En plena campaña por la candidatura para un segundo mandato en la Casa Blanca, Trump enarboló un viejo discurso que hace más de un cuarto de siglo proclamó el fin de la historia y las exequias del socialismo real o estatista, por supuesto que no el socialdemócrata porque sus representantes son aliados hasta subordinarse geopolíticamente al imperio más agresivo en la historia de la humanidad.

Pues resulta que la proclamación de George Bush padre fue falsa de toda falsedad, propagandística si nos atenemos a los hechos del presente y el anuncio realizado por Donald John, del mismo partido que aquél pero aún más reaccionario, porque en la Universidad Internacional de Florida, en Miami, ante un público mayoritario de venezolanos antichavistas y cubanos anticastristas, apremió el lunes 18 a los altos mandos militares venezolanos a traicionar al presidente Nicolás Maduro, para acabar con el régimen chavista y pavimentar el cambio deseado por él en Cuba y el fin del socialismo fuera y dentro de su país; discurso dedicado más que nada a captar el voto latino conservador en Florida para su relección.

En la víspera del 30 aniversario de la caída del muro de Berlín, el magnate inmobiliario que usa la Casa Blanca para que sus familiares hagan negocios privados, les corrigió la plana ideológica y propagandística a sus antecesores al jurar: “La hora del ocaso del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio. Los días del socialismo y comunismo están contados, no sólo en Venezuela, sino en Nicaragua y Cuba también. Estamos aquí para proclamar que un nuevo día está llegando a América Latina. En Venezuela y por todo el hemisferio occidental, el socialismo se está muriendo y la libertad, la prosperidad y la democracia están renaciendo”. Es notable la omisión de Bolivia y otros países que forman la Alianza Bolivariana para los Nuestros Pueblos de América.

Omisiones que ponen en relieve que la pieza oratoria sólo busca el respaldo electoral de los antichavistas y anticastristas para los que usó un lenguaje corporal sin correspondencia con los beligerantes verbos empleados en contra de la República Bolivariana de Venezuela.

Y no es para menos, pues el jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Eliot Engel, le marcó un alto desde el Capitolio: “Me preocupan los comentarios del presidente insinuando que la intervención militar sigue siendo una opción. Quiero dejar en claro a nuestros testigos y a cualquier otra persona que esté observando: La intervención militar de Estados Unidos no es una opción”. ¿Así o más claro?

En tanto que los aliados de la Unión Europea se deslindan de los juegos guerreristas al postular en la voz de la jefa de la diplomacia Federica Mogherini: “Excluimos de manera categórica cualquier apoyo de la UE a una escalada militar en Venezuela”.

La combinación de Trump de la defensa de su propio gobierno ante múltiples investigaciones por corrupción, obstrucción de la justicia y presunta colusión con un gobierno extranjero; con su campaña releccionista y la operación de cambio de régimen en Venezuela con la imposición de su encargado Juan Guaydó, quien participó en el mitin de Florida por medio de un video, así como la intensificación de la histeria del ataque a todos los que lo cuestionan es un gravísimo error de cálculo de Trump y sus asesores. Fracasará en su “ayuda humanitaria” del viernes 22. Tan simple como retirar el embargo a Venezuela si realmente le interesara entregar la “ayuda” de la que no participan la Organización de las Naciones Unidas ni la Cruz Roja Internacional.

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