Las relaciones USA - Latinoamérica
08/05/2000
- Opinión
Durante algo más de década y media Washington y Wall Street han estado
celebrando una nueva era en las relaciones EE.UU.-Latinoamerica. Nos
estamos refiriendo a que la combinación de mercados libres y elecciones
libres ha transformado la región en un "mercado emergente" donde los
inversores y hombres de negocios pueden tener éxito, los ciudadanos ejercer
elecciones libres y la prosperidad ser compartida.
Habiendo eliminado los desafíos revolucionarios en América Central y
asegurado regímenes políticos favorables a las políticas de libre mercado,
Washington y Wall Street han procedido a cosechar los beneficios de esa
nueva era sin gran publicidad ni mucha preocupación por las consecuencias
para la región. En una palabra, mientras Latinoamérica funcione como una
máquina estable de hacer dinero para los banqueros y grandes empresas de
EE.UU., sin que se vean perturbados por crisis graves o por protestas
populares, Latinoamerica estará relegada a las últimas páginas de la sección
de noticias. En la sección de economía de los periódicos, las grandes
ofertas y las subastas de empresas públicas rentables (privatizaciones)
atraen alguna atención, de la misma forma que lo hacen las altas tasas de
rentabilidad de las inversiones empresariales, la clasificación de los
bonos, los tipos de interés, los niveles de reservas exteriores y las
fluctuaciones de los mercados de cambio. De hecho, la idea de Latinoamerica
como un "mercado emergente" ha excluido de la discusión a la gran mayoría de
la gente trabajadora, así como las relaciones políticas, culturales y
sociales que definen la región.
Las agendas "neoliberales"
Con objeto de comprender el alcance y sentido de los beneficios
estadounidenses durante los 20 años de bonanza en Latinoamérica, nos
proponemos analizar las relaciones económicas específicas entre EE. UU. y
Latinoamérica; es decir, las relaciones comerciales, de inversiones,
préstamos y royalties. Los beneficios empresariales estadounidenses han
sido multisectoriales, prolongando y aumentando las tasas de ganancia de los
periodos previos. Los beneficios han sido tanto específicamente sectoriales
como sistémicos o internos, en el sentido de que no sólo los bancos
mejoraron sus márgenes de beneficio, sino que también la balanza de pagos de
la economía estadounidense fue ampliamente mejorada.
Lo que comenzó como una "crisis" en las relaciones financieras EE. UU.-
Latinoamérica (la llamada crisis de la deuda de 1981-82) fue convertida
literalmente en una oportunidad de oro para que los intereses de la banca y
empresas estadounidenses apalancaran y accedieran de una forma sin
precedentes a los mercados latinoamericanos, a sus recursos, bancos (y
ahorros locales) y al trabajo, bajo condiciones enormemente ventajosas; es
decir, con costos laborales reducidos (gracias a las devaluaciones),
desregulaciones comerciales y monetarias, y tipos impositivos favorables.
Los beneficios sectoriales y las ventajas estratégicas de la posición
económica global que gozaba EE UU reforzó el gran interés en sostener las
agendas "neoliberales" en Latinoamérica. Esto requirió que Washington
apoyara a las élites latinoamericanas frente a la insatisfacción popular
general que provocaban los resultados socioeconómicos de las políticas de
Libre Mercado.
La política económica estadounidense hacia Latinoamérica es casi
exclusivamente definida por los intereses de las 500 empresas que aparecen
en la revista "Forbes", los mayores bancos y empresas multinacionales
estadounidenses que suministran la enjundia y el contenido a la de otra
manera vacua retórica de la "globalización".
