La política exterior mexicana y sus vicisitudes (X)

14/11/2016
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10ª parte y última

 

Importantes conclusiones surgen del recuento de las relaciones exteriores de México con las naciones del Planeta, sea en lo bilateral como en el terreno multilateral a través de la Organización de las Naciones Unidas –a partir de 1945-. Podemos corroborar que como otras naciones del continente americano, mostramos momentos de lucidez para determinar nuestras formas de vida y ante embates externos, provocados o realizados por los imperios.

 

Desde el cercenamiento del territorio mexicano -en guerra de intervención injusta de EEUU (1847-48), en que perdió más de la mitad de su territorio- (más de 2 millones de Km2), gobierno e intelectuales fueron construyendo bases para la relación entre una nación que busca democracia interna y externa, con un país geográficamente creado con la negociación armada y la rapiña, para lograr la extensión territorial de ahora, poseyendo países, que serán soberanos cuando sus pueblos se unan y decidan serlo. 

 

Ante el desgaste, por nefastas consecuencias para pueblos y comunidades de todos los países dependientes, de la aplicación de teorías conformadas, para dar viabilidad planetaria a las acciones de empresas transnacionales apuntaladas por los imperios -a través de las finanzas- el mundo tira a cambios profundos y son los pueblos quienes reaccionan.

 

Actualmente en el neoliberalismo, sostenido en la globalización y el libre comercio -apoyado éste en la noción de un mercado sin controles en las naciones en que participa globalmente, y ante el impulso de una interdependencia irreal, que pretende anular la presencia del Estado –los estados-nación no son posibles en la globalización- en esas condiciones nuestros países olvidan como resolver seriamente la pobreza, el hambre, los conflictos étnico-religiosos y otros problemas sociales al interior de las comunidades, como la fractura familiar, el choque comunitario que, en suma, llevan al incremento de la migración, que hoy tiene en jaque al sistema neoliberal. 

 

Cuando algunos países avanzan sólidamente en esos terrenos, son anulados con las sucias artes del golpe militar -trastocado  en “golpe blando”- aplicado puntualmente en los acontecimientos recientes de los gobiernos de Cristina Fernández en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil y los acosos a las democracias progresistas que luchan por superar problemas de su dependencia, sea del petróleo y otros comodities -cuyos precios se mantienen a la baja- como de la presión contra sus poblaciones, incluso con “guardias blancas” para acentuar la extracción de hidrocarburos, minerales y otros productos propiedad de las naciones y sustento de sus pueblos. 

 

Los resultados en la elección presidencial en EU (11-11-2016) que permiten prever posibles nuevas afectaciones a nuestros pueblos, al tratarse de un presidente brabucón e impredecible, despertó el nacionalismo –al menos en México- mostrado desde la absurda invitación oficial, previa a su triunfo electoral, que se exhibe en ingeniosas expresiones en las redes sociales. Este puede ser el momento esperado para dar una vuelta de tuerca a nuestra política exterior: acentuando la vigilancia y apoyo a nuestros connacionales, que cooperan al bienestar y confort de los estadounidenses en su territorio, a quienes se apunta con los bajos epítetos de criminales, asesinos y otras lindezas y enfatizando nuestra cercanía y participación en los organismos multilaterales, en que la presencia de México siempre es esperada.

 

Pero el fortalecimiento real, ansiado por la mayoría de naciones y gobiernos de la Región, con la presencia y actuación de la diplomacia mexicana en el Consejo de Seguridad, ECOSOC, UNESCO, OMC y otros, en que cooperamos en su momento a la defensa, difusión y creación de posiciones precisas por la paz y la determinación autónoma de los pueblos en sus decisiones económicas, políticas y sociales, demanda de precisiones internas, que den fortaleza y validez a los preceptos constitucionales en la materia.

 

Se entiende por política exterior “el conjunto de aquellas posiciones, actitudes, decisiones y acciones que tiene un Estado más allá de sus fronteras nacionales “ (Rafael Velázquez Flores). Por tanto, una doctrina de política exterior abarca principios en los que se inserta la posición de un Estado, en un período histórico definido, cuyas consecuencias son evaluada para el mañana de sus relaciones con el exterior.

 

En el caso mexicano, dicha doctrina fue interpretada –dentro de los causes constitucionales- en diversas doctrinas, carta de presentación del país en el ámbito latinoamericano y Caribeño, fundamentalmente: La Doctrina Carranza (1918) establecida para sostener la igualdad entre los estados, desaprobando toda intervención en asuntos internos de otra nación tanto como la equivalencia de derechos de nacionales y extranjeros ante las leyes de un país; la Doctrina Estrada (1930) se aplica en casos en los que se produce, dentro de un Estado, un cambio de gobierno, sea por ruptura del orden constitucional o por golpe de Estado; el gobierno mexicano no emite  reconocimiento, se concreta a mantener o romper, en su caso, las relaciones diplomáticas; la Díaz Ordaz (1964) adiciona la Doctrina Estrada con un criterio en torno al gobierno en relación (en este caso Cuba) para continuar su reconocimiento diplomático, independientemente del carácter u orientación de sus gobiernos.

