A sazón de las fiestas religiosas celebradas por el mundo católico, como por suerte de alguna inspiración epifánica pareciera que las coordenadas conspirativas de la historia vinculan a cuatro personajes aparentemente ajenos entre sí: Benedicto XVI, Pedro Pablo Kuczynski, Papa Francisco y el Presidente peruano Martín Alberto Vizcarra Cornejo.

Como es de general conocimiento Benedicto XVI renunció al trono papal después de 600 años fecha de la última voluntaria ausencia pontificia por Clemente VIII (1429). Una serie de teorías han sido tejidas en torno a tan inusual decisión. En palabras de Benedicto XVI su renuncia se debió a su deteriorado estado de salud: “Tras haber examinado repetidamente mi conciencia ante Dios, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, dada mi avanzada edad, ya no se corresponden con las de un adecuado ejercicio del ministerio petrino […] Por esta razón, y muy consciente de la gravedad de este acto, con plena libertad declaro que renunció al ministerio de Obispo de Roma …”[1]

Lo cierto es que detrás de la formal renuncia se filtraron otras razones. Escándalos de toda índole bañan de cuerpo entero la historia de la cúpula de la Iglesia Católica: Financiero, político y sexual son solo algunos de los principales menesteres que han mantenido distraídos a más de un laico y prelado en torno al trono petrino. Una de las versiones más solidas sobre la renuncia de Benedicto XVI fue la infiltración de cartas personales del ex Papa las cuales fueron sustraídas y divulgadas – en el programa televisivo Gli Intocabilli - por el que otrora fue su brazo derecho, el mayordomo Paolo Gabriele denominado – por tal osadía – como “el cuervo” del Pontífice. Aquel demoledor acontecimiento fue conocido como el “Escándalo Vatileaks”.

Fue el periodista Gianluigi Nuzzi quien a través del libro: Su Santidad: Los papeles secretos de Benedicto XVI (Sua Santità. Le carte segrete di Benedetto XVI, 2012). Oscura situación financiera papal, sobornos en búsqueda de audiencia, chantajes de obispos homosexuales, encubrimiento sobre casos de pedofilia, redes de corrupción no ventiladas, cohecho y lavado de dinero, fueron parte de los comentarios  (“corruptelas y privilegios”) realizadas por el ex secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano, el arzobispo Carlo María Viganó quien a su vez solicitaba al x Sumo Pontífice no ser trasferido de su puesto de trabajo debido a escándalos en los cuales se encontraba involucrado. 

El destape del secreto a voces sobre la institucionalizada corrupción del Vaticano obligó la renuncia de Benedicto XVI. Su forzada disculpa, donde plantea su supuesta deteriorada salud, no fue suficiente para convencernos de su salida. La fuga de creyentes y el completo desmoronamiento de una de las más poderosas instituciones político-religiosas del mundo estuvieron en juego y aquello no se lo podían permitir. Por más que Benedicto XVI negará cualquier tipo de “presión” para su demisión, pareciera ser que el único camino viable – ante la evidente hecatombe – fue sustituirlo por un prelado que en forma y contenido maquillará la tan deteriorada imagen institucional. Y, así fue. Apareció el Papa Francisco.

Por otro lado, el caso del caído en desgracia ex presidente del Perú Pedro Pablo Kuczynski (PPK) nos brinda más de un código de sospecha para asociar en similitud ambos inusuales eventos.

La oscura historia de PPK es de larga data. El conocido lobista ocupó cargos políticos-empresariales desde mediados de los años ‘60 donde – según una serie de evidencias documentadas -  abusando de su estratégico cargo en el Banco Central de Reserva confabuló a favor de la otrora “dueña” del petróleo peruano (La Brea y Pariñas, Talara): International Petroleum Company (IPC, EEUU) y su receptora de utilidades la Standard Oil (EEUU). PPK actuó de principio a fin como un leal testaferro de corporaciones norteamericanas dedicadas a la especulación de hidrocarburos y minerales a nivel global.  Cualquier similitud entre Standard Oil y Westfield Capital, no es casualidad. Son formatos de saqueo paridos del mismo vientre.

