La economía desastrosa del contraterrorismo en Colombia
27/08/2002
- Opinión
La embajadora de Estados Unidos exigió que el Ejército colombiano
llame a filas a los reservistas; el gobierno de Pastrana dijo que no
podía hacerlo por falta de presupuesto; pero la ministra de Defensa de
Uribe Vélez se apresuró a anunciar que el nuevo gobierno sí llamara a
40 mil reservistas. Además armará una red de un millón de civiles. El
dinero saldrá de una reforma tributaria que facilitaría unos mil
millones de dólares para fines militares y otro tanto para cubrir el
déficit del resto del presupuesto nacional.
Aun en medio de una crisis económica, que dura cinco años, Colombia
registra la tasa de desempleo más alta de Latinoamérica. Las reformas
tributarias se han sucedido ininterrumpidamente en cada uno de los
últimos tres gobiernos. La deuda externa se ha duplicado en la última
década y el 82 por ciento de los recaudos de impuestos los dedica el
Estado a pagar deudas.
Con el presupuesto dedicado al máximo a los gastos de guerra y al pago
de la deuda, los siete puntos sociales que adornan el programa de
gobierno de Uribe Vélez se mostrarán como pura demagogia. No quedará
casi nada para lo social, excepto tal vez para la clientela político-
militar alrededor de los partidarios del gobierno y su red de
informantes civiles.
Aunque un espectro de reactivación económica surja tras de los
contratistas militares, buena parte de los recursos se irán del país a
pagar costosos armamentos y equipos sofisticados. Al mismo tiempo esta
reactivación por mano militar chocará con los compromisos que debe
asumir el país para el ingreso al ALCA. Si la libre importación ha
arruinado la agricultura y la industria, con los nuevos tratados de
libre comercio los efectos serían demoledores y contrarrestarían los
beneficios de la prórroga del tratado de preferencias arancelarias para
el área andina (ATPA).
La aprobación por el Congreso de Estados Unidos de la Vía Rápida para
el establecimiento de los acuerdos de libre comercio coloca a Colombia
en el primer lugar en el turno y amenaza convertirla en uno de los
primeros países suramericanos absorbido por el libre comercio
norteamericano, dos años antes del ALCA. De hecho, Canadá también
anuncia que firmará un acuerdo de libre comercio con Colombia.
¿Cómo hablar de "libre" comercio, cuando los productos agropecuarios de
Estados Unidos reciben gigantescos subsidios? Grandes propietarios,
como los productores de azúcar, que se verán afectados por los nuevos
tratados, ya se preparan para apoderarse de la producción de los
pequeños, como pasa con la popular "panela" (concentrado de miel de
caña de azúcar). Se desatará una reacción en cadena que complicará la
situación rural. Aunque Uribe ha ofrecido repoblar de cultivos de
algodón las tierras, no ha explicado cómo podrá hacerlo compitiendo con
el algodón norteamericano. Los planes de cultivo de la palma africana
seguirían, pero condenados por la tendencia a la baja de los precios
internacionales del aceite. A mayor quiebra agrícola mayor violencia y
más cultivos ilegales en el campo.
Para los pobladores urbanos las perspectivas son peores. Se anuncia un
alza de tarifas de electricidad del 22 al 30 por ciento, para compensar
el descenso de los subsidios y promocionar las privatizaciones. En la
costa Atlántica aun antes de esta alza ya ha estallado el conflicto
social porque las comunidades pobres no alcanzan a pagar las actuales
tarifas. Todos los días hay choques con la empresa privatizada y
frecuentemente ocurren bloqueos masivos de vías. Esta situación se
generalizaría en el país con las alzas.
Para los asalariados se anuncia un reajuste de las cuotas para los
fondos de pensiones y un aumento de la edad de jubilación, para
satisfacer al sector financiero ya apoderado de la seguridad social. Se
quiere además anular los contratos colectivos sobre pensiones logrados
por algunos sectores como los petroleros y maestros. El nuevo sistema
de salud privatizado está al borde del colapso porque el Estado no gira
sus aportes a los fondos de solidaridad y tiene una deuda gigante con
las clínicas y hospitales privados.
La operación contraterrorista de Uribe, a diferencia del simple terror
paramilitar aplicado hasta ahora, además de reaparecer un
paramilitarismo legal, exige un maquillaje para relegitimar a la clase
gobernante y deslegitimar la rebelión. Una parte de esta operación se
realiza gracias a las acciones de la guerrilla que afectan cada vez más
a la población civil; otra parte la realizan las manipulaciones de
imagen de los medios de comunicación y; otra corre por cuenta de
supuestos planes anticorrupción encabezados por la llamada reforma
política mediante referendo.
Analizado el proyecto de reforma se detecta el objetivo de exterminar
constitucionalmente a los sectores opositores o independientes, con la
reducción de congresistas al lado del establecimiento de porcentajes
mínimos de votación. La corrupción supuestamente eliminada sería la de
los parlamentarios, pero a costa de entregar más poderes al presidente
que se apoderaría del fono de regalías petroleras, aboliendo también
una fuente de corrupción regional a costa de abrir una de corrupción
presidencial, mientras que a la inversa la supresión de los institutos
agropecuarios se hace a nombre de combatir la corrupción central a
cambio de fortalecer la local.
Todas estas maniobras tienen un punto débil que las desplomará como
castillo de naipes: la realidad económica y la lucha popular que
genera. Como ha pasado en Bolivia, Venezuela, Atenco (México),
Argentina, Paraguay o Uruguay, llegará un momento en que la
movilización popular no se podrá ocultar. Pero, desafortunadamente con
el disfraz del contraterrorismo, esa movilización podrá ser
criminalizada y reprimida gracias a la declaración del Estado de
Conmoción Interior y a la proyectada reinstitucionalización del Estado
de Sitio. Una represión exitosa en Colombia abriría un camino de terror
para aplastar toda la lucha continental contra el neoliberalismo y el
ALCA. Es lo que impedirían una construcción exitosa del movimiento de
masas antineoliberal en Colombia y una real solidaridad internacional.
https://www.alainet.org/en/node/106307
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