Venezuela, desde la Unión Europea una propuesta de diálogo con lengua bifurcada

19/10/2018
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Se vuelve a hablar de diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición. ¿Diálogo para qué y con quién y para ir a dónde? Cada uno lo pone según la perspectiva desde la que actúa. Sobre sobre un punto, están todos de acuerdo: las rondas anteriores no han tenido ningún efecto. La última vez, en la República Dominicana, ha sido suficiente una llamada telefónica de Donald Trump para que Julio Borges regrese al "patio trasero", y corra afuera a ladrar contra "el dictador Maduro".

 

Las derechas más extremas volvieron a la práctica más habitual: la desestabilización, y buscaron alimento para la escalada de ataques contra la Venezuela Bolivariana organizando el magnicidio en grado de frustración con los drones explosivos del 4 de agosto. Los drones, que debían haber provocado masacre, han sido neutralizados, causando heridas a pocos. Por los medios hegemónicos - a pesar de la afirmación explícita de los derechistas que, desde Miami y desde Colombia, se organizaron con el visto bueno estadounidense, a pesar de las confesiones y pruebas - continúan hablando de un "presunto" ataque.

 

Ni los Estados Unidos ni la Unión Europea parecen que han aceptado la invitación dirigida desde la ONU por Nicolás Maduro para iniciar una investigación internacional independiente sobre lo que es sin lugar a duda, un ataque terrorista. Pero sabemos lo que para los señores de la guerra la "lucha contra el terrorismo" vale sólo de un lado, siendo una parte amplia e integral de la opresión de clase: alimentar el negocio del control, sirve para justificar la agresión a los pueblos y el robo de sus recursos, sirve para desviar a los sectores populares de sus verdaderos enemigos, llevándolos hacia enemigos falsos. La "guerra contra el terrorismo" es, en realidad, una gigantesca guerra contra los pobres y contra los que luchan contra los privilegios y por una paz con justicia social. Por eso la báscula se inclina sólo de un lado, como le pasó a Cuba y ahora a Venezuela.

 

Este es el trasfondo fundamental a considerar para analizar esta nueva propuesta de diálogo que ahora se está relanzando por iniciativa de España y, por lo tanto, de la Unión Europea: un nuevo intento de eliminar, por otros medios, el obstáculo representado por el socialismo bolivariano en el camino liberal hacia el capitalismo, revivido hasta el agotamiento por una izquierda que, desde hace mucho tiempo ha considerado que el modelo actual de explotación es insuperable. Mogherini y su Partido Democrático han aplicado las políticas antipopulares deseadas por los grandes bancos. Y acompañaron a figuras opositoras venezolanas que, en Italia como en América del Norte, sin la actitud neocolonial utilizada contra la democracia participativa bolivariana, serían considerados terroristas. Sus objetivos no han cambiado.

 

¿Qué se puede esperar de Pedro Sánchez, quien durante el gobierno de Rajoy se mantuvo como defensor de Leopoldo López y recibió con bombos y platillos a su emisaria Lilian Tintori para denunciar "la dictadura" de Maduro? Hoy, el primer ministro español parece haber retrocedido, proponiendo el camino del diálogo y no el de las sanciones que todavía la Unión Europea ha aceptado.

 

Un alto funcionario de la Casa Blanca, bajo la restricción del anonimato, le dijo a la agencia Efe que EEUU aumentará la presión sobre el gobierno cubano por su apoyo a Maduro: "Es un hecho, no un mito", dijo que “el gobierno de Nicolás Maduro permanece en el poder especialmente por la ayuda militar y de inteligencia del gobierno cubano". Y el ex embajador de Estados Unidos en Caracas, William Brownfield, dijo a la prensa que la Casa Blanca tiene la intención de acelerar el "colapso" de Venezuela, incluso si esto causará sufrimiento a la población, y que tiene la intención de trabajar para que Trump imponga sanciones a PDVSA.