La lógica de la expansión financiera y empresarial estadounidense; es decir,
la conquista y consolidación de cuotas del mercado latinoamericano conduce o
lleva a inversiones crecientes en "mercados de derivados" y a la enorme
expansión de capital especulativo en la economía de papel. Así, mientras
los préstamos e inversiones en Latinoamérica crecen, el ámbito y profundidad
del mercado real (consumidores y productores) se reduce. Los primeros
inversores obtienen altas ganancias sobre la base de la entrada de los
últimos inversores que inflan el valor de las acciones y bonos por encima de
su capacidad de ganancia real. En cuanto los principios o fundamentos
económicos vayan mal, el boom artificial se debilitará con el primer signo
de que las altas tasas de ganancias de los primeros inversores se estuvieran
agotando. El resultado será el comienzo de una precipitada caída en los
beneficios, intereses, dividendos y ganancias especulativas de los
inversores privados. Esto no será meramente un fenómeno de "boom y ruina"
sino esencialmente el colapso de un "esquema tipo pirámide" que, sin
embargo, arrastra con él a las "inversiones productivas normales" que se
hayan producido en la industria, minas, comercio al por menor, etc.
La crisis de los 90 ha afectado la tasa de beneficio de las 500 empresas
Forbes y a sus ingresos agregados, acarreando distintas consecuencias
negativas para las cuentas exteriores de EE UU, ya cada vez más fuera de
equilibrio en Asia.
Lo que la mayoría de los expertos financieros y economistas convencionales
de prestigiosas Universidades describen como "fundamentos o bases saneadas"
("economías reformadas", libre convertibilidad, privatización de la empresa
pública, eliminación de los controles de cambio, etc.) que facilitan la
entrada a gran escala del capital extranjero para financiar el crecimiento,
fueron precisamente las condiciones que minaron y desarticularon las
economías latinoamericanas llevándolas a una crisis más profunda. Las
inversiones de cartera a gran escala expandieron las reservas
latinoamericanas pero aceleraron el colapso: la entrada fácil lleva a la
salida rápida.
La lógica del capitalismo de libre mercado es una sociedad depauperada como
condición para las entradas de capital exterior a gran escala y un colapso
interno o sistémico ante las salidas de capital. Por encima del camino de
la parábola del libre mercado surgen distintos ganadores y perdedores. Los
ganadores tienen estrechas relaciones con los principales arquitectos del
modelo de Libre Mercado (incluso aunque al final los ganadores acaben
devorando a sus propios hijos).
Quiénes ganan y quiénes pierden (1989-1999)
La mejor forma de comprender las implicaciones económicas y políticas de USA
en Latinoamérica es desde la perspectiva de saber quién gana y quién pierde.
Los principales beneficiarios desde el lado estadounidense han sido los
"cuatro jinetes": exportadores, inversores (fabricantes y otros), banqueros
(y especuladores financieros) y rentistas (recaudadores de royalties). Cada
uno de estos cuatro jinetes operan en mercados específicos y son capaces de
captar los altos beneficios que generan las actividades a través de las
ventajas que proporciona el crecimiento de los sistemas de mercado inducidos
políticamente.
Comercio
Para los exportadores estadounidenses Latinoamérica era una región clave en
el mercado mundial. Por encima del 20% de las exportaciones de las 80
empresas más importantes de EE.UU tienen como destino Latinoamérica. Dentro
de Latinoamérica, Brasil, Méjico y Argentina son los principales mercados de
los exportadores estadounidenses representando en conjunto el 60% del
comercio de EE.UU. con Latinoamérica. En paralelo al comercio empresarial
desde EE.UU., las principales empresas obtienen importantes beneficios de lo
que se describe como "comercio regional", concretamente con la asociación de
comercio MERCOSUR. Las ganancias del comercio desde EE.UU. a
Latinoamérica, así como del comercio intraregional, representan una parte
importante de los ingresos empresariales de las principales multinacionales.
Aunque los exportadores estadounidenses se benefician, también lo hacen los
importadores de EE.UU., concretamente los importadores de materias primas
estratégicas. Por la vía del apalancamiento de la deuda y las
privatizaciones indiscriminadas, las empresas de EE.UU. han adquirido
algunos de los ingresos más rentables en la producción minera, petróleo,
telecomunicaciónes y compañías internacionales de alimentación. El
>resultado neto es que los importadores son capaces de reducir los costes de
producción y aumentar los beneficios por la venta final de los productos.
