesta toda su atención sobre los acontecimientos en Burkina Faso; ante el peligro de que Blaise Campoaré fuese ajusticiado por el crimen cometido en 1987 y por los 27 años de tiranía que impuso a ese pueblo y las cosas se saliesen de control. Pero todo parece indicar que la cúpula militar local, que aún responde a los intereses del imperialismo francés, ha tomado el control de la situación y anuncia elecciones en los próximos doce meses.  
 
Las agencias de prensa promovieron que el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, impusoel estado de emergencia en todo el territorio y disolvió el Gobierno, como respuesta a una violenta y masiva protesta ciudadana contra la reforma constitucional impulsada por el jefe de estado para prolongar su mandato que ya alcanza los 27 años. El jefe del ejército el general Honore Traore anunció en una conferencia de prensa, un día después del inicio de violentas protestas en la capital "Se pondrá en funcionamiento un Ejecutivo de transición tras consultar con todos los partidos. Esperamos una vuelta al orden constitucional en no más de 12 meses”.[1]
 
El asesino Compaoré, dijo haber tomado esa decisión tras reunirse con su Consejo de Ministros, condicionando su disposición a negociar con la oposición a queel general del Ejército Gilbert Diendere sea el encargado de restablecer el orden en el país –sobre todo tras sufrir un intento militar de golpe de estado hace dos años. Evidenciando su intención de “cubrir todas las bases” estrechándole el espacio político de acción cívica a la oposición, que a pesar de las protestas adolece de una dispersión ideopolítica que tiende a la amnesia histórica en su desesperación social por salir de Compaoré.
 
En el colmo de la desfachatez amnésica la BBC enunció que: “Desde su independencia en 1960 hasta la llegada de Compaoré a la presidencia en 1987, la historia de Burkina Faso, antes conocido como Alto Volta, se ha caracterizado por una sucesión de golpes de Estado. Desde entonces, Compaoré ha ganado cuatro disputadas elecciones.”[2]
 
Lo que facilita su tarea de represión y control a la porción de las fuerzas armadas “títeres” (a su favor) caracterizadas por el “mameluquismo” al servicio de las grandes potencias capitalistas, sobre todo a su ex metrópolis. Lo que no garantiza la salida del poder del dictador apóstata, sino una simple invisibilidad simbólica. Y a diez de últimas, su huida hacia algún territorio del continente africano o europeo que resguarde sus intereses materiales y su propia vida.
 
Prometió (¿?) prontas conversaciones con la oposición pretendiendo aplacar las protestas cuando centenares de personas asaltaran esta mañana (día 30 de octubre) el Parlamento de Burkina Faso y la sede de la televisión estatal en una prueba sin precedentes, de estar hartos de esa tiranía.
 
Comentan las agencias de prensa que el motivo por, y la furia popular de las protestaslas provocaron una votación que pretendía modificar la Constitución para que Blaise Compaoré, pudiese presentarse otra vez a las elecciones tras 27 años de su gobierno en el poder. La misma Unión Europea advirtió que, esa votación podría acabar con "la estabilidad, el desarrollo sostenible y el progreso democrático de Burkina Faso".
 
¿Cómo debía ser “masticada” por una mentalidad neocolonizada semejante advertencia’
 
Blaise Campoaré se “pasó de la raya”, al pretender la extensión de su mandato por sobre el consenso al que está sometido con Francia –cuando para evitar una posible reelección, en 2005, se introdujeron en la Constitución reformas que impedían su candidatura, pero los diputados debían aprobar una reforma para permitir a Compaoré su continuidad en el cargo-, que recomendaba darle “agua al dominó” del África subsahariana, bajo presión angloestadounidense por forzar un país receptor permanente del comando de AFRICOM por una parte, la actualización expansiva gala y la crisis provocada por la pandemia del virus ébola, por la otra. Además de que la garantía y conservación de una estabilidad, aún si precaria alterada por los trastornos sociales de las guerras locales en Sierra Leona y Liberia; en las que el propio Campoaré apoyó a los grupos de poder de esos países -auxilió al genocida Charles Taylor, acusado por crímenes contra la Humanidad en Liberia y Sierra Leona. La crisis que atraviesa el sistema capitalista a nivel global, retorna al continente africano para reforzar el expolio de sus recursos naturales, y esas bregas domésticas no ayudan a tales efectos.
 
Sumémosle, la expansión que deviene en casi incoercible de los movimientos fundamentalistas islámicos hacia la profundidad pre-central de África. Todo lo anterior pudiera crear las condiciones elementales para la emergencia de movimientos independentistas, si la memoria histórica –maltratada por la presión imperialista-, despierta a una realidad insoportable. Y Burkina Faso la posee. Francia está al asecho; a un chasquido de los dedos entraría a jugar una intervención militar. Que no dejaría de ser un fuerte dolor de cabeza para el poder y la política galos; si se tiene en cuenta que su participación como parte de esa coalición contra el EI está ahora acosada políticamente por los reclamos de Erdogan. 
 
