Energías renovables y decrecimiento

28/10/2013
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El físico estadounidense Amory Lovins ha dedicado toda su vida profesional a la promoción de las energías renovables y las medidas de eficiencia energética. Desde la publicación de su artículo “Energy strategy: The road not taken?” (Estrategia Energética: ¿El Camino no Tomado?) en la revista Foreign Affairs en 1976 que lo lanzó a la fama, hasta hoy, Lovins ha viajado a los confines del mundo y hablado en todas las tarimas que ha tenido disponible, abogando por lo que él llama “la senda de las energías blandas” (the soft energy path) (1). Se ha reunido con 23 jefes de estado y ha testificado como experto en 8 países, ha sido nombrado becario (fellow) de la American Association for the Advancement of Science (AAAS), y en 2009 la revista Time lo incluyó en su lista de las cien personas más influyentes del mundo (2). Amory y su esposa y colaboradora Hunter Lovins ganaron juntos el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award) en 1983. El señor Lovins ha escrito 31 libros, varios de ellos junto con Hunter, incluyendo el manifiesto eco-capitalista Natural Capitalism, que ambos escribieron con el empresario Paul Hawken en 1999 (3).
 
En la misma onda que los Lovins, el ecologista-celebridad Al Gore presentó en 2008 una propuesta para eliminar por completo el uso de combustible fósil para generar electricidad en Estados Unidos en sólo una década (4). En ese mismo año la compañía Google anunció un plan para eliminar el uso de carbón para hacer electricidad en EEUU para el año 2030. Pero la propuesta que se llevó a todas las demás por el medio fue una publicada en la influyente revista Scientific American en 2009, de la autoría de M. Jacobson y M. Delucchi, profesores de las universidades de Stanford y California-Davis respectivamente, que plantea convertir la economía mundial entera a fuentes renovables para 2030 (5).
 
Sin embargo, estas audaces propuestas descansan sobre fundamentos altamente cuestionables, según los expertos Vaclav Smil y Ted Trainer.
 
El canadiense Smil, profesor de la Universidad de Manitoba, premiado por la AAAS y nombrado uno de los cien pensadores más importantes del mundo por la revista Foreign Policy (6), señala los verdaderos costos del cosechar la energía del viento en Norteamérica. En Estados Unidos la energía de viento es más viable en los grandes llanos del centro-norte del país (Minnesota y las Dakotas), por lo que su desarrollo exitoso requeriría de la construcción miles de kilómetros de líneas de transmisión hacia las ciudades de mayor consumo energético, que están en la costa este. Sostiene Smil que los proponentes de las energías renovables han subestimado malamente el costo astronómico que tal construcción conllevaría, incluyendo costos por concepto de expropiaciones, derechos de paso en áreas densamente pobladas (vienen a la mente los estados de Ohio y Pennsylvania, por donde necesariamente pasarían las líneas), y la inevitable litigación por parte de grupos locales que se van a oponer a la ubicación de al menos algunas de estas estructuras (7).
 
Y encima de eso, la red eléctrica actualmente existente en EEUU está decrépita y en necesidad urgente de onerosas reparaciones, según la American Society of Civil Engineers, la cual le dio D+ a la infraestructura eléctrica del país en su informe Report Card for American Infrastructure (8).
 
Y, ¿De dónde vendrá el dinero para construir esos molinos y líneas de transmisión asociadas, y además poner al día la infraestructura existente? El sugerir que la empresa privada asumirá de buena gana los costos y riesgos billonarios de la transición energética es más que ingenuo, bordea en lo irresponsable. Sin una inversión pública sustancial, no será posible. Pero, ¿Es el financiamiento público una propuesta realista en una época como ésta, en la que los gobiernos de los países más desarrollados, en Norteamérica y Europa Occidental, están realizando salvajes recortes al sector público, incluyendo en la educación y la investigación científica, mientras que rescatan bancos y bonistas y emprenden guerras en el Oriente Medio?
 