Bajo el sistema de Libre Mercado, la industria manufacturera exportadora de
EE.UU. ha sido capaz de desplazar y/o comprar la industria nacional
aumentando su participación en el mercado Latinoamericano en áreas de alto
crecimiento (tales como computadores, telefonía celular, etc.). Asimismo,
las empresas agroalimentarias han llevado a la quiebra a los productores
locales de cereales (trigo, maíz y arroz) en Méjico, mientras que por otra
parte captan o acaparan los inputs (maquinaria agrícola, fertilizantes,
etc.) y elaboran los alimentos agrícolas. Resultados similares se han
producido en el mercado de los "bienes culturales de masas": el libre
mercado ha dado lugar a la proliferación e inundación de películas, tiendas
de distribución de vídeos, CDs, casettes y espectáculos de entretenimiento
de los EE.UU..
El resultado es que EE.UU. tiene una Balanza de Pagos espectacularmente
favorable con Latinoamérica. Si comparamos y analizamos el superávit
comercial de EE.UU. en Latinoamérica con sus déficit comerciales con Asia y
Alemania podemos comprender las enormes ventajas que el sistema de libre
comercio le ha generado en una región, Latinoamérica, donde las empresas de
estadounidenses gozan de ventajas competitivas y de instituciones políticas
favorables a sus intereses. Sin esas balanzas comerciales favorables con
Latinoamérica las cuentas exteriores de EE.UU. estarían desequilibradas, lo
que provocaría graves presiones sobre el dólar y sobre la capacidad de
EE.UU. para financiar sus déficit. La apertura comercial que existe en
Latinoamérica y la capacidad de las empresas estadounidenses para explotarla
es con diferencia mayor que en cualquier otro lugar del mundo (desde luego
mayor que en Asia)
Préstamos
Los beneficios de las bancos USA provienen de distintas fuentes: pagos de
intereses de los préstamos, pagos de intereses de los pagos de intereses, la
penetración del sistema financiero y bancario Latinoamericano (y la
captación de los ahorros locales), la adquisición total o parcial de las
empresas locales a cambio de los pagos de deuda denominados en dólares y la
facilidad para llevar a cabo "fugas de capitales" y el "blanqueo" de
billones de dólares mediante los ingresos ilícitos u "oscuros" de las
influyentes élites políticas y económicas.
En las dos décadas que van desde principios de los 70 a los 90, los bancos
de EE.UU. estuvieron capitalizando a tipos de interés variables, el
empeoramiento en las condiciones para devolver los créditos que habían
concedido y las acomodaticias élites políticas latinoamericanas defensoras
del libre mercado hizo que se captaran pagos de intereses por encima de la
media, de forma que las devoluciones acumuladas excedieron con diferencia la
deuda original en que se incurrió en los 70.
Las renegociaciones de la deuda fueron cruciales para apalancar a las
economías latinoamericanas en el Libre Mercado sirviendo a los intereses de
los capitalistas transnacionales latinoamericanos y estadounidenses que
deseaban la libre convertibilidad. De camino, esto último animaba el
crecimiento masivo de la inversión en cartera interesada en los rápidos
ingresos y la fácil convertibilidad a dólares. Los principales grupos
bancarios y financieros fueron capaces de acumular valiosos activos por
debajo de los precios de mercado mediante swaps de deuda, diversificaban así
sus holdings y multiplicaban las fuentes de sus lucrativas remuneraciones.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial suministraron
oficialmente la financiación que permitió a los bancos de EE.UU. recuperar
los préstamos al suministrar a los regímenes latinoamericanos fondos para
satisfacer el pago de las deudas privadas. Así, por ambos lados (acreedor y
prestamista) los fondos públicos asumieron los costes al "socializar" los
malos préstamos, aunque facilitando suculentos beneficios.
