Nubia Infante, Teniente Coronela feminista y revolucionaria

20/03/2018
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Nubia Infante Alfaro
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En Fuerte Tiuna, se espera la llegada de Diosdado Cabello, al Teatro que hospeda la transmisión Con el Mazo Dando. La sala está repleta de uniformes, militares, activos o jubilados. Cuando iniciará el programa, cada uno de ellos responderá al llamado con el puño cerrado, para indicar el curso socialista de la unión cívico-militar. Estoy sentada cerca de una bella mujer con la boina roja. Su nombre es Nubia Infante Alfaro, Teniente Coronela en reserva activa que ha participado a la rebelión del 27 de noviembre de 1992: la segunda etapa del intento cumplido por Chávez el 4 de febrero del mismo año. “Alfaro – me dice – es el apellido de mi madre. Lo reivindico siempre con orgullo para dar visibilidad a mi ser mujer, feminista y revolucionaria”.

 

¿Cuál ha sido su trayectoria?

 

Siempre he sido de izquierda. A 14 años era presidenta del centro estudiantil de mi colegio. Me he formado en la sede del Partido Comunista, que se encontraba cerca de mi casa, en Maracay. Era un lugar de cultura y de militancia. Como militar, en mi unidad de aviación he conducido diversas batallas feministas de las que han hablado los periódicos de la época. Una de las primeras luchas ha sido aquella para consentir el matrimonio entre militares. Ha durado tres años, pero luego lo hemos logrado. Antes de esto, si una mujer soldado quería casarse con un militar debía dejar el servicio militar. Una petición que no era hecha al hombre, sino solamente a la mujer. Así como sólo a la mujer le eran impuestos 25 días de cárcel duros y con la pérdida del grado si se quedaba embarazada sin ser casada. A los hombres, en cambio, no les sucedía nada. Hicimos una lucha contra aquella cultura machista. Otro ejemplo de lucha feminista concreta fue la conmemoración del 8 de marzo, jornada mundial de la mujer, en la aviación: a partir de nuestra unidad militar, donde éramos solamente tres mujeres. Fui yo a proponerla.

 

¿Cuál ha sido su rol en la rebelión del 27 de noviembre? ¿Participaron muchas mujeres soldados?

 

Sí, muchísimas. Algunas de ellas están aquí esta noche. Es necesario entender que, a diferencia de hoy, en ese entonces los militares no tenían vías legales para cambiar las cosas, ni podían manifestar. Nos quedaba solamente la rebelión. Obviamente nuestros objetivos eran totalmente diferentes de aquellos de los militares-pacotilla sumisos a las órdenes norteamericanas, a los militares-gorilas de la Escuela de las Américas. Yo fui parte de todas las fases de la conspiración, junto a mi marido, el Comandante William Fariñas. Sólo al último, por decisión de la organización, quedé a ocuparme de la logística y de nuestros hijos. En los meses precedentes, vendimos nuestra casa y nos transferimos a Caracas, porque las operaciones se desarrollaban principalmente en la base militar de la Carlota. Cuando la rebelión fracasó y mi marido fue arrestado, aquella casa sirvió de apoyo para todas las mujeres de los oficiales que, el fin de semana, iban a visitarlos en la cárcel. Mi marido permaneció en prisión dos años, pero su mente y nuestros sueños de construir una sociedad libre y justa volaron más allá de las rejas y se concretizaron con el proyecto del Comandante Chávez, que continúa hasta hoy con el Presidente Nicolás Maduro.

 

¿Cuál es su rol hoy en el proceso bolivariano?

 

Desde hace más de 10 años me dedico al voluntariado revolucionario. Divido mi militancia entre la Vicepresidencia de las mujeres del PSUV, aquella en la Dirección Nacional de la Unión Nacional de Mujeres, UNAMUJER, y aquella en el Frente Bicentenario 200 de Mujeres. Continuamos construyendo una patria libre y soberana y una sociedad socialista en la que viva también la ternura y el compartir.

 

¿Qué  piensa de la situación actual y de los intentos de golpe que se culebrea en la Fuerzas Armadas?

 

Estamos viviendo un escenario de guerra inducido, impuesto por el imperialismo que quiere saquear nuestros recursos naturales y borrar nuestra historia de mujeres y hombres libres. Ellos tienen grandes armamentos y por aliados a países guerristas acostumbrados a someter a los pueblos. Nosotros tenemos en nuestro ADN el ejemplo de nuestros libertadores, la epopeya aborigen y bolivariana, la ternura de los pueblos como fuerza transformadora de la historia. Y si prueban a aplastarnos deberá pagar muy caro.

 

Traducción Gabriela Pereira

https://www.alainet.org/de/node/191729
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