El grupo que en su nombre porta tres mentiras –Partido (negocio medio familiar) Verde Ecologista (sus pares en el mundo lo excluyeron de la internacional respectiva) de México, es un instituto tan descompuesto que el cofundador Jorge González Torres y único candidato presidencial que tuvo en 32 años de vida, se quejó con un amigo común: “Es un negocio”.

Si el padre del desacreditado Niño Verde (Jorge Emilio González Martínez) opina lo entrecomillado, resulta difícil comprender lo que hace Morena (Ricardo Monreal y Mario Delgado) al defender el primero la solicitud de Manuel Velasco para recibir licencia como senador y volver a Tuxtla Gutiérrez a ejercer como “gobernador sustituto” (¡de sí mismo!), para lo cual reformó la Constitución chiapaneca. Para ello el zacatecano presionó a sus compañeros de bancada a desdecirse de la primera votación negativa a la solicitud y dos horas más tarde Velasco Coello la obtuvo. Seis senadores “morenos” le negaron apoyo.

Casualmente el mismo día cinco diputados del Verde pasaron a formar parte del Grupo Parlamentario de Morena para que tenga mayoría absoluta, incrementada más tarde con dos legisladores del Partido del Trabajo.

El líder de Morena en la Cámara de Diputados, Delgado Carrillo, sostuvo que su bancada no buscó la adhesión de los cinco diputados del PVEM, que ese partido trae “una agenda de salud infantil” y “se acercaron conmigo con la idea de que podamos promover esos temas”. El coordinador de los verdes, Arturo Escobar, contradijo a Delgado y sostuvo que su bancada accedió porque Morena tenía “problemas para conformar la parte final del Grupo Parlamentario”.

Grotesco, como también lo es que si Morena tiene dos partidos aliados no acuda primero a ellos y que le dé tanto juego al Verde y su único gobernador, quien funge como operador del presidente electo ante los gobernadores. Falta ver la factura que cobrarán el profesional del trabajo mercenario y el PVEM que apoyó a los presidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña.

Las negociaciones entre bancadas y partidos son propios de cualquier democracia, mas sorprenden los procedimientos tradicionales característicos del Revolucionario Institucional, cuando hace una semana el presidente del Senado, Martí Batres, literalmente juró que trabajará para que el Poder Legislativo “sea un gran protagonista del cambio político en México, en un contexto de división de poderes y libertades”.

Con tan pésimo debut de los coordinadores parlamentarios del partido-movimiento que arrasó en las urnas y despierta vastas y diversas esperanzas con el ahora presidente electo (71% de aprobación a su trabajo), el miércoles 5 los legisladores fueron convocados por AMLO a “resistir las tentaciones del poder”, actuar con decoro, que no se les suba el poder, “no avasallar a la oposición para no repetir la historia de los partidos mayoritarios” y terminar con los “moches” y privilegios.

Al concluir la reunión privada, Delgado resaltó que Andrés Manuel López Obrador “nos pidió ser muy respetuosos, no avasallar, tener un debate siempre de ideas, que seamos firmes, que no se humille, que no haya desplantes. No vamos a ser como eran las mayorías antes. Vamos a escuchar y respetar a los demás”. Y Porfirio Muñoz Ledo redondeó: “No vamos a avasallar, vamos a consensuar. No necesitamos un abuso de la fuerza”.

El martes 4 no lo demostraron, pero tienen tiempo de sobra para hacerlo realidad y entre más tarden más altos serán los costos para el proyecto de la cuarta transformación de México que a la luz de tales sucesos es puesta en duda.

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