Golpes de estado y tradición señorial
18/07/2013
- Opinión
El golpe de estado del 17 de julio de 1.980, fue parte de esos paquetes conocidos colonialistas y señoriales, de las colonias extranjeras en Bolivia. Precisamente los criminales y jefes paramilitares más sanguinarios fueron alemanes, argentinos, italianos y españoles. Nada raro en un país donde los dueños de nuestras instituciones y riquezas son extranjeros. O descendientes de extranjeros. Los golpes de estado siguen siendo una manera señorial costumbrista política, de sentirse dueños de los destinos de nuestro país. Esa costumbre todavía intentaron el año 2.008. Santa Cruz fue el epicentro del intento golpista, a la cabeza de la colonia croata (los Marinkovich, los Petricevich, etc). Costumbre que en la guerra fría tenía todo el apoyo de la embajada norteamericana: dinero, mercenarios y armas. Costumbre muy arraigada en estos grupos señoriales y coloniales quienes no tienen costumbres democráticas o liberales, sino oligárquicos y dictatoriales. La medida de este país era la medida de sus haciendas y sus colonias, sin ninguna idea de lo que somos. Su máxima aspiración no es el desarrollo del país, sino el desarrollo de sus haciendas y sus bolsillos. Esa es la grotesca forma de ver y pensar un país, de estos grupos señoriales y colonialistas.
¿Qué ha cambiado desde entonces en el país? La brutalidad militar y paramilitar aparentemente ha cambiado. La llamada izquierda (MIR, MBL, PCB, PS1) se desbando y se destruyó con la UDP, en un manto de corrupción e intenciones dizque profesionales de las clases a medias izquierdistas. Se inventaron ONGs por doquier, consultorías y negocios redondos para servir servilmente al neoliberalismo. El pueblo, los obreros, los campesinos e indígenas quedaron en los recuerdos nostálgicos de los nuevos yuppies del sistema: izquierdistas clase medieros. Estos hijitos rebeldes del latifundio no aguantaron los ventarrones de los nuevos tiempos. Y no tuvieron intelectuales que leyeran lo que estaba ocurriendo. Los negocios eran lo más importante. Pues la izquierda blancoide no es tan distinta de la racista oligarquía blanca. Al final viven en los mismos barrios y conviven en las mismas instituciones, sus raíces son las mismas.
A pesar de que ha corrido mucha agua bajo el puente, y en cierto sentido han cambiado las cosas, existen algunas constantes y comportamientos señoriales muy característicos. Esos grupos que apoyaron el golpe de los García Meza y sus paramilitares, siguen vigentes. Siguen paseando nuestras ciudades, siguen impunes. No se han reestructurado los servicios de inteligencia, que siempre estuvieron al servicio de estas colonias extranjeras y al servicio de la embajada norteamericana. En general, las estructuras coloniales y señoriales de las instituciones no han cambiado. Incluso se han reforzado, se han modificado para encubrirse así mismos. Las universidades “estatales” se han encerrado con estos grupos coloniales de clases medias, y a nombre de la trampa de la autonomía se han convertido en antros de resistencia a los cambios actuales, en antros de resistencia anti indígena. Son castillos medievales que todavía no están siendo tocados por los cambios; pero que ya son necesarios dichos cambios. No se pueden ya concebir grupos extraños que viven precisamente del estado, con fondos del estado. Muy a pesar de que ha corrido mucha agua bajo el puente, hay comportamientos característicos y constantes en estos grupos señoriales. Sus camaleónicas maneras de funcionar simplemente delatan sus maneras de vivir a costa de este país. Y siguen sirviéndose del Estado y de este país.
Los golpes de estado seguirán siendo una costumbre muy señorial y colonial de estos grupos extranjeros. En estos años han perdido la partida; pero no se rendirán fácilmente porque no han sido en realidad tocados. Arrinconados pero no tocados. Pues se requieren leyes extremas para tocar esos intereses, que no son los intereses colectivos y de Estado, sino de colonias y particulares. Y vemos a lo largo del mundo que los norteamericanos no han olvidado esa costumbre. En Egipto, Honduras, Paraguay o Libia o Siria, están actuando con los mismos esquemas imperiales: golpes de estado. Por tanto, debemos estar muy atentos a esas costumbres. En Bolivia, mientras tengamos tantos extranjeros y en cargos tan importantes, los peligros de golpes de estado seguirán latentes. Es simple: este no es su país. No son sus sueños ni sus imaginarios. Sólo somos su colonia, y su hacienda.
La Paz, 18 de julio de 2013.
https://www.alainet.org/de/node/77805?language=es
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