La adquisición parcial de los bancos latinoamericanos endeudados y la
constante necesidad de los regímenes latinoamericanos de crear confianza a
la inversión por la vía de mantener altos niveles de reservas exteriores (en
dólares) suministró a los bancos e instituciones económicas extranjeras la
oportunidad de invertir en bonos gubernamentales a alto tipos de interés,
otra lucrativa zona de donde obtener beneficios.
La inestabilidad y volatilidad de las inversiones de cartera a corto plazo
inherente a su dependencia de la flotación libre del tipo de cambio, la
falta de crecimiento en la economía real, los altos niveles de quiebra en
las economías locales auspiciaron la fuga de capitales (parte de la cual fue
de hecho transferencia de capital desde Latinoamérica a EE.UU. Los
inversores latinoamericanos compraron bonos y acciones y depositaron sus
ahorros en cuentas bancarias estadounidenses, todo lo cual beneficiaría a
los sectores financieros públicos y privados de EE.UU.
La volatilidad y las salidas de capital también obligaron a los regímenes de
Libre Mercado Latinoamericanos a subir los tipos de interés para hacer
atractivos los bonos del Estado a los inversores extranjeros. Los
inversores, de camino, demandaron y recibieron instrumentos denominados en
dólares para cubrirse ante las súbitas devaluaciones de la moneda local.
Lo que aparecía como especulaciones financieras de "alto riesgo", sin
embargo, no eran a menudo tales. Por ejemplo, el dinero de los
contribuyentes estadounidenses fue usado por Washington para financiar a los
especuladores de Wall Street que habían perdido varios billones de dólares
con el "crash" mejicano de 1994. El sistema de Libre Mercado en EE.UU. y
Latinoamérica requirió un estado "activista" para recuperar las inversiones
privadas arbitrarias y poco fundadas, revelando así el poder del capital
financiero tanto en EE.UU. como en Latinoamérica. Al minimizar las
pérdidas mediante la financiación o monetización de las mismas por el
gobierno y maximizar las ganancias por la vía del fomento gubernamental de
las políticas de Libre Mercado, incluyendo el apalancamiento de los swaps,
las instituciones financieras y bancarias estadounidenses han sido los
grandes ganadores en Latinoamérica así como serían los grandes perdedores si
se produjera el colapso del sistema de Libre Mrecado.
Inversión
Los inversores comerciales, mineros y de la industria de servicios USA
también se han beneficiado a partir la década del "baile de billones".
A la primera oportunidad el sistema de Libre Mercado ha estado en vanguardia
bajando los costos laborales vía reducción de hecho de los salarios mínimos,
debilitando gravemente la legislación laboral que afecta a la higiene, salud
y seguridad en el trabajo, socavando el poder de negociación de los
sindicatos por la vía de la represión estatal y la cooptación de
sindicalistas corruptos, y aumentando el desempleo y subempleo para
exacerbar las presiones a la baja en los salarios de los trabajadores
empleados. Junto a costos del trabajo más bajos, los inversores
estadounidenses se han beneficiado de las devaluaciones comprando a precios
de saldo aquellas empresas locales con problemas, a menudo mediante pagos a
políticos profesionales y dóciles consejeros económicos adiestrados en el
libre mercado de EE.UU.
La ausencia de impuestos, la desregulación de los controles sobre las
propiedades extranjeras y las remesas de beneficios, la libre
convertibilidad y eliminación de las restriccciones a las propiedades
extranjeras ha permitido a las multinacionales extranjeras con sus inmensos
recursos expandir la obtención de beneficios a nuevos sectores económicos,
incluyendo tiendas de alimentos al por menor, inmobiliarias, comercio al por
menor, petróleo y otros minerales estratégicos.
