Mantener el corazón caliente y la cabeza fría es una recomendación frecuente para los protagonistas de momentos significativos en la vida política nacional y en otras latitudes. La leí y escuché de Santiago Carrillo sugerida a los comunistas, demócratas y socialistas españoles en los años 70, cuando obtenían éxitos en desmontar la criminal dictadura de Francisco Franco. En México, Ricardo Anaya, Jorge Germán Castañeda y Rubén Aguilar, entre otros, pujan por demostrar que obtendrán el triunfo electoral invirtiendo la recomendación.

Allá ellos, pero si persisten evidenciarán ante la opinión pública, pero también la publicada, incluida las redes sociales que los impugnan y agravian mucho, que un creciente nerviosismo se apodera del mando de la campaña de Anaya Cortés.

Comprendo que después del encuentro realizado en la Universidad Iberoamericana, el exitoso empresario de Querétaro y el destacado escritor estén más que oxigenados con la recepción lograda, pero de la que ocultan las preguntas formuladas por estudiantes y Jorge Ramos sobre el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, los vínculos con el PRIAN y el apoyo decidido que brindó Anaya a las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto, el presidente que hace seis años se escondió en los baños de la Ibero para eludir una airada impugnación juvenil.

El éxito en la Iberoamericana no da para que “Ricky, riquín, canallín” se envalentone y emplace a Andrés Manuel López Obrador –autor del sobrenombre–, y José Antonio Meade a que “no le saquen, no puede ser presidente quien tiene miedo a dialogar con los jóvenes”. Y menos después del espléndido encuentro de AMLO en el Tecnológico de Monterrey, campus regio.

Anaya y Castañeda tienen como consigna de campaña que Obrador ya pactó con “con la mafia que crítica” y “abandonó su lucha como opositor al régimen”. La idea es del famoso doctor y la presentó el primero en Los Mochis, Sinaloa, en un centro de convenciones, porque le tienen miedo al sol, el calor, a las plazas populares.

En campaña por conseguir el voto cuando el puntero Obrador duplica la intención del voto de sus tres adversarios, casi todo se vale, incluso inventar: “Decidió pactar con el régimen y creo que eso lo va a castigar el día primero de julio. Basta ver con la gente con la que se ha rodeado (…) Elba Esther Gordillo, Napoleón Gómez Urrutia” y “perdonar a quienes ahora están en el gobierno lo cual es una muestra clara de que pactó con ellos”. Anaya y Castañeda –muy amigo de Elba Esther y quien fue su mecenas y aliada de Vicente Fox y Felipe Calderón–, hacen público demasiado tarde lo que es de conocimiento general.

Publicitan adhesiones de 50 prominentes panistas y ex, pero sólo acuden a avalarlo ante los medios una decena de firmantes. Y también lo suscriben Rubén Aguilar, Jorge Castañeda y Santiago Creel Miranda, los tres integrantes del equipo de campaña de Anaya. Y éste lo festeja así: “Han sido días muy importantes en la campaña: la visita de ayer (5 de junio) a la Universidad Iberoamericana, y ahora (día 6) muchos panistas que en algunos casos habían estado un poco alejados del partido, y otros que estaban apoyando a Margarita Zavala, se suman de lleno con mucha fuerza”.

El miedo a la inevitable derrota y la desesperación no andan en burro. Como además lo exhibe el partido de José Meade que se dispone a mostrar el 27 de junio “su fuerza” ¡en Toluca!, antes de que se materialice un retroceso sin precedente en 90 años del Revolucionario Institucional.

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