A falta de pruebas, balas
- Opinión
Las farsas jurídicas como instrumentos de persecución política del más grande líder político de Brasil solo podrían desembocar en disparos, en balas. Tiros en contra de los ómnibus de las Caravanas de Lula, ahora tiros en contra del acampamento de solidaridad con Lula, en Curitiba. Él que no tiene argumentos apela a la violencia.
En la madrugada del viernes al sábado, a eso de las 4 horas, después de circular con varios coches desde dos horas antes, grupos de derecha dispararon hacia el acampamento donde duermen quienes hacen plantón frente a la Policía Federal. Veinte disparos hicieron que dos personas fueron heridas, una de ellas de forma grave con una bala en el cuello, ambas hospitalizadas.
Las farsas jurídicas como instrumentos de persecución política del más grande líder político de Brasil, solo podrían desembocar realmente en tiros. Tiros en contra de los buses de la Caravana de Lula al Sur, cuando nos acercábamos de nuestra meta final, ahora tiros en contra del campamento Lula Libre. El que no tiene argumentos, apela siempre a la violencia.
Las balas y las farsas son siempre los argumentos de la derecha. Las farsas se valen del arsenal de mentiras vehiculadas por los medios, convertidos en instrumentos de destrucción de la democracia, de los derechos sociales y de la soberanía de Brasil. Así como se valen de jueces convertidos en instrumentos de liquidación del patrimonio nacional y del más grande liderazgo que Brasil posee.
Las balas operan, directamente cuando la derecha se ve sin argumentos, aislada frente a los argumentos incuestionables que desmienten sus farsas y cuando se queda sin apoyo popular, mientras el pueblo toma conciencia y se moviliza, masivamente, a favor de Lula. Ocurrió algo así en las Caravanas, se da así en el campamento de Curitiba.
La derecha brasileña, desesperada, pasa ahora de la violencia de las palabras, de las ofensas de las mentiras, a la violencia de hecho, último instrumento del que no tiene razón. Han tomado preso a Lula, sin ningún fundamento, ahora asedian a quien se solidariza con él en Curitiba. Pero, como ha escrito un periodista, tendrían que tomar preso no solo a Lula, sino también a sus millones de electores. Como no tienen más pueblo para movilizar, movilizan su arsenal. A quien no tiene pueblo, no tiene razón, le queda la violencia.
El que no está en minoría y no tiene argumentos, intenta desviar los enfrentamientos hacia el plano de la violencia, argumento de los que no tienen argumentos. Fue así en Brasil en 1964. Si tuvieran argumentos para instaurar su régimen, la derecha no tendría por qué apelar a las FFAA y para destruir violentamente a la democracia en Brasil.
Cuando se vio superada por las huelgas obreras durante la dictadura, utilizó la violencia para tomar preso a Lula, creyendo que con ello quitaba el liderazgo del movimiento y lo asfixiaría. Tuvo el efecto contrario.
Ahora quieren diseminar el temor, con violencia, con declaraciones de amenaza de militares, con editoriales pidiendo un nuevo golpe. La democracia asfixia a la derecha. Han puesto en práctica su proyecto y están destruyendo a Brasil, liquidando su potencial económico, aniquilando los derechos del pueblo, rebajando totalmente la imagen del país en el mundo. No tienen candidato, ya no tienen programa, entonces apelan a la violencia y a las amenazas.
Es eso lo que la derecha tiene para ofrecer a Brasil. Todo su esfuerzo para dar el golpe fue para hacer eso que están haciendo. Iban a combatir a la corrupción, pero han instalado el gobierno más corrupto de la historia del país, mientras forjan documentos para condenar a quien no logran probar ningún tipo de irregularidad en su vida pública.
Iban a arreglar la economía, recuperar su credibilidad, así como pasar las finanzas públicas a limpio, pero han tirado al país en la peor recesión de su historia, sin ninguna credibilidad, a punto de que no logran siquiera controlar al dólar, mientras en endeudamiento público baten records.
Como siempre, la derecha promete algo y hace su contrario. Iban a pacificar al país, pero difunden diariamente el odio, ahora pasan a apelar a las balas.
Porque el que puede reunificar y pacificar al país es Lula y solo él. Tomarlo preso es tomar presa la única posibilidad de restablecimiento de la convivencia pacífica entre todos. Tomarlo preso es tomar presa la única posibilidad que Brasil tiene de volver a ser un país unificado alrededor de objetivos comunes.
Lula Libre es, además de una medida justa, la vía de restablecimiento de la paz y del crecimiento económico con políticas sociales, del reconocimiento de los derechos de todos y de la dignidad de todos, del retorno del orgullo de ser brasileños, sin persecuciones ni balas, pero con argumentos y con justicia.
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