Lima se encuentra sumida en una batahola a raíz del llamado a una revocatoria a la alcaldesa de Lima, Susana Villarán. La alcaldesa, persona del centro político, ha sido ferozmente atacada por la derecha fujimorista por pretender poner orden en Lima, revisar las cuentas del alcalde saliente y ordenar el mercado de abastos y de transporte. Esto, más un enfrentamiento con el cardenal sobre el tema de los derechos homosexuales, condujeron a la derecha totalitaria a pedir su revocatoria. Esto implica que el 17 de marzo los limeños irán a las urnas para decidir si sí la revocan o si NO lo hacen.

Francisco Tudela, ex canciller de Fujimori entre 1995 y 2000, acaba de alegrarnos a todos con su defensa cerrada del sí publicado en altavoz.pe. Para los que piensan que la ideología dominante en Chile y Argentina de los 70 ya pasó, este texto ilustra la grado al cual puede el atraso político permear a la sociedad peruana todavía. El primer motivo de alegría es que por fin vemos la mano real detrás de la revocatoria. Por fin un análisis político y no ataques intensos. Decíamos antes que la iniciativa política en el Perú la tiene Fujimori quien en la cárcel y con celular, tiene el tiempo para pensar y hacer estrategias con sus afiliados de la oficina de atrás de la Universidad de Lima. Así ayudó a defenestrar al equipo inicial de Humala, sacó al embajador en Buenos Aires, hizo interpelar al canciller, y ahora está al tris de revocar a la alcaldesa de Lima con una ley que él mismo proclamó en 1994 con la finalidad de sacar a los incomodos...

Tudela pone sobre el tapete tanto una visión de la política como la presencia de Fujimori en este juego que dentro del Perú ha sido reducido al ex edil Castañeda. En realidad es una suma de Fujimori, Castañeda y García, por razones distintas pero con una visión política común: se han transformado en una suerte de bloque totalitario. El no aceptar otros puntos de vista, como manifiesta Tudela en su texto, lo coloca en una posición totalitaria que es la continuación de lo que vivimos desde el 5 de abril de 1992 hasta que Fujimori fuere defenestrado y saliera corriendo del país para renunciar por fax.

El equipo al que pertenece Tudela en el gabinete de Fujimori estuvo en la cárcel casi toda la primera década del siglo. Totalitarios y delincuentes, no dispuestos a dar explicaciones sobre como usan los fondos públicos ni como toman decisiones de política exterior. Hay que recordar que Fujimori y compañía salieron del gobierno tras la acusación del gobierno de Colombia de la venta de armas a las FARC mediante el uso de aviones de la FAP y que esas ventas se pagaban en cocaína. Este dato de política exterior no lo podemos soslayar porque a la preocupación sobre la moda sesentera usada por la alcaldesa, hay elementos menos frívolos para hacer un balance del país y a dónde queremos llevarlo.

Lo que plantea el ex canciller fujimorista es que es ahora o nunca el momento de desarmar a la izquierda de los setenta. Eso quiere decir que ellos quieren vérselas de frente con Sendero, cara a cara, totalitarismo a totalitarismo, y dejar de lado los espacios democráticos que comenzamos a construir tardíamente en los años 70. El Perú salió de la servidumbre en 1969, y eso lo lamentan muchos. La verdad es que no puede haber país moderno sin el fin de la servidumbre, como ha señalado Stefano Varese. Este era el tema de Mariátegui de 1930, marxista o no. En una sociedad que gasta en un trébol para ir a la playa el presupuesto del Ministerio de Cultura de dos años, este tipo de lamentación no es ajena. Podemos decir que esto no es cierto, pero sería faltar a la verdad. El Perú para unos pocos no puede ser la idea de futuro nacional de largo plazo. La falta de proyecto nacional del ala política totalitaria se ve cuando se plantea el fin de los altos precios de los commodities. ¿Y entonces qué? Muy sencillo condensar en el adjetivo marxista el antifujimorismo de Villarán. Del antifujimorismo de Villarán y de su lucha por los derechos humanos desde su programa de radio en los años 90 damos fe sus radioescuchas de todo el país. El problema es ese. Villarán es antifujimorista y controla la plaza de Lima. Si el fujimorismo termina de perder la plaza de Lima, en efecto se abre un nuevo viento para la izquierda. A estas alturas, más allá de los temas de calidad de servicios y distribución del ingreso, queda abierto el sentido del centro político. El centro será la izquierda del 2016.

Es interesante que el intachable ex canciller fujimorista Tudela plantee el cuco del marxismo setentero cuando en realidad, lo que hemos visto es que con Fujimori desde el estado se desató una lucha de clases que terminó con la aniquilación de sindicatos, la persecución de los opositores, se deprimieron los salarios, se restaron derechos laborales y se concentró aún más el ingreso nacional. Para lucha de clases, la desatada por el Fujimorismo fue espectacular. Villarán es del centro político exacto. Sus posiciones con el tema de Cuba y la justicia, por ejemplo, son muy adversas a la isla, y su posición frente a los derechos gay y los derechos sexuales y reproductivos muy adelantada. Desde el totalitarismo católico estos son anatemas y Tudela debe der reconocido como un totalitario católico, en ese sentido más cerca al cardenal fujimorista que a Fujimori mismo.

Tiene razón el autor cuando remata su breve texto diciendo que en el 2016, si gana el NO a la revocación, es más probable que haya un candidato de la izquierda. ¿Y el juego político no es eso? La intolerancia terminó con el papado de Benedicto y puede terminar con la intención de voto para el si.

- Oscar Ugarteche, Economista peruano. Investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Miembro del SNI/Conacyt. Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org