Coronavirus sobre dimensionado

27/03/2020
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Los nombres son ficticios pero los hechos reales. Cata y Sara han dado positivo de Covid 19. Ambas viven en Estados Unidos. Ambas fueron enviadas a sus casas para cuidarse como suele ocurrir con los síntomas de cualquier gripe. Ambas siguieron en sus confinamientos de sus propias casas llevando sus vidas normales: cada una comparte con sus familias sin que ello dé lugar a aspavientos o escandalizaciones desmedidas o desproporcionadas por temores de contagio y mucho menos de entrar en pánico como si se fuera a acabar el mundo. No son vistas por vecinos y familiares ni con recelos ni con peligrosidad de contagio como si tuvieran la peor epidemia mortífera de contagio. La reacción es justa en la medida de las proporciones. Nada de eso escandaloso de estar en una cama UCI ni cubiertas con máscaras ni resguardadas en cuartos especiales. Nada de eso. Se comportan igual a otras virosisis pescadas en otros momentos de sus vidas.

 

Pero lo curioso y general que está aconteciendo en el mundo es todo lo contrario a tomarse con calma este episodio normal del curso de la vida. Por el contrario, los gobiernos propagan medidas de confinamiento acompañadas de buenas dosis de pánico e histeria colectiva. El miedo habilita las mejores técnicas de control social, todo el mundo espantado por la muerte que puede entrar por sus narices, por un simple beso, contacto de mano o simplemente estar juntos en donde tu vecino es tu peor enemigo.

 

Pienso en una expresión que refleja la vitalidad de la vida, esta expresión es que tanto la inmovilidad como el aislamiento matan. Un paciente varios días en cama, sin poderse mover termina con la piel pelada, con llagas, no importa que tanto se le ayude a cambiar de posición, la verdad es que esa inmovilidad termina por tullirlo al punto de no ponerse de pie, no poderse valer por sí mismo. Otro tanto ocurre con el aislamiento, pensemos en extremo, el presidiario con aislamiento total, al que tan sólo se le permite tomar una hora de sol uno o dos días en la semana. Esta persona pierde sus habilidades sociales y el deterioro cerebral que apagan la llama de la vida.

 

Pero no sólo el aspecto de quietud y aislamiento social matan, también lo hace el aislamiento económico, frenar la circulación, los flujos de la vida material compromete la existencia misma. Lo económico, la subsistencia se ve comprometida con el solo confinamiento. Acá recuerdo un ejemplo al que se recurre con frecuencia para señalar la relación que existe entre una medida normativa y sus disposiciones complementarias que permiten su realización, su materialización. El ejemplo es que un gobierno decreta la prohibición de que cualquier persona viva bajo los puentes porque ello no es adecuado en un Estado Social de Derechos en el cual se presume todo ciudadano tiene sus mínimos derechos garantizados. Pero la norma es estúpida si no hay garantía de techo con casa digna para sus habitantes. Por ejemplo, las medidas tomadas no han tenido en cuenta que si la gente no produce no tiene con qué mercar ni mucho menos con que pagarse los servicios de acueducto y electricidad. En las calles, en los barrios ya empieza a verse la gente pasando hambre y desconectados de los servicios públicos. O los que viven de la informalidad o del rebusque, están siendo desalojados de sus viviendas o inquilinatos. Y que tal ésta: hacer filas en los supermercados para abastecerse. Se entenderá porqué México ha sido prudente con sus medidas.

 

Acá queremos señalar un contrasentido en la lógica capitalista, si tienen riquezas más que suficientes ¿por qué no deciden apoyar en investigación médica que ya está probando vacunas contra el Coronado 19? Cuba y China han mostrado evidencias en tal sentido, así como experiencias o metodologías que hacen innecesario el confinamiento de toda la población. Por supuesto que hay que superar los negocios feroces por las patentes de laboratorio y por los premios nobeles. Qué laboratorio, qué grupo de investigación hace más cabildeo, quien tiene mejores relaciones con los grupos de Poder, entonces ésa será la vanidad premiada.

 

Estado fallido

 

Queremos echar mano de los imposibles Estatales, piden mucho y poco o nada dan, exigen comportamientos a la población sin habérselo ganado. Aquí encuentro explicable las indisciplinas sociales ante el confinamiento, bien sea por la irreverencia misma hacia los gobiernos o bien sea porque los motiva el derecho de vida, no dejarse morir de hambre y entonces salen al rebusque en la calle.

 

A Colombia le calza bien las expresiones de Estado Fallido o Nación insuficiente en tanto no fue capaz de consolidarse en todo el territorio nacional y más bien siguió siendo un país feudal, cada Gamonal mandaba en su terruño, los pensamientos feudales son bien arraigados en las élites regionales a costa de la servidumbre miserables de las gentes.

 

La vida en constante evolución

 

Cosa tan común la muerte, que nadie se asuste con ella. La muerte esa cosa tan de diario, que tanto pavor genera, que nadie se asuste con cosa tan de diario. El trasfondo del Coronavirus es que cada quien lo siente como amenaza real de muerte, la siente real y cercana, sin distingo de sexos, razas, cultura, ricos y pobres, todos ellos se sientes cercados por igual. Pese a que sus estadísticas de mortandad son mínimas y afecta en especial a los ancianos. Esto explica porque son posibles medidas extremas, tan aceptadas sin cuestionamiento que interceptan la necesaria movilidad y socialización humanas, no importa que sea el propio aislamiento y la propia inmovilidad que nos terminen matando.

 

Somos polvo cósmico, somos un soplo biológico, somos vida, somos cúmulo de Miles de millones de bacterias, que alguna de ellas, que algún virus tome su propio rumbo anárquico, nos pone en ese estado cero de la evolución y devenir constante a la que todos los seres de este planeta estamos sometidos. Que nadie se asuste con los cambios que nos sacuden, evolución o mutación hacen parte de esos aleteos bacteriales o virales que estremecen al otro lado del Atlántico. Nos alimentamos con la muerte, la muerte alimenta la vida, en descomposición damos vida a otros seres, la vida se pasea de cuerpo en cuerpo. Que el remedio estatal no resulte peor que la enfermedad.

 

No temamos los cambios, no desconfiemos de la sabiduría de la vida, ella misma se proporcionará sus propias defensas, claro, tampoco viene a mal la investigación científica. Pero no sobre dimensionemos los cambios necesarios de la vida, de sus bacterias o de sus virus.

 

Mauricio Castaño H.

Historiador

Colombiakritica

 

https://www.alainet.org/de/node/205533

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