En el futuro, ¿querrán beber agua?

02/04/2019
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En algunas escuelas del Prepirineo de Huesca, las niñas y los niños tienen una prohibición. Prohibido beber agua de la fuente del patio. En muchas de las fuentes de la comarca de Osona, como la Font de Cassanell, en Taradell; la Font de Gallisans, en Santa Cecília de Voltregà y la Font Salada, en Gurb, también brota agua altamente contaminada. La contaminación de todas ellas es por un exceso de nitratos que, por ejemplo, puede causar metahemoglobinemia o síndrome de bebé azul que en recién nacidos y mujeres embarazadas provoca falta de oxígeno en sangre.

 

Y esta contaminación no deja de crecer. Si en el 2013 en Catalunya el 34% de los acuíferos que abastecen de agua a la población superaban el límite de nitratos permitido por la Organización Mundial de la Salud (50 miligramos por mililitro), en el 2016 ya habíamos alcanzado hasta el 41% de los acuíferos. Los niveles de las fuentes de Osona señaladas anteriormente, como ya fue denunciado el pasado 20 de marzo por el Grup de Defensa del Ter, se sitúan por encima de 350 miligramos, llegando incluso a los 456 miligramos, casi diez veces más de las pautas establecidas por la OMS.

 

Mientras tanto, unas 30.000 personas mueren al año en Europa por infecciones bacterianas que hasta ahora tenían un tratamiento seguro y sencillo, el uso de antibióticos, pero que actualmente no se pueden combatir porque se han hecho resistentes a dichos medicamentos. De nuevo la OMS advierte de que en pocas décadas, en el ámbito mundial, morirán anualmente unos diez millones de personas por esta causa.

 

Una de las causas principales de ambos problemas, contaminación del agua y aparición de superbacterias es la misma, el crecimiento incesante de la producción intensiva de cerdos en macrogranjas para su cría industrial. Tantísimos cerdos que vamos engordando hacen imposible una gestión adecuada de sus purines que, como hemos visto, acaban infectando los acuíferos que abastecen de agua a la población. Resolver el problema de engordarlos en granjas donde los animales están apelotonados, con incorporación de antibióticos, “a veces de forma rutinaria, en los piensos, incluso cuando los animales ya están sanos, para tratar de evitar infecciones y que los animales engorden más rápido”, contribuye, como incide un informe de la OMS de noviembre del año pasado “a la propagación de la resistencia antimicrobiana, ya que los patógenos resistentes pasan al medioambiente a través de los desechos animales y la escorrentía de la explotación”.

 

Ante los problemas sanitarios mencionados, todo lo que se hace es revisar normativas para una mejor gestión de los purines o del uso de los antibióticos. Y resulta imposible de entender. Son tantísimas las repercusiones de esta políticas de favorecer la expansión de la cría industria de cerdos -desaparición de las pequeñas granjas con modelos sostenibles, importación masiva de soja de otros continentes, producción de gases responsables del cambio climático, etcétera- que hay que preguntarse: ¿Para cuándo poner un límite a la aparición de más y más y más macrogranjas de cerdos?

 

Para que no se prohíba beber de las fuentes hay que prohibir esta ‘cerdoexpansión’.

 

- Gustavo Duch Guillot es autor de Alimentos bajo sospecha y coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas.

http://gustavoduch.wordpress.com/

Publicado en el Periódico de Catalunya, 30 de marzo de 2019

 

https://www.alainet.org/de/node/199090?language=en

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