OMC: La agenda después de Bali

06/02/2014
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Antecedentes estratégicos
 
En los organismos internacionales es siempre necesario vigilar lo que sucede después de lograr acuerdos, aún cuando sean textos escrupulosamente negociados. Existe la tendencia a que sean secuestrados por un grupo que desvía su interpretación hacía sus intereses. Si se trata de la redacción posterior y definitiva de un texto básico negociado, el riesgo es grande y la vigilancia debe ser constante. La OMC no es para nada una excepción y por eso se debe dar un seguimiento a la agenda que se maneje después de la Ministerial de Bali.
 
Ese riesgo interpretativo puede ser más grave en la OMC, porque allí se debate sobre un fondo de intereses económicos. Las ventajas que allí se obtienen se traducen en mayor riqueza o en mayor pobreza. En la OMC el riesgo de la manipulación interpretativa es grande, porque unos pocos tienen muy clara su agenda general y por eso toman la iniciativa; su objetivo es simple: quitar espacio para políticas nacionales que estorben a las empresas transnacionales. El resto de los países suele enfocarse en intereses específicos, que no siempre son los mismos y que no siempre son vistos con lucidez u honestidad.
 
El principal obstáculo para el triunfo de las propuestas de la docena de países que, con sus vasallos, promueven el interés de grandes empresas transnacionales y de Lobbies internos, es el párrafo Nº 47 de la Declaración de Doha. Ese párrafo expresa el concepto de la negociación como un Todo Único (Single Undertaking), esto es que nada está aceptado hasta que todo esté aceptado. El objetivo es dar equilibrio a la negociación porque los países no tienen el mismo interés en todos los temas. Esto facilita que se ceda en un área porque se gana en otra. Hay países, por ejemplo, para quienes la apertura a los servicios financieros es de gran interés y otros que priorizan la eliminación de los subsidios agrícolas.
 
El Todo Único empujó a Estados Unidos a crear sus acuerdos de comercio preferencial administrado, para imponer a unos lo que no logra de todos, que por eufemismo se ha dado en llamar “Tratados de Libre Comercio”. La Unión Europea siguió el ejemplo con sus Acuerdos de Cooperación Económica. Ambos son textos de adhesión donde la contraparte no puede alterar nada. Se les hace pasar por acuerdos regionales de integración económica, porque es el tipo tolerado en la OMC, pero su énfasis no es lo comercial, sino la expansión de monopolios en Propiedad Intelectual y la imposición de normas de Inversión supranacionales. Una mayor participación para los dueños de la Propiedad Intelectual y la Inversión es la idea básica para distribuir la riqueza global expuesta en la narrativa de las Cadenas de Valor.
 
Se habla del aumento del comercio que traería la rápida aplicación del acuerdo Facilitación del Comercio, augurando un billón (millón de millones) de dólares. Una cifra sin base, según un estudio de la Tufts University[1]. Lo que se sabe es que producirá muchas consultorías, pagadas con fondos que saldrán de recortes en otros gastos. Una perspectiva que merece poca prioridad.
 
La agenda Post-Bali
 
Es vital que los países miembros de la OMC recuerden el párrafo Nº 47 de la Declaración de Doha al momento de pensar sobre Facilitación del Comercio en la agenda post-Bali.
 
El párrafo 1.11 de la Declaración de Bali habla sobre la agenda Post-Bali y dice: Como una prueba más de esa adhesión, encomendamos al Comité de Negociaciones Comerciales que prepare, en los próximos 12 meses, un programa de trabajo claramente definido sobre las cuestiones restantes del Programa de Doha para el Desarrollo. Este se basará en las decisiones adoptadas en la presente Conferencia Ministerial en particular sobre la agricultura, el desarrollo y las cuestiones relacionadas con los PMA, así como sobre todas las demás cuestiones comprendidas en el mandato de Doha que son fundamentales para poder concluir la Ronda. Se dará prioridad a las cuestiones del paquete de Bali en las que no se pudieron lograr resultados jurídicamente vinculantes.
 
En los otros temas se dan 12 meses, sin embargo, en materia de Facilitación del Comercio se crea un Comité Preparatorio para una expedita entrada en vigor y se le ordena que antes del 31 de julio, 2014, debe tener un protocolo con los compromisos en la categoría A, para insertarlo en el Anexo 1A del Acuerdo de la OMC.
 
No debe aceptarse la entrada en vigor del acuerdo sobre Facilitación del Comercio de manera separada y aislada de la totalidad del contexto negociador. En ninguna parte el párrafo 1.11 dice que el acuerdo sobre Facilitación del Comercio entrará en vigor y será aplicado separadamente. En la Parte II de la Declaración de Bali, el subtítulo 1.8 reconoce Facilitación del Comercio explícitamente como parte del programa de Doha para el desarrollo. Aceptar su entrada en vigor como un acuerdo aislado destruiría todo el equilibrio negociador. Eso sentaría un precedente para hacer una cosecha temprana de los temas en que los países en desarrollo han cedido y que se ignoren los temas en que demandan cambios de política a los países desarrollados.
 
En esa dirección van algunos comentarios que proponen que se revise lo negociado hasta ahora en Modalidades, porque los tiempos han cambiado. Cierto que hay cambios en la economía, pero no son relacionados con el comercio, que es parte de la economía real, sino con las estafas y especulaciones que suceden en el mundo fantástico de las finanzas.
 
