¿Culpas familiares? Vayan con Keiko
- Opinión
En medio de la actual campaña electoral, hemos sido testigos del cargamontón mediático contra un joven postulante al Congreso, debido a que es hijo de un exmiembro del MRTA. El periodismo oficial y oficioso peruano, ya bastante venido a menos profesionalmente, se supera a si mismo en inhumanidad y bajeza, acosando ante las cámaras al entrevistado para que deslinde con su padre por “terrorista”.
Más allá del hecho de que se trata de alguien que no tenía conciencia cuando el país sufrió la violencia política, y de que resulta simplemente impresentable pretender extender supuestas o reales culpas de los padres a los hijos, es significativa esta persistente vocación de los sectores de derecha, tanto políticos como mediáticos, por revivir hasta lo infinito el fantasma y el trauma de la época de la violencia en el Perú.
Ciertamente, es un buen negocio político, cuando se quiere rebajar las capacidades de la ciudadanía para que no se detenga en las injusticias y corrupciones actuales. Se trata de traer de vuelta al presente los viejos miedos del pasado, despertar las reacciones más instintivas y animales, el miedo y el odio irracionales, a fin de distraer y manipular la atención de la población.
El miedo siempre ha sido el mejor aliado de los enemigos de la democracia, tanto de los que usan equivocadamente el terror pretendiendo superar injusticias estructurales, como de quienes usan el terrorismo de Estado para imponer esas injusticias. Pero también, de sectores políticos y mediáticos que usan el recurso fácil de revivir y agitar pánicos en favor de sus intereses inmediatos.
Sin embargo, no dejan de sorprender e indignar los niveles de doble estándar e hipocresía a los que llegan estos sectores, quienes al mismo tiempo que crucifican a un hijo postulante al Congreso por los hechos de su padre, guardan el más cómplice de los silencios sobre una aspirante a la presidencia del país, Keiko Fujimori, que sí tiene muchas explicaciones que dar por su participación activa y el disfrute del botín, en un gobierno de su familia con numerosos y probados delitos.
Ella, no solo era consciente y voluntaria parte, como primera dama oficial, del gobierno más corrupto y criminal en la historia del Perú, presidido por su padre hoy en prisión y co administrado con otros parientes hoy fugados de la justicia, sino que disfrutó una vida de lujos con el dinero robado a todos los peruanos.
Pero algo está cambiando hoy en el país y, paradójicamente, estas gastadas campañas sucias, terminan por alimentar todavía más el cansancio y el rechazo que hoy crece y se moviliza en todo el territorio nacional, precisamente, contra la candidatura de la heredera y cómplice del terror y corrupción fujimorista.
Depende de nosotros que el miedo que quieren meternos hoy no sea la política que nos gobierne mañana. Nos vemos en las calles el 5 de abril.
Fuente: http://diariouno.pe/columna/culpas-familiares-vayan-con-keiko/
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