Indígenas: Unir fuerzas para construir otro mundo, plural y diverso

19/07/2004
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Foto: Eduardo Tamayo G.
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En las últimas décadas hay un despertar de los pueblos originarios que los colonialismos (viejos y nuevos) pretendieron exterminar o asimilar sin conseguirlo. Los pueblos indígenas no solo que están vivos sino que se han convertido en actores que ya ningún país ni la llamada comunidad internacional pueden ignorar. A despecho de los ideólogos del neoliberalismo y de los defensores del status quo que los ven como un peligro y una amenaza, los pueblos indígenas son portadores de propuestas innovadoras en la medida que plantean la reforma del Estado occidental uniformizador y la construcción de sociedades pluriculturales en donde se eliminen las discriminaciones, el racismo y la pobreza.

 

El escritor José Saramago decía que los pueblos indígenas, para conseguir sus aspiraciones, sus reivindicaciones y sus sueños, necesitan encontrar formas de cohesión, porque ahora su lucha está muy aislada. Precisamente para estrechar lazos de solidaridad, compartir experiencias de lucha y fortalecer alianzas con otros sectores sociales del continente, se realizará la II Cumbre Continental de Pueblos Indígenas de las Américas (21 al 25 de julio). Durante el Foro Social de las Américas, que se realizará a continuación, los indígenas tendrán una importante presencia y participación.

 

La primera Cumbre se realizó en Teotihuacán, México, en el 2001, y allí se fijó el compromiso de que la segunda se realizaría en Quito en el 2003, pero esto no fue posible. Ahora los delegados indígenas de América se reúnen para discutir una agenda de 9 puntos que incluye los temas de las tierras, los territorios y recursos naturales; la autonomía y libredeterminación; la diversidad y pluriculturalidad; los conocimientos indígenas y la propiedad intelectual; los derechos de los pueblos indígenas y los organismos internacionales ; las nacionalidades, pueblos indígenas; movimientos sociales y el Foro Social Mundial; las mujeres indígenas; la participación política y los gobiernos alternativos y la militarización.

 

Con el propósito de dar cuenta de la situación y las propuestas indígenas, ofrecemos un testimonio de Blanca Chancoso, dirigente indígena ecuatoriana de larga trayectoria y responsable de la secretaría operativa del Foro Social de las Américas, y una entrevista a Nina Pacari, ex ministra de Relaciones Exteriores del Ecuador, y recientemente elegida como integrante del Foro Permanente de las Poblaciones Indígenas de las Naciones Unidas, función que asumirá en enero de 2005.

 

Blanca Chancoso: “Ahora está en juego nuestra propia vida”

 

“Si bien como pueblos hemos resistido, ahora está en juego nuestra propia vida, y los derechos colectivos e individuales que tenemos como humanos. Los gobiernos han comenzado a disponer de los pocos recursos que nos quedan, y a actuar a favor de las transnacionales. Los organismos multilaterales y ahora los tratados de libre comercio también presionan por una mayor explotación de los recursos naturales: agua, minerales, petróleo, maderas y por nuestros conocimientos ancestrales. No se cumple el principio de la consulta previa e informada a los pueblos indígenas como dispone el Convenio 169 de la OIT y varias constituciones nacionales. Los acuerdos internacionales y las leyes nacionales no se cumplen ni se hacen cumplir, poniendo en entredicho incluso a las propias Naciones Unidas. Por eso requerimos que los gobiernos desarrollen políticas de Estado para defender la diversidad, la biodiversidad y la plurinacionalidad”.

 

De las políticas de exterminio a la cooptación

 

“El gobierno de Estados Unidos y los estados tienen la intención de acabar con los movimientos indígenas. Y ya lo han expresado públicamente como en los casos de Bolivia, México y Ecuador, donde hay organizaciones indígenas relevantes. Un documento elaborado por el Consejo Nacional de Inteligencia, organismo de la Agencia Central de Inteligencia (“Tendencias Globales 2051”) considera a los movimientos indígenas como enemigos que hay que enfrentar y que las tensiones se intensificarán desde México hasta la región amazónica. Pero hay otros mecanismos desde los organismos multilaterales como el Banco Mundial para exterminar a los pueblos, y es a través de la cooptación. Esta idea de exterminio se mantiene desde la conquista y la colonia, hasta la actualidad. No es novedosa. A finales de los años sesenta había un documento de la Organización Mundial de la Salud en donde planteaban, a través de la planificación familiar, eliminar a los pueblos indígenas.