Diplomáticos de Estados Unidos ya murmuran que se debe tirar por la borda todo lo negociado en modalidades y negociar mayor acceso a mercados en bienes (NAMA) y servicios. Olvidan que el mandato básico de la Ronda Doha es la eliminación de los subsidios agrícolas y que esos siguen allí – aunque bajo forma de seguros en la nueva Farm Bill - causando distorsiones que matan de hambre a los campesinos de los países más pobres y erosionan la ganancia de las agriculturas eficientes que no subsidian.
 
Se dice que los altos precios han hecho innecesario el uso de los subsidios; no es que los precios suben, es que el dólar cae y esa es otra forma de subsidio, sólo que financiado con un tributo que paga el resto del mundo mientras siga usando el dólar como referencia de valor en los precios internacionales.
 
El próximo Programa de Trabajo
 
La Declaración de Doha, en su párrafo 1.11 dice: “encomendamos al Comité de Negociaciones Comerciales que prepare, en los próximos 12 meses, un programa de trabajo claramente definido sobre las cuestiones restantes del Programa de Doha para el Desarrollo. Este se basará en las decisiones adoptadas en la presente Conferencia Ministerial en particular sobre la agricultura, el desarrollo y las cuestiones relacionadas con los PMA, así como sobre todas las demás cuestiones comprendidas en el mandato de Doha…”
 
Esa es la letra, pero según varios interesados el Programa de Trabajo Post-Bali debe incluir la mutilación de la Ronda Doha  y sobre todo, nuevos asuntos. Estos nuevos asuntos incluirían:
 
a) la aceptación de Acuerdos Plurilaterales, por el estilo de aquellos admitidos por el viejo GATT (Art. XXIV): grupos de países que aceptaban compromisos, válidos sólo para ellos sobre temas específicos. Sobre esa base se heredaron acuerdos que aún funcionan bajo la OMC, sobre Compras Gubernamentales, Aeronaves Civiles, Acuerdo sobre Servicios Financieros, telecomunicaciones básicas y falsificación (ACTA). La idea es introducir en la OMC, bajo esta figura, los estándares obtenidos mediante presiones en los acuerdos de comercio preferencial administrado, de índole bilateral o regional.
 
El pretexto es que ante la proliferación de tales acuerdos, la OMC corre el riesgo de pasar a ser irrelevante. De aceptar ese argumento, serían los estándares multilaterales los que se convertirían en irrelevantes. Los acuerdos preferenciales suscritos por los Estados Unidos y la Unión Europea se articulan en base a la prosperidad de esas economías centrales; una situación que puede cambiar en el corto plazo. En ese caso, los estándares preferenciales tenidos fuera de la OMC, perderían todo valor como referencia. Al aceptarlos como asunto plurilateral dentro de la OMC, se enturbia la diferencia entre estándares y se les otorga legitimidad para exigir a los países clientes el cumplimiento de los privilegios relativos a Propiedad Intelectual e Inversión, aún en el caso de colapso comercial del acuerdo.
 
En la reciente cumbre informal de Davos, unos veinte países decidieron crear un Plurilateral sobre Bienes Ambientales, cuando aún no se haya definido que son. Lo que si se sabe es que el énfasis en ese tema viene de países que tienen casi todas las patentes para una producción industrial menos contaminante que remplace la presente infraestructura industrial.
 
b) Se trata de introducir un enfoque del comercio basado en Cadenas de Valor. Es cierto que la producción es un asunto internacional y más con la exportación de puestos de trabajo que hacen las empresas transnacionales. Hay efectos positivos para algunos países y negativos para otros. El enfoque implica que entre quienes participan en la elaboración de un producto hay algunos que merecen mejor recompensa que otros. Es una vieja idea ricardiana, por la que en la venta de un café el camarero que lo sirve gana más que el agricultor. La narrativa de las Cadenas de Valor, dice –todo sumado- que el retorno por Know-How, Propiedad Intelectual e Inversión debe ser mucho mayor que el del trabajo que realiza la obra física.
 
Cursus Honorum
 
En la antigua Roma una carrera política requería el ejercicio previo de una secuencia de cargos públicos llamada Cursus Honorum. Era un medio eficaz para mantener el poder en manos de la clase senatorial. En la OMC se quiere instalar algo parecido, pero sin base legal. En ninguna parte esta escrito que quien es elegido, digamos, para presidir el Consejo General deba haber sido primero Presidente del Órgano de Solución de Diferencias.
 
Son usos que se quiere introducir para perpetuar a un grupo de diplomáticos de ciertos países en posiciones desde las cuales puedan influenciar las negociaciones. Un claro ejemplo de ese proceder fue el del Sr. Pascal Lamy, entonces Director General de OMC, cuando afirmó que para ser candidato a la Dirección General de la OMC era necesario haber sido previamente ministro en su país. Con esa falsa afirmación quiso descalificar como candidato al Embajador de Brasil Roberto de Azevedo, actual Director General de OMC. Hoy todos están de acuerdo en que de creer a Lamy, la OMC hubiese perdido un conductor hábil, conciliador y eficaz.
 
 
- Umberto Mazzei, Ginebra.
 


[1] Tufts University, Global Development and Environment Institute, Policy Brief , Nº 13-02, Dec. 2013; The Uncertain gains on Trade Facilitation, by Jeronim Capaldo 
https://www.alainet.org/de/node/82955?language=en

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