Francia neoliberal
- Opinión
Europa sigue en su crisis social y moral porque no sale de un capitalismo que favorece el individualismo adormecedor, el materialismo engañador y la concentración de riquezas en pocas manos. Las resistencias y las alternativas no logran abrir suficiente conciencia, organización ni poder para cambiar de rumbo. Francia no es la excepción. Los anteriores gobiernos socialistas no tenían de ‘socialistas’ que el nombre porque sus políticas se alinearon sobre el capitalismo y las orientaciones de las multinacionales y los gobiernos norteamericanos. Las opciones del recién gobierno de Emanuel Macron profundizan la línea capitalista.
El papa Francisco lo ha señalado varias veces: por una parte, Europa se ahoga en el bienestar individualista y materialista, por otra, pierde su tradición de humanismo revolucionario enraizado en el cristianismo. La mayoría de sus ciudadanos se despreocupan de las decisiones de sus gobiernos que encubren el crecimiento de las desigualdades y el intervencionismo militar en el Medio Oriente y África. Los medios de comunicación en manos de pocos dueños adormecen y confunden, hablando de ‘crisis’ sin ir hasta las causas ni los responsables. Las guerras que llevan los países de Europa, bajo la batuta de Estados Unidos, continúan el saqueo de las materias primas de África y el control del petróleo del Medio Oriente. Las consecuencias son catastróficas con el consecuente éxodo masivo y mortal de migrantes hacia Europa.
Las alternativas existen frente a los actuales sistemas políticos y modos de vivir inconscientes y despreocupados, pero quedan como invisibles o presentadas como utopías inalcanzables. Son las cunas de una efectiva solidaridad internacional y de una espiritualidad transformadora de las personas y renovadora de la esperanza de los pueblos a poder vivir dignamente y convivir armoniosamente. Cada vez más estas alternativas toman una dimensión europea porque la problemática no es sólo nacional sino continental. Recientemente el ex presidente Rafael Correa estuvo en Francia para participar en la Convención Nacional del partido de oposición “Francia en resistencia”. Era una manera de dar a conocer los esfuerzos y logros de los gobiernos progresistas de América Latina que se inspiran del socialismo del Bien Vivir, de la integración latinoamericana y de la solidaridad internacional según el sueño de Simón Bolívar y el protagonismo de los pueblos ancestrales.
La mundialización de los problemas nos hace ver que los problemas, los desafíos y las luchas también son mundiales. Por todas partes nacen aspiraciones y alternativas comunes: no estamos solos, sino que la fuerza de la solidaridad abre cauces por todas partes de vida nueva, de organización social más fraterna y de espiritualidad ecuménica. El papa Francisco insiste incansablemente en confirmarnos que los cambios individuales, sociales e mundiales son posibles gracias al protagonismo de las organizaciones y los movimientos populares y los señala como presencia del Reino en el mundo de hoy. Confirmémonos en estos caminos ya abiertos.
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