 

“En donde ha habido movimientos armados, han justificado fácilmente el exterminio de indígenas con sus políticas guerreristas, como en el caso de Guatemala. En el Ecuador, donde hay poblaciones indígenas organizadas, no tienen una justificación para una intervención guerrerista. Sin embargo, empezaron con la prisión de Humberto Cholango (dirigente de ECUARUNARI) y el atentado contra el presidente de la CONAIE, Leonidas Iza. Ahora están utilizando el mecanismo de la cooptación para incidir, crear desconfianza y para dividimos. Para eso aprovechan la crisis y de la pobreza en que se debate la gente en nuestros países. Los indígenas, en general, no somos dependientes, somos agricultores y artesanos, pero con la nueva generación estamos ocupando ciertos espacios profesionales. Pero, independientemente del derecho que tenemos de trabajar, es verdad que hay un interés de cooptación”.

 

Defender la vida

 

“Al contrario de lo que plantea el Sr. George W. Bush y las grandes empresas, para quienes la defensa de la democracia es desatará la guerra y el extermino, para nosotros, defender la democracia es defender la vida, buscar políticas de vida y dignidad, por eso nos vemos amenazados y ellos se ven amenazados. Por eso, un eje central de la Cumbre indígena es la militarización porque está unida con la deuda externa, con las políticas neoliberales, con los tratados de libre comercio. La militarización es una realidad en Colombia, México, en Bolivia, Perú, Ecuador. La solución de ellos es militarizar, abrir mercados para el armamento. Para nosotros es importante, por ejemplo, que se aumente el presupuesto para la salud, para crear trabajo, para desarrollar la cultura, el arte, para aumentar la producción y fortalecer la agricultura campesina. Hemos denunciado que se quiere localizar el blanco en los pueblos indígenas. Nosotros seguimos la política de paz, estamos contra la guerra, creemos que en nuestros países no hace falta la militarización, la violencia no se puede combatir con violencia, hay que combatir con políticas de paz, no con persecución y asesinatos.

 

“Nos oponemos al ALCA y a los tratados bilaterales de libre comercio porque afectarán a la pequeña agricultura y a los campesinos que abastecemos de alimentos a la ciudades. La apertura de los mercados llevará al cierre de muchas empresas en donde trabajan indígenas como obreros o jornaleros. Los países perderán aún más la soberanía. Se garantizarán las patentes y se darán amplias ventajas a las empresas de Estados Unidos, lo que encarecerán los productos farmacéuticos. Con los acuerdos de propiedad intelectual se apropiarán aún más de los conocimientos colectivos y las sabidurías tradicionales. Al priorizar las exportaciones -como el de las flores- y no la producción de alimentos, se afectará el medio ambiente. No podemos creer en el “libre comercio”, porque esto no significa, por ejemplo, que un pequeño comerciante puede pasar de Ecuador a Colombia o Estados Unidos. Mientras los gobernantes se sientan a discutir sobre el libre comercio, hacen acuerdos para restringir el paso de los ciudadanos de país a país, y no se garantizan sus derechos”.

 

Los indígenas y los recambios de gobiernos

 

“En Ecuador y últimamente en Bolivia, el movimiento indígena ha tumbado gobiernos corruptos. Cuando el pueblo tiene la razón tiene que hacerlo, y lo volveremos a hacer cuantas veces sea necesario. Pero tiene que tener un objetivo mayor. La experiencia que tenemos hasta ahora es que no basta solamente botar a personas, hace falta posicionar una propuesta, porque los gobernantes que han sustituido a los corruptos, han cometido los mismos errores y ejecutado las mismas políticas. Son las mismas personas de la derecha y Estados Unidos, a través de sus embajadas, les ha dado el visto bueno. Entonces, por un lado se gana, pero por otro, como que no pasa nada. Cuando se cambia a los gobernantes tiene que asegurarse un programa político real, ajustado a las necesidades de cada país. Es un paso importante haber botado presidentes, pero no hay que perder la perspectiva, hay que revolucionar, hay que cambiar las estructuras de injusticia. A veces se antepone los mandatos coyunturales, sin tomar en cuenta políticas a más largo plazo. Lo que menos podemos hacer es abandonar la esperanza.

 

“Hay avances importantes en los últimos 20 años. Hemos crecido, pero también hay vacíos. Hemos ganado un espacio de vocería propia, hemos ido colocando propuestas políticas, hemos sido reconocidos, porque antes no se reconocía que existíamos. Hemos logrado que se nos respete en el debate público y se reconozca que la cuestión de los pueblos indígenas es importante. Se ha ganado espacios institucionales, gobiernos locales, representaciones parlamentarias. Muchos compañeros se han motivado para profesionalizarse. Nos hemos sentado de igual a igual con los gobernantes, antes no éramos recibidos ni por los porteros de las instituciones, hemos desarrollado el gobierno de los indígenas.

