Donald Trump desorientado, como turco en la neblina
- Opinión
El presidente norteamericano no da pie con bola. Sus políticas en lo interno e internacional generan mucha polémica y oposición. Se pelea con los demócratas e incluso con una parte de los republicanos y la mayoría de los medios. Trump no logra avanzar.
Una de las orientaciones políticas de Donald Trump es tratar de hacer polvo a su antecesor Barack Obama, tratando de reafirmar lo propio-personal en primer término y lo republicano, en detrimento del partido opositor.
Esa línea, cuando se mezcla con furias, lleva al personaje a algunos resbalones que son caídas. Por ejemplo, cuando hace dos semanas declaró que Obama lo había espiado durante la campaña electoral pinchando sus teléfonos de la Torre Trump de Nueva York.
La gravedad de esos dichos llevó a una investigación en dos comisiones del Senado, al cabo de la cual los republicanos debieron admitir que no había ninguna prueba. Y eso que las dieciséis agencias de inteligencia estadounidenses espían a todo el mundo, pero lo de Trump era un infundio. En el medio se coló la consejera del presidente de EE UU, Kellyanne Conway, afirmando que aquel espionaje se podía haber llevado adelante con un horno microondas.
Ya se sabía, porque WikiLeaks había filtrado mecanismos de la CIA y sus colaterales con teléfonos y hasta televisores para grabar y espiar, de modo que los microondas también podrían estar dentro del menú. Pero no era verdad la rimbombante denuncia del presidente contra su antecesor.
Otras cosas fueron mentiras y ocultamientos que le jugaron una mala pasada a sus funcionarios de mayor confianza. Por ejemplo, su secretario de Seguridad Nacional, el general retirado del ejército Michael Flynn, tuvo que renunciar luego de revelarse que en diciembre último había tenido contactos telefónicos con el embajador ruso en EE.UU., Sergey Kislyak. Hablaron a propósito de las sanciones que Obama pensaba tomar contra Moscú por su presunto hackeo en la campaña norteamericana.
Flynn duró 24 días en el cargo, batiendo un récord. Otro que quedó en la cuerda floja por un motivo similar fue el secretario de Justicia, Jeff Sessions, por dos reuniones con ese mismo embajador y haber mentido cuando en las audiencias de confirmación fue interrogado sobre el particular. El racista ex senador por Alabama está contra las cuerdas por esos ocultamientos y falsedades; por ahora conserva su lugar aunque no se sabe por cuánto tiempo.
Habrá que esperar pero lo peor de todo, para Trump, es que esas desprolijidades de dos de sus funcionarios fueron cometidas para acercar posiciones con el ruso Vladimir Putin. Tal es una de las diferencias suyas con Obama, que tenía a Rusia bajo el peso de sanciones luego de la cooptación de Crimea. Sin embargo, si el sueño de la Casa Blanca es lograr el visto bueno del Kremlin para aislar y golpear a China, objetivo estratégico tanto de Trump como de Obama, es muy improbable que lo logre, por la solidez de vínculos de Putin con Xi Jinping. Si así fuera, habría sido un desgaste y pérdida de piezas de gobierno sin contraprestación...
Xenofobia al palo
Las políticas antiinmigratorias del actual gobierno vienen chocando con fallos judiciales adversos. Apenas asumido el presidente dictó un decreto prohibiendo el ingreso de refugiados extranjeros por 120 días y de inmigrantes de siete países de mayoría musulmana por 90. Tal política xenófoba provocó mucho rechazo, dentro y fuera de los EE UU y las acciones judiciales llevaron a fallos adversos de varios Estados, comenzando por Hawai. Trump debió meter violín en bolsa, con odio y determinación de volver a sacarlo cuanto antes. Y lo hizo con cambios menores: quitó a Irak de la lista de 7 sancionados, reduciéndola a 6 (Irán, Somalia, Sudán, Siria, Yemen y Libia), flexibilizando los ingresos de algunos refugiados sirios no musulmanes.
Pero hubo fallos de la justicia contra el segundo decreto. Hawai otra vez encabezó la lista pluralista, argumentando que el impedimento de ingreso de extranjeros afectaba a las familias allí establecidas y al movimiento del turismo. Siguieron resoluciones de otros fiscales y jueces de Maryland, Washington, Nueva York y Oregón, de modo que el decretazo puede naufragar tras chocar otra vez con el mismo arrecife.
El presidente no ceja en su política xenófoba. Expresó que no piensa parar hasta apelar hasta la propia Corte Suprema de Justicia, sin dar el brazo a torcer. El otro ejemplo de mala perseverancia es que en el proyecto de Presupuesto para el año fiscal 2018, que comenzará el 1 de octubre próximo, destinó 2.600 millones de dólares para el muro fronterizo con México, cuyo costo total será una cantidad cinco veces mayor. Trump ha prometido que se lo hará pagar al gobierno vecino, aún cuando no quiera, gravando productos hechos en México y con retenciones a las remesas que los mexicanos que viven en USA giran anualmente a sus familias.