 

Por supuesto, para romper el sitio, para crear contradicciones y fracturas en el campo contrario, dividir y desorientar al adversario es siempre una necesidad. Y en esto el socialismo bolivariano ha logrado hacerlo bien, tanto a nivel interno como internacional. En la ONU, Maduro apareció como un gigante contra el grotesco magnate de pelo amarillo, que hizo reír a la Asamblea. Y el homenaje reservado al presidente bolivariano confirmó la simpatía del socialismo entre los pueblos y gobiernos del sur, quienes pudieron apreciarlo como presidente de la Cumbre de los Países No Alineados (MNOAL).

 

La oposición está dividida y sin un proyecto, lista para desgarrarse y tomar el trozo más grande de la torta lanzada por el amo norteamericano y sus seguidores. ¿A quién enviará ahora para representarla? Analistas y comentaristas también están trabajando en esto. Quienes se consideren bien informados, apuestan que Europa logrará imponer una "transición" que implica la salida de Nicolás Maduro. En la guerra no convencional desatada por los poderes fuertes contra el socialismo bolivariano, el modelo sirio o nicaragüense (el que se basó en su momento en la figura de Violeta Chamorro) siempre ha sido una de las hipótesis en la mesa. A esto se dedicó al Grupo de Lima y para ello quería dedicarse el ilegitimo Tribunal Supremo "en el exilio", presidido por la ex Fiscal General Luisa Ortega.

 

Pero, como está en el destino de cada engaño, las cosas para estos personajes no están en auge y sus padrinos están empezando a cuestionar la utilidad de gastar todo ese dinero para asegurar sus espectáculos en Colombia. "Nadie habló de cambiar las sanciones a Venezuela. Hablamos sobre explorar formas de facilitar el diálogo ", dijo el ministro de Relaciones Exteriores español, Josep Borrel, después de reunirse con su homólogo venezolano, Jorge Arreaza. "Sin embargo", agregó el ministro, quien estuvo cerca de Felipe González y luego ahora de José Luis Zapatero, "España no elegirá el camino de las sanciones duras cada vez que haya un problema en América Latina".

 

Una línea que ha tenido el visto bueno de esa parte de la administración norteamericana que trata de proteger su negocio en un país rebosante de recursos como Venezuela, ante la decisión del gobierno bolivariano de eliminar el dólar como moneda para sus transacciones. Una actitud que tiene que ver con la visita a Caracas del senador estadounidense Bob Corker. El senador se llevó a casa su miserable botín: la liberación del joven nazi Lorent Saleh, que probablemente será extraditado a España.

 

El objetivo del diálogo buscado por Corker, Mogherini, Sánchez y la izquierda "liberal" es el de la colonización indirecta, de la invasión "humanitaria" a través de la gran cantidad de ONGs que han llevado a Haití al colapso, como vemos nuevamente en estas horas. El mismo modelo que, con la debida hipocresía, está adelantando en Ecuador Lenin Moreno, que regresó a cobijarse bajo el ala negra del Fondo Monetario Internacional y que, no por casualidad, ha expulsado a la embajadora de Venezuela en Quito.

 

Un modelo miope, que piensa en destruir una alternativa social y colectiva apuntando a Nicolás Maduro. Un modelo tan sordo como para no escuchar la voz del poder popular que, casi veinte años después de la victoria de Hugo Chávez, grita: "Chávez somos tod@ s", todas y todos somos Maduro, como en Cuba gritó "Yo soy Fidel". Un modelo fuertemente rechazado por representantes de 17 países que, en Bruselas, crearon la Red Europea de Solidaridad con la Revolución Bolivariana: para definir una agenda común y decir "No" a las sanciones. Por eso, la primera acción de la Red fue la protesta frente a la sede de Euroclear, que está bloqueando los fondos del pueblo venezolano para la compra de medicinas y alimentos.

 

Traducción Gabriela Pereira

 

https://www.alainet.org/de/node/196051
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