El resultado han sido altas tasas de ingresos no sólo en las inversiones
directas sino ganancias inesperadas, a través de la adquisición de empresas
públicas rentables mediante la privatización de las mismas. Antes de la
privatización los sistemas de Libre Mercado Latinoamericanos asumieron la
carga de los trabajadores despedidos absorbiendo las deudas y desregulando
los precios o tarifas (concretamente la de los servicios públicos), así
garantizaban a los nuevos propietarios multinacionales una alta tasa de
ganancia. En algunos casos, las adquisiciones de las empresas privadas han
estado basadas en la conversión de las deudas en inversiones, de este modo
ningún nuevo capital (o títulos valores) entra en el precio de compra. El
sistema de libre mercado puede obtener una fuerte inyección de fondos de la
venta, pero pierde beneficios a largo plazo y los productores y consumidores
pagan precios más altos por los bienes y servicios, mientras las
multinacionales aumentan sus remesas de beneficios o financian nuevas
inversiones en nuevos sectores de la economía. La privatización no
suministra normalmente nueva tecnología, investigación o puestos de trabajo
como en gran medida ocurre cuando se producen cambios en la propiedad. La
privatización conduce a la reasignación de los beneficios, con mayores
cantidades saliendo al exterior y hacia arriba, introduciendo de esa manera
una mayor presión en la balanza de pagos y en las reservas exteriores,
especialmente por aquellas empresas que producen mayoritariamente para el
mercado nacional.
Si las negociaciones de la deuda, los swaps y la condicionalidad aceleraron
la adquisición de recursos y empresas latinoamericanas por las
multinacionales de EE.UU., la liberalización de los movimientos de capital
que acompañó el proceso y la desregulación del sistema financiero abrieron
la puerta al crecimiento masivo de la especulación (sobre las divisas,
acciones, derivados, bonos basura, etc.) otra fuente de volatilidad y
drenaje de riqueza hacia los bolsillos de los grandes fondos de inversión de
Wall Street. El posterior colapso de la especulación de valores era
inevitable dada la muy estrecha base de la economía real, la reducción del
mercado consumidor nacional las expectativas inversoras grandemente infladas
basadas en la percepción de que "otras y posteriores inversiones"
continuarían inyectando dinero en la ya saturada "economía de papel".
El sistema de Libre Mercado mantuvo la afluencia de capitales mediante
divisas altamente sobrevaloradas y tipos de interés exorbitantes que
consumieron la inversión local, y llevaron al estancamiento, la recesión y
el desempleo masivo. Cuando el sentido de la realidad penetró finalmente
incluso el denso humo ideológico de la clase dirigente, y la economía real
mostró signos de colapso, los inversores extranjeros huyeron en masa
socavando las reservas exteriores y sacando las cuentas exteriores de su
equilibrio. Los tipos de interés artificialmente altos y las monedas
locales sobrevaloradas, que previamente habían dañado gravemente a los
exportadores, les obligaron a desplazar los recursos a cuentas denominadas
en dólares, la economía de papel y la compra de bonos a corto plazo,
retroalimentaron así la economía de papel. El colapso de los valores y
préstamos que no se devolvieron a tiempo al sistema financiero fueron así
los detonantes de un colapso que se originó por los "fundamentos" o
"principios" de la economía de libre mercado: los incentivos diseñados para
atraer inversores extranjeros, las estructuras que transformaron la toma de
decisiones empresariales en una clase de bomba de crecientes inversiones
improductivas y la acumulación basada en el exterior
Royalties
Una de las fuentes más grandes y más rápidas de extracción de beneficios y
de enriquecimiento de las empresas de EE.UU. en Latinoamérica son los
acuerdos sobre royalties y licencias de patentes. Los emergentes
billonarios y multimillonarios de Latinoamérica que se han "asociado" con
las multinacionales de EE.UU. prefieren alquilar las licencias y
tecnologías más que hacer inversiones a gran escala y a largo plazo en
investigación y desarrollo. Muchas grandes empresas estadounidenses
prefieren en muchos casos alquilar tecnologías y patentes por un porcentaje
de ventas garantizado, evitando los conflictos nacionalistas y laborales,
así como los problemas de comercialización. Así, sin añadir un solo dólar
de inversión, software, biotecnología y productos farmacéuticos, películas,
vídeos, Cds,.., circulan a través de las empresas latinoamericanas que pagan
un perpetuo royaltie a las empresas de EE.UU.
