Sobre la crisis de la Caja de Seguro Social: verdades, medias verdades y mentiras
- Opinión
Una invitación a un foro sobre la Caja de Seguro Social, organizado por la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA), en 2018, nos ayudó a establecer los múltiples síntomas de la crisis de la entidad, descartar los falsos diagnósticos y señalar el verdadero “vector” responsable de la enfermedad: la corrupción rampante del sistema capitalista panameño.
La crisis de la Caja de Seguro Social es un tópico sobre cuyos síntomas todos hablan: desabastecimiento crónico de medicamentos, déficit de camas hospitalarias y de especialistas en el interior, infecciones nosocomiales recurrentes con decenas de muertes, envenenamiento masivo con dietilenglicol, externalización constante de cirugías, fallecimiento de 21 neonatos en julio pasado, déficit del programa de IVM.
La primera alerta que debemos tener es que algunos sectores malintencionados sostienen una campaña de denuncias sobre estos problemas, pero su objetivo no es la solución para beneficio de los asegurados, sino promover algunas medidas que conduzcan al desguace de la institución y la privatización de sus servicios, mirando con avidez los fondos del programa de Invalidez, Vejez y Muerte. En este sentido, varios gremios han advertido sobre la manzana envenenada de la propuesta de la Cámara de Comercio de dividir la institución.
También se señalan falsos culpables para recortar los beneficios de la atención de salud.
Uno de los mitos más extendidos es que, supuestamente los dependientes de los cotizantes son demasiados y esa es la causa del colapso del sistema. Falso. En 1998, con la mitad de los actuales cotizantes, los dependientes equivalían al 59,68% del total de los beneficiarios de servicios de la CSS, y esa cifra ha descendido al 50,77% en 2016. O sea, ha habido una disminución de casi el 9% en la proporción de dependientes del sistema.
Otro mito es que hay menos cotizantes. Falso: en 1998 habían 712.512 cotizantes y en 2016 estos alcanzaron la cifra de 1.490.101, es decir, los cotizantes aumentaron en 52,18%.
Además, creció enormemente el monto de las cotizaciones que, en 2007, eran poco más de 976 millones de balboas, y en 2017, alcanzaron los 3.648 millones de balboas, un incremento de las cotizaciones del 73,24%.
Para justificar la reforma de los programas de jubilación, un mito muy extendido en la reforma de 2005, fue alegar la supuesta inversión de la pirámide poblacional, es decir, que el número de viejos ya sería mayor que el de la población joven y en edad productiva, lo que haría inviable el programa “definido” o solidario. Lo cierto es que los datos del INEC muestran que a la fecha esa inversión de la pirámide no se ha producido, ni se producirá de manera inminente. La absoluta mayoría de la población, más del 60%, tiene menos de 40 años de edad.
¿Quiénes son los verdaderos culpables de la crisis de la CSS?
La corrupción y un modelo económico neoliberal que ha permitido situaciones como:
Una “morosidad”, que en realidad es un robo de las cuotas, por empresas privadas e instituciones públicas de cientos de millones de dólares (B/. 236 millones);
Un “manoseo contable” (evasión) de B/. 300 millones, entre funcionarios y empresas, aprovechándose de un cambio en el sistema informático de la institución;
Un sistema de “Panamá Compra” ineficiente que encarece los medicamentos; verdaderas mafias entre proveedores y funcionarios;
Inversiones inconsultas e innecesarias, como los B/. 500 millones de la “Ciudad Hospitalaria”.
La crisis del sistema del IVM es de la Ley 51
Ahora resurge la amenaza sobre el programa IVM, que la reforma de 2005 partió en dos, separando a los menores de 35 años de edad, que fueron enviados a un sistema “mixto” (un sistema solidario para salarios inferiores a B/. 500 y un sistema de ahorro, como el SIACAP, sobre esa cifra), y dejó sin aportes de las nuevas generaciones al sistema de cuentas “definido” o solidario, que recibimos los que teníamos más de 35 años de edad al momento de la reforma, con lo cual se le conduce al colapso hacia el 2025, al decir de la Dra. Marianela Morales.
La crisis del programa de IVM será usada por los mismos que promovieron la repudiada reforma de 2005 para volver a proponer: un nuevo aumento de la edad de jubilación y las cuotas, y la transferencia de los fondos a entidades privadas como la Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensiones (AFJP).
La solución a la crisis del IVM: volver al sistema solidario de antes de 2005
A nuestro juicio las soluciones son de dos ámbitos:
Volver a un sistema de cuentas definido o solidario, que puede ser sustentado por un crecimiento de cotizantes y cotizaciones en los últimos años.
Esto también requiere, para que sea sostenible en el tiempo, un modelo económico que no sea neoliberal, es decir, que promueva el empleo juvenil bien remunerado, lo que tiene como precondición el proteccionismo a la agricultura y la industria, reales creadoras de riqueza y empleos.
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