Los pueblos originarios o indígenas y el capitalismo salvaje

03/06/2015
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Afirma Leonardo Boff, escritor, teólogo y pensador brasileño: “La demolición teórica del capitalismo, como modo de producción, comenzó con Karl Marx y fue creciendo a lo largo de todo el siglo XX con el surgimiento del socialismo”.  En tanto, la acumulación sin freno de riqueza, continúa, con el uso y abuso de las fuerzas productivas controladas -desde que se originan los cambios tecnológicos que las hacen crecer en productividad- por un porcentaje menor al 1% de la humanidad, quienes las aprovechan en su beneficio; en tanto provocan oscuridad para aquellos que sufren los altos costos de ese confort: desigualdad social, pobreza y miseria crecientes, en casi dos tercios de la población planetaria. (1)

 

Una porción vital de afectados, viven en pueblos y comunidades indígenas u originarias. Son quienes, con sus cosmovisiones y la fortaleza que les da el ser usufructuarios legítimos de los territorios que habitan –desde hace milenios- en donde construyeron culturas prodigiosas, cuyos vestigios maravillan a sus visitantes; esos pueblos, en el enfrentamiento de presiones externas y el “enamoramiento” de muchos de sus líderes, hacia formas de vida distintas, mantienen la identidad de vastas regiones. Las sobreviven devastadas por el genio maligno de empresas transnacionales, cuya explotación irracional de sus recursos, la realizan al servicio de intereses globales, dando una connotación de desastre ecológico, a la injusticia social, que crece sin freno real.

 

Allí, ante el silencio o la complicidad de gobiernos -que responden a los intereses imperiales- se acentúa la aniquilación de hábitats completos, destruyendo los bienes naturales, con resultados catastróficos que se escenifican, todos los días, en las demostraciones con que el llamado eufemísticamente “cambio climático”, asola por diversos rumbos del globo terráqueo mediante: temblores de tierra, tornados, terremotos, sunamis, ciclones, tifones, huracanes, inundaciones, alejamiento de lluvias, sequías, remolinos, tolvaneras y más -generalmente fuera de temporada- que llevan a una crisis generalizada de hábitats, trastocando condiciones naturales para la producción agrícola, la vivienda y otros requerimientos para la vida en la Tierra.

 

Ante ello, los pueblos indígenas se han organizado. Veamos antes, un poco acerca de quienes constituyen estos pueblos, que fueron grandes culturas y por que se les denomina indios y otras lindezas, que pretenden mantenerles en un segundo plano, frente a los que invadieron sus territorios –en muchos lugares a sangre y fuego- desde Colón en el caso nuestro, quien “invadió” América por las Antillas –financiado por los banqueros judíos de Toledo- con la presunción de estar en India, dispuesto a saquear sus riquezas -oro y piedras preciosas- que, se conocía en Europa, existían en esas tierras lejanas.

 

Ese enorme territorio fue invadido después por la escuadra inglesa, para actuar por dos siglos (del XVIII al XX) como conquistadores y saquear su riqueza natural. Sobre 4 millones de Km2 originales, y más de 400millones de indúes, ejerció el poder colonial Gran Bretaña, a través de la East India Company, y el mandato directa de la Corona británica a partir de 1935, hasta que, un hindú (Mahatma Gandhi) nacionalista, valiente, estudioso de la idiosincrasia inglesa, culto y creativo en artes de la política, y J. Nehru, apoyados en el Congreso Nacional Indio o Partido del Congreso, y en calidad de dirigente religioso-político el primero, con el apoyo del movimiento de resistencia, logran echar al imperio inglés (14 de agosto de 1947), no sin antes sufrir la balcanización del territorio hindú, primero en dos: India y Paquistán y luego la creación de Bangladesh. El fondo de las subdivisiones fue la lucha religiosa entre musulmanes e indios. (2)

 

Por tanto, de esas circunstancias surge el mote de “indio”, con que se designó en Europa, a los habitantes originarios de América: “Indiani” para los italianos, “indiens” en voz francesa; “Indian” en inglés. Nos recuerda Jorge Fernández Chiti, argentino estudioso de estos temas, que en el “Handbook of South American Indians”, publicado desde 1946 por la prestigiada Smithsonian Institution, se sigue usando dicho apelativo. Trata de aclarar: “la semiosis de esa década era otra: no había recibido aún el impacto de la “deconstrucción cultural” absolutista, originada desde 1970 y reinante hasta la actualidad”.  De allí el “Native aboriginal peoples”; “Indigenous peoples”; las más reiteradas en antropología actual en inglés, traducidas como: “nativo”, “indio”, aborigen”, “indígena”, con una carga negativa que va en descenso, sin que pueda olvidarse el genocidio y destrucción por yuxtaposición de la cultura indígena, nativa u original, con las invasivas: española, inglesa, francesa, holandesa, según el sitio y momento.

