Jamás habíamos inhalado tanto dióxido de carbono

El cierre casi global provocado por la pandemia de COVID-19 resultó en una caída abrupta pero fugaz en las emisiones de dióxido de carbono del mundo. Una pandemia es la peor forma posible de reducir las emisiones.

15/06/2021
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El dióxido de carbono (CO2) permanece en la atmósfera durante mucho tiempo una vez que se emite, entre 300 y 1000 años, según la NASA, por lo que el cambio climático se debe más a la cantidad total que hemos emitido que a cualquier cantidad que emitimos en un solo año.  “Desde el punto de vista del clima, lo que realmente importa son los cambios sistémicos a largo plazo que pueden impulsar la disminución de las emisiones durante décadas”. Aproximadamente la mitad del dióxido de carbono que emite el ser humano termina acumulado en la atmósfera (la otra mitad es capturada por la vegetación y los océanos).

 

El aumento de CO2 está indudablemente causado por la actividad humana, principalmente la quema de combustibles fósiles a base de carbono utilizados para el transporte y la generación eléctrica, por la fabricación de cemento, la deforestación, la agricultura y muchas otras prácticas. Estas actividades liberan alrededor de 40 mil millones de toneladas métricas de CO2 a la atmósfera anualmente. Junto con otros gases de efecto invernadero, el CO2 atrapa el calor saliente de la superficie del planeta que, de otro modo, se escaparía al espacio, provocando que la atmósfera del planeta se caliente de manera constante.

 

Control temporario

 

Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera terrestre han alcanzado el 3 de abril de 2021 un triste récord de 421,21 partes por millón (ppm), según lo registró el Observatorio de Muna Loa en Hawái, Estados Unidos, centro de referencia mundial en la materia. Lamentablemente esta marca quedará obsoleta pronto considerando el alza sostenida de las emisiones.

 

Las dramáticas medidas de confinamiento mundial destinadas a aplastar el mortal coronavirus marcaron una pauta en los recortes de emisiones de gases efecto invernadero que el mundo tendría que hacer cada año durante una década para cumplir con los objetivos del acuerdo climático de París de 2015 y evitar las peores consecuencias del cambio climático, el calentamiento global.

 

Corinne Le Quéré, científica climática de la Universidad de East Anglia en Reino Unido dijo: “Pero esta no es la manera de abordar el cambio climático, no va a suceder forzando cambios de comportamiento en las personas. Necesitamos abordarlo ayudando a las personas a adoptar formas de vida más sostenibles”.

 

“Desde el punto de vista del clima, lo que realmente importa son los cambios sistémicos a largo plazo que pueden impulsar la disminución de las emisiones durante décadas”, añadió.

 

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés), calculó que el mundo necesitaría reducir las emisiones globales de carbono en un 7,6 % cada año hasta 2030 para cumplir con el objetivo de París de limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius para el año 2100. De no cumplirse se espera que las temperaturas aumenten en 3,2° C más cerca del final del siglo, lo que traerá impactos climáticos aún más amplios y destructivos.

 

Los ministros de medio ambiente del Grupo de los Siete (G7), acordaron acelerar el paso para frenar el calentamiento global y “descarbonizar de forma rotunda” el sector energético en la década de 2030.

 

El núcleo del documento es un compromiso para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5° C sobre los niveles preindustriales. “Reconocemos con gran preocupación que las crisis sin precedentes e interdependientes del cambio climático y la pérdida de biodiversidad suponen una amenaza existencial para la naturaleza, las personas, la prosperidad y la seguridad”.

 

El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, indicó que el mundo está “en alerta roja” y cerca de la “catástrofe” por el cambio climático. Los peligrosos gases de efecto invernadero están en niveles no vistos en tres millones de años. “Necesitamos un planeta verde”.

 

Conclusiones

 

A corto plazo, los países desarrollados deberán reducir sus emisiones más rápidamente que los países en desarrollo, por razones de justicia y equidad.

 

Existen tecnologías y conocimientos sobre políticas para reducir las emisiones, pero las transformaciones deben comenzar ahora.

 

El científico climático de la Universidad de Princeton Michael Oppenheimer aseveró que “el mundo se está acercando al punto en el que exceder los objetivos de París y entrar en una zona de peligro climático se vuelve casi inevitable”.

 

 

Norberto Ovando es presidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN), experto en Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y Educación y Comunicación (CEC). Miembro de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

https://www.alainet.org/de/node/212660?language=en

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