El poderosísimo Consejo Mexicano de Negocios se reunió sin testigos incómodos, como son algunos de los enviados de medios de comunicación, mismos que con frecuencia juegan el papel de parte. Conversaron o deliberaron, no lo sabemos, con Andrés Manuel López Obrador, el candidato puntero en todas las encuestas, hecho sin precedente.

Todo indica que podría quedar atrás la polémica entre Sergio Argüelles González (FINSA), José Ramón Elizondo (Grupo Vasconia), José Fernández Carbajal (Grupo FEMSA), Claudio X. González Laporte (Kimberly Clark de México), Héctor Hernández Pons Torres (Grupo Herdez), Germán Larrea Mota Velasco (Grupo México), Ernesto Torres Cantú (Citibanamex), Alberto Baillères (Grupo BAL), Alejandro Ramírez (Cinépolis), Eduardo Tricio (Grupo Lala) y algunos accionistas de Coppel, con el candidato que tiene mayor intención de voto que sus tres adversarios juntos. El “estratega” de Ricardo Anaya, Jorge Germán Castañeda jura en su sano juicio que todavía es “difícil, pero factible vencer a AMLO”. En tanto que Juan Ignacio Zavala, “estratega” de su hermana Margarita, quien declinó a la candidatura por presiones de Alberto Baillères, asegura que “esto ya se jodió”.

Lo cierto es que ni los 50 dueños de México están en condiciones de imponer sus intereses por sobre los de la nación, pero tampoco AMLO en Palacio Nacional de impedirles que las utilidades derivadas de cuantiosas inversiones y de los no tan numerosos trabajadores, rindan las más altas utilidades. El capital no tiene patria y se desplaza adonde mejor le va.

Pero eso no significa que se les permita la práctica sistémica de la evasión y la elusión fiscales al amparo de legislaciones hechas a modo y abogados de élite que las conocen como la palma de su mano, para beneficio de sus clientes.

Después del encuentro en el Club de Empresarios Bosques, AMLO aseguró que de ganar la Presidencia trabajará con el sector privado en la generación de empleo e impulsar el desarrollo, que la reunión fue “buena” y acordaron que habrá un acuerdo de cooperación entre los sectores privado y público.

Imposible de otra manera en el México de los poderes fácticos, poderío que no implica que el gobierno no trabaje para beneficio de las mayorías, de los que menos tienen, incluidas la micro, pequeña y mediana empresas que generan el 93% de los puestos de trabajo.

El tabasqueño de Macuspana no lo eludió porque es básico y sobre todo cuando las tendencias indican que contará con el respaldo ciudadano necesario para materializarlo: “Se va poner por delante el interés nacional. Eso es lo que puedo decirles como una conclusión”. Hubo un compromiso para sacar adelante a México.

Cuando un presidente coloca por delante el interés nacional por sobre lo que AMLO denominó en los micrófonos de Televisa “minoría rapaz” (3-V-18), descripción que escandaliza a empleados de Olegario Vázquez Raña, como Ciro Gómez, será normal el desacuerdo entre los hombres y mujeres del gran capital y el gobierno. En los puntos donde mantienen diferencias, Obrador estimó que es normal porque, “en una democracia existe diversidad y pluralidad de pensamiento”.

Para ello se inventó la política, para buscar acuerdos por la vía del diálogo y le negociación, no por el camino de la demonización, como la campaña de algunos de los del CMN, poniendo en juego el corporativismo patronal con las cámaras desglosadas por municipios para llenar planas y embaucar bobos o a quienes sólo aparentan serlo desde el oligopolio mediático. Lo hicieron facciosamente y fracasaron, pues fortalecieron la intensión de voto por AMLO.

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