Odisea del espacio 2015

18/09/2015
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Space Adventures Ltd. nació en 1998 y su sede está en Virginia, Estados Unidos. Su giro es el turismo espacial. Entre sus servicios figuran el entrenamiento de astronautas/cosmonautas, viajes espaciales, visitas pagadas a la Estación Espacial Internacional (EEI) y también planea hacer viajes a la Luna, según anuncia en su página web en la que invita a quien lo desee, a convertirse en un “explorador lunar”, volando alrededor del satélite natural de la Tierra; a orbitarla a 100 kilómetros de su superficie; a ser testigo de un amanecer terrestre y a ver al planeta como “una canica azul”. Suena tentador.

 

Space Adventures Ltd. ha llevado a siete clientes a la EEI: el multimillonario estadounidense Dennis Tito (2001); el empresario sudafricano de tecnologías de la información Mark Shuttlework (2002); el científico, ingeniero y empresario estadounidense Gregory Hammond Olsen (2005) –que en ese momento tenía 60 años de edad; la ingeniero estadounidense de origen iraní, Anousheh Ansari (2006); el ejecutivo de tecnologías de la información Charles Simonyi –de origen húngaro y nacionalidad estadounidense– (2007); el desarrollador de video juegos Richard Garriott de Cayeaux –británico-estadounidense– (2008); y el canadiense cofundador del Cirque du Soleil, Guy Laliberté (2009).

 

Otras personas han recibido entrenamiento de Space Adventures Ltd. sin haber viajado al espacio –aunque no se descarta que lo lleguen a hacer. Entre ellas la actual embajadora de Estados Unidos en Finlandia, Barbara Barrett; el actor y productor de televisión, también estadounidense, James Lance Bass; la empresaria y periodista de origen suizo y ciudadana estadounidense, Esther Dyson; el empresario japonés Daisuke Enomoto; el empresario australiano Nik Halik; y la soprano británica Sarah Brightman, quien se esperaba que pudiera despegar de Rusia y arribar a la EEI en septiembre de 2015 para dar un concierto, que sería transmitido a la Tierra en vivo y en directo. Brightman sería el primer ser humano en cantar desde el espacio, en un evento que muchos consideran “demasiado excéntrico” y costoso o un “truco publicitario”. En mayo pasado, Brightman dijo que por “razones familiares” pospondría este proyecto, algo que constituye un duro golpe para Space Adventures y para la Agencia Espacial Federal de Rusia (ROSCOSMOS), con quien Space Adventures Ltd. mantiene un convenio para entrenar, capacitar y trasladar a los millonarios turistas.

 

El 10 de octubre de 2012, poco antes del lanzamiento de su más reciente producción discográfica Dream Chaser –o Cazadora de sueños–, Sarah Brightman anunció el antedicho viaje. Desde entonces apareció en publicitadas imágenes que la mostraban entrenando en Rusia. Brightman, de 55 años de edad, empezó a aprender ruso y técnicas de supervivencia.

 

Llama la atención que Dream Chaser es una producción centrada en el concepto del espacio. Los temas que integran el disco de la soprano son covers de melodías o canciones de otros compositores/cantantes. Se le considera el mejor álbum de Brightman a la fecha.

 

¿Fue una estrategia publicitaria en aras de vender discos, y una vez logrado su objetivo, anunciar que ya no iría a la EEI? ¿Era necesario hacerlo? Brightman se mostraba ansiosa por concretar lo que llamaba “su sueño” y cantar desde la EEI un tema que su exmarido Andrew Lloyd estaba escribiendo para ese acontecimiento histórico. ¿Fueron aspectos financieros los que la privaron de seguir adelante? La soprano declaró haber hecho una inversión de alrededor de 52 millones de dólares pero en ningún momento dijo estar “descapitalizada” o no poder pagar esos gastos –de hecho, de haber seguido adelante, se estima que habría obtenido ingresos millonarios por concepto de patrocinios, venta de derechos de transmisión, regalías, etcétera.

 

No parece que Dream Chaser necesitara de la promesa de un viaje al espacio para posicionarse como el mejor disco en la carrera de la soprano. Tampoco es sostenible el argumento de los costos. Si bien argumentó razones “familiares” para posponer el viaje, no queda claro cómo es que llegó a esa decisión. Todo apunta a que fue más bien un razonamiento de sentido común ante los múltiples accidentes que involucran a ROSCOSMOS y que Brightman lo pensó dos veces antes de seguir adelante. No vaya siendo la de malas…

 

Una agencia espacial en aprietos

 

En esta década ROSCOSMOS ha estado en el ojo del huracán. En 2011, la cápsula Progress 44 que iba a bordo de un cohete Soyuz rumbo a la EEI, fracasó en el intento. En 2012, un cohete Proton-M que portaba dos costosos satélites de Indonesia y Rusia, se estrelló. En mayo de 2014, otro cohete Proton-M que portaba el satélite Express-AM4R para proveer de servicios de Internet a localidades remotas en Rusia, se estrelló a minutos de despegar. A principios de 2015 la sonda Phobos-Grunt también se estrelló.