De allí a la fecha, el lobista PPK ha sido “premiado” por altas entidades financieras internacionales como el Banco Mundial y consorcios mineros como Halco Mining los cuales le otorgaron “licencia” para comercializar (saquear) recursos naturales de diversos países a favor personal y de abultadas cajas de poderosas corporaciones. Lo hizo entregando la explotación del Gas del Lote 56 al Consorcio Camisea a favor de la empresa Hunt Oil Company (con el cual tuvo vínculos empresariales).  

Tal cual, y con escandalosa exactitud, lo realizado por PPK a favor de la IPC lo repitió cincuenta años después con el mismo formato entreguista y desestabilizador de la soberanía nacional.

Aunque les parezca absurdísimo, PPK con el mismo bolígrafo que firmó su indignante renuncia (21/03/18), firmó el Decreto Supremo N^o 006-2018-EM el cual entrega la plena explotación de cinco lotes petroleros 64, 65, 66, 67 y 68 en favor de la compañía irlandesa Tullow Perú Limited acordando recibir en perjuicio del Perú 5% por concepto de regalías rebajando el 15% considerado anteriormente. [2]

No obstante evidencias de crímenes en contra del erario nacional, al lobista PPK no le tembló la mano para realizar una nueva entrega de los recursos naturales en perfecto e impecable comportamiento el cual podría ser considerado como traición a la patria.[3]

El pedido de vacancia del cargo de Presidente de la Republica del Perú por “incapacidad moral” no procedió por más evidencias de corrupción realizadas por PPK a favor personal y de la compañía Odebrecht. Su renuncia se vio forzada debido a los llamados “Kenyivideos”, una suerte de “videosleaks”. Documentación de espionaje realizada por la mayoría parlamentaria del partido Fuerza Popular liderado por Keiko Fujimori. En tales grabaciones se pone en evidencia la compra de votos de parte de testaferros (ministros y congresistas) de PPK a favor de la no vacancia, llegando a actos fratricidas donde no hay ideología en disputa sino la perpetua entronización.  

Parafraseando el dicho popular, el orden financiero internacional perdona el pecado pero no el escándalo. En ambos casos, Benedicto XVI y PPK, fueron la expresión refinada (académico-tecnocrática) de dos sofisticadas expresiones del orden político-financiero mundial. Ambos casos representaron el último intento de consolidar la perpetuidad de grupos de poder desde la sofisticación del control global a través de la máxima expresión de la racionalidad científico-especulativa.

El académico, Benedicto XVI representando la antítesis de Vaticano II y la expresión en grado sumo de aquello que fue el último eslabón (ensayo) ultraconservador de la Iglesia Católica, Juan Pablo II, cumplió las exigencias de lo encomendado hasta que escapó a su control su misión encubridora. El otrora Cardenal Joseph Ratzinger, elegido por Juan Pablo II (1981) como presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), dio muestras de lealtad al statu quo. Su inquisitoria investidura se vio galardonada (Bono de éxito!) después de condenar al silencio al padre franciscano Leonardo Boff como consecuencia de su práctica de fe puesta en escena desde la comunidades empobrecidas y su materialización en su obra: Iglesia, Carisma y Poder.[4]

El ex Papa inquisidor (Benedicto XVI) obtuvo las máximas condecoraciones. Había superado con creces a su antecesor Juan Pablo II y todo esto a pesar de su conocido doble rasero moral, como el mencionado por la New York Time quien hizo evidente el encubrimiento de Ratzinger al sacerdote Lawrence Murphy, sospechoso de haber abusado de unos 200 niños sordos.[5]

No obstante, su cómplice y censurable proceder, el orden eclesiástico mundial lo eligió como ficha clave para confrontar la línea racional de la teología de la liberación defensora de un nuevo orden eclesiástico. Orden antagónico –ética y moralmente-- a la hegemonía de la elite eclesiástica contraria a las bases originarias de las comunidades cristianas.

De no haber salido a la luz las cartas de Benedicto XVI donde evidenciaba las redes de corrupción, al interior de las altas cúpulas de la Iglesia Católica, ténganlo por seguro que el Papa Francisco estuviese jugando fulbito en cualquier parroquia de Argentina menos en el Vaticano.