Esa política, muy ofensiva para los mexicanos -del mismo modo que los decretos antiinmigrantes son una declaración de guerra para los musulmanes- puede terminar minando las fuerzas electorales de los partidos mexicanos más genuflexos con el vecino del Norte, como el PRI, PAN y aún PRD. Esto favorecería posiciones más radicalizadas como las de Andrés M. López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Esas posiciones xenófobas toman un cariz antihumanitario más alevoso con los palestinos, pues el 15 de febrero pasado Trump recibió en la Casa Blanca al premier israelí, Benjamin Netanyahu. Y allí brindó un fuerte apoyo a ese gobierno que trata a los palestinos como peor que parias en su propia tierra, con usurpación de territorios y nuevas colonias en Cisjordania y Jerusalén oriental, anexadas por Israel luego de la guerra de 1967. En los días previos a viajar, Netanyahu había aprobado la construcción de 3.000 casas de colonos judíos en la Cisjordania palestina. En enero pasado se había autorizado otras 2.500 viviendas en Cisjordania y 566 en la parte este de Jerusalén.
En materia de derramamiento de sangre palestina, tras la invasión israelí en Gaza entre julio y agosto de 2014, hubo 2.310 palestinos muertos y 10.626 heridos. Y desde octubre de 2015 hasta nuestros días, hubo otros 251 asesinados en la Franja y localidades cisjordanas.
Un informe de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental (CESPAO), dijo esta semana que “Israel ha establecido un régimen de apartheid que domina al pueblo palestino en su conjunto”.
Y ese gobierno del apartheid es apoyado por Trump. En la rueda de prensa con su visitante dijo que le daba lo mismo si había dos estados o uno solo. Lo importante para él es la existencia y seguridad de Israel. Palestina pena desde 1948 por un estado propio, sin éxito, con su gente víctima de genocidio, ocupación, bloqueo, usurpación, muros y apartheid. Lo dice la ONU, no sólo la OLP y el movimiento de resistencia islámica Hamas...
Guerra al mundo
Si hubiera que sintetizar la ley de presupuesto enviada por Trump al Congreso el 16 de marzo, se podría decir que implica ajustes en temas sociales y mayores gastos en la promoción de guerras en el extranjero.
Es que buena parte de las agencias federales pierden fondos en el próximo año fiscal, sobre todo la Agencia de Protección del Ambiente (31,4 por ciento menos) y otras partidas sociales y educativas que son irrelevantes para la administración republicana. Con ese mismo criterio de “ahorro” es que envió un proyecto para anular el programa de salud anterior, llamado Obamacare, lo que puede dejar sin cobertura de salud a entre 14 y 20 millones de personas. La pérdida no será sólo en atención médica sino también en los medicamentos para familias de bajos recursos, con niños y ancianos enfermos, implicando un cambio regresivo en el plan Medicaid.
El retroceso afectará a tanta gente que por razones electorales hay franjas de las bancadas republicanas en el Capitolio en desacuerdo con las iniciativas presidenciales. Además de su sentido antipopular, se suma el apuro y desinterés por debatir asuntos tan graves, que quieren ser zanjados sin análisis ni discrepancias. Un nuevo baldón para los dudosos pergaminos de la “mayor democracia del mundo” a la que nunca un secretario general de la OEA le pedirá la aplicación de la Carta Democrática.
La contracara es el presupuesto para el Departamento de Seguridad Interior, con un 8 por ciento más, y sobre todo para el Departamento de “Defensa”, al que sumaron 54.000 millones de dólares más, un refuerzo del 10 por ciento, conformando una partida de 574.000 millones de dólares. Pero eso no es todo, puesto que hay que agregarle 65.000 millones de Operaciones en Ultramar, o sea el exterior, por lo que las partidas militares totales, siempre reajustables al alza durante el año, serán de 639.000 millones de dólares.
Ese es el sentido de clase monopolista de la administración Trump, porque también el suyo es un gobierno de CEOs. La última designación fue la de Patrick Shanahan, ex ejecutivo de Boeing, como subsecretario de Defensa
Muchos de sus votantes de estados del Sur, Medioeste y el llamado “Rust Belt”, o cinturón de óxido, como Ohio, Pensilvania, Virginia del Oeste, Kentucky, etc, tendrían que empezar a ensayar el lamento americano. El magnate los estafó con promesas de empleos y reactivación que sus acciones de gobierno hacen trizas.
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