Según Smil, el campo de las energías renovables está repleto de Polyannas que no han echado una mirada seria y sensata a la cantidad de capital y tiempo que se requerirían para transformar el sistema energético mundial. Puntualiza que este sistema mueve anualmente sobre 7 mil millones de toneladas métricas de carbón, alrededor de 4 mil millones de toneladas métricas de petróleo crudo, y sobre tres millones de millones (trillion) de metros cúbicos de gas natural, que producen juntos 14 millones de millones de vatios de energía. Y encima de esto hay que considerar también la infraestructura asociada, la cual es “el más costoso y extenso conjunto de instalaciones, redes y máquinas que ha sido construido en la historia del mundo, que ha requerido generaciones y millones de millones de dólares para poner en pie”, dice Smil.
 
Añade, con el realismo brutal e inmisericorde que le caracteriza, que “para 2025 las turbinas modernas de viento van a cumplir unos 30 años, y si para entonces suplen sólo el 15% de la electricidad de Estados Unidos, entonces será un asombroso éxito. Y hasta los más optimistas proyectos de generación solar no prometen ni la mitad de eso. El afán por fuentes de electricidad no basadas en carbono es altamente deseable... Pero esto sólo puede ocurrir si los planificadores tienen expectativas realistas.”
 
Por su parte, el australiano Ted Trainer, catedrático de la Universidad de New South Wales, sostiene que las propuestas de Lovins y del dúo Jacobson-Delucchi no aguantan análisis (9). Argumenta que estos autores hablan de promedios de demanda de electricidad y de disponibilidad de luz solar y viento, pero que estos promedios no tienen en cuenta cómo estos factores varían dependiendo de la hora del día y época del año. Por ejemplo: la demanda de electricidad cambia grandemente especialmente en tiempos de mucho frío o calor, pues aumenta el uso de aire acondicionado o calefacción. En cuanto a suministro de luz de sol, obviamente aún en los tiempos más soleados, los paneles solares no recogen energía alguna por alrededor de 14 horas diarias. Y posiblemente no hay recurso energético más variable e intermitente que el viento.
 
Jacobson y Delucchi proponen redes eléctricas integradas a nivel continental, partiendo de la premisa de que siempre está brillando el sol o soplando el viento en alguna parte. Molinos de viento y paneles solares en lugares donde hay viento y sol compensarán por similares instalaciones ubicadas donde no hay ni viento ni sol en un momento dado. Trainer encuentra que los datos y argumentos que presentan para esta propuesta son superficiales y poco convincentes, menciona que Europa Occidental tuvo en febrero de 2006 un periodo de dos semanas en el que no hubo ni viento ni sol, y señala que tales lapsos no son atípicos. El almacenar energía para satisfacer todas las necesidades eléctricas de Europa Occidental por tal periodo presenta un obstáculo técnico y económico prácticamente insuperable.
 
El problema básico que señala Trainer es que para que funcione una red eléctrica, ya sea municipal o continental, ésta tiene que tener un suministro de electricidad constante- no puede variar nunca, ni de momento a momento ni de día a día. Es por eso que a los administradores y técnicos de redes eléctricas lo que más les preocupa es la variabilidad de suministro y demanda, la cual, si no es manejada correctamente, puede causar apagones.
 
¿Pueden las energías renovables sacarnos del aprieto ambiental y energético mundial en el que estamos? Sí y no. La respuesta a esa pregunta depende de las premisas sociales y económicas que uno adopte. Si uno presume una economía mundial que crece sin parar y por ende una demanda energética per cápita que aumenta eternamente, si uno presume que el espiral de consumo y desperdicio continuará ascendiendo para siempre, entonces las renovables no son opción viable.
 