 

El 16 de mayo de 2015, tres días después de que Brightman anunciara que posponía su proyecto, el satélite mexicano Centenario, que iba a bordo de otro cohete Proton-M, se desintegró poco después de su lanzamiento. Otro problema ocurrió dos días después, con la nave rusa Progress M-26M, acoplada a la EEI y que debía contribuir a reajustar la órbita de la estación espacial. La nave rusa no respondió a los controladores y ello demoró el reajuste de la órbita de la EEI. Para hacer más dramático el escenario, un poco antes, el 29 de abril, una nave Progress M-27M que llevaba abastecimientos a la EEI sufrió averías y quedó inutilizada.

 

La Agencia Espacial Federal de Rusia es una entidad gubernamental que nació tras la desintegración de la Unión Soviética. Su misión es desarrollar el programa espacial civil ruso, esto es, todos los vuelos y actividades espaciales de corte no militar del país eslavo. Cuenta con dos instalaciones principales: el Centro Gagarin para Entrenamiento de Cosmonautas, surgido en 1960 en las afueras de Moscú y que entrena a las personas que participan en las misiones espaciales –la soprano Sarah Brightman recibió entrenamiento en ese lugar–; y el Cosmódromo de Baikonur, el cual se localiza en Kazajastán, que si bien ahora es un Estado independiente, gracias a un acuerdo de arrendamiento suscrito con Moscú es donde se llevan a cabo lanzamientos con operaciones de rutina para la EEI, al igual que el envío de suministros y de cosmonautas. En 2007, Vladímir Putin, anunció la creación del Cosmódromo de Vostochni, ubicado en Siberia, el cual iniciaría operaciones parciales en el presente año, y de manera plena entre 2018 y 2019. Este cosmódromo busca reducir la dependencia estratégica de Rusia respecto al Cosmódromo de Baikonur, por encontrarse éste en otro país.

 

Tras los numerosos accidentes, ROSCOSMOS se enfrenta a un proceso de reestructuración y la idea es una suerte de re-estatización, generando un comando unificado, eliminando las tareas redundantes y mejorando el capital humano.

 

A diferencia de la NASA, que emplea alrededor de 70 mil personas, en ROSCOSMOS trabajan 250 mil.

 

Una línea explicativa respecto a los problemas que enfrenta la agencia rusa es el fin de la Guerra Fría. La URSS no existe más, como tampoco la necesidad de competir con Estados Unidos, especialmente porque la NASA enfrenta una serie de recortes en sus recursos y programas, que benefician casi de manera automática a los rusos. Baste mencionar que el programa de transbordadores espaciales de EU finalizó hace tres años. El 19 de septiembre de 2012, el último transbordador en funciones, el Endeavour, realizó su despegue final, no para acoplarse con la EEI, sino para trasladarse a Los Ángeles, donde se le exhibe como testimonio de lo que alguna vez fue el programa espacial estadounidense.

 

En consecuencia, dado que Estados Unidos carece de vehículos para acceder a la EEI, debe reposar el envío de personal a través de los cohetes Soyuz rusos. Desde luego que hay un tema de costos: se estima que enviar personal a la EEI en los transbordadores costaba entre 400 y 500 millones de dólares, hacerlo en una nave Soyuz cuesta 100 millones. Con todo, hay una clara dependencia estratégica de EU –y otros países– respecto a Rusia, por lo que la solución propuesta, y no sólo en el vecino país del norte, es incorporar a inversionistas privados. Con todo, a juzgar por los acontecimientos tan lamentables en ROSCOSMOS cabe preguntar si ello sería suficiente.

 

Las reformas en la NASA

 

Si bien ROSCOSMOS no pasa por su mejor momento, los accidentes son recurrentes en otras agencias y programas, públicos y privados. En la NASA los accidentes más sonados son los de vuelos tripulados, como los del Apolo I (1967), y los de los transbordadores Challenger (1986) y Columbia (2003). Sin embargo, diversas naves no tripuladas han tenido un destino fatal. Ahí está el caso de la nave Mars Climate Orbiter, que costó 125 millones de dólares y que se desintegró al ingresar a la órbita de Marte el 23 de septiembre de 1999. Unas cuantas semanas después, el 3 de diciembre, el Mars Polar Lander dejó de responder a sus controladores al ingresar al planeta rojo. El 28 de junio de este año, un cohete Falcon 9 de la compañía Space X –con quien la NASA se ha asociado para llevar adelante distintas misiones- explotó a los dos minutos de su lanzamiento.

 

“El plan general de Washington para la NASA consiste en privatizar parte de los servicios y en articular una nueva alianza con el sector privado. Un ejemplo son los vuelos comerciales que lleva a cabo junto con la empresa Space X. Otro, las misiones a la Estación Espacial Internacional, que se han encomendado a la firma Orbital, con un contrato con la NASA por un valor de mil 500 millones de euros para un paquete de ocho vuelos no tripulados, el tercero de los cuales resultó en una explosión”.