Se habla de que miles de personas marcharon el día 30 por las calles de Uagadugú, la capital del país, tras los fuertes disturbios en una manifestación multitudinaria convocada por la oposición motivada por lo que muchos consideran una artimaña parlamentaria de los seguidores de Compaoré, que accedió al poder en 1987 tras un golpe de Estado –ni una alusión al golpe de estado contra, y el asesinato de Sankara-, y que ha ¿ganado?, las cuatro elecciones que se han celebrado desde entonces.
 
Confirman que las autoridades burkinesas han decidido anular la votación –por ahora-, pero no hay claro una decisión final o quizás estén en busca de otra variante para salvar el proyecto de modificación de la Constitución. Lo dicho antes; Campoaré no se dará por vencido, el poder, aún si mediado por el asesinato y la represión es un afrodisiaco político harto adictivo para las castas de poder en el contexto histórico africano. Porque deviene en garantía para preservar la cabeza propia encima de los hombros. Mobutu en la antigua Zaire lo aplicó bien. Es decir, puede reproducirse una tendencia histórica “mobutista” a permanecer a toda costa en el poder hasta que el “cangrejo”, la “pelona” se encargue del traslado del referido hacia el otro lado de la luna.
 
Los medios maestrean globales y la criminalización de las víctimas de la dominación imperialista.
 
Las personas que protagonizan las protestar callejeras por parte de la oposición a Campoaré  han sido semantizadas por las agencias occidentales como horda de manifestantes que ha irrumpido en el Parlamento ha destrozado todo lo que encontraba a su paso y ha prendido fuegos a varias oficinas. Si de golpes de estado contra un gobierno popular, revolucionario se trata, es interpretado como un regreso al orden político y la disciplina ciudadana pertinentes. 
 
Pero aún quedan partidarios de Sankara al interior del proceso en caos:
 
"Boukari Kaboré estaba a la cabeza de la brigada aérea en Kougodou cuando Sankara fue asesinado el 15 de octubre de 1987. Allí prestó una férrea resistencia al régimen de Blaise Compaoré, que se imponía. Después de unos años, exiliado en Ghana volvió y acabó en las fuerzas armadas, sin perder la crítica contra el presidente. Ayer habló en la radio nacional, una vez tomada: "El régimen de Blaise Compaoré ha terminado". Es el último superviviente de los leales al presidente asesinado. [...] No tardó en proclamar que el asesinato del presidente “no quedaría sin castigo” y afirmó rotundamente que “hay testigos vivos que están dispuestos a hablar”. Sin darse cuenta él se iba a convertir en ese testigo del pasado, defendiendo su memoria. [...] Lo cierto es que para Compaoré un levantamiento en el que el León ha sido una de las voces cantantes, ayer se le escuchó por la radio nacional tomada diciendo que el régimen de Compaoré había terminado, no puede presagiar nada bueno. [...] Está claro que el papel de Boukari Kaboré va a ser esencial. Él es el último de los supervivientes del círculo de Sankara y encarna una [...] revolución que él mismo había presagiado y que parece cumplirse. Tal vez Kaboré contaba con más información de la que él mismo dijo que disponía, o tal vez el cambio constitucional de Compaoré aceleró los hechos. Sea como fuere, los burkinabeses, [...] también quieren un cambio, pero no del artículo 37 precisamente."[3] 
 
Según Reuters –mediante fuentes diplomáticas-, las fuerzas de seguridad han lanzado gas lacrimógeno y han disparado contra los protestantes cuando intentaban acceder a los alrededores del palacio presidencial. Un muerto y otras tres personas heridas de gravedad fueron consecuencia de los disparos. Burkina Faso es, hoy, un país joven de población, el 60% tiene menos de 25 años. El genocidio de la represión dictatorial hizo lo suyo al respecto; se dice que unos 10 millones de personas han vivido toda su vida bajo el gobierno de un mismo hombre; al margen de la memoria del líder asesinado de la revolución de 1982. La extensísima permanencia del homicida Compaoré en el poder, que aseguró la continuidad del subdesarrollo del país, provoca una tensión insoportable.
 
"El 30 de octubre [será recordado como] la Primavera Negra de Burkina Faso", explicaba a Afp Emile Pargui Pare, un alto cargo del Movimiento Popular para el Progreso (MPP), un influyente partido opositor liderado por jóvenes”[4]; en lo que pudiera interpretarse como el colmo de la amnesia histórica. Es insuficiente el castigo posible para Blaise Campoaré, y excesiva la agonía y el expolio en las que vive el continente africano. ¿Qué hará la Unidad Africana con la memoria de Thomas Sankara, considerado –según afirma el mismo reaccionario diario español ABC-, el «Ché Guevara de África» y, aun todavía, una de las figuras más reverenciadas de la política regional?
 
Desde el litoral oeste de La Habana revolucionaria, marxista, martiana y bolivariana.
 


[1] XAVIER FERNÁNDEZ DE CASTRO. ÁFRICA Caos en el pequeño país de África Occidental. El Mundo. 30/10/2014.
[2] BBC Mundo. Redacción. El presidente de Burkina Faso desafía a quienes piden su renuncia. 30 octubre 2014. http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2014/10/141030_ultnot_.
[3] PABLO ARCONADA. Boukari Kaboré: El último superviviente de los leales a Sankara. Guin Guin Bali.
[4] XAVIER FERNÁNDEZ DE CASTRO. ÁFRICA...
https://www.alainet.org/de/node/165236
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