 

“A nivel internacional también hemos tenido avances, pero esto no ha sido una dádiva, nos ha costado luchas y esfuerzos. Pero los vacíos están en cómo enlazar los espacios, cómo consensuar y consolidar mejor, para convertir nuestros proyectos en una realidad mayor, y responder a las necesidades de nuestros pueblos, porque no vamos a competir con los estados y negar que los estados tienen sus obligaciones con nosotros. Hace falta, por ejemplo, que se garantice la economía de los pueblos, una economía con proyección comunitaria, que se implemente políticas plurinacionales, con autoridades que desarrollen la autonomía, el reconocimiento de la territorialidad, porque así se va garantizando la salud y la educación de nuestros pueblos.

 

“En este mundo habemos pueblos diversos, diferentes, y el Foro Social Mundial invita a la construcción de un mundo diferente, y en el caso del Foro Social de las Américas de una América diferente. "Estos foros son la esperanza que tenemos para un cambio. Y los pueblos indígenas somos parte de este mundo que andamos inconformes con las políticas de los gobiernos, y también estamos por otro mundo, con vida, con dignidad, con paz. Creemos importante enlazar e intercambiar con otros sectores en estos espacios, tal vez no hemos tenido una participación fuerte en estos espacios, y por otro lado no se ha ubicado la propuesta desde los pueblos indígenas, pero la Cumbre indígena nos va a dar una pauta, nos va a encaminar para enlazar mejor a pueblos diferentes pero con un carácter humano, y con el objetivo común de unir fuerzas, lo que decimos en minga, para la construcción de otro mundo, plural y diverso”.

 

Entrevista a Nina Pacari: Inclusión para el cambio

 

- La II Cumbre indígena, coincide con el fin del Decenio de los Pueblos Indígenas declarado por Naciones Unidas ¿Cuál es su evaluación de este decenio y a futuro cómo ve la situación?

 

Se pensaba que, con el decenio, pudiera plasmarse sobre todo en obligatoriedades para los gobiernos y los estados para tratar de igualarse en el reconocimiento y el cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas en la búsqueda de un desarrollo que propenda al fortalecimiento de sus pueblos.

 

Si bien esta fue la gran aspiración, creo que dos aspectos fundamentales no han hecho posible que se pueda cumplir con la expectativa que se tenía: uno es la estructura, y el carácter de los modelos de Estado que, de una u otra manera, mantienen el status quo y no han dado lugar a que realmente puedan reconocerse los derechos indígenas, y menos aún, de que se pueda poner en práctica en función de su desarrollo. Y segundo, es la falta de voluntad política, que se expresa en la ausencia de políticas públicas relacionadas con los pueblos indígenas, no desde el parámetro paternalista, o desde el hecho de las exclusiones o mirando siempre la parte discriminatoria, sino atendiendo el perfil y el contenido de los pueblos indígenas.

 

- Se pensaba que esta década debía culminar con la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. ¿Se va a lograr este objetivo?

 

Yo dudo realmente, porque si bien el grupo de trabajo lleva más de 15 años formulando el proyecto, en el seno de las Naciones Unidas, con la participación de gobiernos, de organizaciones indígenas y ONGs, como observadoras, lo cierto es que hay un borrador concluido, que ha sido entregado a la subcomisión relacionada con los derechos humanos, pero todavía no hay acuerdo como para que pase al seno de la Asamblea para ser asumida como tal.

 

- ¿Cuáles son los puntos más polémicos?

 

Tienen que ver con la libre determinación de los pueblos, con la caracterización como pueblos y retrocesos que quieren darle, en el sentido de considerarlos como poblaciones y no como pueblos como fue reconocido por el convenio internacional de la OH“. Tienen que ver con el manejo de los recursos naturales en los territorios de los pueblos indígenas. Ante esta circunstancia, es pertinente la evaluación de la década para volver a plantearse, otra década, no solo en función de lograr el reconocimiento de la Declaración sino que se apuntale compromisos reales de respecto al desarrollo de los pueblos indígenas en el mundo

 

— Mirando globalmente al continente ¿cuáles son los principales problemas y conflictos de los pueblos indígenas con respecto a los Estados?

 

De manera simultánea, están no solamente la pobreza y la extrema pobreza, en el sentido de carencias desde la cosmovisión occidental (falta de obras de infraestructura básica, o una canasta básica familiar insuficiente), sino que, para nuestros pueblos, hay otros conceptos de pobreza como el hecho de no tener tierra o territorios, el hecho de perder el idioma, el hecho de que no hayan las condiciones para fortalecer la educación intercultural bilingüe.