 

Quienes sostienen que problemas como los de ROSCOSMOS y la NASA se podrían solucionar con mayor inversión privada, deberían recordar que el 31 de octubre de 2014, la empresa Virgin Galactic, que planeaba enviar a los primeros turistas en sus naves en 2015, tuvo un gravísimo accidente cuando su SpaceShip- Two estalló en un vuelo de prueba en California, lo que provocó la muerte del piloto y heridas graves al copiloto. Este accidente representó un impasse para los planes de la empresa, la cual afirma haber vendido ya 700 pasajes aéreos a un costo de 250 mil dólares cada uno, algunos de los cuales han sido comprados por celebridades como Justin Bieber, Leonardo DiCaprio y Ashton Kutcher. A diferencia del proyecto de Sarah Brightman, que es mucho más costoso, lo que ofrece Virgin Galactic es la experiencia de la “gravedad cero” en vuelos suborbitales con una duración de dos horas, que permitirán observar la curvatura de la Tierra.

 

Privatización y seguridad espacial

 

Los especialistas señalan que la incursión al espacio es un enorme reto y que esos accidentes son inevitables, porque es el precio del progreso. Algunos recuerdan accidentes fatales de barcos y aviones que, sin embargo, no detuvieron ni la navegación marítima, como tampoco en el aeroespacio. Con todo, el espacio exterior es distinto, y es muy difícil afirmar que las naves existentes, sea para transportar carga o seres humanos, son seguras.

 

El 4 de noviembre de 1998, la ONU daba un paso sin precedente al invitar al sector privado a participar en una conferencia internacional sobre los usos pacíficos del espacio exterior. La ONU es el principal organismo internacional que se hace cargo de la coordinación de las actividades, así como de la emisión de acuerdos y tratados que gestionen el uso común del espacio. Su Oficina para Asuntos del Espacio Exterior (UNOOSA) es el principal foro internacional para el desarrollo de leyes y principios que gobiernan el espacio exterior. Con todo, los procedimientos para generar éstos últimos, evolucionan más lentamente que las acciones de los Estados y de actores privados en el espacio exterior, lo cual plantea enormes retos.

 

Los países con mayor participación privada en temas espaciales, EU y Rusia, son los que cuentan con las empresas más especializadas e importantes y ello no es un hecho fortuito.

 

Así, en EU figuran empresas gigantescas como Boeing que participa en proyectos de lanzamiento, vehículos de exploración del espacio y sistemas de comunicaciones y satélites. Lockheed Martin es conocido por la fabricación de satélites militares pero cuenta con una división espacial para el sector civil en materia de comunicaciones, navegación, sensorización remota, lanzamiento y sistemas de defensa. Otro consorcio, Northrop Grumman Space Technology, fabrica cohetes, sistemas de propulsión, satélites de comunicaciones, de observación de la Tierra, de alerta temprana y vigilancia y colabora con Raytheon en el sector terrestre del sistema GPS estadounidense. General Dynamics Information Systems and Technology Group está involucrado en el desarrollo e integración de sistemas de mando y control, explotación de imágenes, subsistemas de comunicación y en ocasiones integración de carga útil; computación a bordo de satélites para aplicaciones de radar, electro-ópticas, subsistemas electrónicos de control de potencia e interfaces de altitud, transpondedores para comunicación entre satélites GPS, inteligencia geoespacial y comunicación por satélite, fundamentalmente.

 

Rusia cuenta con empresas como Open Joint Stock Company Academician VP Makeyev, que diseñan y fabrican misiles y sistemas de lanzamiento y propulsión. SP Korolev Rocket and Space Corporation Energia es proveedor de satélites y vehículos de lanzamiento, entre ellos el nuevo Rus-M. KB Arsenal fabrica igualmente vehículos de lanzamiento.

 

Entre los consorcios de naciones europeas figuran Thales Alenia Space de nacionalidad ítalo-francesa, con experiencia en todos los sistemas espaciales, y EADS Astrium, consorcio con capitales de Francia, Alemania, Reino Unido y España, y que se aboca al transporte espacial, satélites y servicios. Canadá, Ucrania, Alemania, Reino Unido, Japón e Israel también cuentan con empresas, desde la fabricación de software hasta satélites y misiles.

 

El sector privado está ahí y llegó para quedarse. Por supuesto que su coexistencia con los programas espaciales civiles de los gobiernos demanda normas y códigos de conducta. El espacio es considerado como un bien público. Sin embargo, son pocos los países que cuentan con agencias espaciales civiles capaces de irrumpir, por sus propios medios, en el espacio, en tanto las corporaciones que acceden a esa frontera, lo hacen pensando en clientes que pueden pagar por sus productos y servicios.

 

Nota

1 Mario Saavedra (3 de marzo de 2015), “NASA vs ESA: ¿gana terreno la agencia europea?”, en Esglobal, disponible en http://www.esglobal.org/nasa-vs-esa-gana-terreno-la-agencia-europea/

 

- María Cristina Rosas es Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México

 

etcétera, 16 de septiembre, 2015

http://www.etcetera.com.mx/articulo/odisea_del_espacio_2015/40186/

https://www.alainet.org/de/node/172472?language=es
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