Pero si podemos plantear y visualizar una economía sin crecimiento, en la que se reduce el uso de energía y recursos materiales con miras a paulatinamente reducir nuestra huella ecológica colectiva, entonces las energías renovables sí tendrían un lugar en el futuro. Pero no hace falta un Nobel de economía para ver que el decrecimiento económico va a contrapelo de todos los modelos económicos vigentes, sean keynesianos, neoliberales, reaccionarios, progresistas o desarrollistas. Los modelos actuales se riñen en cuanto a cómo lograr el crecimiento económico, pero todos concurren en que tal crecimiento es bueno e incuestionable.
 
Desafortunadamente todos los gobiernos del mundo, irrespectivamente de ideología, parecen empeñados en hacer lo mismo: extraer todos los recursos naturales a su disposición hasta no dejar nada. En todos los países del mundo los defensores consecuentes de la ecología están en la disidencia, ya sea en Estados Unidos, Rusia, Ecuador o Puerto Rico. Se hace cada vez más urgente el crear espacios donde discutir y desarrollar ideas que realmente puedan garantizarnos nuestro futuro como especie: el decrecimiento, el post-extractivismo, la economía ecológica, la ecología social, la agroecología y la soberanía alimentaria, entre otras propuestas prometedoras. 
 
Me han contado que en Bhutan la actitud del gobierno es distinta, pero yo nunca he ido allá. Si algún día visito el lugar les contaré.
 
- Carmelo Ruiz Marrero es autor, periodista investigativo y educador ambiental puertorriqueño. Su blog Haciendo Punto en Otro Blog (http://carmeloruiz.blogspot.com/search/label/esp) es actualizado regularmente, y su cuenta Twitter es @carmeloruiz.
 
NOTAS:
 
1) Amory B. Lovins. Soft Energy Paths: Toward a Durable Peace, Penguin Books, 1977.
4) Katie Couric. “Al Gore: Energy Crisis Can Be Fixed” CBS Evening News, 11 de febrero 2009. http://www.cbsnews.com/stories/2008/07/17/eveningnews/main4270123_page2.shtml
5) Mark Z. Jacobson y Mark A. Delucchi. “A Plan to Power 100 Percent of the Planet with Renewables: Wind, water and solar technologies can provide 100 percent of the world's energy, eliminating all fossil fuels” Scientific American, 26 de octubre 2009. http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=a-path-to-sustainable-energy-by-2030
7) “You can’t use wind turbines unless you’re prepared to hook them to the grid by building lots of additional high-voltage transmission lines, an expensive and typically legally challenging undertaking… Assuming that any major wind farms in the United States would be built on the Great Plains, where there is sufficient wind and land, developers would need to construct many thousands of kilometers of transmission lines to connect those farms to the main markets for electricity on the coasts.”
Vaclav Smil. “A Skeptic Looks at Alternative Energy: It takes several lifetimes to put a new energy system into place, and wishful thinking can’t speed things along” IEEE Forum, 28 de junio 2012. http://spectrum.ieee.org/energy/renewables/a-skeptic-looks-at-alternative-energy
8) “America relies on an aging electrical grid and pipeline distribution systems, some of which originated in the 1880s. Investment in power transmission has increased since 2005, but ongoing permitting issues, weather events, and limited maintenance have contributed to an increasing number of failures and power interruptions... Although about 17,000 miles of additional high-voltage transmission lines and significant oil and gas pipelines are planned over the next five years, permitting and siting issues threaten their completion.”
American Society of Civil Engineers. “2013 Report Card for America’s Infrastructure” http://www.infrastructurereportcard.org/energy/
La ASCE estima que la infraestructura de EEUU necesita una inversión de 3.6 millones de millones de dólares ($3.6 trillion) para el año 2020.
9)  Ted Trainer. Reseña crítica del libro “Reinventing Fire” de Amory Lovins, 15 de septiembre 2012. http://www.resilience.org/stories/2012-09-15/review-reinventing-fire-amory-lovins; “A Critique of Jacobson and Delucchi’s Proposals for a World Renewable Energy Supply” Synthesis/Regeneration #60, invierno 2013. http://www.greens.org/s-r/60/60-09.html
https://www.alainet.org/de/node/80470
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