 

Hay viejos problemas históricos no resueltos de exclusión y la propia pobreza, pero no obstante toda esta situación existen potencialidades que se nutren en su cosmovisión, sus formas de organización, sus sentidos 0 principios comunitarios o solidarios. No obstante la pobreza, el movimiento indígena es un actor social sumamente importante reconocido en América Latina, y que incluso está comenzado a incidir en el escenario del quehacer político nacional. Y esa realidad la tenemos en Bolivia, Perú, Guatemala, en el Ecuador, en Colombia. En unos casos, con procesos más avanzados que en otros, pero que no dejan de ser un horizonte para los pueblos indígenas.

 

- Podría indicarnos, ¿qué relación existe entre la lucha identitaria de los pueblos indígenas por defender su cultura, con la lucha de clase, porque los indígenas son los más pobres entre los más pobres?

 

Creo que esa relación es orgánica. Las izquierdas no han logrado asumir ni entender que para resolver los problemas de los pueblos indígenas no es suficiente la doctrina de clases, porque el problema no es solo de pobres y ricos, también hay un problema identitario, de exclusión, de discriminación. Como señalaba, los pueblos indígenas están planteando temas como el de la libre determinación, el manejo de los recursos naturales, el Estado plurinacional. A veces hemos encontrado ciertas resistencias en los intelectuales de izquierda para poder admitir que esta nueva amalgama del contenido de clase con lo étnico cultural están dando forma a un nuevo pensamiento, que de hecho tiene que ver con la realidad de nuestros países, y eso requiere de aceptación, de entender, requiere mayor perfeccionamiento, porque es parte de un proceso no de un recetario que en muchos casos nos ha venido desde otras tendencias.

 

- Hay intereses comunes de los pueblos indígenas de América, ¿qué tanto se ha avanzado en la construcción de tejidos, de redes, para llegar a una coordinación común?

 

En las décadas de los 80 y de los 90, dependiendo de distintas circunstancias, hemos tenido cumbres continentales, como la que se dio, por ejemplo, en junio del 90 en el Ecuador, que fue una de las primeras que se llevó a cabo en ese sentido. Luego hubo varios encuentros continentales con motivo de los 500 años, después para encaminar la década de los pueblos indígenas. Permanentemente, han estado inmersas organizaciones a nivel de continente y también con otros sectores no indígenas que están en esta lucha contra un modelo que excluye y que empobrece. De hecho, hay redes, hay encuentros, hay esfuerzos por mantenemos actualizados e informados, aunque no tengamos un espacio único, estructural, a nivel continental. Hubo un intento por los años 92, en Guatemala, de crear una coordinadora de pueblos y organizaciones a nivel del continente, pero no caminó mayormente porque no es cuestión de crear una estructura. Porque si hay una estructura y nombramos a alguien, resulta que después hay dispersión con relación a las propias organizaciones o pueblos que en cada país responden a dinámicas diferentes. Entonces, más bien se pensó que permanentemente se den reuniones, como cumbres, encuentros, y que esos sean los espacios, sin estructura, que permitan el respeto y el desarrollo de los pueblos, y donde se construya un polo norte y los ejes por donde debe caminar la propuesta y la lucha de los pueblos indígenas.

 

- ¿Cuáles son las amenazas para los pueblos indígenas?

 

El sistema es uno de los primeros. Las otras amenazas tienen que ver con el tema económico, con una globalización que uniformiza, y en ese sentido, haciéndome un eco de las palabras del escritor Carlos Fuentes, diría “por suerte en América Latina, estamos cargados de pluriculturalismo para que no se absorba a nuestros pueblos".

 

— Frente a esas amenazas, ¿Qué fortalezas tienen los movimientos indígenas?

 

Que no están organizados en función de un reclamo salarial, porque no son un grupo de trabajadores o una organización sindical o gremial o de otra naturaleza, sino que están constituidas en función de identidad. Y siendo eso su sustento fundamental, su proyección es de continuidad histórica porque no hay pueblo en el mundo que se haya negado asimismo a crecer y que le haya dado muerte a su pueblo. Y por lo mismo, habiendo un sustento de esa naturaleza, su mayor fortaleza es la memoria, es la identidad, y de hecho, los procesos organizativ0s, aun cuando existen trasnochados que dicen que se acabó el movimiento indígena, porque está débil o tiene dificultades.

 

- Finalmente, ¿cuáles son los desafíos de los movimientos indígenas en América?

 

Enormes, y es que su lucha tiene que estar basada en la inclusión, que es una de las tesis trabajadas por los propios pueblos indígenas, para ser sujetos de cambio. Creo que ese es el reto, porque implica construir espacios mucho más interculturales e interpretaciones interculturales. Y otro desafío, es que incida en las estructuras estatales, en las políticas públicas, en las conductas en general, incida de hecho para lograr mejores condiciones de vida para todos.

 

 Publicado en América Latina en Movimiento # 385-386 (ALAI), p. 59, 20-07-2004, Quito

 

https://www.alainet.org/de/node/191137
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