El escándalo puesto en vitrina –por Benedicto XVI-- no le fue perdonado! La perpetuidad del statu quo debía ser defendido y blindado a como dé lugar incluso moviendo sus fichas al ala progresista de la iglesia (Francisco) quien oxigenaría el peligroso enrarecimiento institucional y la gran presión debido a la insatisfacción y rechazo de la iglesia a nivel global considerado uno de los principales y muy útiles instrumentos pro sistema.

En el caso peruano, PPK obtuvo una serie de galardones que lo colocaron en ventaja en relación al grupo Fujimori, todo esto en las últimas elecciones. Su presencia en el Perú al más fino estilo de agentes de inteligencia financiera fue premiada con la Presidencia de la Republica –anteriormente premiado como Gerente General del Banco Central de Reserva y Ministro de Economía-- rematando recursos naturales, privatizando lo que quede por privatizar, consolidando el programa de militarización extranjera del suelo patrio y cimentando la perpetuidad de la Iglesia Católica. Su borrachera de poder y total torpeza estropeó el hegemónico plan con miras al 2021.

El orden financiero global perdonó, y premió, como a Benedicto XVI, los pecados de PPK. Uno fue galardonando como Papa, el otro como Presidente. Pero no les perdonaron el escándalo. Ambas infiltraciones de información colocaban en seria situación la continuidad del sistema. Ambos fueron removidos cuidando en extremo de no poner en peligro las bases del Establishment al cual ineficazmente representaron.

Y, en ambas situaciones los sustitutos fueron cuidadosa y sesudamente seleccionados. Ambos (Papa Francisco y el Presidente del Perú Martín Vizcarra) sustentan perfiles similares, todos ellos opuestos a la altiva opulencia de sus antecesores. La modestia y humildad es el primer signo exteriorizado a todas voces. La mass media global hace del perfil de la humildad el estandarte de presentación de ambos líderes. El Papa Francisco renunció a los lujos de su antecesor, amplió y transformó su discurso acercándolo al ala progresista (eco-social) aproximando a feligreses que estaban con un pie fuera de la iglesia, y parece estar dando resultados.

Imagínense la maestría del giro de timón. El gran amigo de PPK, el Cardenal Juan Luis Cipriani elogió la “Humildad y sencillez” del nuevo presidente peruano y pidió que “Dios ayude a PPK en estos momentos difíciles”. No recuerdo, a no ser que me falle la memoria, ver a un Jesús el galileo alagando humildades y sencilleces de representantes del statu quo o pidiendo a Dios que ayude criminales de la fe y confianza del pueblo. “Jesús […] dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalos a los pobres y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme” (Mateo 19:21).

PPK y el “Grupo de Lima” hablaron pestes de la Republica Bolivariana de Venezuela, Martin Vizcarra guarda silencio sobre la visita del presidente Nicolás Maduro Moros. Por otro lado, Benedicto XVI jamás se permitiría abrir las puertas de la iglesia a los sacerdotes casados, el Papa Francisco abre el diálogo hacia la ordenación de los sacerdotes casados, etc. Estas son las licencias que se permite el orden financiero o eclesiástico global. Son aquellos “pecados blancos”, “mentiras piadosas” que Mammon redime sin poner en peligro la sacralidad del Establishment y perpetuidad del Orden todo poderoso. Algo así como la mass media ultraconservadora permite que de cuando en cuando la línea progresista figure por algunos minutos, todos felices y contentos!

Si Vizcarra cumple las tareas al pie de la letra será premiado así como lo fue PPK por el Banco Mundial o como fue premiado el Cardenal Juan Luis Cipriani al ser elegido --por el Papa Francisco– como uno de los asesores del "Ministerio de Economía" del Vaticano.[6] No olvidemos que Vizcarra ya fue premiado con la embajada de Canadá. Si no cumple la “receta”, con mayor eficacia que su antecesor, no duden que asistiremos a su posible vacancia por “incapacidad moral” por sus arrugas con el aeropuerto de Chincheros.

Benedicto XVI y PPK fueron destronados por el escándalo de la soberbia, lo que fue igual a desestabilización y crisis del sistema. Francisco y Vizcarra fueron entronizados por la humildad y sencillez de sus perfiles, lo que es igual a sofisticación (progresista) y consolidación del orden vigente. Coincidencias como estas seguirán alimentado nuestras sospechas sobre la veracidad de los hilos que mueven los títeres.

29/03/18