Estrategias para la seguridad social
25/06/2001
- Opinión
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo de las Naciones
Unidas que tiene un carácter tripartito (gobiernos, empleadores y
trabajadores) tiene en su lista de convenios internacionales varios
referentes a la seguridad social. Establece que la misma es "la protección
que la sociedad proporciona a sus miembros mediante una serie de medidas
públicas contra las privaciones económicas y sociales que de otra manera
derivarían en la desaparición o en una fuerte reducción de sus ingresos como
consecuencia de enfermedades, maternidad, desempleo, accidente de trabajo o
en enfermedad profesional, invalidez, vejez y muerte; y también la
protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las familias con sus
hijos". Todos estos rubros están contemplados en el Convenio 102, que fue
adoptado en 1952 y entro en vigor en 1955.
En otras palabras, toda persona debe estar asegurada, como mínimo, contra
todas y cualquiera de esas contingencias que pueden ocurrirle en el
transcurso de su vida . De ahí que cualquier sistema de seguridad social
que no cubra a toda la ciudadanía y que no contemple todos los rubros que
hemos mencionado, debe ser mejorado.
La escasa cobertura en el sistema tradicional
El problema con la seguridad social en América Latina en general y en el
Paraguay en particular, radica en que originalmente, empezando en la década
del 40, fue ideado solamente para los/as trabajadores/as que estaban en
relación de dependencia, o sea para quienes trabajaban para una empresa o un
empleador determinado. Esa situación perdura hasta hoy, pero el número de
desamparados ha aumentado, con el creciente desempleo que existe. Por otra
parte, son muy pocos los países del continente donde hay, por ejemplo, un
seguro de desempleo , lo cual deja a la gran mayoría en una situación de
tremenda zozobra, mas aun cuando el desempleo ya no es de carácter
coyuntural sino estructural.
Esto nos lleva a otra situación también critica, pues quienes más necesitan
de un sistema de seguridad social son aquellos sectores más pobres, que son
los que precisamente no están cubiertos, como los campesinos, por ejemplo.
Quienes propugnan la privatización de la seguridad social han criticado
duramente estas dos falencias del sistema tradicional, pero en los países
donde privatizaron, irónicamente, el problema se ha agravado. En Chile, por
ejemplo, a principios de los 70, la cobertura llegaba a un 74% y hoy, con la
privatización, ha descendido a poco más del 50%, excluyendo mayoritariamente
a las mujeres.
Alternativas estratégicas para resolver el problema
Hace algún tiempo le pregunté a un representante obrero en el Instituto de
Previsión Social (IPS) si él quería hacer historia dentro de la institución
o si simplemente quería pasar desapercibido, haciendo de gestor de los
pedidos de sus compañeros del movimiento sindical, consiguiendo camas a
quien no tiene, turnos a quien necesita urgencias, etc.
Le hice esta pregunta con la intención de saber si la representación obrera
seguiría fungiendo de mero acompañante de las iniciativas o de la desidia de
los otros sectores. Ya hemos visto que la representación en el IPS ha
colaborado en incontables ocasiones, por acción u omisión, para que la
entidad de seguridad social se halle en la situación en que está.
Mi interlocutor eligió la primera opción: Hacer historia. Inmediatamente le
dije que, entonces, debía pensar en las estrategias para extender los
beneficios de la seguridad social a otros sectores que no tienen relación de
dependencia como los cuentapropistas, gente del sector informal, campesinos
y hasta profesionales liberales.
Para tal efecto, existe solamente tres alternativas, a saber:
- Aumentar la cobertura entre quienes tiene empleo formal, es decir entre
quienes trabajan en relación de dependencia.
- Extender la cobertura hacia otros sectores que tienen capacidad de pagos,
sin tener relaciones de dependencia.
- Extender la cobertura a todo el mundo, aunque los servicios no fueran tan
buenos en un primer momento.
Como el desempleo va en aumento y las ocupaciones precarias van creciendo,
la primera opción es la más limitada, aunque dentro de ella cabe combatir la
evasión y elusion de pagos, porque no es secreto para nadie que, por
imposición patronal o por connivencia entre patrones y trabajadores, se
declara menos y se aporta menos al IPS, o directamente se evade. Si bien el
IPS, según declaraciones de su presidente Irala Amarilla, recibe al año
aportes equivalentes a 138 millones de dólares, se sabe que el monto sería
mayor si todo el mundo aportara.
Entonces, los pasos deberían estar dirigidos hacia la segunda y tercera
opciones, más aun si tenemos en cuenta la universalidad de la seguridad
social como Derecho Humano.
