La crisis ambiental que padecen los habitantes de la zona metropolitana de la Ciudad de México, muestra en su verdadera dimensión a los gobernantes y su doble discurso, empezando por el titular del Ejecutivo federal, el jefe de gobierno capitalino y los gobernadores de los estados de México e Hidalgo.

El principal inquilino de Los Pinos giró instrucciones a Rafael Pacchiano, del Partido Verde Ecologista de México que encierra tres falsedades, y diversos organismos ambientalistas ubican al secretario comprometido con los intereses de los depredadores de la naturaleza.

Enrique Peña Nieto explicó ante la cúpula castrense el problema en términos de un “deterioro de la calidad del aire en la zona metropolitana del valle de México en los años recientes”; advirtió que tenemos que ir más allá, “ser más audaces y, sobre todo, determinantes para asegurar que, desde ahora y en los próximos años, se reduzca la contaminación atmosférica”.

¿Será problema de audacia y determinación? Usted cree que con ambas será suficiente para que la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Ciudad de México, estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala), logren “realmente tener una amplia coordinación que defina normas que nos permitan ir más allá de enfrentar sólo hoy una coyuntura”. Da la impresión que el mexiquense de Atlacomulco hace pronunciamientos para salir al paso de problemas que son delicados y sensibles para la ciudadanía, como sucedió sobre la desaparición de Los 43 y como Pilatos se lavó las manos, responsabilizando a la “fragilidad institucional” que vivía y 19 meses después vive Guerrero, con zonas agrarias  que son “tierra de nadie” (Fausto Cantú Peña).

Parece doble discurso sorprenderse de la crisis ambiental cuando se festeja como un éxito de México el crecimiento de la industria automotriz y el número de coches que se vendieron en el país en 2015.

Mientras los programas y políticas privilegien el transporte particular, ésta y cualesquiera megalópolis no son viables a corto-mediano plazos. Serán altísimas las utilidades de las trasnacionales, acaso los beneficios coyunturales para México en empleo, salarios y demás, pero el costo es altísimo para el medio ambiente.

Lo documenta el estudio Propuesta de políticas para mejorar la calidad del aire y reducir emisiones de gases de efecto invernadero en la zona metropolitana del valle de México, elaborado por el Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional.

Allí se evidencia que “la última revisión de la norma de emisiones de contaminantes criterio para vehículos nuevos a gasolina (NOM 042) fue en 2005 y la de vehículos nuevos a diésel (NOM 044) en 2006. En comparación con las normas europeas y las normas de Estados Unidos, estas regulaciones han quedado sumamente rezagadas”.

Además de obsoleta, un porcentaje muy alto de automotores no está cumpliendo con ella, incluso más de 10 por ciento de los nuevos no cumplen con la norma de emisiones de vehículos en circulación. 15 por ciento de los vehículos entre 2010 y 2013 no la cumplen y 40 por ciento de 2014 tampoco.

Y pese al Tratado de Libre Comercio, los “vehículos que se comercializan en México no tienen las mismas regulaciones que en Estados Unidos ni con relación a contaminantes criterio, ni con relación a gases de efecto invernadero”. No se actualizan las normas desde hace 10 años, los países de la OCDE lo hacen cada cinco.

Utopía 1655, 18-III-16

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