La insostenible ligereza de Donald

06/02/2017
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Una vez le preguntaron a Milton Friedman “¿Qué hay de nuevo?”. Milton, que era un cachondo, respondió: “Adam Smith”. Por su parte, Bernard Maris le decía a quién quería oírle que la Teología y la Economía son las únicas ‘ciencias’ que no han descubierto nada nuevo en los últimos dos siglos.

 

De ahí que leer –o escribir– sobre Economía sea tedioso, repetitivo, ininteresante. O bien tienes una mala leche de apóstol en misión catequizadora. Como Pablo, el ‘santo’ neurótico, histérico e impotente, que pasó buena parte de su triste vida imaginando como jodernos la nuestra (con mucho éxito, dicho sea de paso).

 

Entretanto, los “expertos” andan un poquillo nerviosos, sin saber hacia donde va la lancha y hacen como si entendiesen algo, pero –como dicen en Argentina– más bien tipo nada. Los mercados (¿te conté que los mercados no existen?) exultan, deprimen, celebran o se lamentan, según amanece el día.

 

Para más inri, Donald desbarajusta el naipe, desordena el desorden, arruina los “paraígmah”. Y la tiene liada que es un primor.

 

¿El Consenso de Washington impuso la “independencia” de los bancos centrales? Donald se rasca los pirindolos con el Consenso de Washington y con los bancos centrales.

 

¿Janet Yellen, la inenarrable presidente de la FED, quiere subir las tasas de interés? Donald le dice que sabotea los intereses de los EEUU y su programa destinado a generar empleo.

 

¿La FED negocia, en el ámbito internacional, las regulaciones (un chiste) bancarias? Patrick McHenry, senador republicano, vice-presidente de la Comisión de Servicios Financieros, le dice, textualmente:

 

“A pesar del mensaje claro de Donald Trump, dándole la prioridad a la defensa de los intereses americanos en las negociaciones internacionales, aparece que la FED continua negociando estándares internacionales para regular las instituciones financieras con burócratas internacionales, en países extranjeros, sin transparencia, sin rendir cuentas, y sin tener la autoridad para ello”. Patrick termina agregando: “Es inaceptable”.

 

Estas negociaciones, cuyo última sesión tuvo lugar en… Chile, tratan de las regulaciones Basilea III, o sea de los fondos propios que se les exige (es un decir) a los bancos. Visto que no hubo acuerdo, hicieron lo que se hace en estos casos: dejar la próxima reunión para el 30 de febrero.

 

McHenry no se detiene en tan buen camino y termina su carta a la FED conminando a Janet Yellen a parar el carnaval:

 

“La Reserva Federal debe cesar toda tentativa de negociar estándares restrictivos que pesan sobre las empresas americanas, hasta que el presidente Trump nombre representantes que le den la prioridad a los intereses de los EEUU”.

 

No sé tú, pero si yo fuese Janet Yellen… me arderían las orejas y la hendidura interglútea.

 

Como si fuese poco, Donald tenía la firme intención de derogar las regulaciones bancarias que introdujo Barack Obama, comenzando por el Dodd Franck Act, con el propósito de desregular los mercados financieros. En otras palabras, para volver al burdel que permitió el desastre de los créditos subprime y toda suerte de estafas que llevaron a la crisis iniciada en el 2007 que aún nos trae de cabeza. Dicho y hecho: ayer Donald firmó lo que hubiese que firmar.

 

Si no sabías porqué el Dow Jones superó los 20 mil puntos en estos días, ahora lo sabes: los tiburones olieron sangre.

 

La “comunidad financiera” llora con risa, o se ríe con lágrimas. Porque de una plumada Donald terminó con algunos de los dogmas con que vacunaron al planeta, comenzando por los sumisos políticos chilenos:

 

• El Estado no debe interferir en la economía

• El banco central debe ser independiente

• La globalización es el paraíso en la Tierra

• El proteccionismo es caca

• Los tratados de libre comercio son papita p’al loro

 

Te recuerdo que Donald lleva solo 15 días en el gobierno. Y –pretextando ser el jefe del Ejecutivo– no ha creado ni una pinche Comisión Asesora Presidencial. Lo suyo es tomar decisiones.

 

Buenas o malas, eso está por verse y más te vale correr a los abrigos. Lo cierto es que Donald tiene a todo el mundo tomando agüita de manzanilla e infusiones de valeriana…

 

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