Los pagos por royalties son una parte crecientemente importante del total de
ingresos acumulados y transferidos a EE.UU. Y nuevas áreas están siendo
añadidas, concretamente en el área ambigua y poco definida de la "propiedad
intelectual". De hecho, productos medicinales y plantas que siempre han
sido usados por la gente en Latinoamérica están siendo "patentadas" por las
multinacionales, prohibiendo así su producción y uso por sus originales
usuarios. Sucursales de gigantescas empresas agroalimentarias de EE.UU.
están produciendo "semillas empaquetadas" que están diseñadas genéticamente
para impedir a los granjeros utilizar las semillas de la planta original.
Los royalties que las multinacionales recaudan se ven aumentados por estas
nuevas formas de "imperialismo transgénico", y la homogeneización de la
producción que socava la potencial innovación inducida localmente es una
consecuencia de las políticas básicas del sistema de libre mercado.
Resumen
Las ganancias acumulativas de las grandes empresas de EE.UU., bancos y
empresas de inversiónes, totalizan una extraordinaria acumulación de riqueza
por cualquier cálculo que se haga. Quizás en mayor medida que en cualquier
otra época de la historia reciente y que en cualquier otro lugar del mundo,
las empresas de EE.UU. han obtenido con diferencia la mayor recompensa
económica de ningún otro poder imperial o poder que aspire a ser global. Es
claro que la mayoría de los beneficios son el producto del sistema de libre
mercado y la rígida aplicación de políticas que favorecen a las grandes
empresas. Dado el deprimente funcionamiento de las economías en su
conjunto, el prolongado estancamiento económico, la crisis crónica de la
balanza de pagos y la creciente asignación de los recursos nacionales para
satisfacer las obligaciones externas, parece claro que el sistema de Libre
Mercado ha hecho poco por el desarrollo de Latinoamérica y mucho por
aumentar las oportunidades de una multitud de grandes empresas
estadounidenses de saquear la economía y sociedad latinoamericanas
Las mayores empresas de EE.UU. en la banca, exportación e inversión extraen
o sacan la parte más importante de sus ingresos de Latinoamérica: de hecho
su viabilidad depende de mantener en funcionamiento esa bomba de succión.
El colapso de las economías latinoamericanas , en gran parte inducido por el
sistema de libre mercado y el masivo pillaje de su economía por parte de la
élite empresarial, bancaria e inversora de EE.UU. y sus socios
latinoamericanos, es inminente. El impacto en las principales empresas de
EE.UU. será rápido y profundo, amenazando con provocar el mayor crash desde
1929.
Reconociendo los peligros para las principales multinacionales de EE.UU.,
Washington ofreció 30 billones de dólares para evitar el colapso de la
economía brasileña. Incluso aquellos fondos hicieron poco por evitar la
crisis brasileña y mucho por financiar a los atemorizados inversores
estadounidenses de las principales pérdidas del "papel" que ellos
mantuvieron en préstamos, títulos y anotaciones brasileños. El aspecto
crucial es que el impacto de la crisis de las economías latinoamericanas
tendrá un efecto fundamental en los principales actores económicos, las
empresas que van a la cabeza en la economía estadounidense. El gobierno de
EE.UU. está preparado para desviar billones de los programas sociales
nacionales y de las infraestructuras nacionales deterioradas apoyando o
sosteniendo las estructuras tambaleantes que han engordado las cuentas de
los bancos y empresas de EE.UU.. Al promover los sistemas de Libre Mercado,
Washington no está sólo actuando en beneficio o representación de los
intereses empresariales privados y de Wall Street, está también sosteniendo
sistemas que han acentuado los intereses hegemónicos de EE.UU.
* James Petras, investigador de la Universidad de Binghamton, NY
https://www.alainet.org/en/node/104740
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