 

Tales doctrinas ponen al día la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en la materia, sin trastocarla o hacerla a un lado -como ocurrió en gobiernos recientes, cuando incluso, se alteró con opiniones abruptas y sesgadas al interés del imperio-. Los preceptos constitucionales pueden resumirse del modo siguiente: 

 

• Principio de la autodeterminación de los pueblos.

• De la no intervención.

• De la solución pacífica de controversias internacionales.

• De la proscripción de la amenaza o del uso de la fuerza en las

   relaciones internacionales.

• De la igualdad jurídica de los Estados.

• De la cooperación internacional para el desarrollo.

• De la lucha por la paz y la seguridad internacionales.

Ver: http://www.diputados.gob.mx/sedia/sia/spi/DPI-ISS-08-05.pdf

 

Para que un Estado soberano aplique y defienda sus preceptos de relación con el exterior, requiere de un Plan nacional de vida, de un gran proyecto de futuro colectivo, autenticado por la mayoría de ciudadanos, que exponga respuestas a los grandes problemas nacionales, con medidas de consenso para atender los fundamentales en el momento en que se conciba.

 

Dicho proyecto, se analizaría y aprobaría en el Congreso de la Unión, validando posiciones constitucionales frente a la comunidad internacional, para sostener la autonomía y la autodeterminación del país, en el apoyo a cuestiones colectivas y bilaterales que requieran de la solidaridad internacional. Pero el sustento del mismo, sería una nueva manera de atender al crecimiento de la economía, mediante un mercado interno que recupere, valore e impulse la producción nacional, para cubrir necesidades de los pobladores e incursionar con productos en los mercados externos, ya conservándoles o ampliándoles, con objetos de calidad competitiva.

 

Un nuevo país soberano, auténtico y representativo de los sueños y anhelos propios y regionales –como alguna vez lo fue México- necesita el aporte de todos sus habitantes. Primero, para mostrar un rostro de unidad ante los embates externos, cooperando en políticas que aligeren la carga a las clases populares y recuperen sus posibilidades de una educación de excelencia, atención universal en salud preventiva, alimentación sana, adecuada y de producción nacional, para el desarrollo saludable de la población.

 

Las primeras actitudes renovadas en política internacional debieran tender a mayor cobertura de los mexicanos en el exterior, mediante negociaciones con autoridades locales. Hay casos con buenos resultados que cubren requerimientos urgentes de esos grupos sociales, que emigraron para conseguir recursos para la vida, ante los graves problemas de la producción en el campo y las dificultades financieras y de otro tipo para el desarrollo de pequeñas y medianas empresas, que son las que ofrecen más del 70% de empleos en el país, frente a las transnacionales, que reciben todo tipo de apoyos oficiales para su instalación y puesta en marcha, lográndose pocos empleos por cada unidad de inversión alta, que aplican en sus empresas.  

 

El famoso “sueño americano” es una entelequia. La pobreza y exigencias sociales en Latinoamérica y el Caribe, le mantienen como falsa alternativa para muchos millones de habitantes del continente, que exponen la vida en trayectos peligrosos y en la búsqueda de ingreso al territorio del imperio.

 

La cancillería mexicana tiene diplomáticos de 1er nivel que están subutilizados. Allí está el capital humano para llevar a buen término los planteamientos puntuales del Embajador ante EU, Carlos M Sada, en su alocución que ofrece reforzar todos los servicios de los consulados en cuanto a información, protección y orientación de los mexicanos y el mantenimiento de una constante y sostenida relación con el equipo de transición del presidente electo, para que consideren la importancia de las tareas que realizan nuestros connacionales a lo largo y ancho de EU. Ver:

http://www.jornada.unam.mx/2016/11/12/politica/005n2pol    

 

Afrontar el presente y pergeñar fórmulas de crecimiento y desarrollo autónomo y autosustentable en la Región, impele a fortalecer organismos creados con tal fin -que concluyen con la CELAC- en que aún podemos discutir políticas regionales, que nos preserven de decisiones fuera de razón y momento. Éstas no dejarían país -por muy armonizado que esté con intereses estadounidenses- sin afectación, ya sea en sus migrantes avecindados en su territorio, en los que pretenden ingresar, en productos de nuestras naciones provenientes de transnacionales o de empresarios privados y sociales, que se decida impedir su ingreso.

 

La unidad al interior de cada nación –sea cual fuere el criterio político de grupos- para definir una política local y contrastarla con la regional para el desarrollo sostenible, daría pautas para que nuestra relación externa con el Planeta y en particular con el imperio estadounidense, tuviera la fortaleza para abrir espacios saludables a la vida de latinoamericanos y caribeños. 

 

Puebla, Pue. 13-Nov.-2016.

v_barcelo@hotmail.com 

https://www.alainet.org/de/node/181677?language=es
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