Experiencias en otros países
Estas dos opciones fueron la implementadas por múltiples países que tenían
la voluntad política de extender el universo de beneficiarios de los
sistemas de seguridad social. Desde Costa Rica hasta Filipinas y Corea han
optado por una de las dos estrategias, con excelentes resultados. El
gobierno coreano incluso sancionó una ley sobre cobertura del seguro social
en 1987 y la misma entró en vigor recién en 1995. Lo que hizo en ese lapso
de 7 años fue acomodar toda la infraestructura para que la entrada de mas
beneficiarios al sistema no colapsara a éste.
En ninguno de los casos aquí referidos, estos Estados se desentendieron de
su obligación de velar por el goce de sus ciudadanos y ciudadanas del
derecho humano a la seguridad social.
Traigo a colación estos ejemplos para dejar bien claro que, si existe un
poquito de imaginación y una pizca de voluntad política, muchísima gente más
puede estar cubierta por el sistema de seguridad social. En la carta
Orgánica del IPS no existe ninguna disposición que impida o prohíba que la
cobertura se extienda a otros sectores que no sean exclusivamente los
trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia.
Solapados discursos privatistas y muchas mentiras
Por otra parte, mi propósito es desnudar las intenciones de quienes andan
por nuestro país diciendo a voz de cuello que "el IPS debe ser manejado por
sus verdaderos dueños, que son los trabajadores y los empleadores",
desligando al Estado olímpicamente de su obligación de velar por el
bienestar social de la ciudadanía.
Si bien creo que hay que democratizar y transparentar el IPS y que, además,
no es necesario que la presidencia del ente recaiga siempre sobre algún
representante del sector gubernamental, estoy convencido de que hay que
obligar al gobierno a pagar los aportes que adeuda al IPS y a comprometer
más recursos para el sostenimiento de un sistema de seguridad social que sea
una verdadera herramienta de lucha contra la desigualdad en nuestro país.
Es más, hay que proponer y exigir una política de desarrollo que incluya a
la seguridad social como un componente básico.
Por ello, cuando se trata de seguridad social, hay que hacer exactamente al
revés de lo que se está haciendo. Hay que buscar y exigir un compromiso
cada vez mayor del estado paraguayo en la seguridad y el bienestar de
quienes vivimos en su territorio.
La idea que la propaganda privatista ha sembrado en el país, en el sentido
de que en el mundo se están privatizando todos los sistemas de seguridad
social, es una más de las muchas mentiras. Según publicaciones de la
Administración de la Seguridad Social de los Estados Unidos, de 221
regímenes de seguridad social existentes en 173 países del mundo, en 1997,
había solo ocho sistemas de administradoras de Ahorro Previsional Privado,
todos en este continente, distribuidos en El Salvador, México, Argentina,
Bolivia, Chile, Colombia, Perú y Uruguay. Hasta en los Estados Unidos, el
sistema previsional básico está a cargo del Estado.
Conclusiones
Es importante apuntar que altos funcionarios del propio Fondo Monetario
Internacional (FMI) como Richard Hemmings, ya han planteado serias dudas
sobre la viabilidad de los sistemas privados de seguridad social. La
alternativa que queda entonces, y la más viable, es mejorar lo que tenemos,
en forma urgente. Por ello, hay que empezar por extender la seguridad
social a otros sectores, empezando por los más pobres.
Hay que combatir la corrupción, o mejor la impunidad con que actúan tanto
los corruptos como corruptores (estos últimos casi siempre son del sector
privado).
Hay que combatir la atomización de las entidades de seguridad social, ya que
en este país existen muchas Cajas de Jubilaciones por oficio y unificarlas.
Esta última es una recomendación de la propia OIT.
Una ventaja importante para nuestro país es que la gran mayoría de su
población tiene menos de 25 años. La edad de las jubilaciones esta todavía
muy lejos y la atención médica para los adultos jóvenes requiere de menos
recursos.
Por último, los sectores representados en el IPS deberían ser mas cuidadosos
con la elección de sus representantes. Hace falta que sean no solamente
honestos. Deben tener también una visión estratégica y política. Ya
estamos cansados/as de representantes que fungen de simples gestores de
favores y no ven más allá de sus narices.
* Víctor Báez Mosqueira es Secretario de Política Económica y Social de la
ORIT-CIOSL. Revista Acción No. 214, Asunción, junio 2001.
https://www.alainet.org/en/node/105226
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