 

“Tal ambigüedad designativa fue “inventada” en EU por expertos en semiología mediática, con el fin avieso de sustraer al vocablo “indígena”, todo su peso contestatario y reivindicativo, logrado a lo largo de siglos de discriminación, segregación, latigazos, explotación y esclavitud del indio”. (3)

 

De allí las tesis de la integración indígena –que se manejó casi todo el siglo XX- para que salgan de su “postración” por medio de la educación, del aprendizaje pleno del idioma de sus conquistadores –sean cuales fueran- a fin de negarles su identidad y alejarles de su autodeterminación. No se conformaron con despojarles de su territorio y saquear sus riquezas; de arrinconar su lengua –los santos varones que llegaron con la conquista se dedicaron a quemar manuscritos de toda índole, de las antiguas culturas- pretendiendo alejarles de su religión –que preservaron aún en los templos católicos- en fin, de terminar con su cultura y avasallar sus recursos naturales.

 

El empeño hoy es por imponerles medios de comunicación, tecnología para iniciados, modos de ser y de pensar ajenos a su idiosincrasia. Además de apoderarse de todo el territorio, se dedicaron a mermar a su pueblo –en 150 años aniquilaron al 90% de la población indígena en América- para entregarles “la fuerza de la fe”.  La Espiritualidad y la ética indígenas eran mucho más elevadas y puras, más desprendidas de todo lo material que la europea. El indígena no podía ni sabía mentir, afirmaban Bartolomé de las Casas, Montesinos y otros más. Decía de las Casas: los indios no mienten por naturaleza. Cuando los indios mienten a los españoles, esto no es porque sean naturalmente mentirosos, sino porque “sólo mintiendo y fingiendo pueden contentar a los españoles, aplacar su continuo e implacable furor, y escapar de mil angustias, dolores y malos tratos” (Las Casas, 1559, III, V, CXLV, pp. 114-116). Bien vale leer en extenso el trabajo inscrito en el enlace, en que de las Casas reivindica al indígena y pone en su sitio a los conquistadores.  (4)

 

Decíamos que los pueblos indios se organizan. Se empeñan en mantener al menos, lo que les va quedando de territorio, de recursos, de autonomía. Otros, más combativos o manejándose en terrenos políticos de poder nacionalista (Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros) van adquiriendo posiciones dentro de los gobiernos, pero sin la reacción o consideración de haber escapado de su medio, olvidándose de sus hermanos indios, sino siendo sus voceros ante el poder.

 

Fue la izquierda latinoamericana, de finales del siglo XX, quien realizó reformas al sistema político de sus países, buscando mayor participación de grupos sociales organizados –entre ellos los indígenas- que estaban excluidos de opinar y estar en las decisiones para el cuidado de los recursos naturales, definir las modalidades de su aprovechamiento para acrecentar la distribución de la riqueza, en búsqueda de erradicar miseria y pobreza.

 

El giro que dio la izquierda  en varios países, corresponde a una nueva etapa de su evolución, al acrecentamiento de su fuerza al interior de sus países, conocedora de que cumplir sus metas le llevará a afrontar, desde el gobierno, los escenarios delicados que le deja el ejercicio de la política, durante las décadas de intervencionismo incontrolado de los organismos multilaterales financieros (FMI, Banco Mundial y en nuestro caso el BID) y que dejan la pesada carga de: la deuda externa; globalización de la economía; destrucción de la capacidad de gestión de los gobiernos nacionales; presión interna de capitalistas y empresarios apoyados por gobiernos, organizaciones y otras fuerzas desnacionalizadoras y protectoras del infame status quo existente; débil cohesión social y acondicionamiento de sus interpretaciones del proceso político y la vida toda, por los medios al servicio del poder global; así como estructuras jurídicas internacionales, que limitan y desvían las capacidades nacionales de decisión.

 

Tremendo y gigantesco conflicto están afrontando estos grupos, en la lucha por el rescate del poder de decisión de sus países. En cada paso están los grupos organizados indígenas, a veces a contrapelo de las interpretaciones de la realidad de esa izquierda nueva, capaz de enfrentar  a las fuerzas productivas, que hoy son destructivas. Solo les interesa la riqueza transformada en dinero. El papa Francisco en su Exhortación Apostólica sobre la Ecología precisa: “en el capitalismo quien manda ya no es el hombre, sino el dinero y el dinero vivo. La motivación es la ganancia… Un sistema económico centrado en el dios-dinero necesita saquear la naturaleza para mantener el ritmo frenético de consumo que le es inherente”. Este es el escenario que afrontan los pueblos indios. El indigenismo crece como fuerza real y en algunos países muestra el músculo, con resultados positivos. (5) (Continuará)

 

Ciudad de México, 31 de mayo de 2015

 

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com

 

 

Notas

 

(1)Ver: editor@periodistas-es.org  http://www.servicioskoinonia.org/boff/

 

(2) Para entender el tema in extenso ver: http://bachiller.sabuco.com/historia/Independencia%20de%20la%20India.pdf    

 

(3) Ver: http://www.condorhuasi.org.ar/docs/pueblos_originarios_indios_indigenas_o_aborigenes.pdf

 

4) http://teocripsi.com/documents/1pavon1.pdf

 

(5) https://idescubre.fundaciondescubre.es/2015/01/14/primera-enciclica-del-papa-dedicada-a-la-ecologia-de-la-humanidad-una-llamada-al-cuidado-del-planeta-desde-la-perspectiva-cristiana/  

https://www.alainet.org/de/node/170115?language=es
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