El título quiere reflejar una realidad que hiere profundamente a la comunidad chilena. Después de más de treinta años de Estado de Derecho en el país, aún no se ha logrado que se haga justicia por lo ocurrido durante la dictadura Pinochet.

La actitud asumida por Carabineros frente al asesinato de Camilo Catrillanca, pone al tema en cartelera.

¿Alguna vez la comunidad chilena ha exigido que sus Fuerzas Armadas, se Orden y Seguridad Pública reconozcan su pasado crimininal?

Me parece interesante recordar.

En septiembre del año pasado escribí un artículo sobre los familiares de represores y asesinos argentinos organizados para que no se olviden esos crímenes. La agrupación se llama “Historias desobedientes” y está formada por hijos y familiares de los genocidas condenados, y  familiares que luchan por la memoria, la paz y la justicia. Se inició con un grupo de muchachas, hijas de reconocidos genocidas civiles y militares. Una de ellas editaba un sitio en Facebook con ese nombre y a poco andar se sumaron varias más. Eso es la memoria viva que permite alcanzar el camino a la justicia.

En es momento llamé a imitar en Chile esa iniciativa y me ofrecí para ser parte de ella, indicando que tenía familiares, “Uno, un General acusado de asesinatos, no sé aún el resultado de la investigación y otro, hermano del anterior, que es Comandante en Jefe del Ejército -en ese entonces-, se niega a retirar el retrato del condenado y ya fallecido Manuel Contreras”. Entonces indicaba, “Me he preguntado muchas veces qué diría nuestro tío común, que fuera Cardenal Arzobispo de Santiago y que como Secretario General del Episcopado chileno, junto al Cardenal Silva, condenaron desde el primer día a la dictadura”.

Meses después Cooperativa.cl me pidió que escribiera sobre la “Operación Huracán” en la que Carabineros había fabricado “pruebas” para inculpar a líderes mapuches en atentados terroristas. En él indiqué que “Sí, la Operación Huracán da motivos para que llegue la hora de la verdad, de esa verdad que estamos ocultando, disimulando y muchas veces metiendo bajo la alfombra, fundamentalmente porque aún tenemos miedo. Miedo de la fuerza y de los métodos de las FF. AA y del Orden y de su pasado reciente”.

Antonio Machado escribió y Joan Manuel Serrat lo cantó

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Hoy más que nunca se hace necesario que el pueblo chileno tome conciencia de la necesidad de asumir su papel de pueblo libre y justo. Debe dejar claramente “impresas” sus huellas en el camino porque ese andar hará el camino a la dignidad y la liberación.

Es verdad que las investigaciones puntuales en el caso de Camilo Catrillanca son necesarias e importantes, pero el verdadero camino quedara abierto cuando logremos que los altos mandos de nuestras fuerzas militares y de orden y seguridad pública reconozcan sus crímenes pasados y pidan perdón por ellos, como hiciera el Jefe del Estado Mayor del Ejército argentino, Teniente General Martín Balza.

La hora de la verdad nos dice que las FF.AA. y del Orden deben reconocer sus crímenes e incorporarse a la vida civil del país en un Estado de Derecho que también es válido para ellos.